Por fin llegó la
carrera que llevaba esperando todo el año, la Ehunmilak (las cien millas
vascas). Este año iba a ser mi tercera participación, la primera vez que
participé fue el año 2017 pero cuando iba por el km 107 lo tuve que dejar por
un principio de hipotermia. El año pasado fue mi segundo intento, había
entrenado bien y llegaba muy preparado tanto física como mentalmente, pero
lamentablemente las tormentas eléctricas me privaron de ser finisher. Este año
era mi tercera participación, ¿Sería esta la definitiva? ¿Tendríamos buen tiempo? ¿Tendría algún problema muscular?
La Ehunmilak es una espectacular Ultra
Trail que se celebra en el País Vasco. Se recorre por los mágicos montes de 5
comarcas de Euskal Herria, el Goierri, Urola, Urola Kosta, Debagoiena y
Tolosaldea. La carrera surgió de la idea de su organizador ya que un día
participó en la UTMB (Ultra Trail du Montblanc) en Francia y quedó enamorado de
la prueba. Después de participar en aquella prueba pensó, por qué no se puede
hacer una prueba parecida aquí en mi tierra y así nació la Ehunmilak que en
euskera quiere decir cien millas.
Durante el fin de semana se celebran
tres pruebas:
La Ehunmilak Ultra-Trail con salida el
viernes a las 18:00h y con 168 kilómetros y 11000 metros de desnivel positivo.
La G2haundiak Goierri Trail con salida
el viernes a las 23:00h y con 88 kilómetros y 6000 metros de desnivel positivo.
La Marimurumendi maratón con salida el domingo
a las 8:00h y con 42,195 Kilómetros y 2300 metros de desnivel positivo.
Este año se celebraba la décima edición
de la prueba reina y los dorsales de todas las carreras se habían agotado por
primera vez, además también se había superado el record de voluntarios con 1600, a más de un voluntario por corredor.
La aventura daba inicio el jueves
después de trabajar, al mediodía nos pusimos dirección a Beasain toda la
expedición de la Ehunmilak. En esta nueva aventura me iba a acompañar un gran
equipo de apoyo, mi mujer Cristina, mi suegro Antonio y mi amigo Pedro de
Martorelles que iba a debutar en el seguimiento de una prueba de larga
distancia. Tras varias paradas para descansar por el camino por fin llegábamos
a Beasain, tras acomodarnos en el hotel esperamos a que llegaran dos amigos del
CEI, Vicenç que correría conmigo la carrera y Maite su mujer. Cuando llegaron
nos fuimos a cenar a un bar que conocíamos de años anteriores. Tras una buena
carga de energía tocaba irse a descansar para el día siguiente donde Vicenç y
yo nos íbamos a enfrentar a una gran aventura.
Viernes 12 de julio horas previas a la carrera.
Cristina y yo nos levantamos pronto y
nos pusimos a preparar las cosas que iba a meter en las bolsas de vida y acabar
de cargar algunas cosas que me quedaban, a las 8:30h nos fuimos con Pedro y
Antonio hacia el pueblo para desayunar, Vicenç y Maite vendrían más tarde.
Cuando estábamos almorzando vimos que llegaban Jordi Cot un amigo de Monzón y
Borja amigo de Jordi. Se sentaron con nosotros y enseguida llegaron Vicenç y
Maite, después de un rato de buena tertulia nos dirigimos todos en busca del
dorsal. La recogida de dorsales es todo un ritual en la Ehunmilak, primero
entras en la zona de recogida de dorsales, pasas una primera mesa donde enseñas
el dni y te dan una hoja con todo el material que has de llevar. Lo siguiente
es pasar por otra mesa para enseñar todo el material obligatorio, si lo leéis
bien hay que enseñar absolutamente todo el material que te exigen. Una vez
revisado el material te hacen pasar por otra mesa en la que te colocan una
brida conforme tu mochila esta revisada, de allí pasas a otra mesa donde te
entregan el dorsal y el localizador GPS. En la siguiente mesa te entregan una
camiseta conmemorativa, en la siguiente te entregan las bolsas para las dos
bases de vida Tolosa km 77 y Etxegarate km 130 y por último te entregan un vaso
y una bolsa para desechos y te hacen coger un papel de un sorteo, ni que decir
tiene que no me tocó nada jejeje.
