lunes, 1 de agosto de 2016

RONDA DELS CIMS 2016

Hace  tres años me apunte por primera vez a una de las pruebas de la Ultra de Andorra, ese primer año me retire por cansancio psicológico después de muchas horas caminando. Aquella primera experiencia me hizo engancharme aun más al mundo de la larga distancia, así que repetí el año pasado pero esta vez intentando la madre de todas las Ultras, la Ronda dels Cims.
La Ronda dels Cims es una de las carreras más duras del mundo, una carrera que permite recorrer todo un país atravesando las montañas. Una prueba que consta de 170 kilómetros y 26000 metros de desnivel acumulado, pero no solo es su desnivel y su distancia lo que la hacen tan dura, es el terreno por donde discurre que apenas te da descanso.
Este año iba preparado mentalmente, pero físicamente llevo una temporada muy trabada debido a una fascitis plantar que no se acaba de curar. Aun así me enfrentaba a la ultra con la ilusión de poder acabar ese gran desafío, y que mejor manera que hacerlo con mis compañeros de batallas del CEI, Esteve, Xavi Torrijos y Miquel.
El jueves llegamos a Ordino con tiempo de recoger los dorsales y asistir al breifing de la carrera, allí nos dijeron que el tiempo que íbamos a tener iba a ser mucho mejor que el año pasado donde el calor fue brutal.
Viernes a las 6:00h salimos hacia Ordino junto a Ramón, al llegar a Ordino ya se sentía un ambiente especial. Un grupo de batuca amenizaba la espera, las caras de los corredores eran una mezcla de miedo y concentración hacia lo que nos íbamos a enfrentar. 400 valientes íbamos a intentar acabar una carrera que no está al alcance de cualquiera, se ha de tener mucha experiencia en el mundo de la larga distancia y estar muy preparado para enfrentarse a una prueba de esta magnitud.
Momentos previos a la salida.
Estuvimos hablando con muchos conocidos y buscando nuestro sitio para salir, habíamos hablado con el Gitano y Oriol y habíamos decidido formar un equipo. Comenzó a sonar una ópera que te ponía en situación dándote un plus de energía, después guardamos un minuto de silencio por un atentado ocurrido el día anterior. Tiraron petardos y tras una breve cuenta atrás dieron la salida, la gente salía como si no tuviéramos que correr 170 kilómetros y la carrera fuera llana.
Nuestro pequeño equipo decidimos ir a nuestro ritmo, los primeros 2 kilómetros los hacíamos por las calles de Ordino. El año pasado al salir de Ordino ya estábamos los últimos, pero este año aun teníamos corredores detrás nuestro. Justo cuando salimos del asfalto nos metimos por un camino junto al rio, allí el ambiente era brutal pues se acumulaba un buen número de personas animándonos. Salimos de aquel camino y nos encontramos un tapón generado por culpa de tener que meternos en un sendero, tras pasar el tapón hicimos un tramo de pequeñas subidas y bajadas. En este tramo los compañeros se ponían a correr en todas las bajadas, pero yo quería guardar energía para los tramos de subida así que siempre me quedaba un poco más atrás. Poco a poco íbamos avanzando y cada vez veíamos Ordino más abajo, pasamos por Ensegur y comenzó la verdadera subida.
Ordino cada vez más lejos.
Un tramo muy inclinado por un sendero que atravesaba un espeso bosque, cuando acabamos la subida tuvimos que pararnos porque Xavi Torrijos y yo teníamos problemas con el camel y no nos salía líquido. Solucionado el problema nos pusimos de nuevo en marcha, tras un tramo llano que hicimos bastante rápido empezaba la subida expuesta. Debíamos subir por sendero sin árboles y muy inclinado, el sol empezaba a picar así que me puse la gorra y comencé a hacer alguna foto para entretenerme. Los compañeros seguían el ritmo que imponía el Gitano, un ritmo constante y sin parar. Pasamos un primer tramo de subida muy inclinada y llegamos a un tramo algo más suave y con unas vistas espectaculares de los que nos quedaba por subir. Proseguimos nuestra subida afrontando el tramo más duro de la ascensión, una larga serpiente de corredores afrontaba la subida cada uno a su ritmo. Casi sin darnos cuenta y con mucha alegría llegamos al final de la primera gran subida de la carrera La Collada de Ferreroles 2532 metros, las vistas desde allí eran espectaculares gracias a un cielo totalmente despejado de nubes.
Las rampas finales.
Vistas desde la Collada de Ferreroles 2532 metros.
