miércoles, 23 de octubre de 2019

ULTRA-TRAIL GUARA SOMONTANO 2019


Hace dos años participé por primera vez en la Ultra-Trail Guara Somontano, era una carrera que hacía tiempo que quería hacer y pude disfrutarla con los compañeros del CEI. A mediados de año Vicenç me comentó que él y algunos amigos más del club se iban a apuntar a la edición de este año.
Cuando yo fui en 2017 la carrera era de 103 kilómetros y unos 5300 metros de desnivel positivo, este año la distancia aumentaba en 3 kilómetros y en 300 metros más de desnivel que estarían situados más o menos a mitad de carrera.
La Ultra-Trail Guara Somontano se realiza por las sierras contiguas a la población de Alquézar (Huesca), y discurre por los espectaculares caminos de montaña y sendas del Parque Natural de los Cañones y la Sierra de Guara. Es una de las ultras más espectaculares de Europa y pertenece desde la primera edición a la Spain Ultra Cup, el circuito de Ultra Trail referente en España.

La carrera daba inicio el sábado a las 00:30h y yo había quedado con los compañeros a las 17:30h para salir hacia Alquézar, nada más salir encontramos caravana en la autopista y un poco más adelante en la autovía. Poco a poco las horas iban pasando y el miedo a llegar justos iba apareciendo. Xavi Y Natalia nos llamaron desde Alquézar ya que habían llegado antes que nosotros y les dijimos que llegaríamos muy justos. Efectivamente llegamos a Barbastro para coger las llaves del hotel y rápidamente hacia Alquézar a buscar el dorsal y a cenar. Antes de empezar la carrera ya se hace un buen calentamiento. Para empezar el coche lo dejamos en la otra punta del pueblo en la zona de parquin, después para recoger el dorsal se tenía que hacer un tour turístico por las calles de Alquézar hasta llegar a los pies de la colegiata.
La entrega de dorsales a los pies de la Colegiata.
Una vez tuvimos los dorsales nos sentamos a cenar tranquilamente y descansar hasta la hora que dieran la salida, cuando quedaban unos 50 minutos nos fuimos para dejar las bolsas de vida y entrar un poco en ambiente. Minutos antes de dar inicio un gaitero se subió en un muro y nos tocó una pieza, después tocó una chica la canción del último Mohicano. Nos situamos en la línea de salida los 6 que íbamos del CEI y Roque un amigo de las ultras.


Tras la cuenta atrás da comienzo la carrera, nada más empezar primer contratiempo. La salida es en subida y encima la mochila de Roque se queda enganchada a la mía, subo la primera rampa tirando de Roque hasta que nos paramos para desengancharnos. Una vez solucionado el problema nos ponemos en marcha, salimos al trote ya que los primeros 14 kilómetros tienen un horario de corte bastante justo. Tras atravesar las calles de Alquézar entramos en un sendero pedregoso, primeras piedras de la carrera y acabamos de empezar. Poco a poco vamos ascendiendo y de los 6 que vamos hacemos tres grupos diferentes, Xavi y Natalia van delante, seguimos Vicenç y yo, y Francisco y Torrijos se quedan algo más rezagados. Al final de la subida descendemos hacia el barranco de Lumos, tras atravesar el barranco por el cauce del río seco comenzamos a ascender nuevamente. La subida es por sendero estrecho lo que hace que en las zonas llanas nos pidan paso continuamente para ponerse a correr, a medida que ascendemos vamos viendo la espectacular serpiente de frontales que se va formando a nuestra espalda. Pasamos por toda la cresta que es una zona de piedra lisa muy parecida a la zona de la Mola y el Montcau aquí en Cataluña. Vicenç sigue conmigo pero no vemos a Xavi y Natalia ni tampoco a Torrijos y Francisco. Al final de la cresta comenzamos a descender por un largo sendero, aceleramos el ritmo para ganar unos minutos al crono de cara al corte horario. Al final del sendero llegamos a una pista ancha y rápidamente entramos en las calles de Asque donde estaba situado el primer avituallamiento, habíamos llegado exactamente en el mismo tiempo que hace dos años por lo que íbamos bastante bien.

En el avituallamiento no paramos ya que acabamos de empezar y teníamos de todo, solo salir de Asque se cogía un camino ancho muy cómodo para trotar. Vicenç y yo decidimos no malgastar energía y solo trotar cuando el camino hiciera bajada. A dos kilómetros del pueblo dejamos la pista y entramos en un sendero que nos condujo hasta el Río Vero el cual atravesamos por el Puente Baños. A lo lejos veíamos la silueta de Alquézar iluminado, una bonita imagen. 
Caminando en la oscuridad con Alquézar.