Justo cuando salimos de la entrega de
dorsales nos encontramos con Xavi Cots también del CEI que también venía a
correr, Xavi se vino con nosotros y tras la recogida de dorsales nos hicimos
las típicas fotos de grupo, después fuimos al hotel para preparar las bolsas de
vida. Una vez preparadas volvimos al pueblo para ir a hacer unas tapas, antes
de ir hacia el bar donde tomaríamos las tapas me encontré con Alberto Ahumada
que debutaba en unas cien millas. Tras tomar unas tapas nos dirigimos todos
hacia la pasta fiesta, una comida gratuita para corredores y donde podían comer
los acompañantes por un módico precio.
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La expedición de la Ehunmilak al completo. |
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Comiendo en la pasta fiesta. |
Tras recargar energías fuimos a entregar
las bolsas de vida a la zona de salida y después nos dirigimos hacia el hotel
para intentar dormir algo de cara a la carrera, si todo iba bien iban a ser dos
días sin dormir. La verdad es que me tumbé y conseguí dormir media hora, pero
lo importante es que había descansado unas dos horas tumbado en la cama. A las
16:15h me levanté de la cama para ducharme y comenzar a vestirme, había estado dudando si salir con
las bambas nuevas o utilizar unas viejas y finalmente me decidí por utilizar
las viejas y si no tenía buenas sensaciones cambiarlas en algún punto ya que
Cristina las llevaría siempre con ella.
A las 16:45h nos fuimos todos hacia la
zona de salida, el ambiente era espectacular. Las calles de Beasain se iban
llenando de gente, los corredores iban llegando en cuentagotas. Antes de entrar al corralito vimos al
gran favorito Javi Domínguez, un corredor elite mezclado entre corredores
amateurs es una cosa que solo sucede en las carreras de montaña. Cuando entras en el corralito te hacen un
nuevo control de material, esta vez solo me pidieron si llevaba la manta
térmica, menos mal porque lo llevaba todo muy bien puesto en la mochila. Nos
sentamos en un rincón y enseguida vimos entrar en el corralito a Jordi Cot y
Borja, nos pusimos a hablar un rato. Cuando quedaban unos 20 minutos para dar
la salida les dije a los compañeros que a mí me gustaría salir desde lo más
adelante posible, no con la intención de
ir rápido sino de no pillar mucho atasco. Cuando quedaban unos 15 minutos para
salir vimos que llegaba Martí, el compañero del CEI que quedaba por llegar, a 10
minutos de salir tocan la txalaparta un instrumento de percusión, tradicional
del país vasco.
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Con los compañeros del CEI preparados para disfrutar. |
También hicieron un canto en Euskera, el organizador de la
carrera nos hizo una breve explicación de cómo iba a evolucionar la
meteorología y al parecer la noche del sábado al domingo iba a ser movidita. A
5 minutos de la salida bailaron el El aurresku de honor (una danza vasca que se baila a modo de reverencia).
Había llegado el gran momento, comenzaba
la cuenta atrás en vasco y arrancamos el sueño de las cien millas.
Viernes 12 de julio 18:00h la carrera.
Beasain – Zumarraga 21,63 km 1850+ 1230-
Tiempo límite: 4:25 horas tiempo
invertido: 3:23 horas
Los primeros metros por las calles de
Beasain es una experiencia indescriptible, adrenalina a tope porque ya has
empezado la carrera y una multitud animándonos a nuestro paso.
