Continuamos
con el relato de la segunda parte de mi gran aventura en la UTMB, después de
descansar en Courmayeur Salí de allí acompañado de mi equipo de apoyo.
Cristina, Antonio y Jordi me daban ánimos para que saliera con fuerza para
afrontar los kilómetros y horas que aun me quedaban por delante. Físicamente ya
estaba un poco tocado, pero a medida que iba cruzando las calles de la bonita
población de Courmayeur me iba animando a mí mismo. Me dije para mi mismo que
en ese momento empezaba la ultra y que debía sacar fuerzas, mientras acababa de
cruzar Courmayeur por unas calles bastante inclinadas y parándome en las
fuentes a refrescarme ya que el calor era intenso. Al finalizar el asfalto
llegue a un camino que dio paso a un sendero, tocaba apretar los dientes y
subir. Me impuse un ritmo constante y para arriba, durante la subida fue una
constante encontrarme corredores apostados a los lados del camino recuperando
el aliento. La subida fue de menos a más, empezando por un primer tramo inicial
que se subía bien y el último tramo que picaba un poco. Por suerte llevaba mi
GPS y de vez en cuando miraba el altímetro para saber cuánto me quedaba, así
entre mirar altímetro y mirar al suelo conseguí llegar al Refugio Bertone.
Estaba agotado y muerto de calor, así que decidí que tenía que hidratarme y
descansar un poco. Tome bastante liquido y una pastilla de sal y me senté en un
banco junto a unos pocos corredores más.
El
paisaje desde el Bertone era espectacular y eso fue como una chispa de energía más,
proseguí mi camino y me dispuse a intentar ganar un poco de tiempo. En teoría
debía afrontar un tramo de 7 kilómetros llanos hasta la Refugio Bonatti, sí que
había bastante tramo llano pero también había pequeñas subidas y bajadas que
mermaban nuestra condición física. Durante el trayecto empecé a ver a
corredores durmiendo en los laterales del camino, la noche yo la había pasado
bastante bien y no tenía nada de sueño. Pero por lo visto había gente que
necesitaba dormir, mas tarde y durante la noche me daría cuenta que igual me
hubiera ido bien hacer lo mismo. Los kilómetros transcurrían atravesando un
sendero muy bonito con unas vistas a nuestro lado izquierdo espectaculares,
también estaba un poco entretenido porque iba recibiendo los ánimos de los
excursionistas. Tras una última subidita (porque todos los avituallamientos
acaban en subida) llegue al Refugio Bonatti.
Vistas desde el refugio Bertone. |
Caminando hacia el refugio Bonatti. |
Al llegar pude comprobar que había una gran cantidad de excursionistas
ya que, el refugio está situado en la falda de la montaña y desde sus terrazas
se puede disfrutar de unas vistas privilegiadas. Lástima que no iba muy bien de
tiempo y debía continuar para no llegar tarde al corte, en teoría me tocaba
bajada hasta Arnuva. Pensaba apretar el ritmo en este tramo, pero como ya iba
siendo habitual el tema empezaba subiendo. Tras la subida empecé la larguísima
bajada hasta Arnuva, eran solo 5,2 kilómetros pero a mí me parecieron el doble.
Además para rematar el sufrimiento, podía ir viendo a lo lejos donde estaba situado el
avituallamiento y frente a mi podía ver cuál sería el siguiente desafío tras
llegar allí. En lo alto de una cima se veía la tienda de campaña que sale en
los videos promocionales de la ultra y una larga cola de corredores subiendo a
ella, intente olvidarme de lo que venia después y centrarme en acabar aquella
maldita bajada.
Bajando hacia Arnuva, con la imponente figura del Gran Col Ferret a mi derecha. |
Por fin tras un buen rato sufriendo conseguí llegar hasta
Arnuva, Cristina, Antonio y Jordi estaban allí para darme ánimos. Entre en la
carpa para recuperar líquidos y comer algo, intente no parar mucho rato y Salí
rápidamente. Pero a los pocos metros me tuve que sentar en una piedra, le dije
a Cristina que lo estaba pasando muy mal y que estaba cansado. Yo veía que tenía
que afrontar una de las subidas más duras de la ultra y físicamente estaba en
mi peor momento, Cristina me animo a que siguiera y que me intentara recuperar
poco a poco. Para rematar el mal momento que estaba pasando, además me estaba
cagando y no podía hacerlo por temor a perder mucho tiempo. Me arme de valor y
me puse de nuevo en marcha, antes de salir cristina me pregunto si estaba bien.
Yo le dije que no, pero que intentaría subir a mi ritmo y recuperarme durante
la bajada. Jordi también intento motivarme a su manera diciéndome ¡¡¡ no lo
dejes, que te retiren!!
