domingo, 18 de marzo de 2018

SANTA PERPETUA - TIBIDABO 2018


Hoy tocaba entreno de ida y vuelta participando en la caminata Sta. Perpetua-Tibidabo, una caminata en la que se va caminando hasta el Tibidabo y se vuelve en autocar. La mayor dificultad de la caminata es la subida hacia el Tibidabo ya que el resto de camino es bastante llano.
Después de una semana sin haber pisado apenas la montaña, me tomaba la caminata como un entrenamiento ya que mi intención era hacerla caminando de ida y corriendo de vuelta. Tras recoger el dorsal me fui a tomar un café con Cristina que iba a ayudar en la organización, después nos fuimos hacia la plaza del pueblo desde donde salía la caminata. Comenzaron a llegar compañeros del CEI y algunos conocidos, también vi que participaban en la caminata algunos vecinos de Martorelles. Cuando dieron la salida me puse a caminar junto a Xavi Rodríguez, Natalia, Paco y Vicenç del CEI, amigos y compañeros de aventuras.
Salimos de Sta. Perpetua tras atravesar por al lado del pabellón y cruzando las vías del tren por un paso elevado. El ritmo que llevábamos era lento ya que los compañeros venían a pasar la mañana y no a correr ni caminar rápido agobiados por llegar tarde a un control. Tras salir del pueblo entramos en los campos de cultivo siguiendo un monótono camino paralelo a las vías del tren, allí nos pasaron los vecinos de Martorelles a los cuales acompañaba Jordi. 
Entrando en la zona de cultivos.

También compartimos algunos caminos con Xavi y Susana hasta el avituallamiento, llevábamos 5,4 kilómetros y casi 1:10h. Yo tenía pensado acompañar a Xavi, Natalia y Paco hasta el Tibidabo pero aquel ritmo me estaba matando, así que decidí empezar a correr. Me despedí de mis compañeros y comencé a trotar pasando a muchos participantes mientras atravesábamos las calles de Ripollet. Desde el avituallamiento de la entrada de Ripollet hasta el que estaba en la entrada del parque de Collserola, venia el tramo más feo de la caminata ya que se atraviesa los núcleos urbanos de Ripollet y Cerdanyola. Al llegar al avituallamiento le di a Cristina la ropa de abrigo que llevaba ya que tenía mucho calor y sabia que no me iba a hacer falta, me cogí un bocadillo, le di un beso a Cristina y me puse en marcha.
Cristina en el avituallamiento.
Desde donde estaba el avituallamiento se entraba en el parque de Collserola, por fin entraba en la naturaleza. También sabía que me iba a encontrar a muchísimos ciclistas y corredores por los caminos de Collserola, hasta que no me acabé de comer el bocadillo no me puse a correr de nuevo. 
Entrando en el parque de Collserola

Inicio de la subida, aunque no lo parece este camino estaba masificado.

Una vez terminado el bocadillo me puse a correr aunque el camino picaba hacia arriba, al llegar a un cruce vi que este año la subida al Tibidabo no la íbamos a hacer por el mismo sitio que el año pasado. El año pasado subimos por Can Borrell y sus senderos, este año hemos subido por pistas y senderos hacia el Forat del Vent. La subida la he hecho toda corriendo ya que no tenia excesiva inclinación, mientras subía he dudado en algún punto ya que habían pocas señales, suerte que me oriento bastante bien. Mientras subía me he cruzado con infinidad de ciclistas, al llegar arriba las vistas de Barcelona eran espectaculares y se conectaba con el transitadísimo Camí de les Aigües. 
Vistas de Barcelona espectaculares.