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Las calles de Beasaín repletas de gente. |
Al pasar por
donde estaban Cristina, Pedro, Antonio y Maite les saludo y sigo corriendo por
la inercia de seguir al que llevas delante. Los primeros metros de las carreras
en subida siempre me cuesta mucho arrancar, Vicenç me lleva unos metros de
ventaja pero le sigo de cerca. Los primeros dos kilómetros son por asfalto y
siempre en ascenso, mi idea era intentar hacer todo ese tramo corriendo para
intentar no pillar un tapón que se forma algo más adelante. Vicenç poco a poco
se va quedando atrás, acabado el asfalto se iniciaba una subida por pista ancha
en la que me puse a caminar rápido. Justo antes de entrar en aquella pista me
encontré con Alberto Ahumada que había salido muy rápido, le comenté que debía
dosificar sino más tarde lo podría pagar. Mientras subía a buen ritmo me
adelantaron Jordi y Borja, unos metros más adelante llegué a la zona del
atasco. Se dejaba la pista y se entraba en un sendero, la entrada del sendero
era estrecha y se forma tapón todos los años. El año pasado perdimos 10 minutos
en ese tramo, por suerte no estuve ni dos minutos. El sendero tenía una
inclinación considerable pero era muy corto y nuevamente se salía a la pista
ancha, miré hacia atrás para ver si veía a Vicenç, Martí y Xavi pero no los veía.
Se continuaba subiendo por camino ancho y con un paisaje magnífico, pasando
junto a un caserío. La pista iba subiendo y subiendo hasta que de repente vi al
fondo la antena y la enorme cruz que había en la primera cima de la carrera, al
llegar arriba te recibía una gran multitud de público.
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Llegando a Usurbe la primera cima de la carrera. |
Ya tenía hecha la
primera subida, antes de arrancar hice unas fotos y miré para ver si veía a los
compañeros. Decidí que esperaría zumarraga para ver cómo iban, tocaba descender
por un divertido sendero entre frondosa vegetación.
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Disfrutando por los senderos. |
Al final del sendero se
llegaba a un cruce repleto de gente animando, nuevamente se iniciaba una nueva
subida por pista. Al final de la subida se descendía por un bonito prado verde
donde aproveché para trotar un poco, me estaba encontrando bastante bien pero tenía
que dosificar energías.
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Alfombra de hierba para descender. |
Tras el descenso se subía una pequeña colina y nos adentramos en un bonito bosque, decidí caminar rápido y no malgastar energías
en el llano y disfrutar de aquel maravilloso entorno. Tras cruzar el bosque se descendía
por sendero y rápidamente se llegaba a las proximidades del avituallamiento de
Mandubia, antes de llegar al avituallamiento y en el interior del bosque se reunían
grupos de personas formando pasillos animando a los corredores. La llegada al
avituallamiento de Mandubia es uno de los momentos más espectaculares de la
carrera, un enorme pasillo humano da la bienvenida a los corredores y llegas
allí con la energía a tope. Justo antes de entrar al avituallamiento escuché que gritaban mi nombre, miré y vi que era Oriol Prat que había venido junto a
sus hermanos a correr la Marimurimendi.
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En el avituallamiento de Mandubia. |
Entré en el avituallamiento y me comí
algo de fruta y tomé un botellín entero de isotónico, antes de arrancar me
acerqué a la valla y hablé un poco con Oriol. Ya cuando me iba saludé a los hermanos
Prat Adrià y Guillem, ya llevaba 10 kilómetros de carrera y las sensaciones
eran buenas hasta aquel momento. A pesar del rato que estuve en el
avituallamiento los compañeros no llegaban, solo salir del avituallamiento me encontré
con Martin un compañero de Aragón con el que he coincidido en varias carreras.
Tras una subida por pista se llegaba a una ermita donde nuevamente te
encontrabas con mucha gente animando.
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Llegando a la ermita. |
El día estaba siendo muy bueno en el
aspecto meteorológico lo que beneficiaba para que la gente se congregara a
animar. Solo salir de la ermita se descendía por una pista bastante inclinada y
después se llaneaba durante un buen rato para nuevamente subir, en las subidas
me lo tomaba con calma y marcaba un ritmo cómodo pero sin forzar. Tras la
subida se descendía por una pista y ya se podía ver la siguiente cima que
debería hacer, poco a poco descendía y me acercaba al inicio de la subida.