Hace dos años en ese punto nos comenzó a amanecer, este año al salir de noche aún nos quedaban unas cuantas horas de oscuridad. Tras cruzar el puente comenzamos a subir por una pista en dirección al pueblo, justo antes de encarar la subida en dirección al pueblo nos desviaban hacia un sendero que descendía hacia la espectacular ruta de las pasarelas de Alquézar. Una ruta que de día es una pasada, pero que de noche también tiene su encanto. La ruta de las pasarelas tiene dos tramos de pasarelas metálicas que recorren el último tramo del cañon del río Vero pero nosotros solo hicimos uno de ellos que es el que pasaba por la antigua central hidroeléctrica de Alquézar. Al salir de las pasarelas metálicas y tras pasar por una roca agujereada ascendimos al pueblo nuevamente, subimos por unas pasarelas de madera que subían encajonadas entre la Peña Castibián, a la derecha, y los Muros de la Colegiata, a la izquierda. Una vez en Alquézar llegamos al avituallamiento donde estaba el primer corte horario de la carrera, habíamos llegado con poco más de 15 minutos de margen. 

Decidimos esperar haber si llegaban los compañeros, enseguida llegaron Torrijos y Francisco, yo pensaba que Xavi y Natalia iban delante pero ellos me dijeron que se habían quedado más atrás.
Salimos de Alquézar sin perder más tiempo ya que había que ir ganando algo de margen a los cortes. La Guara Somontano está pensada para correr bastante durante la primera parte de la carrera, por lo que los que somos de caminar vamos un poco justos. Salimos del pueblo y atravesamos un sendero por el que había una acequia que dificultaba nuestro avance, no sabías si caminar por dentro de la acequia o por fuera donde habían muchísimas piedras. Poco a poco fuimos avanzando y tras atravesar el barranco de la Payuala llegamos a las Balsas de Basacol. Estas balsas, se alimentan de la fuente de San Pelegrín y servían para abastecer de agua a la población de Alquézar y a sus huertas. De día el sitio es muy bonito pero de noche la verdad es que no pudimos disfrutarlo. Comenzaba a hacer frío por lo que les dije a los compañeros que fueran tirando que yo me iba a abrigar. Mientras me estaba abrigando me pasaron unos cuantos corredores hasta que hubo un momento donde me quedé solo, me puse de nuevo en marcha y aceleré el ritmo para pillar a los compañeros. Por suerte venía un tramo de subida por sendero y eso se me da bien, comencé a adelantar a corredores durante la subida. Una vez arriba me entró nuevamente calor por lo que me tuve que volver a parar, esta vez para quitarme ropa. Me quité la camiseta del club y me quedé solo con la térmica, contacté con los compañeros y comenzamos el descenso todos juntos. Algunos compañeros comenzaban a notar síntomas de sueño así que poco a poco se volvían a quedar atrás, descendimos hasta el barranco de Modovil donde cogimos el sendero natural del Somontano. Tras unos dos kilómetros llegamos al siguiente avituallamiento, Viña. Hace dos años este avituallamiento coincidía con los últimos kilómetros de la carrera y había que pasar dos veces por aquel punto. Este año habíamos hecho un rodeo bastante largo para llegar hasta allí.

Solo salir del avituallamiento seguíamos por el sendero natural del  Somontano, de repente me dio un fuerte dolor de barriga y tuve que parar en un lado del camino. Los compañeros se habían distanciado un poco pero me puse a correr rápido y enseguida contacté con ellos. Seguimos atravesando numerosos afluentes muy conocidos en el mundo del descenso de barrancos hasta que atravesamos el río Isuala por el Tranco de las Olas, un puente metálico situado entre gorgas donde acababa el barranco de los oscuros de Balces. Tras cruzar el río comenzamos a ascender por un tramo bastante inclinado, al final de la subida descendimos por un sendero en el que a lo lejos podíamos divisar el pueblo de las Almunias. Tras cruzar una carretera y pasar por una zona de campos entramos al pueblo y enseguida llegamos al avituallamiento. Seguíamos un poco justos con respecto al corte horario y aun nos quedaban unos cuantos kilómetros hasta Rodellar, el siguiente corte.  