Desde allí me he puesto a caminar subiendo por la subida del Matamachos donde he dado alcance a Manel y Leire, los he acompañado hasta el avituallamiento mientras íbamos hablando. El avituallamiento estaba pasado el Forat del Vent y situado en el mirador del Portell de Valldaura, allí estaban Fermi y Pilar otros dos compañeros del CEI. Tras reponer energías le he dicho a Manel y Leire que yo tiraba hacia adelante, tras cruzar la carretera que lleva hacia Cerdanyola por una pasarela habilitada para ello he iniciado la subida hacia el Turó de Valldaura. Subida en la que he dejado de correr y me he puesto a caminar, ya que el sendero que subía hacia allí tenía bastante inclinación y era muy empedrado. No se subía hasta la cima del turó y se bordeaba para coger un sendero emboscado y muy guapo hasta el turó del Maltall de Magarola, una cima desde donde se tiene una panorámica espectacular de Barcelona a un lado y de Montserrat al otro. 
Montserrat desde el turó del Maltall de Magerola.

No he podido hacer fotos en la cima ya que había muchísima gente, seguí mi camino y tras una bajada había un cruce donde dudé un poco de hacia donde tirar ya que no veía las marcas. Me di cuenta que se giraba y se subía hacia una rampa considerable, me puse a trotar y subí casi toda la subida sin parar. Antes de llegar al final de la subida, se pasaba junto a un tronco que tenía una cara dibujada como los caga tió. 
El Tio del Tibidabo.

Al llegar al final de la subida se descendía hacia la carretera de Sant Cugat por un camino inclinado y bastante empedrado, después se seguía un sendero paralelo a la carretera hasta que se salía y había que atravesarla. He seguido trotando hasta que he vuelto a entrar en un nuevo sendero, allí he subido caminando para volver a ponerme a trotar cuando el sendero llaneaba. Tras salir del sendero se llegaba a un camino ancho que te dejaba justo en las calles que suben hacia el parque de atracciones del Tibidabo, allí había muchísima gente entre los que iban al parque, los ciclistas y excursionistas. Tras pasar por el Sagrat Cor se seguía un poco más y se llegaba al final de la caminata.
Punto final de la caminata el Tibidabo
Tras reponer fuerzas y beber algo, le di un beso a Cristina y me puse manos a la obra para volver por el mismo camino de la ida. Los pies me dolían bastante bajando y cuando he llegado a los tramos llanos lo he pasado bastante mal.

20,7 Kilómetros ida

21,5 Kilómetros vuelta

42,2 Kilómetros total

1050 Metros de desnivel positivo total

1050 Metros de desnivel negativo total

2100 Metros de desnivel total acumulado

miércoles, 14 de marzo de 2018

ULTRA TRAIL SIERRAS DEL BANDOLERO 2018 PARTE 2


Salimos de Villaluenga bajo una fuerte lluvia, el día ya se iba apagando y pronto tendríamos que sacar el frontal. Por suerte la salida del pueblo era por calles asfaltadas y un camino asfaltado que ascendía hasta una cantera, a la altura de la cantera ya nos tuvimos que parar a colocarnos los frontales ya que había anochecido de repente. Comenzamos a bajar por pista y nos íbamos cruzando con compañeros que ya volvían hacia Villaluenga, el tramo de Villaluenga a Montejaque debíamos hacerlo de ida y vuelta ya que el resto de recorrido lo habían tenido que cortar por el mal estado en el que se encontraba. A medida que descendíamos la lluvia aumentaba en intensidad y encima tuvimos que atravesar partes del camino que estaban inundadas, Xavi y Francisco se adelantaron un poco porque el camino hacia subida, yo me quedé con Esteve un poco más atrás. A medida que íbamos subiendo por el serpenteante sendero, nos íbamos cruzando a corredores que bajaban y esquivábamos infinidad de charcos en el sendero.

Delante mio y de Esteve se puso un corredor que nos estaba relantizando mucho la marcha, Francisco y Xavi habían desaparecido de nuestra visión. Esteve y yo nos equivocamos y tuvimos que volver marcha atrás para encontrar de nuevo las cintas, empezamos a llamar a Xavi y Francisco pero no contestaban. Seguimos subiendo y un poco más adelante nos los encontramos, Xavi iba muy serio y cuando estábamos a punto de llegar arriba oí como le preguntaba a un corredor “cuanto queda para el avituallamiento” normalmente eso Xavi no lo suele hacer y pensé que igual le estaba afectando un poco el tema de la lluvia constante. Le quité importancia pensando que se le pasaría ya que es un tío duro. Al llegar a la cima descendimos hasta los llanos de Libar. Una planicie que se encontraba bastante inundada de agua y en la que costaba bastante ver las señales y guiarse, por suerte iban viniendo corredores de frente y eso nos facilitaba el poder guiarnos. 