Pasado un caserío empezaba el tramo complicado, el camino se estrechaba y se
inclinaba de una manera brutal. Además había que ir sorteando algún que otro
árbol caído. Una vez acabado aquel tramo de bosque inclinado me tomé un pequeño
descanso para admirar las vistas, era el primer año de los tres que había ido a
la carrera que podía admirar la inmensidad del paisaje.
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Tramo de subida muy inclinado. |
Para llegar a la cima aún quedaba hacer un tramo de sendero en zigzagueo, antes de llegar a la cima
había un buen grupo de chicos/as animando y gente de la organización que
cantaban tu dorsal y te animaban por tu nombre. Había llegado a la segunda cima
y aquel momento había que inmortalizarlo, así hacía un poco de tiempo por si
llegaban los compañeros.
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Encarando el tramo final de la subida. |
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Segunda cima de la carrera Izaspi |
Tocaba descender hasta Zumarraga, se cruzaban dos
pasos de valla y se entraba en un bosque por el que se descendía por un rápido
sendero donde aproveché para acelerar mi ritmo. Tras salir del bosque se
llegaba a una pista por donde se descendía 1,5 km, durante el descenso se atraviesan pequeños núcleos de casas repletos de gente animando. Tras bajar un
tramo de carretera se encaraba el tramo final para entrar al pueblo, se descendía
por un estrecho sendero cimentado donde se podía correr rápido si querías, que
no era mi caso. Rápidamente se llegaba a la entrada de las calles de Zumarraga,
una vez en el pueblo me puse a caminar para no gastar energías tontamente. Tras
atravesar un gran parque se llegaba a la zona del paseo que llevaba hasta el
frontón donde estaba situado el avituallamiento, cuando quedaba poco para llegar
ya vi a Cristina, Pedro, Maite y Antonio.
Yo seguí hasta la entrada del
avituallamiento y una vez dentro me esperaba Cristina. Maite, Pedro y Antonio
se habían quedado fuera para ver si venían los compañeros. Me estuve unos 10
minutos en el avituallamiento bebiendo y comiendo para reponer fuerzas de cara
a lo que venía, Cristina me dijo que los compañeros venían a 20 minutos así que
era mucho tiempo para esperarlos ya que corría el riesgo de enfriarme.
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Reponiendo fuerzas en Zumarraga. |
Zumarraga – Azpeitia 33 km 1950+ 2350-
Tiempo límite: 13:45 horas Tiempo invertido: 10:54 horas
Salí del avituallamiento de Zumarraga recargado
de energía y confianza, me despedí de Cristina, Antonio, Pedro y Maite a la que
le dije que le dijera a Vicenç que iba a aflojar el ritmo para ver si me
pillaban. Me iba a enfrentar a la primera noche y estaba solo. Salí de Zumarraga siguiendo una calle repleta
de gente animando. Solo salir se cruzaba dos veces una carretera hasta que
finalmente se subía por asfalto hasta un merendero, aún había bastante luz así
que quería intentar llegar a la cima que tenía que hacer sin encender el
frontal. El bosque que subía hacia la cima no era excesivamente inclinado y
pude marcar un buen ritmo de subida. Llegué a la cima bastante justo de luz ya
que al ser un bosque frondoso y no ponerme el frontal la visibilidad era
bastante reducida. Una vez en la cima me quedé sorprendido por la gran cantidad
de gente que había animando, el año pasado llegamos allí y solo habían dos
chicos. Recordaba aquel punto porque el año pasado tenían una tortilla de
patatas buenísima, este año también tenían así que me puse fino.
Aprovechando
el momento me paré para cambiarme la camiseta y ponerme el frontal, la camiseta
que llevaba de la salida estaba totalmente empapada en sudor y cuando soplaba
aire notaba frío. Una vez con camiseta seca y frontal puesto me puse de nuevo
en marcha, me había puesto una camiseta de manga larga así que como notaba
calor me subí las mangas. Antes de iniciar el descenso tenía que encarar una incómoda
cresta en la que se coronaban pequeñas cimas, los dos años anteriores pasé aquella cresta con una niebla intensa y se me hizo larguísima.
