viernes, 1 de agosto de 2014

SORTIDA DEL CEI AL MONTE PERDIDO

Desde pequeño he ido a veranear al pirineo aragonés, así que cuando me entere que el CEI organizaba una salida para subir al Monte Perdido decidí apuntarme. Siempre había querido subir al Monte Perdido, lo máximo que había hecho era subir al Lago Narboré desde el valle de Pineta.
La aventura comenzó el sábado por la mañana, Vicente me paso a recoger y fuimos hasta Sant Cugat lugar de encuentro con el resto del grupo. Nos distribuimos en coches y nos pusimos en marcha rumbo al pirineo, hicimos un par de paradas para descansar un poco. A las 13:00 horas llegamos a Torla y cogimos el autocar que nos subiría a la pradera de Ordesa. Hace años se podía subir hasta allí en coche, pero debido a la masificación en los meses de verano solo se puede acceder al parque en autocar.
Llegamos a la pradera y después de coger las mochilas nos pusimos en marcha enseguida, que recuerdos atravesar el agradable paseo que discurre paralelo al rio Arazás. Después de un pequeño incidente, me caí intentando hacer una foto ya que tropecé con una piedra mientras iba caminando de espaldas jejeje. El camino a seguir es llano en su inicio y va resiguiendo el GR-11, después de una zona que subía ligeramente llegamos a la primera de las cascadas que se pueden observar (la Cascada de Arripas) el grupo se había dividido debido al diferente andar de cada uno, pero estuvimos esperándonos a que llegaran todos. 
Cascada de Arripas
Proseguimos nuestro camino y después de una zona que subía con más dureza y atravesar el bosque de hayas, llegamos al desvió hacia las cascadas de la Cueva y del Estrecho. Mis compañeros no se desviaron para ir a ver las cascadas, pero yo no podía volver a Ordesa y no ir a deleitarme con semejante espectáculo de la naturaleza. La cascada de la Cueva estaba bastante cerca del desvió, pero la del Estrecho estaba algo más alejada. Para volver lo hice por un sendero que subía con una inclinación considerable, al salir del sendero había sobrepasado a todos mis compañeros y tuve que esperar a que llegaran. 
Cascada de la Cueva
Cascada del Estrecho
Proseguimos el camino y un poco más adelante decidimos pararnos a comer aprovechando una cueva natural que formaban las rocas del camino, después de comer proseguimos nuestro camino y llegamos a las Gradas del Soaso. Una serie de pequeños saltos de agua que forman una especie de gradas, el camino discurre paralelo y permite observar diferentes perspectivas. Pasadas las Gradas del Soaso entramos en el espectacular Circo del Soaso, cumbres majestuosas nos rodeaban y una sensación de libertad invadía nuestros cuerpos. He subido infinidad de veces hasta allí, pero la belleza del lugar me sorprende una y otra vez. Durante la subida hasta allí habíamos visto gente, pero al llegar allí aquello parecían las Ramblas. 
En las Gradas de Soaso
Entrando en el espectacular Circo de Soaso
 Entre charla y charla y casi sin darnos cuenta llegamos a la imponente cascada de la Cola de Caballo, yo me separe un pelín del grupo y me fui hasta los pies de la cascada para hacerme una foto. Volví con mis compañeros y nos hicimos una foto grupal junto a un puente metálico, proseguimos nuestro camino hacia el Refugio de Goriz encarando el sendero que llevaba hacia el paso de las clavijas. Eran unos 500 metros hasta el paso de las clavijas pero eran realmente inclinados, era la primera vez que me enfrentaba a este paso y no sabía lo que me encontraría. Hay que escalar un poco pero está muy bien equipado con cadenas, lo más costoso era avanzar con el peso de la mochila a la espalda. Hicimos una buena labor de grupo ayudándonos unos a otros e indicándonos por donde era mejor progresar, una vez todos pasamos las clavijas proseguimos nuestro camino.
Cascada de la Cola de Caballo
Seguimos un sendero que iba ganando altura progresivamente hasta que llegamos al Refugio de Goriz, un refugio enclavado en un replano en medio del valle y rodeado por los imponentes Monte Perdido y el Cilindro de Marboré. Buscamos un buen sitio donde plantar la tienda y nos instalamos, yo no llevaba tienda así que me toco compartirla con Santi. Después de montar la tienda nos reunimos para hablar un rato, mientras estábamos hablando vimos que se acercaba un helicóptero. Primero sobrevoló por encima de nosotros y enfilo hacia la Brecha de Rolando, después vimos que volvía y aterrizo justo al lado del refugio. Nosotros y un montón de curiosos más nos acercamos para ver que había pasado, al poco del aterrizaje del helicóptero vimos que llegaban un chico y una chica. La chica llevaba un vendaje en una pierna, por lo visto habría tenido alguna caída y estuvieron prestándole atención medica.