Después de un buen rato para atravesar los llanos llegamos al refugio de Llanos de Libar, al entrar nos sorprendimos ya que Xavi les preguntó si podía abandonar allí. Muy mal lo tenía que ver para querer abandonar, los chicos del avituallamiento le dijeron que allí no se podía abandonar y que debía seguir hasta Montejaque. En un principio Xavi se enfadó bastante, pero después se sentó junto a la chimenea y se bebió un vaso de caldo caliente. Nos explicó que estaba helado y que tenía las manos heladas, la sensación de frio no se le quitaba y por eso quería abandonar. Después de descansar unos minutos y tratar de que Xavi entrara en calor, salimos del avituallamiento. Los primeros kilómetros eran de bajada por pista y Xavi se puso a tirar con fuerza para ver si el frio que sentía desaparecía, Esteve y yo nos quedamos un poco más atrás. Cuando nos juntamos los cuatro intentamos quitarle a Xavi la idea de abandonar por turnos, primero se lo comentó Francisco, después Esteve y finalmente lo intenté yo. La decisión la tenía muy clara, abandonaría en Montejaque ya que notaba mucho frio y no se la quería jugar. Enseguida comprendí que estaba tomando una decisión acertada, yo tuve la misma sensación en Ehunmilak y decidí dejarlo. La carrera seguirá celebrándose el año que viene y el siguiente, habría más posibilidades de volver y acabarla juntos. Al llegar al avituallamiento de Montejaque hicimos un último intento de convencer a Xavi de que siguiera, pero después de tomarse un par de caldos y no entrar en calor, decidió abandonar definitivamente. La situación nos produjo un dilema, ¿qué hacíamos? ¿Continuábamos los tres y dejábamos allí a Xavi? ¿Abandonábamos? Hablamos con Xavi y le preguntamos si a él le importaría que siguiéramos, nos dijo que por favor que continuáramos y acabáramos por él. Esas palabras nos ayudaron a tomar la decisión de continuar en carrera, con tristeza por dejar a Xavi allí nos dispusimos a continuar. Le dimos un emotivo abrazo y nos despedimos de él, yo me sentía mal por continuar sin Xavi, él es siempre el que me anima cuando estoy pasando un mal momento.

Salimos de Montejaque intentando mentalizarnos de que habíamos dejado a un amigo en el avituallamiento, además nos enfrentábamos a 19 kilómetros de recorrido que ya habíamos hecho de ida y ahora debíamos hacerlos de vuelta. La única buena noticia es que había dejado de llover. Empezamos a subir hacia el Refugio de Libar cruzándonos con algún corredor que aún iba en dirección a Montejaque. Antes de llegar al refugio se puso a llover otra vez, cuando llegamos al refugio pedimos un caldo caliente para entrar en calor. Nos dijeron que no les quedaba, en vez de caldo nos ofrecieron café con leche caliente. Una vez recuperadas las fuerzas nos dispusimos a afrontar los kilómetros que nos separaban del refugio de Libar a Villaluenga, al llegar a los llanos de Libar se puso a llover con muchísima fuerza y cruzar los llanos se convirtió en una autentica odisea. Entre el terreno inundado y la lluvia que nos caía en la cara nos costaba avanzar, tras atravesar los llanos y subir un pequeño tramo iniciamos el descenso. El sendero que ya habíamos hecho de ida, era totalmente diferente de vuelta ya que por el sendero bajaban ríos de agua y se hacía imposible no pisar agua. Por suerte como íbamos hablando la bajada no se nos hizo muy larga, al llegar abajo nos adelantaron un par de corredores. Subimos por pista hasta la cantera e iniciamos el descenso hacia Villaluenga, al llegar a Villaluenga estaba cayendo bastante agua. Por suerte la bolsa con nuestra ropa seca la teníamos en el mismo sitio que el avituallamiento, nos cambiamos de ropa ya que estábamos totalmente empapados. Ya cambiados y avituallados, nos pusimos de nuevo en marcha dispuestos a afrontar los últimos 40 kilómetros de la carrera. 

