miércoles, 31 de agosto de 2011

BOLTAÑA - JANOVAS

Voy a explicar un entrenamiento que realice con mi hermano estas vacaciones. Hicimos una ruta siguiendo un Pr (señalización para pequeño recorrido) salimos del camping la Gorga en Boltaña, cogimos un sendero que salía junto a la entrada del camping y comenzamos a trotar. El primer tramo de sendero es bastante arbolado pero después se acaban los arboles y el sendero va paralelo al rio Ara por un tramo bastante técnico y empedrado.
Tramo junto al rio Ara
Pasado el tramo del rio pasamos junto a un merendero y cruzamos por encima de un puente romano, subimos a la carretera y después de bajar unos 200 m nos metimos en una pista. Seguimos la pista durante un buen rato alternando tramos llanos con tramos de subida que aunque no muy dura nos hizo parar de trotar, cuando ya llevábamos unos 2 km por la pista encontramos un desvió hacia la izquierda señalizado con una plato de plástico donde estaba escrito Jánovas (nuestro destino) volvimos a entrar en otro tramo de sendero que poco a poco iba ganando altura. Poco a poco al frente íbamos viendo la carretera que pasaba por el fondo, seguimos trotando por el sendero que cada vez era más espectacular. Pasamos un tramo bastante largo por bosque hasta que llegamos a una especie de cueva que formaba la roca, a partir de aquí el camino bajaba bastante inclinado . Una vez acabada la bajada llegamos a un tramo más llano que duro poco pues después hicimos una subida bastante larga, acabada la subida hicimos una vertiginosa bajada que nos llevo justo hasta la orilla del rio. Pudimos observar los remansos de agua que formaba el rio y nos disponíamos a pasar por el congosto de Jánovas, pudimos descubrir lo complicado que resultaba atravesar el congosto porque había que pasar justo por la ladera de la montaña y con el rio a nuestros pies por unos pasos escarbados en las rocas y que en algunas zonas habían cadenas para no resbalarte.
Paso complicado junto al rio Ara
 
Posando en el Congosto de Jánovas
 Después de disfrutar atravesando aquellos pasos nos encontramos otra dificultad mas, un muro que solo podíamos sortear si subíamos por unos peldaños de hierro cual vía ferrata. Atravesado el muro enseguida llegamos a los pies del puente colgante que va hacia la carretera, giramos a la izquierda y fuimos en dirección Jánovas. Antes de llegar al pueblo observe que había una gran roca con un agujero desde la que se veía el pueblo, le dije a mi hermano que me iba a subir a hacer una foto desde allí.
Vista de Jánovas desde la roca
La subida costo un poco pero lo que más costo fue la bajada ya que o sabia por donde bajar, una vez abajo sano y salvo era el turno de mi hermano que bajo por otro lado que costaba mas así que también le costó un poco. Bajamos un poco mas y por fin estábamos en Jánovas, el pueblo es bastante grande y tras atravesar sus calles desiertas y pasar por ejemplo junto lo que eran las escuelas (aun se mantienen las pizarras dibujadas en la pared) nos dirigimos hacia la iglesia.
Las calles desiertas de Jánovas
 Nuestra idea era subir al campanario y así lo hicimos, subimos por la estrecha y oscura escalera y llegamos arriba donde las maderas estaban podridas. Con mucho cuidado llegue hasta la ventana e hice una foto, cuando bajamos del campanario nos dispusimos a llamar a las mujeres para que vinieran a buscarnos pero al llegar abajo nos dimos cuenta que no teníamos cobertura. Tuvimos que ir hacia la carretera por si allí teníamos cobertura y porque por allí vendrían a buscarnos, al no tener cobertura tampoco en la carretera decidimos bajar corriendo. Íbamos bajando y  mirando el móvil para ver si teníamos cobertura, seguimos y al llegar a uno de los 2 túneles que hay en la carretera decidimos que uno se esperara por si venían las mujeres y el otro que fuera corriendo hasta el otro lado del túnel por el lateral. Cuando pasaron 5 min el otro arrancaba, así lo hicimos en el primer túnel y en el segundo y justo cuando habíamos pasado los 2 el segundo túnel aparecieron las mujeres. Nos recogieron y para el camping a ducharnos.

14 km
2:20 horas con paradas

Breve historia de Jánovas:
Cuando hace algunos años el Gobierno chino emprendió la construcción de la presa de las Tres Gargantas (la central hidroeléctrica más grande del mundo) muchos de nosotros nos escandalizamos viendo cómo se expropiaba y trasladaba sistemáticamente a millones de personas de sus ciudades de origen a otras construidas ex profeso fuera del alcance de las aguas.

A mucha menor escala, la historia reciente de España está plagada de casos parecidos y olvidados de personas que perdieron su pasado, su vida y buena parte de sus propiedades en nombre del interés común, a cambio de lo que el Estado o sus contratistas les quisieran dar.

Algunos pensarán que esas cosas ocurrían en tiempos de Franco y que en democracia se actúa de otra manera, pero se confunden. Muchas de las injusticias cometidas arbitrariamente por el régimen franquista, fueron refrendadas por los sucesivos gobiernos democráticos hasta la actualidad, lo que demuestra que los derechos individuales cuentan según cómo, dónde y quién.

La injusticia se convierte en flagrante atropello cuando esos proyectos, en los que se gasta a raudales el dinero de los contribuyentes, ni siquiera se llevan a término. Ese es el caso del embalse de Jánovas, una obra mastodóntica proyecta en los años de 1950, que supuso la expropiación y expulsión forzosa de 150 familias de los pueblos de Jánovas, Lavelilla y Lacort, a orillas del río Ara, en Huesca, aunque también se vieron afectados Albella, Ligüerre de Ara, Javierre de Ara, Santa Olaria y Burgasé

Iba a ser un enorme pantano para producir electricidad, pero el Estado obligó a la empresa concesionaria Iberduero (hoy Iberdrola) a destinar parte del agua a los regadíos de la comarca de Monegros. Esta decisión no gustó a la eléctrica porque reducía sus expectativas de beneficios. Sin embargo, finalmente fue aceptada como única manera de contar con los fondos públicos para la construcción de la presa.

A principios de la década de 1960 se iniciaron las expropiaciones y unos años después, ante la negativa de algunos de ellos a marcharse, la empresa empezó a dinamitar las casas vacías sin tomar ninguna medida de seguridad para proteger la integridad de las personas que aún residían en los pueblos, niños entre ellos.

Debido a la prohibición de la inspección provincial de Huesca de clausurar la escuela de Jánovas mientras hubiera niños, la empresa decidió cerrarla por su cuenta y el 4 de febrero de 1966 un operario de Iberduero derribó la puerta, sacó a la maestra de los pelos y a patadas a los niños, que corrieron a refugiarse en sus casas.

La voladura de las viviendas y el cierre de la escuela hicieron imposible seguir viviendo en estos pueblos, pero aún así Iberduero aró los campos, taló los frutales y olivos, destruyó las acequias y finalmente cortó el agua y la luz.

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