El inicio de la bajada hacia el refugio de Sorteny no era totalmente en bajada, había que llanear durante un buen rato por un sendero que cresteaba la ladera de la montaña. Después pasamos por una zona de muy mal pisar pues el suelo estaba muy inclinado, durante este tramo Miquel, el Gitano y Oriol se habían quedado un poco atrás. Esteve, Torrijos continuamos a nuestro ritmo, primero bajamos por un sendero pedregoso que bajaba hacia un lago de montaña. Después se pasaba por unos prados que atravesaban un rio varias veces, en ese tramo Esteve bajaba bastante rápido y yo empezaba a notar molestias en el pie dependiendo de cómo pisara así que decidí ir a mi ritmo. Tras pasar una zona de sendero que bajaba más directo y empedrado, por fin veía a lo lejos el Refugio de Sorteny.
Terreno muy irregular en el primer tramo
Bajando hacia el refugio de Sorteny.
Habíamos llegado al primer punto donde teníamos unas referencias de paso, los compañeros llegaron unos 5 minutos más tarde. Habíamos llegado al kilometro 21 de la carrera e íbamos con adelanto sobre la previsión que teníamos, pero la Ronda no te da tregua y no podíamos confiarnos. Cuando estábamos a punto de irnos porque llevábamos un buen rato allí recuperando, llego un checo que era nuestra referencia del año pasado. Un tío que caminaba con una mochila grandiosa y que no utilizaba mallas compresivas ni perneras, un tío que caminaba con un pantalón de chándal. El año pasado acabo la carrera pese a pasar con muy poco margen el corte horario, así que si íbamos por delante de el era una buena referencia. Nos pusimos de nuevo en marcha afrontando un pequeño tramo de subida, el calor empezaba a apretar pero no era ni mucho menos como el año anterior. Tras la subida una bajada y llaneo paralelos a un rio, después encaramos la subida hacia la Portella de Rialb. Íbamos todos en grupo y subíamos a buen ritmo, pero ya en el último tramo de la subida decidí adelantarme un poco para poder admirar el paisaje mientras llegaban los compañeros ya que ellos subían y no se paraban al llegar. En la cima de la Portella de Rialb 2508 metros, espere a mis compañeros mientras admiraba el paisaje y visualizaba el siguiente avituallamiento que se veía a lo lejos. 
la subida era dura pero ibamos en grupo.
Vistas desde la Portella de Rialb 2508 metros.
Recordaba lo mal que lo había pasado el año anterior y afrontaba la bajada con energía, cuando llegaron los compañeros iniciamos la bajada y tras los primeros 500 metros empecé a notar dolor en el exterior de la rodilla izquierda. A medida que íbamos bajando la bajada se hacía más pronunciada, y los pinchazos en la pierna izquierda no cesaban. Por suerte el dolor no iba a mas e incluso me permitía avanzar en las zonas llanas, que eran muy pocas. Llegamos a un punto de la bajada donde había un voluntario, nos indico que debíamos subir hasta el Estany Esbalçat. Torrijos y Esteve iban por delante ya que me habían dejado atrás en la bajada, Miquel, El Gitano y Oriol iban por detrás. Durante la subida decidí no forzar y subir a un ritmo suave para ver si así se me calmaba el dolor en la rodilla, poco a poco iba avanzando hasta que llegue al Estany. Un lago espectacular que se bordeaba para iniciar una bajada, en la bajada tuve que bajar con mucha precaución ya que la rodilla seguía molestando. Me iba animando a mi mismo de que aquel dolor se calmaría pues no iba a más, pero según el paso que diera veía las estrellas. Tras una pequeña subida llanee hasta la Coma de Arcalís, allí teníamos otra referencia horaria. Íbamos mucho mejor que el año anterior, pero habíamos tardado 3 horas en hacer 10 kilómetros. Como en el anterior control, los compañeros llegaron un poco más tarde. En el avituallamiento comimos lo poco que podían ofrecernos y no pudimos beber agua con gas ya que no tenían, tuvimos que ir al chiringuito para comprarnos algo de beber fresco.
Estany Esbalçat.
Tras un merecido descanso tocaba afrontar otra dura subida, continuábamos juntos y con mucho ánimo. El primer tramo de la subida era muy cómodo y seguía las pistas de esquí, pero después subía por un sendero muy pedregoso e inclinado. Esteve y Torrijos se volvieron a adelantar en la subida, yo subía reservando fuerzas para no sufrir como el año anterior y casi sin darme cuenta llegue a la cima de la Brecha de Arcalís 2715 metros. Los compañeros aun no habían llegado así que pude aprovechar para descansar un poco y deleitarme con las vistas. Tocaba bajar hacia els estanys de la Angonella, una bajada muy resbaladiza e inclinada que me hizo sufrir mucho por culpa del molesto dolor que tenía en la pierna izquierda. Por suerte el pie apenas me molestaba, así que eso me daba ánimos para seguir adelante. Bajamos hasta el pie de los lagos e incluso caminamos por la orilla de uno de ellos un buen trozo, las imágenes eran espectaculares y el paisaje único. 