Antes de salir nos paramos en el puesto de la Cruz Roja para pedirle unos guantes de plástico para ponérnoslo debajo de los guantes, salimos de Villaluenga por un agradable camino pero enseguida entramos en un sendero que subía fuertemente. Subimos durante un buen rato dirigiéndonos hacia la Sierra de Grazalema, el sendero era muy empedrado y sus rocas resbalaban bastante. Las cintas estaban bastante distanciadas y nos costaba orientarnos, suerte que llevaba el track en el reloj y pudimos seguir el itinerario correcto. Después de más de 2 horas subiendo por fin parecía que habíamos llegado a la cima, empezamos a llanear por un tramo repleto de charcos. Francisco intentaba esquivar el pisar el agua, yo le comenté que no valía la pena y que pasáramos por en medio. Aún nos quedaban unos 6 kilómetros para llegar a Grazalema, y yo me estaba quedando sin luz en el frontal. En algunos tramos me costaba ver el terreno y además estábamos bajando por un tramo muy técnico, seguía lloviendo sin parar y la noche se nos estaba haciendo muy larga. Antes de llegar a Grazalema amaneció y ya pudimos guardar los frontales, habíamos tardado 4 horas en hacer 12 kilómetros y aún nos quedaban unos 16 km.hasta Prado del Rey. Francisco me comentó que igual deberíamos abandonar allí porque no nos iba a dar tiempo a llegar a Prado del Rey y que nos quedara tiempo para ducharnos, comer y viajar hasta Málaga a buscar el avión. Yo le dije que estaba segurísimo que llegábamos a tiempo, Esteve no tenía prisa porque se quedaba a dormir allí. Nos comentó que llegáramos al avituallamiento y descansáramos antes de valorar si seguíamos o no. Al llegar al avituallamiento yo me fui directo al lavabo porque no podía más, cuando salí del lavabo me informaron que desde la organización habían decidido neutralizar la carrera en Benamahoma.

Eso nos tranquilizó y nos hizo estar segurísimos de que llegaríamos a tiempo, salimos del avituallamiento con unos 10 corredores que estaban allí. Cuando salíamos de Grazalema el cielo se estaba despejando y por un momento vimos salir el sol, el momento duró pocos minutos ya que se puso otra vez a llover. Subimos hasta el puerto del Boyar siguiendo un camino paralelo a la carretera que subía muy suave, tras pasar el puerto descendimos por el mismo sendero que habíamos seguido el día antes de subida. El sendero estaba muy embarrado y nos pasaron muchos corredores, pasamos la carretera y bajamos hasta los llanos de Campo, nuevamente descendimos a la carretera y afrontamos el último sendero hasta llegar a Benamahoma. Al llegar al pueblo nos recibieron Xavi y Jordi, y en el avituallamiento estaba Cristina. Lo habíamos conseguido, no habíamos hecho 100 millas y tampoco el recorrido de 136 km. Pero las condiciones del terreno y meteorológicas la habían hecho épica. Nos sentamos y nos relajamos mientras hablábamos con Xavi, la organización nos dijo que nos trasladarían a Prado del Rey para que pudiéramos hacer nuestra entrada por el arco de llegada. Xavi, Cristina, Jordi, Francisco y yo bajamos juntos en el coche de alquiler en el que se había movido Cristina y a Esteve lo bajaron en furgoneta. Hicimos nuestra entrada en el arco caminando tranquilamente, no fue nuestra entrada soñada pero habíamos conseguido terminar una de las carreras más duras que habíamos corrido.
Lo conseguimos, volveremos a compartir km muy pronto.
104,3 Kilómetros

