martes, 16 de mayo de 2017

O VIENTO RONDADOR

Después de mi última aventura vivida en el Valle de Vió (Huesca) tocaba volver a la comarca del Sobrarbe a disfrutar de sus montañas. Esta vez fui a Boltaña, el pueblo donde pasaba las vacaciones cuando era pequeño.
La carrera O Viento Rondador está pensada para hacer disfrutar al corredor. Tiene un recorrido duro y exigente, pero a la vez de una gran belleza. Como bien dice la carrera de la Ronda de Boltaña que da nombre a la carrera, atravesamos cual viento las diferentes poblaciones que hay alrededor de Boltaña, algunas abandonadas y otras con su encanto de pequeños pueblecitos en medio de la naturaleza.
Esta vez en mi aventura contaría de nuevo con el apoyo de mi mujer Cristina, de Jordi y Mari, dos amigos. Jordi también iba a participar en la carrera, pero él iba a hacer la de11 kilómetros y después me haría el seguimiento con Cristina y Mari.
El viernes antes de ir a la charla técnica, cumplimos con la tradición de subir al Castillo de Boltaña. Después acudimos a la charla técnica para escuchar si había alguna novedad, nos dijeron que el tramo que cruzaba a Jánovas quizá lo tendrían que recortar por la crecida del rio. Tras la charla a cenar y a dormir para el día siguiente.
Llegó el gran día, el viernes había estado lloviendo bastante por la noche y dudé si los caminos estarían en condiciones o no y por lo tanto opté por coger los palos para la bajada de Nabain. Las 8:00h dan la salida con el disparo de un cohete y todo el mundo a correr, vamoooos!!!!
Los primeros 500 metros eran por asfalto y a ritmo muy alto, pero rápidamente cogimos el camino que llevaba al cementerio y a los pocos metros un camino que salía a la izquierda. Como el camino lo permitía iba a ratos trotando y a ratos caminando, pasamos junto a una antigua cabaña y habían unas vistas magnificas del pueblo de Boltaña vigilado por la silueta del castillo. Tras pasar varios tramos de sendero empedrado, hicimos un tramo de pista que nos condujo hasta un sendero por el interior de un bosque. Desde allí al avituallamiento se me hizo bastante corto, había llegado al avituallamiento del km. 3 dentro del tiempo que tenía previsto así que no estaba tan mal.
Boltaña y su castillo durante el ascenso.
Tramos empedrados


Seguí por pista 1,5 km. trotando y caminando rápido hasta que llegué a un desvío, allí empezaba una bajada vertiginosa por un bonito sendero en la que me adelantaron algunos corredores. Tras la bajada ya se podían ver las pozas de Ascaso a lo lejos, pero antes había que subir un tramo bastante inclinado donde volví a adelantar a los corredores que me habían adelantado anteriormente. Al llegar a las pozas las bordeamos por una pared de piedra muy inclinada que llevaba directamente a un bonito puente, desde allí hasta Ascaso solo había que llanear.
Dura subida por la roca inclinada.

Pozas de Ascaso.
Llegué a Ascaso cinco minutos mejor que el año pasado, al parecer el conocer el terreno me estaba ayudando bastante. Tras reponer líquidos y admirar el famoso reloj de sol de Ascaso, me dispuse a afrontar la subida hacia Nabain.
Reloj de sol de Ascaso.
El primer tramo de la subida era por pista así que puse mi ritmo y para arriba. Un poco más arriba el camino se desviaba hacia la izquierda y empezaba el tramo duro. Una subida continua por una ladera de piedra que cada vez estaba más inclinada, como se me dan bien las subidas yo puse mi ritmo y adelanté a muchos corredores. Me pasaron los primeros corredores de la media maratón, que habían empezado media hora más tarde que nosotros. A medida que iba subiendo, las vistas eran cada vez más espectaculares, hasta que llegué a un tramo donde podía observar lo que me esperaba también de bajada. Casi sin darme cuenta llegué al avituallamiento de Nabain, tome algo de líquido y un poco de membrillo y le pedí a los voluntarios que me hicieran una foto.
Subiendo hacia Nabain.

Las vistas a cada paso eran más espectaculares.