Bajando hacia els Estanys de la Angonella.
Caminando muy cerca del lago.
Poco a poco avanzábamos y tras pasar por un voluntario iniciamos la subida hacia el Clot del Cavall, íbamos todos en grupo y siguiendo el ritmo del Gitano. Justo detrás nuestro venia el checo pisándonos los talones, poco a poco íbamos subiendo atravesando bloques de piedras y pequeñas congestas de nieve hasta afrontar el tramo final de la subida muy inclinado. Este último tramo decidí adelantarme para poder afrontar la bajada a mi ritmo ya que no podía seguir el de mis compañeros, una vez en la cima tocaba crestear por un terreno muy irregular y mucha piedra. Tenía una vista privilegiada de 360 grados, a un lado el Circ de la Angonella y al otro las Valls del Comapedrosa todo un espectáculo para la vista. La bajada alternaba largos tramos inclinados por laderas de hierba con llaneos y pequeñas subidas hasta llegar a un desvió donde el sendero llaneaba, tras girar nuevamente llegue al tramo más rápido de la bajada una larga bajada por hierba de fácil andar. Lástima que el dolor de la rodilla no me dejaba avanzar con mucha velocidad, tras pasar un pequeño refugio encaramos los últimos 2,5 kilómetros. Esteve, Torrijos y Oriol ya me habían alcanzado, pero rápidamente se volvieron a alejar. Así al cabo de un rato llegue al refugio Joan Canut, allí repuse energías comiéndome un caldo y bebiendo liquido. Me metí en una pequeña habitación a ponerme ropa de abrigo pues empezaba a refrescar debido al aire, mientras me estaba cambiando llegaron los compañeros que iban un poco más atrás.
Atravesando pequeñas congestas de nieve.
Vistas del Circ de l'Angonella desde el Clot del Cavall.
Salimos del refugio con muchas ganas y energías, íbamos muy bien de tiempo y teníamos la oportunidad de hacer un tramo de la subida al Comapedrosa de día. El año pasado la hicimos toda de noche y yo estaba en unas condiciones lamentables, este año era todavía de día y yo me encontraba perfecto de energías. Empezamos la subida con muchísimo frio, tras pasar un tramo de subida que pasaba junto a un rio llegamos al inicio de la tartera. Piedras, piedras y más piedras, sin un camino definido íbamos ascendiendo saltando de piedra en piedra.
La tartera del Comapedrosa, una subida durisima.
Avanzábamos lentos pero a un ritmo fácil de seguir para todo el grupo, la subida se nos hizo muy larga y cuando llegamos a la Collada del Forat de malhiverns aun nos quedaban unos metros para llegar a la cima. Aquellos metros se nos hicieron interminables debido al cansancio, pero conseguimos llegar a la cima de Andorra la cima del Comapedrosa 2942 metros. Mientras subíamos no habíamos escuchado el ya famoso gaitero que decían que estaba en la cima animando a los corredores, preguntamos por él y nos dijo que si que allí estaba pero que tenía guardada la gaita. Le pedimos si por favor nos podía tocar un poco la gaita para darnos energías, accedió y nos hizo un solo para nuestro deleite. Comenzamos la bajad por el pedregoso sendero, bajábamos en dos grupitos Esteve, Torrijos y yo y detrás Miquel, El Gitano y Oriol. Ya llevábamos nuestros frontales encendidos pues era negra noche a pesar de ser las 23:00 horas, cuando llegamos al cruce que te enviaba hacia el estany negre les dije a los compañeros que yo iba tirando y que ya me pillarían. Intente subir el ritmo donde podía ya que en las zonas más inclinadas tenia dolor, atravesé una primera congesta de nieve y después afronte el tan temido tramo que precede el descenso al Estany Negre. Una gran congesta de nieve que desciende hasta los pies del Estany, por suerte este año la nieve estaba ideal y se podía avanzar sin ningún problema. Recordaba ese tramo muy resbaladizo y peligroso en los dos años anteriores que había pasado, proseguí mi camino hacia el refugio del Comapedrosa. Tocaba una bajada donde el año pasado nos adelantaron los primeros corredores del Mitic, bajada con tramos inclinados y tramos fáciles y que acababa con subida hasta el refugio. Llegue al refugio y al poco llegaron Esteve y Torrijos y a los cinco minutos los demás compañeros, el dolor durante la bajada había subido un poco así que les pregunte a los de la cruz roja si tenían algo para ponerme o darme. Solo tenían un líquido de frio pero eso no me hizo nada, los compañeros no se creían que me doliera tanto la rodilla si había bajado a aquel ritmo. Después de un buen descanso nos dispusimos a continuar.