Cristina
me dijo que iría hasta el siguiente punto que era en la Fouly a 14 kilómetros
de allí, le dije que no fuera que descansara. Que si quería que fuera a
Champex-Lac que yo intentaría como fuera llegar hasta allí, al salir no las tenía
todas conmigo ni siquiera de llegar a la Fouly pero me puse en marcha. Poco a
poco me dirigí hasta el inicio de la subida, el tramo inicial era muy vertical
y tuve que subir muy pero que muy despacio. Después se suavizo un poco pero
rápidamente empezó a inclinarse de nuevo, la imagen que me viene a la memoria
son las caras de sufrimiento y la larga cola de corredores que veía delante mío.
Sobre la mitad de la subida empecé a encontrarme algo mejor, así que aumente un
poco el ritmo y fui adelantando corredores. Para llegar hasta la cima del Gran Col Ferret no se cuantas curvas tuve que
realizar, aquello era un constante zigzagueo pero yo decidí que subiría sin
mirar hacia donde acababa sino que cogería mi ritmo y no pararía hasta llegar.
Una vez en la cima fue una lástima no poderme parar un rato para disfrutar de
las vistas, iba en manga corta y corría un aire bastante fresco.
Subiendo hacia la cima disfrutando del paraje. |
La gente descansando en la cima. |
Empecé la
bajada con la intención de caminar lo más rápido posible y trotar si me fuera
posible, el primer tramo no era muy cómodo para trotar porque había bastante
piedra. Aunque había mucha gente que bajaba corriendo, yo caminaba rápido para
no gastar energías. Mas o menos a mitad de la bajada y tras 3,6 kilómetros
llegamos a una especie de cabañas la Peule, allí había dos hombres que daban agua.
Yo decidí no parar y aprovechar que parecía que el sendero era algo mejor para
apretar el paso, muy a lo lejos se veían las luces de la Fouly. Durante aquel
tramo que llaneaba bastante coincidí con un español con el que fui hablando un
rato, como estaba anocheciendo bastante rápido decidí parar a ponerme el
frontal. Continúe la bajada mirando constantemente el GPS para ver cuánto me
quedaba, aquella bajada se me estaba haciendo muy larga. Pasado aquel tramo que
llaneaba el sendero se metía en un frondoso bosque, en algunos tramos podía
caminar a un ritmo muy alto pero había otros que estaba tan inclinado que se hacía
difícil aguantar el equilibrio. En el tramo del bosque adelante a muchísima
gente, pero giraba la cabeza y veía como se acercaba una larga fila de
frontales que venían corriendo. Pasado el bosque acabo el sendero y comenzó una
pista que transcurría paralela a un rio, aprovechando que me encontraba
bastante bien y que tenía muchas ganas de llegar al avituallamiento. Puse un
ritmo caminando de unos 7kh, así en pocos minutos ya entre en las calles de la
Fouly. Más o menos a la mitad del pueblo estaba situado el avituallamiento. Al
entrar fui mirando por todos lados para ver si veía a Cristina, no la vi y
pensé que me había hecho caso y que iría a Champex. Hice una parada no muy
larga y decidí que tenía que arrancar para intentar seguir ganando tiempo al
corte. Justo antes de salir me llamo Cristina para preguntarme como iba, le
dije que ya iba a salir y ella me dijo que estaba en el autocar y llegaba en 5
minutos. Yo le dije que si quería la esperaba, pero que quería salir para ganar
tiempo aprovechando que venía un tramo de bajada.
Al
salir del avituallamiento continúe un poco por la carretera y después cruce el
rio para ir por su otra orilla, algo raro estaba pasando en ese instante. Hasta
allí había ido siempre acompañado y con un montón de gente delante y detrás,
pero en ese momento estaba solo por primera vez en toda la ultra. No me
inquiete por esa incidencia porque sabía que cuando la gente saliera del
avituallamiento me adelantarían rápido, un primer tramo de pista fácil me
permitió avanzar a buen ritmo. Pero después el camino se estrecho y se
convirtió en un sendero, describir como fue el tramo desde allí hasta llegar a
Praz de Fort es describirlo como el tramo fantasma. El sueño estaba haciendo
acto de presencia, el ir solo y solo pendiente de la luz del frontal hizo que me entrara muchísimo sueño. Iba
caminando por inercia y de vez en cuando sufría algún tropezón sin mayores
consecuencias, solo recuerdo de aquel tramo que coincidí con un grupo de
españoles. Yo creo que eran del sur por su acento, y de que pase por dos pasos
que tenían un barranco considerable. Al llegar al pueblo de Praz de Fort
pensaba que me encontraría un avituallamiento, pero allí no había nadie. Ni
animales por las calles, al pasar por una fuente me lave un poco la cara haber
si con el frio me conseguía despejar un poco. Desde allí a Champex quedaban 5,6
kilómetros, Xavi Torrijos y Esteve ya me habían avisado que la subida era
durilla así que ya iba mentalizado. Pero aunque me hubieran avisado la subida
se me hizo larguísima, a la dureza de ir subiendo y de no ver Champex hasta que
no llegabas allí. Se unía el sueño que tenia, intentaba buscar formulas para no
dormirme como ir auto hablandome, cantar, mojarme los parpados con saliva. Nada
de eso funcionaba y cada vez tenia mas sueño, mi idea era llegar a Champex y si
tenía un margen bueno de tiempo tumbarme 10 minutos a dormir. Al salir del
bosque cerrado que habíamos hecho hasta allí, llegue a un cartel que me daba la
bienvenida a Champex-Lac. Pero aquello no quería decir que ya estuviera en el
avituallamiento, todavía tuve que subir una subida considerable para llegar.