Salimos del avituallamiento dispuestos a enfrentarnos a una de las subidas más duras de la carrera, a medida que íbamos subiendo iba amaneciendo y un soleado día nos mostraba la espectacularidad de la zona. Me encontraba bien por lo que comencé a subir a un ritmo alto intentando marcarles un ritmo a los compañeros que nos permitiera ganar tiempo al crono, a mitad de subida dejamos el sendero por el que estábamos ascendiendo para continuar subiendo por pista ancha. Nos juntamos los 6 y comenzamos a caminar rápido mientras seguíamos subiendo
Ya amaneciendo y caminando con pista.

Dejamos nuevamente la pista y seguimos unos metros más por sendero para llegar a un espectacular cortado. Allí habían dos voluntarios que nos pasaban control de paso, Torrijos se había adelantado y nos llevaba unos metros de distancia. Vicenç y yo nos pusimos a trotar para ver si le dábamos alcance, el descenso hacia Rodellar no era fácil precisamente. Se descendía por un sendero repleto de piedras en el que tenías que vigilar para no torcerte el pie. 
Vistas de Rodellar durante la bajada.

Nos habíamos distanciado de Xavi, Natalia y Francisco pero habíamos conseguido contactar con Torrijos. Justo antes de llegar a Rodellar nos vinieron a recibir Pedro y Maite, nuestro equipo de apoyo (como me hubiera gustado que Cristina estuviera allí). Entramos en Rodellar y recogimos la bolsa de vida. Yo me fui detrás de la carpa a cambiarme de ropa mientras mis compañeros se fueron al avituallamiento, le dije a Pedro que me echara una mano ya que no estaba Cristina que es la que me ayuda en estos casos. Yo le iba pidiendo lo que necesitaba y Pedro me lo iba dando, una vez cambiado de mallas, calzoncillos y calcetines me fui hacia el avituallamiento para comer algo. Los compañeros me dijeron que no quedaba pasta y que ellos iban a ir tirando para no ir tan justos, yo les dije que comería alguna cosa y saldría a su alcance. Francisco se sentó un rato a descansar ya que había tenido rampas y quería recuperarse antes de seguir, me dijo que fuera tirando que el vendría después. 

Salí de Rodellar por al lado del albergue y entrando en un sendero para descender hasta el cauce del Mascún, en el avituallamiento nos habíamos juntado con varios corredores por lo que antes de dar alcance a los compañeros tuve que adelantar a algún corredor/a. 
Descendiendo de Rodellar hacía el puente de las cabras.

Tras cruzar el espectacular puente de las cabras comenzaba una dura subida, el calor empezaba a hacer acto de presencia y la subida se iba a hacer muy dura. En el avituallamiento con las prisas no había rellenado los bidones por lo que solo llevaba medio litro de líquido, rápidamente acabé con las reservas de líquido y le tuve que pedir a los compañeros si me podían dar justo al final de la subida.
Llegando al collado.
Habíamos llegado al collado y ni rastro de Francisco, nos sabíamos si nos daría alcance o no. Descendimos hacia el barranco del Barrasil y nos desviamos para descender por el barranco de Andrebod entre enormes paredes de roca y un sendero muy técnico con muchísima roca suelta hasta el cauce del mascún. Estábamos en una de las zonas más espectaculares de la ultra, a nuestra espalda divisamos una ventana natural en la roca con forma de Delfín. 
En el barranco de Andrebod.

En aquel punto y preparados para hacer de escobas un tramo, estaban Jordi Cot y Borja. Estuvimos un rato hablando con ellos y nos pusimos en marcha dispuestos a enfrentarnos a una nueva dificultad, debíamos ascender hacia la Ciudadela, una estructura rocosa similar a una fortificación. 
Ascendiendo hacía la ciudadela.
El calor nos estaba castigando severamente y el tiempo de corte del siguiente punto se nos echaba encima, una vez finalizamos la subida descendimos atravesando por debajo de una pared rocosa por un camino espectacular. 
Espectacular paso por la ladera rocosa.

Tras una subida y atravesar parte del pueblo abandonado de Otín descendimos por un sendero y llegamos al siguiente avituallamiento, justo antes de que nos pasaran control nos avisaron que nos quedaban 5 minutos para que cerraran el control. Preguntamos si podíamos estar allí un poco para descansar, nos dijeron que si pero que iban a desmontar el avituallamiento. Comimos bastante y repusimos líquidos y nos pusimos de nuevo en marcha.

