miércoles, 31 de agosto de 2016

TDS, SUR LES TRACES DES DUCS DE SAVOIE 2016 PRIMERA PARTE

Tercer año que iba a Chamonix para participar en una de las carreras de la Ultra Trail del Montblanc, después de haber acabado con éxito el UTMB el año pasado. Esta vez me iba a enfrentar a la carrera más alpina y más dura de las que conforman el Ultra Trail del Montblanc la TDS, una carrera que seguramente me pondría a prueba física y mentalmente pero después de mi experiencia el año pasado estaba preparado.
Esta vez la carrera sería distinta al año pasado, ya que al contrario del año pasado, este iba a ir acompañado por mi compañero de fatigas Xavi Torrijos y como siempre tendría un seguimiento en los avituallamientos por parte de mi mujer Cristina.

DIAS PREVIOS
No me gusta ir justo a las carreras, la carrera era el miércoles y yo me fui hacia Chamonix el viernes. La noche del viernes la pasamos en Grenoble y aprovechamos para visitar la Bastilla y yo y mi suegro Antonio hicimos una pequeña ruta por una gruta, al día siguiente el día se levanto frio y lluvioso. Llegamos a Chamonix al mediodía, hacia bastante frio y empezaba a pensar que este año la carrera seria con frio, el día de la carrera me daría cuenta de lo equivocado que estaba.
El domingo tocaba el primer día de visitas, primero fuimos a la Mer de Glace, para deleitarnos con su maravilloso paisaje de postal y pasear por su cueva de hielo. Al volver a Chamonix cogimos el autobús y fuimos a coger un teleférico que nos subiera a la Flégère, que recuerdos del año pasado cuando llegaba a este punto. En la misma zona se podía coger un telesilla que te subía a la cota 2430m, mientras subíamos la sensación de frio era intensa. Al llegar arriba las vistas eran espectaculares, además tuvimos la suerte de poder ver cabras montesas. Aun quedaba tiempo para una visita más, así que autobús y dirección al Glaciar de Bossons, nueva subida en telesilla hasta un refugio. Allí se caminaba unos 500 metros y se llegaba a un mirador, las vistas desde allí al Glaciar y de fondo l’Aigulle du Midi eran sorprendentes.
El lunes tocaba día de visita intensa, primero subiríamos a l’Aigulle du Midi (3482m) mirador excepcional del Montblanc. Mientras esperábamos el turno para subir, vimos como pasaban los corredores de la PTL la prueba más larga de la UTMB. Los tres años que he ido a Chamonix he subido a l’Aigulle du Midi, pero cada año que subo me sorprendo con sus espectaculares paisajes y su maravillosa vista del Montblanc. Cuando acabamos la visita bajamos de nuevo a Chamonix para ir a coger un telecabina que nos subiera a Brevent, desde allí es donde se tiraban en parapente y un poco más arriba que también se llegaba en teleférico se tiran los hombres pájaro.
Martes, después de dos días intensos de visitas en lo que no me había dado tiempo de pensar en la carrera y en los que había aclimatado bien, tocaba empezar a pensar en la carrera. Tocaba ir a buscar el dorsal y presentar el material obligatorio, al contrario del año pasado este año no he tenido que hacer cola ya que llegamos de los primeros. Como material obligatorio me hicieron presentar la manta térmica, la comida extra y el móvil. Ya estábamos listos para la carrera, ahora solo teníamos que descansar y dormir bien de cara al día siguiente.

