lunes, 14 de julio de 2014

ULTRA MITIC ANDORRA

Cada año me apunto a una carrera que es el gran reto de la temporada, este año al no cogerme en la Ultra Trail del Montblanc decidí apuntarme a la Andorra Ultra Trail Vallnord. Allí se disputan la Ronda dels Cims 170km, La Ultra Mitic 112km, la Celestrail 83 km, la Marato dels Cims 42,5km y la Solidaritrail 10km.La carrera a la que me apunte era la Mitic, es una carrera que da la vuelta a Andorra, pasando por el punto más alto el Comapedrosa (2942m) así como por otros picos emblemáticos.

La aventura empezó el viernes cuando después de salir de trabajar, mi mujer me recogió y subimos hacia Andorra. Al llegar al hotel recogí el dorsal y las bolsas de corredor que me había dejado Ramón en la recepción, comienzan los primeros nervios. ¿Que poner en las bolsas, me llevo la camiseta térmica puesta o no?  Resuelto los primeros problemas, cogemos el coche y para Ordino que era donde salía la carrera. Mi mujer (Cristina) y una amiga (Ana) me acompañaron, cenamos con los compañeros Xavi, Natalia, Ramón, Xavi Torrijos, Susana (mujer de Torrijos) y su hija Nuria. Acabada la cena nos dirigimos hacia la salida, antes de entrar en el recinto cerrado de la salida nos despedimos de los familiares y nos preparamos para empezar la carrera.