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Anochece en la cresta. |
Esta vez la
crucé bastante rápido, la bajada se realizaba por un sendero por bosque muy
inclinado. Decidí bajar trotando suave para no forzar las piernas, una vez
acabó aquel tramo se seguía llaneando y bajando por bosque. A pesar de ya ser
de noche de vez en cuando te ibas encontrando gente por el camino que te iba
animando, casi sin darme cuenta estaba llegando al avituallamiento de Gorlako
Gaina.
Recuerdo que el año pasado el avituallamiento estaba situado en un
patio, este año lo han metido algo más adentro y bajo el porche de un edificio.
Habían hecho un pasillo de entrada al avituallamiento y un pasillo de salida, decidí
sentarme en una silla y comer algo antes de continuar. Cuando ya estaba de
camino para afrontar el siguiente tramo, vi que llegaba Alberto Ahumada. Le
comenté si quería que le esperara y me dijo que perfecto que estaba cinco
minutos y salíamos, me senté en un bordillo a esperar que Alberto avituallara.
Cuando vi que venía nos pusimos en marcha, al menos iba a pasar acompañado la
primera noche. Salimos del
avituallamiento dispuestos a afrontar un tramo bastante largo, a medida que
caminábamos yo le explicaba a Alberto que cuando hago una Ultra en los llanos
intento no correr para economizar energía y que en las bajadas iba al trote.
Llaneamos un rato caminando a buen paso, aunque Alberto se moría de ganas de
correr jejeje. Empezamos a subir por pista a un buen ritmo, la pista subía y subía
y a medida que íbamos ascendiendo iba dejando atrás a Alberto. Para evitar que
la subida se me hiciera muy monótona me puse a contar las veces que clavaba los
palos en el suelo, al final de la subida contabilicé más de mil clavadas de
palos. Una vez finalizada la subida esperé a Alberto y encaramos un largo tramo
de bajada por pista donde nos pusimos a trotar, todo lo bueno tenía que acabar así
que de repente llegamos a un cruce de caminos y la pista ancha por la que
habíamos bajado se convirtió en un sendero muy inclinado. Una vez en la cima
nos encontramos con un tío que nos animaba y que nos dijo que a 3 kilómetros
encontraríamos un avituallamiento extra en el que había flanes, el año pasado
también nos encontramos a aquel tío y al llegar al avituallamiento no había
flanes. ¿Pasaría lo mismo este año? ¿Encontraríamos flanes? Seguimos bajando y
llaneando y por fin llegamos a aquel avituallamiento extra. Lo organizaban unos
vecinos de la zona, como me imaginaba los flanes habían desaparecido así que un
año más me quedé con las ganas.
Salimos del avituallamiento y descendimos por
una pista trotando hasta la carretera, quedaban 3 kilómetros para el
avituallamiento de Madarixa. Llegar hasta el avituallamiento se nos hizo
larguísimo, se subía por una interminable pista en la que no se veía nunca el
pueblo. Durante la subida me noté la entrepierna escocida y eso me hizo
preocuparme un poco, llevábamos menos de 40 kilómetros y ya estaba escocido.
Solo pensaba en que debía aguantar como pudiera hasta Tolosa para poderme
cambiar de ropa y embadurnarme de crema. Llegamos al avituallamiento de
Madarixa y nos sentamos un rato a descansar.
Tocaba afrontar el tramo de la temida
bajada a Azpeitia, pero antes teníamos que seguir subiendo un buen rato. La
noche estaba siendo magnífica, no había ni una sola nube en el cielo y además
no había niebla. Una vez hecha la subida tocaba afrontar la temida bajada,. La bajada a Azpeitia es larga y tiene tramos muy inclinados y tramos de calzada
romana que con las piedras mojadas son una verdadera pista de patinaje.