LA CARRERA
Las 3:45am Xavi y yo salimos de los apartamentos para ir a buscar el autobús que nos llevaría hacia Courmayeur, para empezar bien el dia tuvimos que hacer 1 km para llegar hasta el bus. A las 4:00am estábamos montados en el autobús camino de Courmayeur, habíamos mirado la meteorología y pintaba que íbamos a pasar mucho calor. Al llegar a Courmayeur una nueva sorpresita, teníamos que andar otra vez, casi 1,5 km para llegar a la zona de salida a dejar la bolsa del punto de vida. Una vez en la zona de salida, nos encontramos con Xavi Rodríguez, Natalia y Quima y nos fuimos los cinco a tomar un café antes de salir. Salimos del bar y nos dirigimos hacia la salida, yo les dije a los compañeros que intentáramos colocarnos lo más adelante posible para evitar atascos en la salida.
5:55am el ambiente era espectacular, la música ambiente nos animaba y por megafonía nos daban instrucciones en varios idiomas. 8,7,6,5,4,3,2,1 siiiii. El espectáculo había empezado, al cruzar las calles de Courmayeur la adrenalina nos subía por todo el cuerpo. Los primeros dos kilómetros los hicimos al trote ya que eran prácticamente llanos y nos daban una vuelta por todo Courmayeur, paramos de trotar y empezamos a subir por las pistas de esquí. Xavi,Quima y yo íbamos en equipo, poco a poco íbamos ascendiendo y el día empezaba a clarear dando paso a un paisaje magnifico. 
Paisaje espectacular al amanecer.
A medida que íbamos subiendo, Quima se iba quedando cada vez más atrás. Hasta que hubo un momento que nos dijo que fuéramos hacia delante y no hipotecáramos nuestra carrera, nos supo mal dejarla sola pero íbamos más fuertes y no queríamos que ella pagara el seguir nuestro ritmo. Casi sin darnos cuenta llegamos al primer avituallamiento el Col Checrouit, intentamos coger algo del avituallamiento pero el embotellamiento era considerable. Continuamos nuestro camino para dirigirnos a l’Aréte du Mont-Favre, solo salir del Col Checrouit la gente se paró en seco porque pasaba un dron. El camino hacia Aréte du Mont-Favre era un sendero bastante estrecho en el que se formo un buen tapón debido a la cantidad de corredores que había. A medida que avanzábamos las vistas sobre el valle y las montañas cercanas eran espectaculares, y pudimos ver como el helicóptero de la organización sobrevolaba sobre nosotros. Llegamos a l’Arete du Mont-Favre en el tiempo previsto que tenia calculado, ya teníamos la primera subida seria superada.
subiendo hacia l'Aréte du Mont-Favre.
Con Xavi en la cima de l'Aréte du Mont-Favre
Ahora tocaba bajar hacia Lac Combal, recordaba aquel sendero del año pasado que lo hice en sentido inverso. El año pasado sufrí muchísimo en ese tramo, nos pusimos Xavi y yo a trotar suavemente para poder afrontar la bajada un poco más rápido que caminando. Al llegar abajo seguimos una larga pista que pasaba junto a pequeños lagos, en los cuales se podía ver reflejados el paso de los corredores y las montañas. Al fin llegamos al Lac Combal, primer corte horario de la carrera y habíamos llegado con 45 minutos de margen. Pudimos avituallarnos bien para poder afrontar la siguiente subida.
Salimos con paso rápido y afrontamos una pequeña subida que llevaba a un bonito valle, lo atravesamos y nos dispusimos a afrontar la subida al Col Chavannes. Mirabas hacia arriba y podías ver una serpenteante cola de corredores subiendo, la subida no era excesivamente dura y se subía haciendo zig zageos. Una vez arriba las vistas eran espectaculares y nuestra alegría por haber coronado la segunda subida inmensa, después de un breve descanso tocaba bajada. 
La silueta de los corredores reflejada en el agua.
Subiendo hacia Col Chavannes.
Contentos de acabar la segunda subida.
Un Largo descenso por pista atraves de la Vallon de Chavannes, realizamos la mitad de la bajada trotando y la otra mitad la hicimos a ritmo rápido ya que le dije a Xavi que si corríamos mucho me molestaba la rodilla y no quería forzar. El calor empezaba a notarse, la gente se paraba en los abrevaderos a refrescarse. Dejamos la pista y descendimos por un sendero hasta una pasarela que cruzaba un rio, después cruzamos unos campos atravesando las pasarelas de Alpetta. Empezamos una subida primero por pista y después remontando el Vallon de la Doire de Verney, en esta zona me empecé a quedar sin energías y Xavi se alejaba. Le dije que fuera subiendo que yo lo haría a mi ritmo ya que no me quería quemar, llegamos a un abrevadero con fuente y pude reponer líquidos y mojarme la cabeza para recuperarme un poco. Llegamos al final de la subida y bordeamos el lago de Verney para acabar llegando al avituallamiento del Col de Petit Saint-Bernard tras una subida inclinada por pastizales. 
Larguisimo descenso hacia Alpetta.
Lago de Verney.
El ambiente al final de la subida era espectacular con muchísima gente animando, justo antes de llegar al avituallamiento vimos a Antonio y Cristina que habían venido a vernos pasar. Les comente que tenia molestias en la rodilla pero que de momento iba bien, una parada bastante larga en el avituallamiento ya que hacia 20 kilómetros que no habíamos visto ningún otro y nos pusimos de nuevo en marcha. Nos despedimos de Antonio y Cristina y nos pusimos en marcha, en pocos metros pasamos de Italia a Francia. Tocaba bajada larga hasta el Bourg Saint-Maurice, empezábamos a caminar por la Alta Tarantaise y seguimos el descenso a lo largo de una antigua vía romana. El descenso se nos hizo muy largo ya que el calor se hacía muy intenso, pasamos por el pequeño pueblo de Saint-Germain y seguimos descendiendo pasando por Séez. En Séez nos pusieron un aspersor para remojarnos y coincidimos con el tío que gano el concurso de video de la Ultra del Sobrarbe, y antes de salir del pueblo nos ofrecieron un Red Bull que debido al calor que hacía no rechazamos. Desde Séez hasta el Bourg Saint-Maurice fue bastante sencillo, pero se nos hizo bastante largo. 