Batucada y ambientazo en la zona de salida, un reloj indicaba las horas que se llevaban de carrera en la Ronda dels Cims (carrera larga de 170 km) la verdad es que impresionaba ver el tiempo que llevaban caminando los compañeros y las que aun les quedaban.
Con los compañeros del CEI
Justo antes de dar la salida, tiraron fuegos artificiales y la emoción y los nervios empezaban a aparecer. Justo acabar los fuegos dio inicio la carrera, la gente salió a darlo todo y enseguida nos quedamos los últimos. Xavi, Natalia y Ramón se fueron hacia adelante, Miquel, Esteve, Torrijos y yo nos quedamos formando equipo. Reseguimos la carretera unos 900 metros y después nos desviamos por un camino, caminábamos en las pequeñas subidas y trotábamos en bajada y llano. Así casi sin darnos cuenta llegamos al pueblo de La Cortinada, aquí entramos en la ruta del Ferro (antiguo camino que seguían los mineros cuando entregaban el mineral a las forjas) Seguíamos siendo los últimos y llevábamos a los escobas enganchados, eso no nos preocupaba y disfrutábamos de los primeros kilómetros de la Ultra. Así llegamos a LLorts y nos encontramos con las aclamaciones del público que había venido a animar a los corredores, justo después de cruzar el pueblo empezaba lo bueno.
Dejamos el camino ancho y entramos en un sendero que picaba hacia arriba, los primeros 2 kilómetros eran realmente inclinados y Torrijos se distancio de nosotros. Quedábamos Miquel, Esteve y yo solos ante el peligro, Miquel iba que tiene mucha experiencia en grandes distancias nos iba marcando el ritmo. La verdad es que cogimos un ritmo muy cómodo y subimos bastante bien, después de los primeros kilómetros el camino se suavizaba un poco mientras atravesábamos un frondoso bosque. De vez en cuando iba mirando hacia el lateral y veía la altura que íbamos cogiendo, a medida que íbamos subiendo el frio se hacía notar. Al finalizar el bosque y ya a una altura de 2237 metros, llegamos al Estret de l’Angonella. Lástima que fuera de noche, ya que el sitio por donde estábamos pasando debía de ser espectacular. Nos disponíamos a atacar el tramo final de la subida, dejamos el sendero agradable de pisar y lo cambiamos por una subida muy técnica por una senda rocosa. La pendiente se acentuaba fuertemente, llegamos a realizar tramos de hasta un 15%. Durante la subida adelantamos a dos corredores, un chico y una chica y también vimos a dos corredores que se daban la vuelta y volvían a Llorts. Una vez arriba iniciamos una cresta herbosa, acompañados por la luz de la luna que iluminaba bastante.
Acabada la cresta empezamos la bajada, menuda bajada que nos hicieron hacer. Una pendiente súper pronunciada en la que debíamos vigilar para no resbalar, así llegamos hasta un control de paso. Continuamos por una senda pedregosa durante un buen rato, después entremos en un frondoso bosque para llegar a graneros de pasto de montaña ( las Bordas dels Prats Nous) tomaron nota de nuestros dorsales y continuamos por el interior del bosque. El camino hacia el refugio del Pla de l’Estany se estaba haciendo larguísimo, íbamos a buen ritmo pero el sendero no era llano. De repente en el silencio de la noche, escuchamos como se acercaba alguien corriendo, efectivamente el primer clasificado de la carrera Celestrail nos estaba adelantando. La Celestrail es otra modalidad de la Ultra de Andorra, seguimos nuestro camino y pasados unos 10 minutos comenzaron a aparecer corredores. Poco a poco nos iban adelantando las maquinas del Celestrail, iban bastante seguidos unos de otros y solo el primero llevaba una tiempo de margen. Gracias a esto el camino se nos hizo más ameno, y casi sin darnos cuenta llegamos al refugio. Primer avituallamiento de la Ultra, se había hecho esperar y lo pillamos con muchas ganas. Había de todo, fuet, queso, agua, isotónico, agua con gas, caldo caliente, la verdad es que había donde elegir.
Antes de proseguir y afrontar la subida hacia la cima de Andorra, llegaba el momento de protegerse contra el frio. Nos tocaba un duro ascenso y los ánimos estaban a tope, afrontábamos 880 metros de desnivel positivo en 3 kms. El inicio de la subida era progresivo y por terreno bastante bueno, Esteve tiraba por delante pero Miquel y yo no perdíamos distancia. Poco a poco el terreno bueno desaparecía y daba paso a bloques de piedra y tartera, la pendiente se iba inclinando y la niebla caía sobre nosotros. Se nos hacía difícil seguir el camino correcto puesto que el terreno era muy técnico, íbamos subiendo a un ritmo suave pero se nos estaba haciendo muy dura. Tras un buen rato subiendo le pregunte a Esteve (el llevaba un reloj que marcaba desnivel) cuanto llevábamos subido. Me dijo que llevábamos 300 metros, se me había hecho durísima la subida y aun me quedaban 580 metros. Seguimos subiendo regulando nuestras fuerzas, cuando de repente a lo lejos vimos una luz. Cuando ya casi habíamos llegado a la luz, nos dimos cuenta que eran nuestros compañeros. Natalia que había tenido una mala experiencia hacia un mes en la Ultra de la Emmona, lo estaba pasando muy mal con el frio. Entre todos la convencimos de que debía continuar, estábamos allí para acompañarla y ayudarla si tenía algún problema. La verdad es que el frio era considerable, pero el único que no tenia frio era Miquel que subía en manga corta (que machote) quedaba poco para la cima, pero la subida se iba endureciendo a cada paso que dábamos. La pendiente era del 30% y dar un paso costaba una barbaridad, el terreno resbalaba muchísimo y me llegue a caer en subida cosa que no me había pasado nunca, por suerte me agarre a una roca para no seguir cayendo hacia abajo. Así paso a paso, llegamos a la Collada del Forat de Malhiverns) aun nos quedaba un tramos de subida muy técnica e inclinada para llegar a la cima del Compedrosa. Una vez arriba era una pena que fuera de noche, la vista desde allí debía de ser espectacular. Estábamos en la cima más alta de Andorra 2942metros, tocaba iniciar la bajada. 
