Esta ha sido mi
cuarta participación en la Ultra Trail del Sobrarbe, me encanta esta carrera y
además me transporta a mi infancia cuando pasaba mis vacaciones visitando estas
tierras. Ha sido una edición especial, porque he podido finalizarla y además
dedicarle la llegada a mi mujer que cumplía años. Todo empezó hace 4 años
cuando le comente a dos compañeros del club que si querían apuntarse conmigo,
el primer año éramos 3 y este año hemos venido 22 compañeros de club y amigos
que han venido a apoyarnos. Entre los acompañantes se encontraba mi mujer
(Cristina) que paso el día de su cumpleaños haciendo el seguimiento de mi
carrera.
La edición de este
año era un recorrido de 65,85 km y 3378 metros de desnivel positivo, que daba
la vuelta a la imponente Peña Montañesa. Dentro de la Ultra había la
posibilidad de hacer solamente la distancia de maratón, y quedarse en Ceresa
quedando un total de 43 km y 2420 metros de desnivel positivo.
Todo empezó el
viernes cuando recogimos los dorsales en la espectacular plaza mayor de Ainsa,
la charla técnica que realizaron desde la organización nos explicaba que marcas
había que seguir puesto que es una carrera que no está señalizada y hay que
seguir las marcas de Gr y Pr. Después de la charla nos fuimos hacia el camping
la Gorga en Boltaña, allí hicimos una cena comunitaria todos los compañeros del
club y nuestros acompañantes para cargar de energía el cuerpo para el día
siguiente.
Llego el gran día,
el reloj suena a las 4:00h de la mañana. Hago todos los preparativos y me reúno
con los compañeros para ir hacia el pabellón de Ainsa, el día había amanecido
perfecto así que confiábamos en que no nos mojaríamos. Después de tomar algo
para almorzar, nos dirigimos hacia el campo de futbol. El ambiente se iba
animando, poco a poco iban llegando corredores y la música hacia subir nuestra
adrenalina. Comienza la cuenta atrás, y casi sin darnos cuenta ya trotamos
sobre el asfalto. Al principio el ritmo que llevábamos era demasiado fuerte,
habíamos comenzado Esteve, Xavi Torrijos
y Xavi Sanz (el Presi) pero se Torrijos y Esteve se pusieron a seguir a Natalia
que trota más rápido que nosotros.
Por suerte acabo el
asfalto y entramos en una especie de riera, aquí los compañeros bajaron el
ritmo y Natalia ya se distancio de nosotros. Cuando salimos de la riera
iniciamos un tramo de subida y llegamos a un tramo espectacular de la carrera,
trotábamos por un sendero que subía y bajaba por pequeñas laderas con la imagen
de la Peña Montañesa al frente. Después pasamos una zona rocosa que formaba una
especie de tubos entre sus laderas, eso hacía que fuera una bajada divertida de
hacer.
Bonito sendero con la Peña Montañesa de fondo. |
Bajada divertida por los tubos. |
Desde ese punto fuimos subiendo ligeramente por pistas, para realizar un
tramo nuevo de esta edición. Nos habían alejado un poco el primer
avituallamiento y debíamos llegar hasta el Monasterio de San Beturian, la
subida que había antes de llegar al monasterio era una ladera vertical bastante
inclinada. Al poco de llegar al monasterio, vimos que llegaban Martí, Eugeni,
Gemma, Jordi y Esther. Los saludamos y seguimos nuestro camino, el primer tramo
después del monasterio era una bajada bastante larga por una pista bastante
buena. Después fuimos subiendo bordeando la montaña, a medida que subíamos
íbamos viendo un paisaje diferente. Casi sin darnos cuenta estábamos entrando en
las calles de San Juan de Toledo, habíamos llegado con 1 hora de adelanto con
respecto al cierre. No llevábamos ni 2
minutos allí y llegaron los compañeros, decidimos que iniciaríamos la subida
todos juntos. Por suerte el calor no era excesiva y en las zonas en la que daba
la sombra corría un airecito fresquito que se agradecía, a medida que íbamos
subiendo los compañeros se iban distanciando y al final volvíamos a estar
Esteve, Torrijos, el Presi y yo. La subida era dura en su inicio, pero después
se subía zigzagueando y mas cómodamente. Justo a la mitad de la subida había un
voluntario que te ofrecía vasos de agua de una fuente cuya agua estaba
fresquísima y sentaba de maravilla. Desde la fuente hasta la cima, el camino
transcurría por pastizales y pequeños tramos de bosque. Una vez arriba nuestros
ojos se deleitaban con las vistas imponentes que había a uno y otro lado del
collado, iniciamos la bajada hasta el siguiente avituallamiento que se
encontraba en el collado Cullivert.