Campamento junto al Refugio de Goriz
Helicoptero de rescate
A las 20:00h entramos al refugio a degustar una cena a base de lentejas,ensalada,longaniza y postre, muy buena por cierto. Después de la cena intente ponerme en contacto con mi mujer, pero al no poder tuve que pedirle a Juanito que la suya le enviara un mensaje a la mía. Nos fuimos para las tiendas y a dormir, bueno dormir es un decir porque entre el ruido de fuera y la inclinación de la tienda me fue casi imposible.
Las 5:45h suena el despertador y nos preparamos para el ascenso, desmontamos mochilas y dejamos todo lo que pesaba en un hatillo gigante. Nuestro grupo era numeroso pero avanzábamos con energía y mucha alegría, el inicio de la subida era gradual hasta que giramos y encaramos un tramo algo más inclinado. Llegamos a una zona donde tuvimos que escalar y prestarnos ayuda mutuamente, pasado este tramo llegamos a un tramo muy perdedor. Yo me había adelantado con Carmen y seguíamos a un compañero que iba más adelante, ese fue nuestro error pues nos metimos de lleno en un caos de bloques de piedra del que no sabíamos por donde salir. En un pequeño rellano nos dimos cuenta que el camino bueno a seguir estaba mucho más abajo, decidimos descender hasta allí dejándonos deslizar por las piedras. Una vez en el camino bueno empezaron otras complicaciones, pequeños neveros que atravesar. Uno de ellos se pasaba sin problemas, pero el otro no me atreví a atravesarlo puesto que yo iba con bambas y resbalaba bastante. La solución para evitarlo era realizar una pequeña grimpada y pasarlo por al lado, cosa que decidimos hacer unos pocos. Cuando llegamos al otro lado nos paramos a esperar al grupo, desde allí informábamos a los que iban llegando cual era el mejor camino a seguir. La afluencia de gente subiendo era enorme, a pesar de ser un tres mil el Monte Perdido es una cima muy transitada. Una vez nos reunimos de nuevo, proseguimos nuestro camino. Un nuevo nevero más largo que el anterior nos esperaba, por suerte estaba bastante pisado y no suponía ningún peligro. Seguimos subiendo con algo más de inclinación y llegamos a una nueva zona de escalada, una vez arriba llegamos al Lago helado. 
Atravesando un nevero
Estábamos a 3000m pero como comenzaban a notarse los rayos del sol, la temperatura era estupenda. Desde allí se podía observar la cima y la tan temida escupidera, al parecer la zona de la escupidera es una de las zonas del pirineo con más accidentes en los meses de invierno. En invierno la nieve se hiela y el que resbala allí es escupido hacia el fondo del valle, en verano no es nada más que una molesta tartera. La verdad es que en la Escupidera quedaba todavía bastante nieve acumulada, los compañeros Vicente y Eduard optaron por ponerse los grampones pero el resto del grupo decidimos subir evitando la nieve. Subimos por el sendero que iba paralelo y llegamos hasta la zona de tartera, la inclinación era considerable y en algunos puntos se hacía bastante complicado avanzar. Tras un buen rato subiendo llegamos a un rellano y nos dispusimos a afrontar el tramo final, nos habíamos quedado solo tres compañeros y el resto iba bastante atrás. Una incómoda zona de nieve y enseguida estuvimos en la cima del Monte Perdido, las vistas desde allí eran espectaculares. Miraras donde miraras podías observar la inmensidad del pirineo, podíamos ver Pineta, el Lago Marboré, el Circo de Soaso, el Circo de Gavarnie, el Circo de Goriz y el Cañón de Añisclo…
En la cima con el Cilindro de Marboré al fondo
Con el Cañon de Añisclo al fondo (paisajes de ensueño)
