Primeros de marzo y
ya tocaba enfrentarse a la primera Ultra de la temporada, esta vez formaría
equipo con mis amigos del CEI, Esteve, Francisco y Xavi Torrijos y nos
llamaríamos The Serrallongues. Nos íbamos a enfrentar a las 100 Millas Sierras
del Bandolero, una carrera que se celebra en las provincias andaluzas de Cádiz
y Málaga, recorriendo los caminos y senderos por donde transitaban los
bandoleros.
Una semana antes de
la carrera íbamos controlando el tiempo, ya que según los hombres del tiempo y
cualquier página de internet que consultases, se aproximaba una gran borrasca
que iba a azotar con violencia las zonas por donde discurría la carrera.
Durante la semana
desde la organización nos hacían llegar información a través de las redes
sociales, donde nos informaban de las decisiones que iban tomando. Primero
recibimos un mail donde nos recortaban la carrera de 166 km. a 160 km. A medida
que se aproximaba la fecha de viajar hacia Cádiz el tema meteorológico no tenía
pinta de mejorar. Justo la noche antes de coger el avión recibo un mail, habían
recortado la carrera de 160 km. a 136 km. debido a inundaciones en las
cercanías de Ronda. Por lo tanto solo iríamos hasta Montejaque y volveríamos
por el mismo sitio hasta Villaluenga y de allí hasta Prado del Rey, este cambio
me obligó a levantarme muy pronto y descargarme el nuevo track por si acaso (siempre
me gusta llevarlo aunque la carrera esté impecablemente marcada).
Primera modificación del recorrido |
Segunda modificación del recorrido, finalmente hubo una tercera. |
Viernes, día de la
salida de la carrera. Nos levantamos pronto y vamos hacia el aeropuerto donde
nos encontramos con Xavi y Francisco ya que Esteve había ido en coche el día
anterior. Nuevamente y ya son muchas carreras, me acompañan mi mujer Cristina y
mi amigo Jordi. En el aeropuerto dudábamos si nos dejarían pasar los geles para
la carrera (después no nos tomamos ninguno) finalmente pudimos pasar los
controles sin problemas. A las 9:00h llegamos al aeropuerto de Málaga y desde
allí fuimos en coche hasta Prado del Rey, llegamos a Prado a las 12:30 h.
porque nos habíamos parado a almorzar.
Al llegar a Prado
del Rey nos recibió la lluvia, mal presagio de cara a la carrera ya que no tenía
pinta de que el tiempo fuera a cambiar. Recogimos los dorsales y las etiquetas
para colocar en las mochilas de las bases de vida y nos quedamos esperando para
ver si llegaba Esteve con su familia, cuando Esteve recogió el dorsal nos
fuimos todos a un bar cercano. Mientras esperábamos que nos sirvieran la
comida, apareció un tío que llevaba un chaleco del club organizador y nos
preguntó si la carrera se iba a disputar. Le dijimos que en principio nadie nos
había avisado de que fueran a suspender la prueba, entonces el tío nos dijo que
él era guía de la zona y que estábamos en alerta naranja y era una temeridad
adentrarse en la sierra con ese tiempo, nos dijo incluso que en los últimos
días habían muerto dos personas por rayos. No le prestamos mucha atención, pero
lo que nos dijo nos dejó un poco acojonados.
Después de comer
nos fuimos todos a la casa que tenía alquilada la familia de Esteve, allí
intentamos organizar las mochilas de las bases de vida y la que íbamos a llevar
puesta en carrera.
4 amigos dispuestos a disfrutar en la montaña. |
La carrera salía a las 18:00 h. así que a las 17:00 h. nos
fuimos para la zona de salida, la lluvia era muy fuerte y nos tuvimos que
resguardar dentro de la iglesia ya que la carpa que había junto a la meta aún
no estaba montada del todo. Nos dieron permiso y nos metimos en la carpa
esperando para tomar la salida y meternos en el fregao, cuando quedaban 25 min.
para salir apareció Chito, el speaker.
Esperando a que llegara la hora de la salida. |
Nos pidió un poco de silencio y nos
dijo, que después de estar reunidos durante un buen rato habían decidido
posponer la salida al sábado a las 10.00 h. el motivo era que nos encontrábamos
en alerta naranja y era totalmente desaconsejado salir a la montaña en esas
condiciones, a nosotros la decisión nos pareció de lo más sensata, aunque nos
hipotecaba un poco la carrera ya que el domingo teníamos que coger un avión y
saliendo el sábado a las 10.00 h. tendríamos que intentar acabar en 28 horas
para tener tiempo para comer y trasladarnos a Málaga a coger el avión.