Esteve y el Presi en un momento de la subida. |
Afrontando el tramo final de la subida. |
En el Collado el Santo con el Cotiella a nuestra espalda. |
El primer tramo de la bajada era por un
pedregal con vistas al Cotiella, después se bajaba atraves de un bonito bosque.
Al llegar a Cullivert nos encontramos con un montón de vacas que pastaban tan
tranquilas, ajenas a la carrera y realizando sus costumbres diarias.
Hasta el siguiente
avituallamiento había 9 kilómetros, una larguísima bajada conectando diversos
tramos de pista. Justo antes de llegar al avituallamiento, había un abrevadero
en el camino que nos fue perfecto para refrescarnos. Justo antes de salir del
avituallamiento, llegaron Martí y Eugeni al parecer el resto de compañeros se
había quedado un poco más atrás. Tal y como nos sucedió hace dos años, este
tramo de la carrera se nos hizo muy duro. Un continuo sube y baja por un
sendero que discurría por un espectacular bosque, en el cual encontramos zonas
técnicas, zonas resbaladizas y zonas de muy buen pisar en general un tramo muy
completito. Durante mucho rato nos preguntábamos si habían cambiado el tramo,
ya que hace dos años nos habíamos encontrado un voluntario en medio del bosque
que informaba de la distancia a Ceresa. Efectivamente nuestra memoria no nos
engañaba, nos encontramos al voluntario y nos informo que quedaban 4 kilómetros
para Ceresa. El primer tramo de los 4 kilómetros era por un sendero muy chulo,
después entrabas en una pista en la cual tenias unas vistas panorámicas del
Monte Perdido impresionantes.
Llegando al Collado Cullivert. |
Vistas espectaculares en la pista que llevaba a Ceresa. |
Torrijos mira hacia Ceresa que se esconde bajo la mirada de la Peña Montañesa. |
En la pista había un par de subidas que tocaban
un poco la moral, pero después de la última subida por fin veíamos el pueblo de
Ceresa bajo la silueta de la peña Montañesa. Bajamos lo más rápido posible pues
íbamos bastante justos de tiempo, a la entrada del pueblo nos esperaban
familiares y amigos que nos vitorearon a nuestra llegada.
Me dio mucha
alegría ver a mi mujer y darle la primera felicitación de cumpleaños del día,
después nos esperaba una bebida fresquita que nos habían traído. Yo aproveche
el parón para hacer un cambio de neumáticos y reponer energías con un trozo de
chocolate, al poco de estar allí llegaron Martí y Eugeni y dijeron que ellos se
quedaban en la distancia de maratón. Proseguimos nuestra marcha convencidos de
que los compañeros que quedaban no tendrían tiempo de pasar el corte, iniciamos
la subida hacia la Collada de Ceresa con la idea de no forzar en exceso la
maquinaria. El tramo inicial era una pista que subía progresivamente, pero
después giraba y se metía en un sendero. Íbamos subiendo y poco a poco el Presi
se iba quedando cada vez más atrás, hasta que nos tuvimos que parar a
esperarlo. Cuando llego se tumbo en el suelo y nos dijo que necesitaba 5
minutos para descansar, recordando lo mal que lo había pasado hacia dos años
les dije a mis compañeros que yo iría tirando y me esperaría más arriba. Cuando
llevaba unos metros, escuche como llegaba una chica y nos decía que venían las
escobas. Yo proseguí y 1 km más adelante me pare a esperar a los compañeros,
cuando llegaron me lleve una agradable sorpresa pues las compañeras Esther y
Gemma habían conseguido pasar el corte y venían con los escobas y los
compañeros.
Me alegro la idea
de juntar un buen grupo de cara a la llegada, ahora ya éramos 6. Nos habíamos
juntado Torrijos, Esteve, Gemma, Esther, el Presi, los dos escobas y yo.
Torrijos y Esther se pusieron a tirar con fuerza en la subida, una dura e
inclinada subida por sendero por el interior de un espeso bosque. Poco a poco
nos subdividimos en pequeños grupos y primero llegaron Torrijos y Esther a la
collada, después llegamos Gemma y yo y tras nosotros Esteve, el Presi y los
escobas.