Desde allí quedaban unos 10 kilómetros para llegar a un avituallamiento donde encontraríamos a los compañeros del CEI, yo iba mentalizado para llegar hasta Margineda y haber si los fisios me ayudaban a recuperarme de mis dolores. Justo salir del refugio hacia un frio muy intenso así que debíamos andar rápido para entrar en calor, un primer tramo de 1 km en llano para dar paso a una subida muy inclinada por camino pedregoso hasta la Portella de Sanfonts 2592 metros. Allí empezaba una larga bajada primero por sendero y luego por pista, después encaramos un tramo de subida no muy dura hasta llegar a la cresta y el Port de Cabus. Empezaba una larga bajada hacia Setúria, durante la bajada nos fueron pasando los maquinas de la Mitic que habían salido a las 22:00h. La bajada era sin camino claro y bajando por prados de hierba muy inclinados, el dolor de la rodilla a cada paso de la bajada era insoportable hasta que llego un punto donde me dio un tirón muy fuerte que me dejo tumbado en el suelo. Los compañeros se fueron alejando, pero yo sacaba fuerzas y seguía mi camino aguantando los fuertes dolores durante la bajada y siendo adelantado por infinidad de corredores de la Mitic. Una vez llegue a Setúria solo me quedaba afrontar la subida hacia el avituallamiento del Coll de la Botella, subiendo no me molestaba mucho la rodilla y podía avanzar bastante bien. Incluso iba recortando distancias con los compañeros, al llegar arriba tuvimos un recibimiento a lo grande por parte de los compañeros del CEI que estaban allí Pedro, Beth, Emili, Josepa… nos dijeron que Ramón llevaba allí casi 1 hora durmiendo y que se iba a retirar, yo no quería retirarme y quería intentar seguir hasta la Margineda. Tras un descanso y que me dieran un poco de crema para la rodilla, nos dispusimos a continuar. Les dije a mis compañeros que se adelantaran que yo iría a mi ritmo, ellos salieron antes que yo pero cuando yo me puse en marcha tras estar parado en el avituallamiento, la rodilla me molestaba mucho. Decidí seguir los consejos de Pedro, e intente descansar durmiendo aunque fueran 30 minutos a ver si así después podía continuar. No pude dormir nada pues aparte del dolor de la rodilla, me empezó a doler el pie muchísimo y el dolor no me permitía dormir. Intente incorporarme para ver si podría continuar, pero vi que no me iba a ser posible y que aun quedaba la larga bajada a la Margineda que podía poner en peligro mi integridad física. Había tenido que abandonar por culpa de dolores articulares cuando me encontraba muy bien físicamente y nada cansado de piernas. Llame a Cristina para que me viniera a buscar, pero antes de que llegara ayude a los del avituallamiento ante la avalancha de corredores de la Mitic. Cuando llego Cristina nos fuimos para el hotel y a dormir y descansar, al día siguiente fui a animar a los compañeros a dos puntos del recorrido. Y el siguiente día a animarlos cuando llegaban a Incles a 30 kilómetros de meta, finalmente lo consiguieron Esteve, Miquel, El Gitano y Oriol, lamentablemente Torrijos también tuvo que abandonar por problemas físicos.

60 kilómetros

5520 metros de desnivel positivo

4741 Metros de desnivel negativo

10261 Metros de desnivel acumulado

20 Horas

En conclusión, creo que no volveré a participar en la Ronda dels Cims hasta que no esté totalmente seguro y entrenado para afrontarla con garantías. En positivo puedo sacar que este año he acabado mucho mejor que el año pasado, solo el dolor en la rodilla me ha impedido conseguir mi objetivo. Una vez más he compartido kilómetros con mis compañeros Esteve y Xavi Torrijos, además también he tenido el placer de caminar junto a Miquel, El Gitano y Oriol grandes compañeros. Agradecerle a mi mujer que una vez más haya estado apoyándome, aunque por culpa del horario de la carrera no haya llegado a verme. Felicitar a los compañeros que han finalizado la carrera tanto en la Ronda como en la Mitic y la Celestrail, el año que viene volveremos a Andorra pero para finalizar una de sus pruebas más cortas. Ahora toca descansar el cuerpo de cara al reto de TDS.

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