El primer tramo de bajada era infernal, muy rocoso y resbaladizo y de muy mal pisar. Después se convertía en una senda pedregosa que en algunos puntos tenia pequeñas capas de nieve, seguíamos en grupo pero algunos compañeros bajaban mejor que otros. Llegamos a una zona donde había que atravesar una extensión considerable de nieve, por suerte la nieve estaba bien y pudimos avanzar sin problemas. Al salir de esa zona llegamos a un punto donde había un tío de la organización, nos advirtió de que quedaban 200 metros de nieve pero que fuéramos con mucho cuidado pues resbalaba mucho. Natalia también sufre en las bajadas muy técnicas, así que le dije que se pusiera detrás mío y pisara donde yo había pisado.  Los primeros metros los hicimos bastante bien, pero después la bajada se inclinaba bastante y además comenzaba a resbalar una barbaridad. Para postre íbamos paralelos a un pequeño lago, así que un resbalón podía llevarnos de cabeza al agua. Optamos por ir alternando el culo a tierra con pasar por pequeñas regateras, así llegamos al final de la nieve. Durante la bajada habíamos bordeado el Estany Negre y las balsas del estany Negre, atravesamos un torrente, y en un tramo de la bajada me pegue un resbalón considerable golpeándome el brazo. Me encontraba fundido físicamente y me estaba quedando sin fuerzas, suerte que tras una pequeña subida llegamos al refugio de Comapedrosa.
Yo tuve que ir al lavabo porque el estomago me estaba molestando y necesitaba vaciar un poco los excesos, cuando regrese cogí comida para reponer energías. Los compañeros querían seguir enseguida, yo les dije que necesitaba media hora para recuperarme. Me dijeron que eso era demasiado tiempo, que intentara recuperarme durante el camino. Les pedí 5 min para comer algo y nos pusimos en marcha, todavía me encontraba bastante flojo así que me quede cerrando el pelotón. Decidí hacer alguna foto para no pensar, suerte que el primer tramo era bastante llano. Después la subida era bastante empinada sobre un camino pedregoso, los compañeros iban tirando y yo subía a mi ritmo. Natalia se quedo conmigo durante toda la subida, me iba animando y diciéndome que seguro que me recuperaría. Casi sin darme cuenta estaba en la cresta de la Portella de Sanfons, las vistas eran espectaculares y mis ánimos empezaban a cambiar. 
Subiendo hacia la Portella de Sanfons
Paisajes espectaculares.
Tremendas montañas.
Me encontraba mucho mejor y podía aumentar un poco el ritmo, Xavi y Natalia salieron muy rápido, Esteve y Torrijos iban un poco más adelante y Miquel y yo cerrábamos el equipo CEI. Proseguimos por una pendiente descendente disfrutando de las vistas, después una pequeña subida y llegamos al Port Negre. A Xavi y Natalia ya no los veíamos, pero Torrijos, Esteve, Miquel y yo volvíamos a estar juntos. Bordeamos la cresta y nos dirigimos hacia la vertiente sur, el camino se estrechaba y era bastante inclinado hasta llegar a la carretera. Reseguimos la carretera unos 300 metros y llegamos al Puerto de la Botella, allí recobramos energías y nos dispusimos a continuar. Ya podíamos guardar los frontales y quitarnos ropa de abrigo, bueno Miquel no se podía quitar nada, porque había pasado toda la noche en manga corta (eso que hizo bastante frio)  seguimos nuestro camino e iniciamos un tramo bastante tranquilo de pequeñas subidas y bajadas que nos llevaron hasta la Collada de Montaner.
Vistas desde la Collada de Montaner, fronteriza con Francia.
Caminamos un rato por la frontera hispano-andorrana, después hicimos un tramo bastante lago de llano resiguiendo un sendero. Coincidimos con un chico que hacia la Celestrail, y un chico de Singapur que hacia la Mitic. El chico de Singapur se quedo sorprendido cuando nos vio ponernos a los 4 del equipo CEI hacer una parada técnica (mear) después el Miquel se puso a hablar con él en ingles, menuda brasa le dio durante el camino jajaja. Llegamos a un control de paso y la carrera se bifurcaba, los de la Celestrail bajaban y nosotros subíamos hacia el Bony de la Pica. El primer tramo de subida era durísimo y por un bosque, los compañeros volvían a distanciarse pero yo prefería subir a mi ritmo. Después la subida era más progresiva en los rododendros y después sobre hierba, llegamos a la cresta y la bordeamos disfrutando de unas vistas que deleitaban a nuestros ojos. Casi sin darnos cuenta llegamos a la cima, una vez allí los primeros metros de bajada nos indicaban a lo que nos íbamos a enfrentar. 