4300 Metros de desnivel positivo

4300 Metros de desnivel negativo

8600 Metros de desnivel acumulado

24:58 Horas

En conclusión, hemos finalizado una de las carreras más complicadas en las que hemos participado. Esta edición de la Ultra Trail Sierras del Bandolero ha sido épica, el estado del recorrido, barro, rocas resbaladizas, agua y más agua en el suelo, viento y lluvia durante horas nos ha hecho tirar mucho de cabeza. En el plano físico estoy muy contento porque físicamente me he encontrado muy bien durante toda la carrera, he tenido algunos dolores en el pie pero he acabado bastante bien. La parte negativa de la carrera es que Xavi no haya acabado con nosotros, al parecer estuvo un buen rato en Montejaque hasta que lo llevaron a Prado del Rey a las 00:30h de la noche, en Prado del Rey no tenia ropa para cambiarse y tuvo que dormir en el pabellón buscándose la vida con un saco que encontró para poder entrar en calor. De la carrera comentar que la decisión de retrasar la salida al sábado por parte de la organización fue muy acertada, ya que si hubiéramos pasado dos noches con ese tiempo de lluvia constante hubiera sido un verdadero infierno para los corredores. Las modificaciones que se han hecho del recorrido se han hecho por la seguridad de los corredores, quizás se tendría que tener planificado un recorrido alternativo evitando las zonas comprometidas en caso de mal tiempo. El recorrido me ha encantado y desconocía que en Cádiz hubiera unos paisajes tan verdes y unos senderos tan guapos, el recorrido estaba impecablemente marcado. Me encanta compartir kilómetros con mis amigos Francisco, Esteve y Xavi Torrijos y espero que próximamente volvamos a compartir una aventura como la vivida este fin de semana. Agradecerle a Cristina y Jordi que me acompañaron nuevamente en esta nueva aventura, Cristina gracias por acompañarme siempre y dejarme practicar el deporte que me gusta. Agradecerle también a Betlem, Roger y Esteve Jr. por los ánimos. Seguimos sumando kilómetros y nuevas aventuras.
Con Cristina, gracias a ella disfruto de lo que más me gusta.

Os dejo el video de la carrera por si aun no lo habéis visto.





domingo, 11 de marzo de 2018

ULTRA TRAIL SIERRAS DEL BANDOLERO 2018 PARTE 1


Primeros de marzo y ya tocaba enfrentarse a la primera Ultra de la temporada, esta vez formaría equipo con mis amigos del CEI, Esteve, Francisco y Xavi Torrijos y nos llamaríamos The Serrallongues. Nos íbamos a enfrentar a las 100 Millas Sierras del Bandolero, una carrera que se celebra en las provincias andaluzas de Cádiz y Málaga, recorriendo los caminos y senderos por donde transitaban los bandoleros.

Una semana antes de la carrera íbamos controlando el tiempo, ya que según los hombres del tiempo y cualquier página de internet que consultases, se aproximaba una gran borrasca que iba a azotar con violencia las zonas por donde discurría la carrera.

Durante la semana desde la organización nos hacían llegar información a través de las redes sociales, donde nos informaban de las decisiones que iban tomando. Primero recibimos un mail donde nos recortaban la carrera de 166 km. a 160 km. A medida que se aproximaba la fecha de viajar hacia Cádiz el tema meteorológico no tenía pinta de mejorar. Justo la noche antes de coger el avión recibo un mail, habían recortado la carrera de 160 km. a 136 km. debido a inundaciones en las cercanías de Ronda. Por lo tanto solo iríamos hasta Montejaque y volveríamos por el mismo sitio hasta Villaluenga y de allí hasta Prado del Rey, este cambio me obligó a levantarme muy pronto y descargarme el nuevo track por si acaso (siempre me gusta llevarlo aunque la carrera esté impecablemente marcada).
Primera modificación del recorrido

Segunda modificación del recorrido, finalmente hubo una tercera.