Aprovechando la suspensión, nos relajamos y nos fuimos a tomar unas cervezas a
un pub (yo una coca cola que no bebo)
Relajados después del aplazamiento de la prueba. |
Tras un buen rato de charla Cristina,
Jordi y yo nos fuimos hacia el Bosque que estaba a unos 7 km. y era el pueblo
donde Cristina y Jordi tenían el alojamiento. Francisco y Xavi se fueron a
dormir a la casa de Esteve. Al llegar al Bosque le preguntamos a José el dueño
del hostal, si podría colocarnos una cama en la habitación para que yo pudiera
dormir. Como había pasado lo que había pasado con la carrera, no nos puso
ningún problema y se portó muy bien con nosotros. Tras cenar nos fuimos a
dormir ya que había que aprovechar que podríamos descansar bastante rato de
cara a la carrera.
Sábado, llegó el
gran día. Me levanté con ganas de vivir la aventura y al contrario de muchas
carreras en las que he participado, con cero nervios y seguro de mi mismo. Tras
almorzar junto a otros corredores alojados en el hostal, fuimos hacia la casa
de Esteve para recoger a Xavi y Francisco. Ya todos juntos nos fuimos hacia la
salida. El día se había levantado sin muchas nubes y al menos en la salida
parecía que la lluvia nos iba a respetar.
Después de hacernos
la foto de rigor y despedirnos de nuestro equipo de apoyo, nos dirigimos hacia
el corralito.
Momentos previos antes de entrar al corralito. |
Como material obligatorio nos pidieron que mostráramos la manta
térmica, también nos recomendaron que lleváramos todo lo que habían pedido de
material obligatorio. Nosotros no teníamos problemas ya que siempre llevamos
material de sobras. Al haber amanecido un buen día decidimos salir los 4 con la
camiseta del club y con manguitos. Cuando quedaban 10 minutos para empezar la
carrera escuchamos el juramento Bandolero, una serie de juramentos en las que un
bandolero nos hacia levantar el puño y gritar “si lo juro”
en cada uno de
ellos, una vez finalizado el juramento y ya sintiéndonos unos auténticos
bandoleros escuchamos la música épica de la megafonía y como Chito nos alentaba
con lo que íbamos a encontrarnos.
Por fin llegó la hora,
salimos puntuales con la música de Curro Jiménez de fondo y las calles de Prado
del Rey repletas de gente. Al salir del pueblo ya estábamos plenamente metidos
en la carrera, los primeros tramos nos animaban a correr ya que el camino era
siguiendo caminos anchos en los que habían algunos charcos pero que se pasaban
bien. Trotábamos en los tramos de bajada y caminábamos en los llanos y las
subidas, tras pasar unas salinas llegamos a la primera dificultad de la
carrera, una zona del camino estaba repleta de barro y parecía que andábamos
borrachos.
Primeros tramos embarrados. |
El tiempo se mantenía estable y la temperatura era muy agradable,
casi sin darnos cuenta llegamos al Bosque donde nos esperaba nuestro equipo de
apoyo. A la entrada del pueblo nos encontramos con Betlem, Roger y Esteve Jr, y
casi llegando al avituallamiento nos esperaban Cristina y Jordi.
Llegando al Bosque km 12,9 |
Saliendo del avituallamiento. |
Tras
avituallarnos bien nos dispusimos a afrontar la primera subida de la Ultra,
salimos del Bosque y cogimos un sendero ascendente. Allí había un chico que nos
animaba y nos animaba a disfrutar de la sierra, mientras subíamos tuvimos que
pasar a algunos corredores que iban bastante despacio. Poco a poco fuimos
ganando metros de desnivel positivo mientras recorrimos una zona muy parecida
al país vasco, mientras íbamos subiendo nos pasaron los primeros corredores de
la Bandolerita (la carrera de 87km, que salía 1 h más tarde que la nuestra).
Momentos antes de que nos adelantaran los de la Bandolerita. |
Una vez coronamos
la parte más alta, iniciamos una larga bajada por pista. Llegamos a un
avituallamiento que había colocado la organización para que no se nos hiciera
muy largo el tramo hasta los Llanos de Campo, tras salir del avituallamiento
venía una subida bastante fuerte por una zona pedregosa. Mientras íbamos subiendo
Esteve nos pidió que aflojáramos un poco el ritmo ya que le costaba seguirnos,
al llegar al final de la subida llegamos a un espectacular valle donde encontramos
algunas vacas pastando.