En el avituallamiento.
En ese breve espacio de tiempo iban llegando corredores que apenas paraban, yo salí del avituallamiento dispuesto a hacer la bajada a mi ritmo.
Bajando soy muy lento, pero en una bajada de 5,5 km. en la que bajas 1000 metros de golpe te embalas solo. Una bajada espectacular con un primer tramo abierto y en el que disfrutas del paisaje a medida que bajas, y una segunda parte de la bajada que atraviesa un frondoso bosque por senderos inclinadísimos. En este tramo de bosque coincidí con Nuria Sierra que ganó el Gran Trail Sobrarbe el año pasado, incluso bajé a su velocidad durante unos metros. Al acabar el sendero se llegaba a la carretera y allí estaba la Guardia Civil cortándonos el tráfico, pasé por debajo del quitamiedos y me dirigí hacia Jánovas. Cristina y Mari estaban allí, pero no me pudieron saludar directamente porque estaban detrás de una valla. Seguí mi camino y atravesé el puente colgante que conduce hacia Jánovas, al otro lado del puente estaba el avituallamiento y un fotocall de la cerveza Rondadora que por prisas de no tener a nadie agobiando en el paso por el congosto no utilicé.
Puente de Jánovas.
Tocaba hacer el tramo del congosto de Jánovas, un tramo con pasos paralelos al rio donde te tenías que agarrar de las cadenas para ayudarte a pasar. El rio bajaba con mucho caudal y bastante fuerza, pero en los pasos había varios voluntarios asegurados con arneses cuidando de que todo fuera bien. Pasado los tramos del rio tocaba adentrarse en el mágico bosque del congosto, un bosque que mostraba todo su colorido tras la lluvia de los días anteriores a la carrera.
El rió bajaba con fuerza.

Ayudándonos con cuerdas para cruzar el paso.

En los tramos de subida iba avanzando e incluso adelanté a algún corredor, en los tramos llanos trataba de trotar a buen ritmo y en los de bajada trataba de no entorpecer el paso de algunos corredores de la media. Tras salir de los senderos se llegaba a la pista de Seso, allí llegué con un hueco entre los que llevaba delante y los que llevaba detrás así que iba solo. Seguí la pista trotando pero reservando energías de cara a la siguiente subida, al final de la pista estaba el avituallamiento. En el avituallamiento estaban Cristina, Mari y Jordi que ya había terminado su carrera.
Mire el reloj y vi que iba 1 hora por debajo de el tiempo que había pronosticado para la carrera, eso quería decir que iba bastante bien y además muy sobrado con los cortes horarios. En el poco rato que había estado en el avituallamiento aparecieron 6 corredores, tocaba afrontar un tramo que conozco de mis veranos por la zona. El tramo de los Moscarales, pasar por el puente y atravesar el sendero que discurre paralelo al rio. El tramo lo hice a mi ritmo y casi todos los corredores que iban detrás me adelantaron, pero en medio del sendero donde se desviaban las dos carreras empezaba la subida hacia Campodarbe. 
Puente de Moscarales.

El paso junto al rió.
Empecé a la subida a un ritmo fortísimo, enseguida volví a adelantar de nuevo a todos los corredores y a los pocos metros abrí un hueco de distancia. La subida era por un bonito bosque con tramos muy inclinados y tramos donde se podía trotar, yo seguía a buen ritmo pero a mitad de la subida empecé a notar molestias en la pierna izquierda por lo que decidí aflojar un poco el ritmo. Al final del sendero se llegaba a la pista de los Rojos que lleva directamente hasta Campodarbe, pero no se seguía la pista sino que se iba atravesando siguiendo algunos senderos paralelos. Algunos corredores se despistaron y subían por la pista, pero al final todos llegamos al mismo sendero. El sendero subía bastante derecho y atravesaba algún tendido eléctrico, al final del mismo se llegaba a un cruce de pistas desde donde había una bonita vista de la peña Montañesa. Desde el cruce al avituallamiento de Campodarbe, solo había que recorrer un tramo de pista y bajar un sendero empedrado. En el avituallamiento estaban Cris, Jordi y Mari esperándome. Comí algo más de sólido, ya que llevaba mucho tiempo sin comer y me puse en marcha junto a 5 chicos de un mismo equipo.
Iniciamos un vertiginoso descenso hacia el Coño del Mundo o Cascada del Confesionario, tras pasar por la cascada se hacia un tramo de pequeños sube y baja y después un descenso directo hasta las pozas de San Martin. 
Cascada del Confesionario o Coño del Mundo.