Viernes, día de la salida de la carrera. Nos levantamos pronto y vamos hacia el aeropuerto donde nos encontramos con Xavi y Francisco ya que Esteve había ido en coche el día anterior. Nuevamente y ya son muchas carreras, me acompañan mi mujer Cristina y mi amigo Jordi. En el aeropuerto dudábamos si nos dejarían pasar los geles para la carrera (después no nos tomamos ninguno) finalmente pudimos pasar los controles sin problemas. A las 9:00h llegamos al aeropuerto de Málaga y desde allí fuimos en coche hasta Prado del Rey, llegamos a Prado a las 12:30 h. porque nos habíamos parado a almorzar.

Al llegar a Prado del Rey nos recibió la lluvia, mal presagio de cara a la carrera ya que no tenía pinta de que el tiempo fuera a cambiar. Recogimos los dorsales y las etiquetas para colocar en las mochilas de las bases de vida y nos quedamos esperando para ver si llegaba Esteve con su familia, cuando Esteve recogió el dorsal nos fuimos todos a un bar cercano. Mientras esperábamos que nos sirvieran la comida, apareció un tío que llevaba un chaleco del club organizador y nos preguntó si la carrera se iba a disputar. Le dijimos que en principio nadie nos había avisado de que fueran a suspender la prueba, entonces el tío nos dijo que él era guía de la zona y que estábamos en alerta naranja y era una temeridad adentrarse en la sierra con ese tiempo, nos dijo incluso que en los últimos días habían muerto dos personas por rayos. No le prestamos mucha atención, pero lo que nos dijo nos dejó un poco acojonados.

Después de comer nos fuimos todos a la casa que tenía alquilada la familia de Esteve, allí intentamos organizar las mochilas de las bases de vida y la que íbamos a llevar puesta en carrera. 
4 amigos dispuestos a disfrutar en la montaña.

La carrera salía a las 18:00 h. así que a las 17:00 h. nos fuimos para la zona de salida, la lluvia era muy fuerte y nos tuvimos que resguardar dentro de la iglesia ya que la carpa que había junto a la meta aún no estaba montada del todo. Nos dieron permiso y nos metimos en la carpa esperando para tomar la salida y meternos en el fregao, cuando quedaban 25 min. para salir apareció Chito, el speaker. 
Esperando a que llegara la hora de la salida.

Nos pidió un poco de silencio y nos dijo, que después de estar reunidos durante un buen rato habían decidido posponer la salida al sábado a las 10.00 h. el motivo era que nos encontrábamos en alerta naranja y era totalmente desaconsejado salir a la montaña en esas condiciones, a nosotros la decisión nos pareció de lo más sensata, aunque nos hipotecaba un poco la carrera ya que el domingo teníamos que coger un avión y saliendo el sábado a las 10.00 h. tendríamos que intentar acabar en 28 horas para tener tiempo para comer y trasladarnos a Málaga a coger el avión. Aprovechando la suspensión, nos relajamos y nos fuimos a tomar unas cervezas a un pub (yo una coca cola que no bebo) 
Relajados después del aplazamiento de la prueba.
Tras un buen rato de charla Cristina, Jordi y yo nos fuimos hacia el Bosque que estaba a unos 7 km. y era el pueblo donde Cristina y Jordi tenían el alojamiento. Francisco y Xavi se fueron a dormir a la casa de Esteve. Al llegar al Bosque le preguntamos a José el dueño del hostal, si podría colocarnos una cama en la habitación para que yo pudiera dormir. Como había pasado lo que había pasado con la carrera, no nos puso ningún problema y se portó muy bien con nosotros. Tras cenar nos fuimos a dormir ya que había que aprovechar que podríamos descansar bastante rato de cara a la carrera.
Sábado, llegó el gran día. Me levanté con ganas de vivir la aventura y al contrario de muchas carreras en las que he participado, con cero nervios y seguro de mi mismo. Tras almorzar junto a otros corredores alojados en el hostal, fuimos hacia la casa de Esteve para recoger a Xavi y Francisco. Ya todos juntos nos fuimos hacia la salida. El día se había levantado sin muchas nubes y al menos en la salida parecía que la lluvia nos iba a respetar.
Después de hacernos la foto de rigor y despedirnos de nuestro equipo de apoyo, nos dirigimos hacia el corralito. 
Momentos previos antes de entrar al corralito.