La Margineda desde el Bony de la Pica.
Vistas espectaculares desde la Cresta.
Llegamos a un control de paso y nos avisaron que fuéramos con mucho cuidado, una bajada de 1,5 kilómetros muy técnica por una canal. En algunos tramos de la bajada la pendiente era considerable, en otras zonas habían colocado cadenas para ayudarnos a bajar. Pasado la bajada técnica pensábamos que lo más difícil ya había acabado, nos equivocábamos claramente. Nos endinsamos en un bosque e iniciamos un vertiginoso descenso, los compañeros se me habían distanciado porque yo me había encontrado con una chica que me había hecho tapón en la zona de las cadenas. Intentaba ir lo más rápido posible pero la bajada era bastante fuerte, el sendero muy estrecho y el terreno repleto de raíces y zonas súper resbaladizas. Si eres bajador ese tramo lo haces rápido, pero yo a pesar de bajar todo lo rápido que podía era incapaz de ponerme a correr allí. Conseguí engancharme a Torrijos, pero Esteve y Miquel se habían distanciado bastante. Pasamos por la aldea de Aixàs una propiedad privada donde vive una familia, después de atravesar unos campos hicimos una pequeña subida hasta el Coll Jovell. Quedaban 600 metros de bajada y se nos hicieron eternos, el camino había mejorado bastante pero nosotros continuábamos caminando para no desgastarnos en exceso. Al llegar a la Margineda nos encontramos con la mujer e hija de Torrijos y un amigo, proseguimos y unos metros más arriba estaba el avituallamiento.
Inicio del descenso.
Bajando por la canal.
Llegando a la aldea de Aixàs.
Allí estaban todos los compañeros, Ramón llevaba allí 1 hora descansando y Xavi y Natalia estaban a punto de salir. Nos dijeron que la Tia Treking ( otra compañera del club) lo había dejado allí a pesar de haber llegado 3 horas antes, quizás como hizo la Nuria-Berga la semana anterior había pagado el esfuerzo. Aproveche el avituallamiento para cambiarme calcetines y gallumbos, después comí y bebí en abundancia para recuperar fuerzas. Antes de llegar a la Margineda estaba pensando en dejarlo porque había sufrido mucho, pero al salir de allí mis ánimos habían cambiado ya que me encontraba muy bien. Proseguimos nuestro camino y atravesamos el puente románico de la Margineda el punto más bajo de la carrera, hicimos un tramo de 800 metros totalmente llano y giramos hacia la derecha para coger una subida por el bosque. Miquel se puso delante y marco un ritmo tranquilo pero muy constante sin apenas parar, la subida era realmente dura. Subía y subía por un bosque, poco a poco íbamos avanzando estuvimos una hora sin parar ni un segundo a descansar hasta que llegamos a un pequeño puerto. Desde allí podíamos apreciar la vista sobre Sant Julia y a lo lejos España, bajamos ligeramente, un pequeño trozo llano y llegamos a los graneros de els Cortals de Manyat. 
Vistas de SanJulia y España desde el puerto.
Allí el calor era considerable y aprovechamos un pequeño abrevadero para beber y refrescarnos, nos avisaron que nos quedaban unos 400 metros de subida. Menudo tramo de subida, hasta 3 tíos se daban la vuelta durante la subida. El terreno no era técnico pero la inclinación era considerable, pensábamos que llegábamos al final de la subida pero aun nos quedaba un buen tramo. El camino se suavizo y había tramos llanos, un ligero ascenso y llegamos al refugio de Prat Primer. Torrijos y yo estábamos sufriendo bastante pero aun seguíamos animado, aprovechamos un nuevo abrevadero para reponer líquidos antes de encarar el último tramo de subida. Primer tramo de subida suave por zona herbosa, después se volvía un camino muy inclinado y pedregoso hasta coronar el Coll de Bou Mort. Iniciamos una bajada rápida por un sendero pedregoso, después se suavizaba y coincidíamos en el tramos con los corredores de la Ronda dels Cims (vaya maquinas) casi sin darnos cuenta llegamos al refugio de Claror. 
Bajando hacia el refugio de Claror
Salimos del refugio con la mente puesta en el siguiente avituallamiento aunque aun nos quedaban 12 kilómetros, un primer tramo de bajada, después cruzamos un rio e hicimos una pequeña subida sobre senda rocosa. Llegamos a un magnifico lago el Estany de la Nou (algunos andorranos dicen que se trata del más bello de Andorra) pequeña bajada, nuevo rellano, nuevo arroyo y llegamos al refugio de Perafita. 
Estany de la Nou.
Tocaba hacer una subida de 200 metros, pero menuda subidita. Primer tramo de subida bastante dura en el bosque, después se suavizaba y así llegamos a la Collada de Maiana. Frente a nosotros se encontraba el Valle del Madriu nombre del rio que esta al fondo del valle (declarado patrimonio mundial por la UNESCO) una bajada bastante larga y pronunciada por bosque y llegamos a un control de paso. Atravesamos el Madriu por una pasarela de troncos e inciamos la travesía del Madriu, un camino sombreado que iba siguiendo el rio. Íbamos en grupo y subíamos a un ritmo suave, poco a poco íbamos ganando altura. Llegamos a una zona de pequeños lagos donde teníamos a las vacas como compañía, tras bordear uno de esos lagos por fin vimos el refugio de L’Illa que toma su nombre del lago que tiene justo encima. 
Resiguiendo el rio Madriu.
El valle del Madriu.