Empezamos a descender y me di cuenta que el terreno estaba seco y el descenso
no iba a ser tan complicado, el tramo de la calzada romana se nos hizo
larguísimo a pesar de que estuviera seco y fuera bastante fácil bajar. Una vez
en Azpeitia atravesamos las calles del pueblo y entramos en el avituallamiento,
aprovechando que Alberto se tomaba su tiempo para reponer fuerzas yo me fui al
lavabo para soltar algo de lastre antes de continuar.
Azpeitia – Tolosa 24 kilómetros 1370+ 1470-
Tiempo límite: 20 horas Tiempo invertido: 16:38 horas
Salimos del avituallamiento y
atravesamos Azpeitia, una vez fuera del pueblo se iniciaba la larga subida.
Primero por pista donde íbamos ascendiendo a buen ritmo, una vez acababa la
pista nos desviamos y ascendimos por un sendero muy inclinado donde Alberto se
iba quedando atrás. A medida que ascendíamos iba amaneciendo y la niebla hacía
acto de presencia, se notaba fresco pero la temperatura no era muy fría. Había
amanecido y la luz del frontal ya no era necesaria, seguimos subiendo y
subiendo pero por camino ancho. Alberto se había quedado algo descolgado y lo
iba controlando visualmente, llegué a una zona con una sucesión de subes y
bajas por praderas de hierba con una imagen espectacular de los paisajes de
fondo.
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Amanece y seguimos subiendo. |
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Mirar atrás mientras subes y tener esta vista no tiene precio. |
Antes de llegar al avituallamiento de Zelatun se atravesaba una incómoda
zona de piedras donde decidí caminar rápido para poder avanzar sin tener
ninguna lesión, una vez en el avituallamiento me senté a esperar que llegara
Alberto.
Yo ya estaba preparado para salir pero él me dijo que fuera tirando
que salía enseguida, salí del avituallamiento dispuesto a no malgastar mucha
energía ya que recordaba el tramo hasta Tolosa del 2017 y ese año llegué fundido de fuerzas. Tras una subida por zona rocosa se entraba en la zona donde
el año 2017 acabé destrozado, una zona de constantes subes y bajas por sendero
donde decidí poner un ritmo cómodo.
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Gestionando las fuerzas para llegar bien a Tolosa |
La bajada hacia Tolosa combinaba tramos de
sendero por bosque con tramos de camino asfaltado, en los senderos trotaba
suave y en los caminos asfaltados caminaba rápido. Una vez en Tolosa tocaba dar
el gran rodeo hasta llegar al avituallamiento, siguiendo un carril bici se
hacía un rodeo enorme para llegar a la zona donde estaba el pabellón. Cuando ya
estaba en la recta que llevaba al pabellón escuché como me animaban Cristina, Antonio,
Maite y Pedro, sobre todo a Pedro que pegaba unos gritos. Antes de subir las
escaleras que llevaban al interior del pabellón, Pedro bajó para saludarme y
acompañarme. Entré en la base de vida de Tolosa contento por las sensaciones
que tenía, el problema de la escocedura molestaba pero no demasiado,
muscularmente me encontraba a tope y los pies no me dolían.
Antes de cambiarme
me cogí algo de comer mientras Cristina me organizaba la ropa que me tenía que
poner y cambiaba cosas usadas, una vez recuperadas las fuerzas con la comida, me
fui a los lavabos para cambiarme de ropa y aligerar peso.
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Recuperando fuerzas en la base de vida. |
Me quité toda la ropa
sudada y me cambié entero, me embadurne bien de crema para la escocedura y me
dispuse a ponerme de nuevo en marcha.
Que grande Blas. Tu has que mi más grande proeza parezca un paceo en el parque.
ResponderEliminarEstas más fuerte que el vinagre.
Enhorabuena por lograr tu meta 🙏🏻
Muchas gracias, pero soy uno más de los que amamos este deporte. Sigo disfrutando y sufriendo a partes iguales.
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