Como material obligatorio nos pidieron que mostráramos la manta térmica, también nos recomendaron que lleváramos todo lo que habían pedido de material obligatorio. Nosotros no teníamos problemas ya que siempre llevamos material de sobras. Al haber amanecido un buen día decidimos salir los 4 con la camiseta del club y con manguitos. Cuando quedaban 10 minutos para empezar la carrera escuchamos el juramento Bandolero,  una serie de juramentos en las que un bandolero nos hacia levantar el puño y gritar “si lo juro” 
en cada uno de ellos, una vez finalizado el juramento y ya sintiéndonos unos auténticos bandoleros escuchamos la música épica de la megafonía y como Chito nos alentaba con lo que íbamos a encontrarnos.

Por fin llegó la hora, salimos puntuales con la música de Curro Jiménez de fondo y las calles de Prado del Rey repletas de gente. Al salir del pueblo ya estábamos plenamente metidos en la carrera, los primeros tramos nos animaban a correr ya que el camino era siguiendo caminos anchos en los que habían algunos charcos pero que se pasaban bien. Trotábamos en los tramos de bajada y caminábamos en los llanos y las subidas, tras pasar unas salinas llegamos a la primera dificultad de la carrera, una zona del camino estaba repleta de barro y parecía que andábamos borrachos. 
Primeros tramos embarrados.

El tiempo se mantenía estable y la temperatura era muy agradable, casi sin darnos cuenta llegamos al Bosque donde nos esperaba nuestro equipo de apoyo. A la entrada del pueblo nos encontramos con Betlem, Roger y Esteve Jr, y casi llegando al avituallamiento nos esperaban Cristina y Jordi. 
Llegando al Bosque km 12,9

Saliendo del avituallamiento.

Tras avituallarnos bien nos dispusimos a afrontar la primera subida de la Ultra, salimos del Bosque y cogimos un sendero ascendente. Allí había un chico que nos animaba y nos animaba a disfrutar de la sierra, mientras subíamos tuvimos que pasar a algunos corredores que iban bastante despacio. Poco a poco fuimos ganando metros de desnivel positivo mientras recorrimos una zona muy parecida al país vasco, mientras íbamos subiendo nos pasaron los primeros corredores de la Bandolerita (la carrera de 87km, que salía 1 h más tarde que la nuestra).
Momentos antes de que nos adelantaran los de la Bandolerita.

Una vez coronamos la parte más alta, iniciamos una larga bajada por pista. Llegamos a un avituallamiento que había colocado la organización para que no se nos hiciera muy largo el tramo hasta los Llanos de Campo, tras salir del avituallamiento venía una subida bastante fuerte por una zona pedregosa. Mientras íbamos subiendo Esteve nos pidió que aflojáramos un poco el ritmo ya que le costaba seguirnos, al llegar al final de la subida llegamos a un espectacular valle donde encontramos algunas vacas pastando. 
Con Xavi antes de bajara a Llanos de Campo.

Descendimos atravesando bonitos senderos hasta llegar a la carretera, allí nos encontramos nuevamente con nuestro equipo de apoyo. Nos animaron a nuestro paso y nos dijeron que nos encontraríamos un poco más arriba en el avituallamiento, seguimos un camino paralelo a la carretera hasta que llegamos a Llanos de Campo que era donde estaba situado el avituallamiento. Estaba situado en una especie de porche donde había muchísima gente entre corredores y acompañantes. Esperábamos encontrar algo sólido para reponer energías pero en el avituallamiento solo había fruta y chucherías. Suerte que Cristina nos dio unos donuts para que nos los comiéramos. 
Llegando a Llanos de Campo.