Pozas de San Martín.
Durante este trayecto no llevaba a nadie detrás, pero los chicos que habían salido conmigo del avituallamiento estaban un poco más adelante. Llegué al avituallamiento de San Martin con un buen crono, pensé que quizás podía hacer la carrera en 6:30h pero aún no sabía que me esperaba. Tras salir del avituallamiento se descendía hacia el rio, tras cruzarlo debía dirigirme hacia el sendero de La Valle. Durante el sendero pasé por dos grandes caserios Casa Francho y Casa Monclús, para después de bordear la montaña y dirigirme hacia la Madalena iniciar un descenso hacia el lecho de un rio. 
Sieste a lo lejos con la Peña Montañesa al fondo.
Atravesé el rio y me desvié por un sendero muy inclinado, después llaneaba un poco para bajar de nuevo al rio y coincidir con el mismo tramo del año anterior. Todavía me quedaba una corta pero durísima subida hasta llegar al pueblo de Sieste. Había tardado más de lo que había calculado pero también me salía 1,5 km. más de distancia. En la entrada del pueblo me esperaban Jordi y Cristina, me acompañaron hasta el avituallamiento. En el avituallamiento no quise entretenerme mucho pues tenía ganas de llegar. Solo me quedaba bordear la pequeña montaña de la Madalena y encarar el último tramo hacia Boltaña. Recordaba lo mal que lo pase el año pasado en el tramo de subida hacia la Madalena, así que intenté regularme. Una vez en la cima tocaba afrontar el descenso por el bonito sendero, hasta enlazar con el camino que lleva desde el camping a Marguded. 
Boltaña desde la Madalena.
Una vez en el camino me tocaba llanear y encarar dos pequeñas rampitas, intenté trotar a buena velocidad pero mis piernas no daban para mucho. Tras llegar al camping La Gorga ya solo quedaba cruzar el puente y subir por las estrechas calles de Boltaña. La subida me la tomé con calma y la hice caminando rápido. Una vez arriba saqué las últimas fuerzas y llegué a meta corriendo, lo había conseguido.

42 kilómetros

2500 metros de desnivel positivo

2500 Metros de desnivel negativo

5000 Metros de desnivel total acumulado.


En conclusión, la carrera O Viento Rondador es muy recomendable. Circuito completito con subidas duras y descensos a lo bestia. Pasa por bonitos senderos y atraviesa zonas como las Pozas de Ascaso y San Martin, el reloj de sol de Ascaso y el impresionante paso del Congosto de Jánovas. El ambiente de la carrera ha sido genial, el marcaje del recorrido impecable y la organización y voluntarios de 10, con una comida final para rematar la jornada. Mis sensaciones en carrera han sido muy buenas a pesar de algunos problemas, he mejorado el tiempo del año pasado ya que este año he hecho servir los palos que me han ayudado bastante en subidas y bajadas a no cargar cuádriceps. Dar las gracias una vez más a Cristina por dejarme participar en lo que me gusta, además repitiendo viaje a Huesca por segunda semana consecutiva. Felicitar a Jordi por su gran carrera en la prueba de 11 kilómetros y agradecer a Mari que acompañara a Cristina.