Parajes de ensueño durante el ascenso.
En el refugio aprovechamos para tomarnos caldo calentito y comer un poco de pasta, Xavi y yo habíamos decidido que cuando llegáramos a les Bordes d’Envalira lo dejaríamos. A pesar de estar bien físicamente ya no estábamos disfrutando de la ultra, les dijimos a los compañeros que tiraran pero justo decir eso entro un tío de la organización al refugio. Nos dijo que para salir de allí debíamos salir en grupos de tres personas como mínimo, además nos advirtió de que hacia frio y debíamos abrigarnos. Decidimos entonces que continuaríamos con los compañeros, nos pusimos ropa de abrigo y nos dispusimos a continuar. Todos íbamos abrigados, incluso Miquel a pesar de no tener frio había hecho caso de las advertencias. Bordeamos el Estany de l’Illa con una pendiente ligera, después el camino se iba endureciendo y la subida se convertía en una autentica pared vertical. Me encontraba bien y me puse en cabeza, Torrijos me seguía de cerca pero Miquel y Esteve se estaban quedando atrás. El ritmo que llevaba no era excesivamente fuerte, pero el desnivel sí que era cada vez más fuerte. Después de un bien rato subiendo llegamos a la cresta, el camino se suavizaba pero ahora pedíamos de vista las señales. El sendero estaba poco marcado y las señales apenas las podíamos ver, a duras penas llegamos a la cima de la Collada de Pessons. Lástima que fuera de noche ya que desde allí dicen que hay una vista espectacular, con una visión periférica de 360 grados admirando un rosario de lagos Andorra y Francia a lo lejos. Iniciamos la bajada y Esteve y Miquel se nos adelantaron, larguísima y muy técnica bajada por un sendero muy pedregoso. Al final de la bajada llegamos al circo dels Pessons, un valle inmenso en el que los lagos se iban sucediendo. El sendero era muy técnico y nuestros tobillos sufrían la crudeza del terreno, el ritmo que llevaba Esteve era muy rápido y se sentía muy cómodo por el terreno granítico. El valle se me estaba haciendo interminable y las señales eran difíciles de encontrar, el terreno se volvía cada vez más abrupto con piedras, agujeros, riachuelos, terreno pantanoso, hubo un momento que tuve hasta alucinaciones puesto que me pareció ver a una persona haciendo de control. Lógicamente cuando llegue al lugar donde me había parecido ver a esa persona, allí no había nadie. Después de casi una hora atravesando el circo de Pessons por fin acabo el valle, llegamos a un control y pensamos que nos dirían que enseguida llegaríamos al avituallamiento. La sorpresa fue nuestra cuando nos dijeron que todavía nos quedaban 4 kilómetros, primero hicimos una pequeña subida, después una bajadita por terreno herboso, llaneamos por una pista y llegamos a un sendero. De repente el frontal me empezó a fallar y apenas iluminaba nada, Torrijos había puesto un ritmo impresionante y yo no quería quedarme atrás y además me encontraba fuerte para seguirle. Apenas veía por donde pisaba pero como caminábamos sobre hierba, no tenía muchos problemas en seguir a Torrijos. Llevábamos un buen rato dándole caña y todavía no veíamos el pueblo ni de lejos, el camino empezaba a girar e iniciamos una bajada súper empinada que atravesaba un extenso bosque. Llegamos al rio Valira de oriente por el puente de Riberal, subimos una pequeña rampa y llegamos al avituallamiento. Comunicamos que lo queríamos dejar y nos dijeron que nos lo pensáramos bien, cuando llegaron Miquel y Esteve dijeron que ellos se iban a echar un rato a dormir. Xavi Torrijos y yo estuvimos hablando y decidimos que definitivamente lo dejábamos allí, ya llevábamos 76 kilómetros y 7100 metros de desnivel positivo ya estaba bien y aunque quedaban pocos kilómetros para Ordino seguro que tardaríamos unas 15 horas así que con el sueño que teníamos eran demasiadas horas. Comimos bien y les comunicamos a los de la organización que lo dejábamos, nos dijeron que vendría un coche a buscarnos. Mientras esperábamos a que nos vinieran a recoger, nos llevamos una sorpresa pues de la zona donde la gente dormía salió Ramón. Nos dijo que había parado un rato a dormir y ya se disponía a salir, Esteve también estaba preparado pero Miquel aun no había salido. Entonces nos avisaron de que ya había llegado el coche que venía a buscarnos, nos despedimos de nuestros compañeros deseándoles suerte y fuimos hacia el coche. Cuando salimos de la zona de avituallamiento nos entro un frio terrible, suerte que nos abrieron la puerta del coche rápido y pudimos entrar en calor. El chico que nos iba a llevar nos dijo que debíamos esperar pues tenía que esperar a una pareja que venía por el camino, por lo que nos comento pensábamos que podían ser Xavi y Natalia, pero eso no podía ser porque en teoría ellos dos debían ir delante nuestro. El trayecto que había desde les Bordes d’Envalira hasta Ordino era larguísimo, me supo mal haber tardado tanto en llegar hasta allí porque antes de coger el coche había llamado a mi mujer para que viniera a buscarnos. Cuando llegamos recogimos las bolsas de la Margineda y para el hotel a dormir, al día siguiente nos enteramos que Miquel, Xavi y Natalia lo habían dejado en les Bordes d’Envalira y Jesús tuvo que abandonar en el kilometro 70 de la Ronda dels Cims.