Solo salir de Otín iniciamos una nueva subida, a lo lejos veíamos la silueta del pueblo abandonado por donde pasamos hace dos años y donde se llegaba subiendo por una pista ancha. Justo antes de encarar la pista nos desviaron y nos hicieron hacer un larguísimo tramo totalmente nuevo este año, una larga subida donde el sol nos castigó con dureza. Poco a poco las fuerzas iban disminuyendo pero seguíamos tirando de cabeza, a medida que ascendíamos pasábamos a corredores que estaban totalmente destrozados por el calor. El final de la subida tuvo su recompensa, ante nosotros un horizonte donde podíamos divisar todo el pirineo en su máximo esplendor. Llegamos a un punto donde nos ofrecieron agua y seguidamente descendimos por un camino muy técnico repleto de piedras hasta una pista que nos dejó en el avituallamiento de Bagüeste, allí nuevamente vimos a Jordi y Borja que nos preguntaron si nos habíamos perdido o que. Les dijimos que no, pero que el sol nos estaba matando.
La vista del pirineo era brutal!!


Llegando al avituallamiento de Bagüeste.
En aquel avituallamiento habían bastantes corredores descansando y algunos que abandonaban, Vicenç nos dijo que fuéramos tirando que el iba a abandonar en Las Bellostas que era el siguiente avituallamiento. Francisco no había llegado a tiempo al corte de Otín por lo que nos quedábamos solo Xavi, Natalia, Torrijos y yo. El tramo desde Bagüeste hasta las Bellostas no era demasiado complicado, pero el calor nos había dejado bastante tocados y cada vez que veíamos un remanso de agua nos daban ganas de quedarnos allí bañandonos. Al llegar a las Bellostas nos encontramos con Pedro, Maite y Francisco que habían venido a nuestro encuentro, yo estaba pensando en retirarme ya que no estaba muy fino debido al calor. Al llegar al avituallamiento estuvimos hablando entre Xavi Rodríguez y Xavi Torrijos si nos retirábamos o no, yo incluso paré el GPS y le dije a Vicenç que iba a abandonar allí. Pero Natalia insistia que no había ido hasta allí para abandonar y que iba a continuar, por supuesto Xavi no iba a dejarla sola y Torrijos si quería continuar pero no se veía capaz de seguirles el ritmo. Torrijos me comentó si salía con el para continuar juntos, como lo iba a dejar solo, aunque no estaba fino decidí que intentaría seguir pero que si no iba fino me daría media vuelta.

Puse de nuevo en marcha el GPS y nos pusimos los cuatro manos a la obra a por los 35 kilómetros que nos quedaban. Solo llevábamos 1,5 kilómetros desde que habíamos salido del avituallamiento y le tuve que pedir a Xavi si me podía dejar crema para la entrepierna ya que empezaba a notarme muy rozado y antes de sufrir hasta el final había que poner remedio. Me dejó la crema pero él y Natalia fueron tirando, Torrijos se quedó a esperarme y seguimos juntos. Empezamos a ascender y al poco le tuve que decir que fuera tirando haber si pillaba a Xavi y a Natalia ya que yo aún estaba tocado por la calor y necesitaba un tiempo para recuperarme, me senté en una roca cinco minutos y me puse de nuevo en marcha. Poco a poco iba subiendo y a medida que iba avanzando iba recuperando las fuerzas, poco a poco comencé a caminar más rápido e incluso me puse a trotar para ver si podía pillar a Torrijos. A lo lejos lo iba viendo pero no conseguía pillarlo, casi sin darme cuenta llegué al Collado de Pedro Buil donde estaba el siguiente avituallamiento. 
Ascendiendo en solitario hacía el Collado de Pedro Buil.