lunes, 8 de mayo de 2017

ULTRA GRADERAS VALLE DE VIO

Desde que terminé la Marxa del Cap de Creus solo había hecho un entreno largo, así que tenía ganas de hacer una prueba larga para probar mi estado de forma. Podía haberme apuntado a la Ultra de Estels del Sud, pero como no sabía si este fin de semana me tocaría trabajar no lo hice. Pensé en hacerla pirata, pero el hecho de que fueran muchos kilómetros y no disponer de avituallamientos me hizo repensármelo. Estuve buscando por internet alguna carrera tipo maratón o corta con desnivel, pero no vi ninguna que me llamara la atención o que aun tuviera inscripciones abiertas. Pero cuando ya casi había desistido, descubrí una Ultra en Huesca que podía estar bien.
El problema es que ya estaba apuntado la semana que viene a una carrera en Huesca, así que no sabía si sería demasiado. Se lo comente a Cristina y me dijo que no le importaba tener que ir dos veces a Huesca, así que no me lo pensé y me apunte a la carrera. Como el pueblo desde donde salía no estaba muy cerca de los pueblos grandes, decidí probar suerte y mirar si en el mismo pueblo había alojamiento. Tuve suerte y pude reservar una habitación en una casa rural, todo esto a última hora del jueves y el viernes por la tarde salimos hacia Huesca.
La Ultra las Graderas del Valle de Vió salía desde el pequeño pueblo de Buerba. El pueblo está situado en el recóndito Valle de Vió con pueblos situados por encima de los 1.000 m. de altitud en un espacio de alta montaña en la zona sur del Macizo de Monte Perdido. Es el municipio que más territorio aporta al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido.
Solo llegar a Buerba nos alojamos en la casa rural y después nos fuimos hacia el local donde repartían los dorsales y se realizaba la charla técnica, bueno los dorsales los repartían allí, pero la charla técnica era personalizada ya que el organizador nos explicó como era el recorrido y algunas fotos de tramos comprometidos. Lo que me preocupo de las explicaciones, fue que me dijo que era una carrera muy técnica y con un solo corte horario pero era en 2:30h en el km 14. Pensé que tendría que apretar hasta el corte y después regular, así que nos fuimos hacia la casa para cenar y dormir.
Llegó el gran día, tras una noche lluviosa amaneció un día espectacular. En la carrera había la distancia Ultra de 60 kilómetros y la media de 30 kilómetros, pero entre las dos carreras éramos 47 corredores. En mi prueba solo éramos 15 así que sabía que además de ser el último, iría solo durante toda la carrera o eso pensaba. La salida fue un simple venga adelante jajaja, así que sin darme cuenta ya estaba dándole a los pedales.
El primer tramo era en bajada así que el ritmo de la gente era rápido, al no haber diferencia de colores en los dorsales no sabía si estaría siguiendo el ritmo de uno que hiciera la Ultra o uno que hiciera la media. Casi sin calentar llegó la primera subida, ese es mi territorio y adelanté a algún corredor. Llegamos a una carretera y giramos hacia una pista de tierra que seguimos durante 1 kilómetro, continuaba a buen ritmo y además llevaba gente detrás y veía gente delante. Tras dejar la pista seguimos un largo descenso por un espectacular sendero hasta el fondo de un valle, me sorprendió lo bien que estaba bajando pues la bajada no es lo mío pero iba con la mentalidad de apretar hasta el kilómetro 14. Al final de la bajada llegué a un río que se cruzaba por un bonito puente medieval, desde allí una corta subida y una bajada hasta el río. Cruzamos el río por unas pasarelas y encaramos la subida hacia el avituallamiento de Gallisué, hasta ese momento iba con un grupo de 3 chicas y 2 chicos pero en la subida me distancié de ellos. 
Cruzando por las pasarelas.
El primer tramo de subida era por bosque en un camino zigzageante, después se subía cerca del tendido eléctrico hasta llegar al avituallamiento, bueno por llamarlo así. Era un chico con una mesa con alguna lata de Gatorade y agua.
Desde el avituallamiento se subía al pueblo abandonado de Gallisué. Desde allí cogí el camino de la Sardinera que bordeaba un congosto con unas vistas que me hacían quedarme maravillado del espectáculo visual. 
Vistas impresionantes desde el camino de la Sardinera.
El sendero combinaba tramos de llaneo con pequeñas subidas y bajadas, en este tramo iba solo, como me había imaginado, pero de repente en una bajada escuché un ruido detrás mío y vi que se acercaba un chico, continuamos juntos hasta que en una bajada me dejó atrás. Llevaba 2 horas de carrera y llegué al punto de corte el pueblo de Vió (1211m), Me llevé una agradable sorpresa ya que allí estaba Cristina. Por la mañana había hablado con los organizadores para echar una mano ya que así estaría entretenida. La saludé y me ayudó a quitarme la ropa de abrigo y darme algo para reponer fuerzas.
Salí del avituallamiento con la intención de regular. Solo salir seguí una pista y delante de mis ojos un paisaje brutal. Tenía delante mío el Mondoto, que tendría que subir en breve y al fondo los tres Sosores.
Al fondo el Mondoto y los tres Sosores.
Seguí en ascenso por pista a buen ritmo hasta llegar a la bajada. Una bajada por un sendero con mucha piedra suelta y después por un sendero más estrecho y embarrado, eso hizo que bajara la velocidad. Justo cuando estaba en el tramo más complicado llegó un chico a gran velocidad, me adelantó y al poco llegué a una pista. Allí vi como estaba el chico hablando con Martin que era el chico que me adelantó antes de llegar Vió, al parecer volvía porque dudaba si iba bien. Seguí la pista en descenso siguiéndolos de cerca, seguimos la pista 2 kilómetros y giramos por un sendero para ir a cruzar por debajo del puente de Mallarguero. Desde allí nos metimos por un sendero de muy mal pisar hasta descender al barranco de Mallarguero, en el tramo complicado se me distanciaron así que volvía a estar solo. 
Bajando hacia el barranco de Mallarguero.
Crucé el puente y la cueva de Espucialla. Allí se seguía el camino dirección Sercué. Antes de llegar al pueblo había una pequeña subida desde donde vi que en la bajada se habían acercado el grupo de chicas y chicos de los primeros kilómetros. Llegué al avituallamiento de Sercué (1278m) bastante acalorado, decidí sentarme un rato a descansar y comer y beber algo.
Tocaba afrontar la subida al Mondoto (1957m), unos 700 metros de desnivel positivo. El primer tramo atravesaba unos campos pero rápidamente cogí un sendero que subía progresivamente. Un sendero de mal pisar con zonas de rocas lisas y tramos de hierba irregular. Poco a poco iba ganando altura y me encontraba muy bien físicamente así que llevaba un buen ritmo de ascenso. 
Subiendo hacia el Mondoto.
A mitad de subida vi a lo lejos a Martín y al chico que me adelantó bajando. Casi sin darme cuenta adelanté al chico y a otro corredor que estaban descansando en una piedra. Tras un pequeño tramo de subida bastante inclinada llegué al tramo donde se juntaban la subida y la bajada, allí vi a varios corredores que descendían y a lo lejos a Martín. Enseguida llegué a su altura y en un momento me adelanté debido a que iba más rápido. Pensaba que ya había llegado a la cima cuando vi un montículo con una especie de bandera. Me equivocaba porque aquel montículo estaba en la mitad de lo que quedaba para llegar a la cima. Seguí subiendo a buen ritmo hasta que llegué a la cima. Tras reponer líquido y comer algo, me pude deleitar por fin con la impresionante vista panorámica que se veía desde allí. Primero la inmensidad del Cañón de Añisclo y justo al frente el Macizo del Monte Perdido. Lástima que había una nube justo enfrente del Perdido.
Contento de hacer cima.
Lástima de la nube.