76 kilómetros

7100 metros de desnivel positivo

6180 metros de desnivel negativo

13280 metros de desnivel total acumulado

29:30 horas

En conclusión, una ultra durísima y espectacular. Lástima que las zonas más espectaculares las hicimos de noche y no pudimos disfrutar de los paisajes, mis sensaciones físicas fueron cambiantes a lo largo de la carrera pero lo más importante es que acabe con unas sensaciones buenísimas y seguro que si hubiera continuado podía haber acabado la ultra. Haber podido compartir kilómetros con los compañeros del CEI y compartir la alegría de que Ramón Y Esteve hayan conseguido el reto, ahora toca descansar y prepararse para afrontar la ultima parte del año en la que seguro que habrán nuevos e ilusionantes retos por conseguir. Por último agradecerle a mi mujer que me haya acompañado en esta nueva aventura, y que el domingo madrugara para venir a buscarnos a Ordino.

















martes, 1 de julio de 2014

ULTRA TRAIL DEL SOBRARBE- VUELTA A LA PEÑA MONTAÑESA

Esta ha sido mi cuarta participación en la Ultra Trail del Sobrarbe, me encanta esta carrera y además me transporta a mi infancia cuando pasaba mis vacaciones visitando estas tierras. Ha sido una edición especial, porque he podido finalizarla y además dedicarle la llegada a mi mujer que cumplía años. Todo empezó hace 4 años cuando le comente a dos compañeros del club que si querían apuntarse conmigo, el primer año éramos 3 y este año hemos venido 22 compañeros de club y amigos que han venido a apoyarnos. Entre los acompañantes se encontraba mi mujer (Cristina) que paso el día de su cumpleaños haciendo el seguimiento de mi carrera.

La edición de este año era un recorrido de 65,85 km y 3378 metros de desnivel positivo, que daba la vuelta a la imponente Peña Montañesa. Dentro de la Ultra había la posibilidad de hacer solamente la distancia de maratón, y quedarse en Ceresa quedando un total de 43 km y 2420 metros de desnivel positivo.
Todo empezó el viernes cuando recogimos los dorsales en la espectacular plaza mayor de Ainsa, la charla técnica que realizaron desde la organización nos explicaba que marcas había que seguir puesto que es una carrera que no está señalizada y hay que seguir las marcas de Gr y Pr. Después de la charla nos fuimos hacia el camping la Gorga en Boltaña, allí hicimos una cena comunitaria todos los compañeros del club y nuestros acompañantes para cargar de energía el cuerpo para el día siguiente.