Vistas desde la Collada de Ceresa. |
Cuando iniciamos la bajada tenia sensaciones muy parecidas a las de hacía
dos años, pero me encontraba bastante bien físicamente. La bajada hasta el
pueblo de Oncins donde estaba situado el corte horario, era resiguiendo una
ruta muy famosa de la red de rutas de btt. Una bajada por un camino espectacular
que serpentea a través de bosques y senderos que discurren por el filo de la
montaña, con unas vistas espectaculares del valle. A Oncins llegamos Torrijos y
yo juntos, pero con muy poco margen con el cierre. Por suerte los compañeros
llegaron bastante rápido, los escobas les habían dicho que se cerraba en
Torrelisa y gracias a ello llegaron bien. Cuando reemprendimos la marcha Esteve
nos pidió unos minutos para recuperarse pues estaba fundido, a Torrelisa
llegamos bastante rápido puesto que el terreno permitía avanzar con cierta
velocidad. En Torrelisa no había nadie, nada que ver con hace dos años donde estaba
el avituallamiento y te rociaban con una manguera para combatir el calor.
Torrijos y Gemma apenas pararon nada a descansar, y yo seguí junto a Esther ya
que el presi nos dijo que fuéramos tirando porque Esteve tenía que descansar.
Vistas espectaculares durante la bajada. |
Sendero muy famoso entre los bikers de la zona. |
Proseguimos
nuestro camino intentando avisar a Torrijos y Gemma de que frenaran para
esperar a Esteve, los conseguimos atrapar justo al inicio de un sendero que
poni “camino de los muertos” seguimos juntos unos metros, pero enseguida
Torrijos y Gemma aceleraron el ritmo. El sendero que cogimos era espectacular,
su primera parte discurría por un bosque espectacular y después pasaba por
encima de un barranco formado por las corrientes de agua erosionando la piedra.
Tras una pequeña subida llegamos al Pueyo de Araguas, cada vez veía más cerca
el poder conseguir finalizar la marcha. Esther y yo dudamos unos instantes si
esperar al Presi y Esteve, pero como vimos que Torrijos y Gemma habían seguido
y que quedaban 45 min para el cierre de carrera decidimos seguir.
Vistas de la Peña Montañesa desde el Pueyo de Araguas. |
Salimos trotando
y pasando por la misma zona que se pasa en la otra edición de la Ultra, un
sendero que discurre por una especie de dunas de piedra. Tras salir del sendero
conectamos con la carretera que iba hacia Ainsa, a la altura del camping y
cuando quedaba 1 km vimos a Betlem, Marta, Conxi y Angelines y les comentamos
como iba el Presi y Esteve. Unos metros más adelante ya se sentía el Ambiente de
la llegada, los bellos de punta y entrada triunfal al campo de futbol. Tal y
como tenía preparado para sorprender a mi mujer (Cristina) me pare en medio de
la vuelta al campo, el speaker comentaba que estaba pasando y que hacía. Me
puse la camiseta de felicitación y me dirigí hacia meta junto a Esther, lo había
conseguido y por partida doble. Por fin había acabado la Ultra Trail del
Sobrarbe y había conseguido sorprender a mi mujer, esperamos que llegaran los
compañeros y después hacia el camping a ducharse.
Con Cristina en la linea de meta. |
Cenamos en familia para
celebrar el cumpleaños de Cristina y al día siguiente realizamos un almuerzo
comunitario con todos los compañeros del club.
Expedicion del Cei en la Ultra Trail del Sobrarbe. |
65,85 kilómetros
3378 metros de
desnivel positivo
3378 metros de
desnivel negativo
6756 metros de
desnivel total acumulado
13:45 horas
En conclusión, ha
sido un fin de semana inolvidable. He realizado el deporte que más me gusta y además
he podido estar con Cristina celebrando su cumpleaños, se que siempre me repito
pero es un placer poder compartir kilómetros con los compañeros del CEI. Lástima
que Juanito; Marcos y Ramón no hayan podido venir, y otros compañeros que se
quedaron con las ganas. Ahora el pensamiento esta puesto en el gran reto de la
temporada, el Ultra Mitic de Andorra, vamos con la idea de pasarlo bien y no
sufrir así que si en algún momento lo pasamos mal daremos media vuelta.
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