Me puse en marcha para encarar la bajada, pero a los pocos metros me tuve que parar a quitarme una piedra. Justo cuando me iba a poner en marcha llegaba Martín, así que decidí que bajaría con él si podía seguir su ritmo bajando. El primer tramo de la bajada se podía hacer rápido porque era correr por prado, después seguimos por un sendero muy empedrado donde yo me adelanté un poco. No sé porque pero me encontraba bien bajando y aunque no bajara a gran velocidad, Martín no me seguía. La bajada desde la cima fueron 3,9 kilómetros larguísimos, pero justo antes de llegar al pueblo me salté un desvío y me metí por un sendero que no era el correcto. Tuve que retroceder unos metros hasta encontrar el camino correcto, en ese momento vi que delante estaba Martin. Llegué al centro de Nerín (1281m) final de la distancia media y mitad de mi carrera. Salí del avituallamiento dispuesto a enfrentarme en teoría a una mitad de carrera más suave que la primera parte. Tocaba hacer una subida fuerte hasta la Fueba (1730m) siguiendo el camino de Cuello Arenas, un sendero en el que me volví a distanciar un poco de Martin. Al llegar al final del sendero se llegaba a una pista que seguimos unos metros, para después desviarnos por el camino de Cuello Arenas a Buisán. Los primeros metros del camino eran de muy mal pisar con camino muy irregular, después iniciamos un descenso bestial y muy técnico hasta Guampe (1200m). Desde allí se subía una corta pero inclinada subida hasta llegar a Buisán (1281m). 
Buisán un pueblo donde no vi a nadie.
Atravesé el pueblo y me paré a beber un poco de agua en una fuente. Al salir del pueblo dudé un poco que camino había que seguir, pero enseguida llegué a la pista que seguía el GR15 hacia Fanlo. Tras 2 kilómetros por pista me desvié por un sendero hasta llegar al pueblo de Fanlo (1342m). Atravesé todo el pueblo y ni rastro del avituallamiento hasta que al final del pueblo me llevé la grata sorpresa de encontrarme a Cristina. Me acompañó hasta el avituallamiento.
En el avituallamiento repuse energías y me senté un momento en una piedra a descansar. Me quedaban 21 kilómetros y en teoría una subida fuerte antes de llegar. Me despedí de Cristina y me dirigí por una pista de servicios hasta la cruz de Perúla (1427m). Allí cogí el antiguo camino de Fanlo a los Montes de Blasco, un recorrido de 3,4 kilómetros por tramos de bosque espectaculares. Un tramo rompe piernas con sube y bajas continuos y tramos técnicos hasta que llegué al barranco de Cerceto (1250m). Desde allí se ascendía hasta la cima del Comiello (1889m) por las costeras de Blasco. Una subida durísima con un primer tramo de ascenso por bosque, después se subía más despejado pero con unas rampas muy inclinadas. Llegué a la cima totalmente desfondado, pero tras reponer energías en el avituallamiento y deleitarme con la maravillosa panorámica proseguí con energías renovadas. 
Vista de la Peña Montañesa desde el Comiello.