Llego el gran día, el reloj suena a las 4:00h de la mañana. Hago todos los preparativos y me reúno con los compañeros para ir hacia el pabellón de Ainsa, el día había amanecido perfecto así que confiábamos en que no nos mojaríamos. Después de tomar algo para almorzar, nos dirigimos hacia el campo de futbol. El ambiente se iba animando, poco a poco iban llegando corredores y la música hacia subir nuestra adrenalina. Comienza la cuenta atrás, y casi sin darnos cuenta ya trotamos sobre el asfalto. Al principio el ritmo que llevábamos era demasiado fuerte, habíamos comenzado  Esteve, Xavi Torrijos y Xavi Sanz (el Presi) pero se Torrijos y Esteve se pusieron a seguir a Natalia que trota más rápido que nosotros.
Por suerte acabo el asfalto y entramos en una especie de riera, aquí los compañeros bajaron el ritmo y Natalia ya se distancio de nosotros. Cuando salimos de la riera iniciamos un tramo de subida y llegamos a un tramo espectacular de la carrera, trotábamos por un sendero que subía y bajaba por pequeñas laderas con la imagen de la Peña Montañesa al frente. Después pasamos una zona rocosa que formaba una especie de tubos entre sus laderas, eso hacía que fuera una bajada divertida de hacer. 
Bonito sendero con la Peña Montañesa de fondo.
Bajada divertida por los tubos.
Desde ese punto fuimos subiendo ligeramente por pistas, para realizar un tramo nuevo de esta edición. Nos habían alejado un poco el primer avituallamiento y debíamos llegar hasta el Monasterio de San Beturian, la subida que había antes de llegar al monasterio era una ladera vertical bastante inclinada. Al poco de llegar al monasterio, vimos que llegaban Martí, Eugeni, Gemma, Jordi y Esther. Los saludamos y seguimos nuestro camino, el primer tramo después del monasterio era una bajada bastante larga por una pista bastante buena. Después fuimos subiendo bordeando la montaña, a medida que subíamos íbamos viendo un paisaje diferente. Casi sin darnos cuenta estábamos entrando en las calles de San Juan de Toledo, habíamos llegado con 1 hora de adelanto con respecto al cierre. No llevábamos ni 2 minutos allí y llegaron los compañeros, decidimos que iniciaríamos la subida todos juntos. Por suerte el calor no era excesiva y en las zonas en la que daba la sombra corría un airecito fresquito que se agradecía, a medida que íbamos subiendo los compañeros se iban distanciando y al final volvíamos a estar Esteve, Torrijos, el Presi y yo. La subida era dura en su inicio, pero después se subía zigzagueando y mas cómodamente. Justo a la mitad de la subida había un voluntario que te ofrecía vasos de agua de una fuente cuya agua estaba fresquísima y sentaba de maravilla. Desde la fuente hasta la cima, el camino transcurría por pastizales y pequeños tramos de bosque. Una vez arriba nuestros ojos se deleitaban con las vistas imponentes que había a uno y otro lado del collado, iniciamos la bajada hasta el siguiente avituallamiento que se encontraba en el collado Cullivert. 
Esteve y el Presi en un momento de la subida.
Afrontando el tramo final de la subida.
En el Collado el Santo con el Cotiella a nuestra espalda.
El primer tramo de la bajada era por un pedregal con vistas al Cotiella, después se bajaba atraves de un bonito bosque. Al llegar a Cullivert nos encontramos con un montón de vacas que pastaban tan tranquilas, ajenas a la carrera y realizando sus costumbres diarias.
Hasta el siguiente avituallamiento había 9 kilómetros, una larguísima bajada conectando diversos tramos de pista. Justo antes de llegar al avituallamiento, había un abrevadero en el camino que nos fue perfecto para refrescarnos. Justo antes de salir del avituallamiento, llegaron Martí y Eugeni al parecer el resto de compañeros se había quedado un poco más atrás. Tal y como nos sucedió hace dos años, este tramo de la carrera se nos hizo muy duro. Un continuo sube y baja por un sendero que discurría por un espectacular bosque, en el cual encontramos zonas técnicas, zonas resbaladizas y zonas de muy buen pisar en general un tramo muy completito. Durante mucho rato nos preguntábamos si habían cambiado el tramo, ya que hace dos años nos habíamos encontrado un voluntario en medio del bosque que informaba de la distancia a Ceresa. Efectivamente nuestra memoria no nos engañaba, nos encontramos al voluntario y nos informo que quedaban 4 kilómetros para Ceresa. El primer tramo de los 4 kilómetros era por un sendero muy chulo, después entrabas en una pista en la cual tenias unas vistas panorámicas del Monte Perdido impresionantes. 
Llegando al Collado Cullivert.
Vistas espectaculares en la pista que llevaba a Ceresa.
Torrijos mira hacia Ceresa que se esconde bajo la mirada de la Peña Montañesa.
En la pista había un par de subidas que tocaban un poco la moral, pero después de la última subida por fin veíamos el pueblo de Ceresa bajo la silueta de la peña Montañesa. Bajamos lo más rápido posible pues íbamos bastante justos de tiempo, a la entrada del pueblo nos esperaban familiares y amigos que nos vitorearon a nuestra llegada.