Siguiendo la via romana hacia el Bourg Saint-Maurice.
Al llegar al avituallamiento pudimos comprobar que íbamos muy bien de tiempo y nos podíamos permitir el lujo de parar un buen rato, además Cristina podía entrar y ayudarnos en lo que necesitáramos. Tras un descanso de 20 minutos y haber recargado el camel y las reservas de agua para afrontar el siguiente tramo, nos pusimos de nuevo en marcha. Antes de salir del avituallamiento nos hicieron un control de material obligatorio, tuvimos que enseñar los frontales, la manta térmica y el móvil. Salimos del avituallamiento y Cristina y Antonio nos acompañaron hasta la salida del pueblo, nos disponíamos a afrontar un largo tramo antes de volver a verlos y esta vez venia el desnivel positivo más largo de toda la carrera.
Solo empezar a subir ya empezamos a ver gente que descendía hacia el avituallamiento para retirarse, el calor era insoportable ya que estábamos a 36 grados. Íbamos subiendo poco a poco haciendo eses, a medida que íbamos subiendo veíamos gente que volvía y a cada curva del camino encontrábamos gente tumbada en la sombra o vomitando. El panorama era dantesco, ya que a la dureza de la subida había que sumarle el aspecto psicológico de ir viendo como a cada paso que dábamos había más gente tirada en las cunetas. Así íbamos subiendo poco a poco hasta que en una curva del camino vimos que por detrás nuestro venia Bea, hacía mucho tiempo que no coincidíamos y nos hizo mucha ilusión poder saludarla. Fuimos subiendo Xavi, Bea, otro chico catalán y yo los cuatro juntos. Poco a poco íbamos alejándonos de ellos y acabamos otra vez solos, Xavi estaba más fuerte que yo en ese momento y a mí me empezaba a hacer efecto el calor. Poco a poco se fue distanciando, pasamos por al lado del Fort du Truc y la distancia entre los dos era bastante grande. Yo iba a mi ritmo para no desfallecer y subí  paso a paso y sin detenerme hasta llegar al Fort de la Platte, llegue arriba totalmente desfondado y entre al fuerte tambaleándome hasta sentarme en una silla. Le dije a Xavi si por favor me podía traer algo de beber, mi sorpresa y la de él fue cuando nos dijeron que había que pagar para poder tomar coca cola o agua con gas. 
La Alta Tarantaise en  su esplendor.
Llegando al Fort de la Platte.
Necesitaba unos 10 minutos para descansar y recuperarme, pero a los 5 minutos de estar allí ya habían llegado Bea y el otro chico y Xavi dijo que saliéramos con ellos que ya descansaríamos en la base de vida. Yo no estaba del todo recuperado y me costaba mucho seguirles el ritmo, poco a poco seguíamos subiendo hacia el Col de la Forclaz los compañeros se distanciaban cada vez mas. Hasta que hubo un momento que llame a Xavi para que por favor me esperara, cuando llegue a su altura le explique que seguía desfondado y necesitaba descanso. El me dijo que aflojaría el ritmo, aun así yo aun no estaba del todo bien y el terreno no era precisamente sencillo para recuperarse. Recorrimos la zona de los 5 lagos y bordeamos el lago Esola un paraje espectacular, tras un descenso bastante técnico comenzaba la dura subida hacia el Passeur de Pralognan. Xavi estaba lejos pero no me preocupaba, sabía que me esperaría arriba, la subida era dura y muy inclinada y decidí tomármela con calma y mentalizarme a que sería como la que realice el año pasado al Gran col Ferret. Iba controlando el GPS para ver cuantos metros de ascenso me quedaban, al llegar a la cumbre no pude reprimirme y soltar un grito de alegría por haberlo logrado. Xavi no me había esperado así que tocaba afrontar el descenso en solitario, una bajada muy técnica por una zona muy empedrada y equipada con cuerdas. 
Subiendo hacia el Col de la Forclaz.
Yo quería alcanzar a Xavi así que baje lo más rápido posible incluso sin utilizar las cuerdas y apoyándome en los palos, cuando pase el tramo más complicado me pare en unas piedras a colocarme el frontal ya que prácticamente ya no se veía nada. A los pocos metros se escuchaban voces y reconocí la de Bea, apreté un poco el ritmo y pude dar alcance a los compañeros. Del esfuerzo que había realizado en la subida tuve una reacción de rabia, le di una bronca a Xavi por haberme abandonado (después me supo muy mal) ya estábamos de nuevo todos juntos. Proseguimos el descenso por un sendero sinuoso, después atravesamos una zona muy chula de pasarelas (lastima hacerla de noche) después un tramito algo más técnico y llegamos a una pista. Que ganas teníamos de pisar terreno bueno, la pista se nos hizo bastante larga ya que no acababa nunca. A lo lejos veíamos como ascendía una hilera de frontales por la montaña, pero del avituallamiento ni rastro. Seguimos andando un buen rato hasta que tras dar una curva, ya veíamos gente y sabíamos que el avituallamiento estaba cerca. Justo antes de llegar volvimos a ver a Antonio y Cristina, fue una alegría verlos ya que hacía tiempo que no los veíamos.

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