Dispuestos a continuar tras avituallárnos bien.

Una vez bien avituallados nos pusimos de nuevo en marcha. Estábamos en el km. 22,4 y llevábamos un buen ritmo, pero ya no veríamos a nuestro equipo de apoyo hasta el km. 42 en la base de vida de Villaluenga.
Llevábamos unos 500 metros desde que habíamos salido del avituallamiento y se puso a llover, en principio decidimos aguantar sin ponernos el chubasquero pero a los pocos minutos tuvimos que parar debajo de un árbol a equiparnos ya que empezaba a llover con ganas. Seguimos subiendo hacia el Puerto del Boyar, pasamos la carretera que lleva al puerto y caminamos por un sendero paralelo. El sendero serpenteaba por el interior de un bosque en pequeños sube y baja, la decisión de la organización de haber retrasado la salida al sábado nos estaba permitiendo disfrutar de un paisaje que de noche no hubiéramos podido admirar. Hubo un momento en el que la lluvia cesó durante unos minutos y pudimos admirar el bonito valle que se apreciaba mientras ascendíamos al Puerto del Boyar, seguimos subiendo acercándonos de nuevo a la carretera.
El tiempo nos permitió disfrutar del paisaje por un momento.

Volvimos a caminar un rato al lado de la carretera hasta que llegamos a la cima del puerto, allí saludamos a Chito antes de meternos en el avituallamiento. Por fin encontramos algo sólido, bocadillos de pan de molde. Tras recuperar fuerzas nos dispusimos a afrontar la subida al Simancon, antes de iniciar la subida Chito nos dijo “señores se van ustedes al infierno” unas palabras que más tarde entenderíamos.
Por suerte no llovía y la subida no pintaba tan dura como pensábamos, poco a poco fuimos ascendiendo y disfrutando de un paisaje magnifico. Nos encontrábamos bien y con ganas de seguir disfrutando la carrera, pasamos la  zona de los Lapiaces, un autentico laberinto de rocas que tenía un parecido con la zona del Aizkorri en el país vasco. 
Disfrutando de la carrera como niños.

Llaneando por los Lapiaces.

Tras llanear un rato por el laberinto de piedras iniciamos una bajada por piedra resbaladiza, nosotros pensábamos que era la bajada hasta Villaluenga que todo el mundo había avisado que era muy complicada. A medida que íbamos bajando comenzó a llover con fuerza nuevamente tras 30 minutos de tregua, seguimos bajando y después comenzamos a subir de nuevo. Al llegar a la cima a la lluvia se le unió un fuerte viento que nos golpeó con fuerza haciéndonos coger bastante frio, por suerte a medida que descendíamos la sensación de frio iba desapareciendo. Cuando habíamos descendido un poco nos encontramos a un tío que nos dijo que venía una bajada muy resbaladiza y donde estaban resbalando muchos corredores. Por suerte nosotros pasamos sin ningún problema, seguimos subiendo una pequeña cima e iniciamos la bajada hacia Villaluenga. Bajo una insistente lluvia comenzamos a descender por un sendero vertical con barro y rocas resbaladizas, esa bajada nos estaba dejando tocados psicológicamente. 
Descenso vertical, al fondo Villaluenga del Rosario.

Por suerte al llegar a Villaluenga del Rosario nos recibieron los miembros de nuestro equipo de apoyo, eso nos dio muchos ánimos. Entramos al avituallamiento y nos dijeron que las mochilas donde teníamos la ropa seca las teníamos en el edificio de enfrente, con las bolsas de vida en nuestro poder procedimos a cambiarnos de ropa y ponernos ropa seca. 
Cambiándonos de ropa para afrontar la noche.

Fuimos al avituallamiento y repusimos fuerzas antes de afrontar el tramo hasta Montejaque que haríamos de ida y vuelta, nos despedimos de nuestros acompañantes ya que no los volveríamos a ver hasta la mañana siguiente.