Me dio mucha alegría ver a mi mujer y darle la primera felicitación de cumpleaños del día, después nos esperaba una bebida fresquita que nos habían traído. Yo aproveche el parón para hacer un cambio de neumáticos y reponer energías con un trozo de chocolate, al poco de estar allí llegaron Martí y Eugeni y dijeron que ellos se quedaban en la distancia de maratón. Proseguimos nuestra marcha convencidos de que los compañeros que quedaban no tendrían tiempo de pasar el corte, iniciamos la subida hacia la Collada de Ceresa con la idea de no forzar en exceso la maquinaria. El tramo inicial era una pista que subía progresivamente, pero después giraba y se metía en un sendero. Íbamos subiendo y poco a poco el Presi se iba quedando cada vez más atrás, hasta que nos tuvimos que parar a esperarlo. Cuando llego se tumbo en el suelo y nos dijo que necesitaba 5 minutos para descansar, recordando lo mal que lo había pasado hacia dos años les dije a mis compañeros que yo iría tirando y me esperaría más arriba. Cuando llevaba unos metros, escuche como llegaba una chica y nos decía que venían las escobas. Yo proseguí y 1 km más adelante me pare a esperar a los compañeros, cuando llegaron me lleve una agradable sorpresa pues las compañeras Esther y Gemma habían conseguido pasar el corte y venían con los escobas y los compañeros.
Me alegro la idea de juntar un buen grupo de cara a la llegada, ahora ya éramos 6. Nos habíamos juntado Torrijos, Esteve, Gemma, Esther, el Presi, los dos escobas y yo. Torrijos y Esther se pusieron a tirar con fuerza en la subida, una dura e inclinada subida por sendero por el interior de un espeso bosque. Poco a poco nos subdividimos en pequeños grupos y primero llegaron Torrijos y Esther a la collada, después llegamos Gemma y yo y tras nosotros Esteve, el Presi y los escobas. 
Vistas desde la Collada de Ceresa.
Cuando iniciamos la bajada tenia sensaciones muy parecidas a las de hacía dos años, pero me encontraba bastante bien físicamente. La bajada hasta el pueblo de Oncins donde estaba situado el corte horario, era resiguiendo una ruta muy famosa de la red de rutas de btt. Una bajada por un camino espectacular que serpentea a través de bosques y senderos que discurren por el filo de la montaña, con unas vistas espectaculares del valle. A Oncins llegamos Torrijos y yo juntos, pero con muy poco margen con el cierre. Por suerte los compañeros llegaron bastante rápido, los escobas les habían dicho que se cerraba en Torrelisa y gracias a ello llegaron bien. Cuando reemprendimos la marcha Esteve nos pidió unos minutos para recuperarse pues estaba fundido, a Torrelisa llegamos bastante rápido puesto que el terreno permitía avanzar con cierta velocidad. En Torrelisa no había nadie, nada que ver con hace dos años donde estaba el avituallamiento y te rociaban con una manguera para combatir el calor. Torrijos y Gemma apenas pararon nada a descansar, y yo seguí junto a Esther ya que el presi nos dijo que fuéramos tirando porque Esteve tenía que descansar. 
Vistas espectaculares durante la bajada.
Sendero muy famoso entre los bikers de la zona.
Proseguimos nuestro camino intentando avisar a Torrijos y Gemma de que frenaran para esperar a Esteve, los conseguimos atrapar justo al inicio de un sendero que poni “camino de los muertos” seguimos juntos unos metros, pero enseguida Torrijos y Gemma aceleraron el ritmo. El sendero que cogimos era espectacular, su primera parte discurría por un bosque espectacular y después pasaba por encima de un barranco formado por las corrientes de agua erosionando la piedra. Tras una pequeña subida llegamos al Pueyo de Araguas, cada vez veía más cerca el poder conseguir finalizar la marcha. Esther y yo dudamos unos instantes si esperar al Presi y Esteve, pero como vimos que Torrijos y Gemma habían seguido y que quedaban 45 min para el cierre de carrera decidimos seguir. 
Vistas de la Peña Montañesa desde el Pueyo de Araguas.
Salimos trotando y pasando por la misma zona que se pasa en la otra edición de la Ultra, un sendero que discurre por una especie de dunas de piedra. Tras salir del sendero conectamos con la carretera que iba hacia Ainsa, a la altura del camping y cuando quedaba 1 km vimos a Betlem, Marta, Conxi y Angelines y les comentamos como iba el Presi y Esteve. Unos metros más adelante ya se sentía el Ambiente de la llegada, los bellos de punta y entrada triunfal al campo de futbol. Tal y como tenía preparado para sorprender a mi mujer (Cristina) me pare en medio de la vuelta al campo, el speaker comentaba que estaba pasando y que hacía. Me puse la camiseta de felicitación y me dirigí hacia meta junto a Esther, lo había conseguido y por partida doble. Por fin había acabado la Ultra Trail del Sobrarbe y había conseguido sorprender a mi mujer, esperamos que llegaran los compañeros y después hacia el camping a ducharse. 
Con Cristina en la linea de meta.
Cenamos en familia para celebrar el cumpleaños de Cristina y al día siguiente realizamos un almuerzo comunitario con todos los compañeros del club.
Expedicion del Cei en la Ultra Trail del Sobrarbe.
65,85 kilómetros

3378 metros de desnivel positivo

3378 metros de desnivel negativo

6756 metros de desnivel total acumulado

13:45 horas


En conclusión, ha sido un fin de semana inolvidable. He realizado el deporte que más me gusta y además he podido estar con Cristina celebrando su cumpleaños, se que siempre me repito pero es un placer poder compartir kilómetros con los compañeros del CEI. Lástima que Juanito; Marcos y Ramón no hayan podido venir, y otros compañeros que se quedaron con las ganas. Ahora el pensamiento esta puesto en el gran reto de la temporada, el Ultra Mitic de Andorra, vamos con la idea de pasarlo bien y no sufrir así que si en algún momento lo pasamos mal daremos media vuelta.