Con el Macizo del Monte Perdido de fondo.
Me quedaban 15 kilómetros y ya no tenía fuerzas para trotar. Por suerte el tramo que seguía era reseguir el cortafuegos de la Sierra del Comiello hasta la Collata Salas. Un tramo muy corrible pero no tenía fuerzas, así que decidí caminar a ritmo muy rápido. Al llegar a la Collata giramos hacia la izquierda siguiendo la pista de Ceresuela a Yeba, bueno llamarle pista seria por lo ancho. Pero era una pista muy irregular y con muchísima piedra suelta, al final de la pista llegamos a la altura de un depósito de agua. Allí cogí un sendero antiguo en el cual costaba mucho encontrar las señales, hasta que por fin llegué a una pista y la seguí hasta entrar al pueblo de Yeba (1150m). 
Llegando al pueblo de Yeba.
Me paré en una fuente para beber un poco de agua y proseguí mi camino, el GPS con el track se me había parado así que esperaba que el camino siguiera estando bien señalizado hasta el final. Desde el Comiello las señales eran algo escasas. Seguía solo desde Fanlo así que ya contaba que si hasta allí no me habían pillado sin haber corrido, ya no me pillarían. Descendí hasta el puente románico sobre el rio Yesa, y desde allí seguí un larguísimo sendero con poquísimas marcas de la carrera. Tras un buen rato a un ritmo alto siguiendo el sendero, llegué al cubo (915m) después se giraba a la izquierda y se pasaba  junto  a las ruinas del molino de Buerba (cerca de la cueva Manutuero y Malapreciata). Tocaba afrontar la última rampa antes de llegar a Buerba. Una rampa de 1 km. que no tendría más de 300 metros positivos pero que se me hizo durísima. Así tras finalizar la dura subida ya veía Buerba a lo lejos. Casi sin darme cuenta ya estaba encarando la única calle del pueblo. Justo cuando ya veía el arco de meta, vi la calle cortada y tuve que hacer un rodeo para cruzarlo. En la meta no había nadie de la organización esperando a los corredores. Fui con Cristina hasta el local donde daban la comida y allí me tomaron el tiempo, después una duchita comer algo y hacia el camping de mis padres a descansar.

58 kilómetros

3586 metros de desnivel positivo

3586 metros de desnivel negativo

7172 metros de desnivel total acumulado

En conclusión, al final creo que acerté plenamente al apuntarme a esta carrera. Me ha permitido hacer un gran entreno de calidad, he tenido desnivel, terreno técnico, también he entrenado el aspecto psicológico al tener que hacer muchos kilómetros en solitario. En el tema físico me he encontrado muy bien, las molestias en el pie que había tenido en otras carreras apenas las he notado. La carrera en si ha sido espectacular. Marcaje impecable aunque en los últimos kilómetros se echaran en falta más señales. Los avituallamientos estaban bastante bien, aunque para los que son de comer igual eran un poco escasos. Los voluntarios de 10, éramos pocos corredores y habrán tenido que esperar muchísimo tiempo a que fuéramos pasando. Los paisajes de la carrera eran espectaculares, si puedo el año que viene repetiré. Agradecerle a Cristina que me permita semana tras semana disfrutar de este deporte, y encima que me acompañe y me haga el seguimiento. Seguimos sumando kilómetros, desnivel y experiencia en carreras.