Poco a poco iban llegando los compañeros y al cabo de media hora aparecieron los dos últimos Merche y Juanito, cuando llegaba Juanito nos acercamos unos cuantos y lo recibimos haciéndole la ola. Comimos algo para reponer fuerzas y comentamos como había ido el ascenso, después nos reunimos todos y nos hicimos una foto grupal en la cima del Monte Perdido (3355m) Iniciamos el descenso y pasamos por la zona nevada algunos con precaución y otros utilizando la técnica del culo a la tierra. La bajada por la tartera fue menos comprometida de lo que había imaginado mientras subía, utilice la técnica de bajar de talón y la verdad es que baje sin problemas. Cuando casi habíamos llegado de nuevo al lago, me di cuenta que María estaba allí. Me pregunte como podía ser que nos hubiera adelantado en la bajada, pero la verdad es que no llego a subir a la cima y yo no me había dado cuenta. En el lago los mas valientes se dieron un baño en pelotas (Fermi Marco y Xavier Lozano) Fermi Bernardo se dio un baño pero tapado y yo me metí en calzoncillos para hacerme una foto graciosa, aunque no tuve huevos de meterme entero y solo metí los pies. La bajada hacia el refugio no tuvo mayores complicaciones que des trepar las zonas de escalada y atravesar las zonas nevadas con precaución, el resto fue sencillo pues sabíamos por donde debíamos ir. Una vez en el refugio aprovechamos para descansar un poco y recargar agua para la vuelta, yo vi que Dani se había duchado y decidí que también me ducharía. El agua de la ducha no estaba fría, estaba helada  jajaja. Una vez todos habían descansado y recuperado fuerzas iniciamos el descenso, fuimos bajando hacia el valle y llegamos a la zona del desvió a las clavijas. Decidimos no bajar por allí y coger el sendero que bordeaba y conectaba con el camino de la senda de los cazadores, el sendero tenia zonas técnicas pero en general estaba bastante bien.
Nos encontramos bastante gente que subía y disfrutamos de una nueva perspectiva de la cascada de la Cola de Caballo, cuando conectamos con la senda de los cazadores hubo dudas entre el grupo. Muchos de ellos desconocían la ruta y no sabían que nos íbamos a encontrar, algunos como María y Juanjo decidieron volver por el camino de abajo. El resto del grupo hizo caso a la recomendacion de Fermi, yo ya sabía cómo era la senda de los cazadores y la idea de volver por allí me parecía muy acertada. La moral del grupo empezó a caer debido al cansancio y a la dureza de la senda, a pesar de su dureza el camino te permite deleitarte con unas espectaculares vistas del Circo del Soaso desde las alturas. Caminar resiguiendo la Sierra de las Cutas y disfrutar de unas vistas inmejorables del Circo de Cotatuero, deleitando a nuestros ojos con el espectáculo de la naturaleza.
Vistas del Circo de Soaso desde la senda de los cazadores
La majestuosidad de las montañas
Después de 2 horas caminando por la senda y con el grupo bastante disperso, llegamos al mirador de Calcilarruego situado a 2000m de altura y con unas vistas espectaculares al Circo de Cotatuero.
Vistas desde el mirador de Calcilarruego del Circo de Cotatuero
Desde allí nos quedaba un vertiginoso descenso de 700 metros de desnivel, el cual hicimos por un espeso bosque y resiguiendo un sendero que serpenteaba continuamente. De no ser por las molestias que me ocasionaba la mochila, se me movía de un lado a otro debido al peso. Hubiera bajado sin problemas, una vez abajo solo había que cruzar el puente sobre el rio Arazás y caminar plácidamente por un camino ancho hasta la Pradera. Allí nos esperaban María y Juanjo, nos sentamos a esperar al resto del grupo y cuando llegaron cogimos el autocar hasta Torla. Nos despedimos en el parquin y hacia casa, después de un fin de semana espectacular.

31,7 kilómetros

2874 metros de desnivel positivo

2822 metros de desnivel negativo                        

5696 metros de desnivel total acumulado

16:28 horas

En conclusión, una salida del club espectacular. Rememorar los tiempos de mi niñez subiendo a Ordesa, disfrutar de la naturaleza en estado puro y practicar el deporte que más me gusta. El grupo que hemos realizado la salida, ha sido un grupo de muy buena gente en el que ha imperado el buen rollo y el compañerismo. Creo que el retorno por la senda de los cazadores fue todo un acierto, a pesar de que algunos componentes del grupo no estuvieran muy de acuerdo debido al cansancio acumulado. Agradecerle una vez más a mi mujer que me dejara asistir a la salida, espero poder llevarla algún día a subir al Monte Perdido es una experiencia que recomiendo a todo el mundo.