Con Xavi antes de bajara a Llanos de Campo. |
Descendimos atravesando bonitos senderos hasta llegar a
la carretera, allí nos encontramos nuevamente con nuestro equipo de apoyo. Nos
animaron a nuestro paso y nos dijeron que nos encontraríamos un poco más arriba
en el avituallamiento, seguimos un camino paralelo a la carretera hasta que
llegamos a Llanos de Campo que era donde estaba situado el avituallamiento.
Estaba situado en una especie de porche donde había muchísima gente entre
corredores y acompañantes. Esperábamos encontrar algo sólido para reponer
energías pero en el avituallamiento solo había fruta y chucherías. Suerte que
Cristina nos dio unos donuts para que nos los comiéramos.
Llegando a Llanos de Campo. |
Dispuestos a continuar tras avituallárnos bien. |
Una vez bien
avituallados nos pusimos de nuevo en marcha. Estábamos en el km. 22,4 y
llevábamos un buen ritmo, pero ya no veríamos a nuestro equipo de apoyo hasta
el km. 42 en la base de vida de Villaluenga.
Llevábamos unos 500
metros desde que habíamos salido del avituallamiento y se puso a llover, en
principio decidimos aguantar sin ponernos el chubasquero pero a los pocos
minutos tuvimos que parar debajo de un árbol a equiparnos ya que empezaba a
llover con ganas. Seguimos subiendo hacia el Puerto del Boyar, pasamos la
carretera que lleva al puerto y caminamos por un sendero paralelo. El sendero
serpenteaba por el interior de un bosque en pequeños sube y baja, la decisión
de la organización de haber retrasado la salida al sábado nos estaba
permitiendo disfrutar de un paisaje que de noche no hubiéramos podido admirar.
Hubo un momento en el que la lluvia cesó durante unos minutos y pudimos admirar
el bonito valle que se apreciaba mientras ascendíamos al Puerto del Boyar,
seguimos subiendo acercándonos de nuevo a la carretera.
El tiempo nos permitió disfrutar del paisaje por un momento. |
Volvimos a caminar un
rato al lado de la carretera hasta que llegamos a la cima del puerto, allí
saludamos a Chito antes de meternos en el avituallamiento. Por fin encontramos
algo sólido, bocadillos de pan de molde. Tras recuperar fuerzas nos dispusimos
a afrontar la subida al Simancon, antes de iniciar la subida Chito nos dijo “señores
se van ustedes al infierno” unas palabras que más tarde entenderíamos.
Por suerte no llovía
y la subida no pintaba tan dura como pensábamos, poco a poco fuimos ascendiendo
y disfrutando de un paisaje magnifico. Nos encontrábamos bien y con ganas de
seguir disfrutando la carrera, pasamos la zona de los Lapiaces, un autentico laberinto
de rocas que tenía un parecido con la zona del Aizkorri en el país vasco.
Disfrutando de la carrera como niños. |
Llaneando por los Lapiaces. |
Tras
llanear un rato por el laberinto de piedras iniciamos una bajada por piedra
resbaladiza, nosotros pensábamos que era la bajada hasta Villaluenga que todo
el mundo había avisado que era muy complicada. A medida que íbamos bajando comenzó
a llover con fuerza nuevamente tras 30 minutos de tregua, seguimos bajando y
después comenzamos a subir de nuevo. Al llegar a la cima a la lluvia se le unió
un fuerte viento que nos golpeó con fuerza haciéndonos coger bastante frio, por
suerte a medida que descendíamos la sensación de frio iba desapareciendo.
Cuando habíamos descendido un poco nos encontramos a un tío que nos dijo que
venía una bajada muy resbaladiza y donde estaban resbalando muchos corredores.
Por suerte nosotros pasamos sin ningún problema, seguimos subiendo una pequeña
cima e iniciamos la bajada hacia Villaluenga. Bajo una insistente lluvia
comenzamos a descender por un sendero vertical con barro y rocas resbaladizas,
esa bajada nos estaba dejando tocados psicológicamente.
Descenso vertical, al fondo Villaluenga del Rosario. |
Por suerte al llegar a
Villaluenga del Rosario nos recibieron los miembros de nuestro equipo de apoyo,
eso nos dio muchos ánimos. Entramos al avituallamiento y nos dijeron que las
mochilas donde teníamos la ropa seca las teníamos en el edificio de enfrente,
con las bolsas de vida en nuestro poder procedimos a cambiarnos de ropa y
ponernos ropa seca.
Cambiándonos de ropa para afrontar la noche. |
Fuimos al avituallamiento y repusimos fuerzas antes de
afrontar el tramo hasta Montejaque que haríamos de ida y vuelta, nos despedimos
de nuestros acompañantes ya que no los volveríamos a ver hasta la mañana
siguiente.
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