Me senté en una silla y me puse a comer tranquilamente, le pregunté a los chicos del control si lo que quedaba hasta el siguiente avituallamiento era muy duro o no. Me dijeron que venia un tramo bueno para recuperar que estuviera tranquilo, antes de volver a ponerme en marcha me puse los manguitos porque había refrescado un poco. Me puse de nuevo en marcha dispuesto a recuperar energías y conseguir pillar a Torrijos, como me habían dicho en el avituallamiento el tramo era una pista ancha que llaneaba por lo que me puse a caminar todo lo rápido que pude. Me pilló un corredor y estuvimos hablando un rato, a medida que avanzaba iba oscureciendo así que me tuve que parar a ponerme el frontal. La pista después de un buen rato llaneando ahora tiraba hacia abajo, decidí que tenía que probar si había recuperado la energía y me puse a correr. Me encontraba muy bien y no quedaba ni rastro de mi agotamiento físico por el calor del mediodía, avanzaba a buen ritmo incluso en subida por lo que veía que podía ser capaz de contactar con Torrijos. Cuando estaba subiendo una loma me pareció verlo pero es que además también vi que iba con Xavi y Natalia. Aceleré un poco más y conseguí darles alcance, me había costado contactar con ellos pero por fin volvíamos a caminar los cuatro juntos. Por suerte los enganché antes de de descender una bajada muy técnica hasta el Castillo de los Santo donde había control de paso, estábamos a poca distancia del siguiente avituallamiento. Tras pasar el control se descendía por un tramo de bajada muy técnico y resbaladizo, después se iba ascendiendo y recorriendo la loma de la montaña hasta que de repente llegamos al avituallamiento del Mesón de Sevil.

En este avituallamiento por fin había pasta y caldo caliente, pero yo no quise arriesgarme y decidí seguir comiendo como hasta ese momento. Algo de fruta y trozos de jamón y de una coca que estaba bastante buena, en aquel avituallamiento también nos encontramos una gran cantidad de corredores. Salimos dispuestos a afrontar los últimos 15 kilómetros de carrera. Comenzamos a descender por lo que es una pista bastante cómoda, pero lo bueno dura muy poco rato y enseguida nos desviaron para bajar por un cortafuegos. Un sendero muy técnico y equipado con una cuerda en algún punto. Los corredores allí ya iban maldiciendo y diciendo que aquello sobraba. Salimos de aquel tramo técnico y cogimos un nuevo sendero que nos condujo hasta el camino natural del Somontano, ya desde allí por pista llegamos hasta las calles del pueblo de Radiquero. A pesar de la hora que era había gente en las calles que nos animaban. Llegamos al avituallamiento y nos ofrecieron si queríamos tomarnos una cerveza o un chocolate caliente, lo que queríamos era llegar ya a Alquézar. Salimos del avituallamiento con ganas de finalizar la carrera, aún nos quedaba un ascenso antes de encarar el tramo final hasta Alquézar. 

Ascendimos por una pista por una subida progresiva y no muy dura por lo que en poco tiempo ya estábamos en la cima, ya solo quedaba descender hacia a Alquézar o eso pensábamos nosotros porque algún repecho más aunque pequeño aún tuvimos que hacer. Al llegar a la ermita de San Gregorio pensábamos que descenderíamos por el mismo sitio que hace dos años, pero nos hicieron hacer un largo tramo de pista que iba a parar al mismo sitio. Ya divisábamos Alquézar a lo lejos y de repente me empieza a avisar el frontal que me estoy quedando sin batería, por suerte enseguida llegamos al albergue y con la luz de las farolas no me hace falta cambiar la batería. Atravesamos las calles del pueblo y entramos en la línea de meta todos juntos, lo conseguimos somos Finishers!!!
Finisher de la darrera cursa Ultra del 2019.

108 kilómetros

5800 Metros de desnivel positivo

5800 Metros de desnivel negativo

11600 Metros de desnivel total acumulado

24:35 horas

En conclusión, damos por cerrada la temporada de ultras 2019. Con la Ultra-Guara Somontano acaba un año donde he realizado muchas carreras de larga distancia y en la que solo en una tuve que abandonar por problemas físicos. En el aspecto físico he de decir que a pesar del bajón que tuve por culpa del calor me he encontrado muy bien y no he notado ninguna molestia. 
Con respecto a la carrera, los tiempos de corte están pensados para correr y los avituallamientos son un poco escasos, pero la carrera pasa por zonas realmente espectaculares y vale la pena hacerla aunque sea una vez. 
Después de muchas carreras corriendo en solitario, por fin he podido compartir kilómetros con los amigos del CEI. 
Agradecerle a Pedro y Maite el seguimiento y el apoyo que nos han dado a pesar de que esta carrera no sea de las mejores para hacer seguimiento, lamentablemente Cristina no ha podido venir ya que esta embarazada de nuestro primer hijo (Marc). Ahora ya me espera la mejor carrera de mi vida que es el verlo crecer junto a Cristina. 
Agradecerle a Cristina que me dejara apuntarme a la carrera a pesar del riesgo que existía de que me llamara porque Marc estaba en camino, ahora toca frenar un poco y estar por ella y por Marc.