Justo cuando iba a llegar al avituallamiento, el cual me acordaba porque en el
2013 había venido a recibir a Xavi Torrijos y Esteve. Vi que Jordi estaba
esperando que llegara y no me vio hasta que yo le avise, a los pocos metros
estaban Antonio y Cristina. Cristina entro conmigo en el avituallamiento, le
dije que tenía muchísimo sueño y que estaba pensando en echarme un rato. Me
animo a que lo hiciera, pero yo le dije que primero comería y bebería un poco y
después vería que hacía. También aproveche y me puse unos compeds en los dedos
de los pies porque me notaba como se estaba formando una ampolla, y me cambie
los calcetines. Finalmente no me eche a dormir y decidí continuar mi camino,
pensé que no quedaban muchas horas para que amaneciera y ya con sol se me
quitaría el sueño. Me despedí de Cristina, Antonio y Jordi y me puse de nuevo
en marcha.
En este
punto acababa de superar mi record de kilómetros seguidos caminando, estaba muy
motivado y pensando que quizás fuera posible realizar mi sueño. Sabía que me
tocaba hacer un tramo duro ya que eran 11,6 kilómetros de subida continuada,
Xavi Torrijos ya me dijo en su día que él había sufrido mucho en este tramo. El
primer tramo de la subida era si se puede llamar cómodo, relativamente cómodo
porque iba subiendo por pista poco a poco. El sueño seguía siendo mi enemigo más
fiero, físicamente estaba muy recuperado y me encontraba genial (parece mentira
lo de lo que es capaz el cuerpo) durante la subida iba buscando motivaciones
para avanzar. Mi siguiente objetivo era batir mi record de horas consecutivas
andando, de repente se acabo el camino cómodo y la cosa se estrecho y empeoro. El
sendero subía y subía cada vez más inclinado, atravesando zonas empedradas y
tramos donde había que levantar bien la pierna. En una de estas zonas
empedradas me di un golpe tremendo en un dedo del pie derecho, aquel golpe fue
como una chispa que me despertó al instante. Ya no tenía sueño y me vino un
subidon de energía, el tramo hasta la cima era largo y no llegaba nunca pero lo
hice a una velocidad considerable. Adelante a muchos corredores en aquel tramo,
al llegar arriba el camino se suavizaba y llaneaba bastante. Aproveche aquel
tramo para apretar el ritmo y caminar rápido, llegue a una especie de granja donde
vi una gran cantidad de corredores echados en el suelo durmiendo. Yo pensaba
que ya había llegado a la Giete, pero aun me quedaba subir un poco y bajar unos
metros. En el avituallamiento decidí no tomar nada y salir rápido en dirección
a Trient, justo cuando iba a salir escuche que una chica del avituallamiento le
dijo a un chico que era español que allí se podía echar a dormir 10 minutos.
Por unos instantes estuve tentado de tumbarme esos 10 minutos, pero decidí no
hacerlo para no coger frio.
Proseguí
mi camino pero a los pocos metros del avituallamiento, me tuve que parar porque
la barriga me dolía muchísimo. Por suerte esa sensación paso rápido y me puse
de nuevo en marcha, la bajada era incomoda y con bastantes ramas. El sueño
volvió a hacer acto de presencia y para postre las pilas del frontal se me
estaban gastando y apenas podía ver, decidí pararme y coger el otro frontal
para no haber de cambiarle las pilas al que llevaba. A los pocos minutos de haber
cambiado de frontal, me empezó a fallar el que llevaba, no podía ser que
tuviera tan mala suerte. Como ya quedaba muy poco para que amaneciera, decidí
continuar con aquella luz y aprovechar la de los corredores que me adelantaban.
Aquel hecho de tener que ir más concentrado me quito un poco el sueño, tras
pasar aquel momento de apuro llegue a una carretera donde me dijeron que me
quedaban 2 kilómetros para Trient. Que 2 kilómetros más largos, por suerte por
fin llegue a Trient y pregunte a uno de la organización donde estaban los
lavabos. Mientras iba a los lavabos vi que venían de cara Cristina y Antonio,
les dije que tenía que ir al baño urgentemente. Una vez aliviado me diriji
hacia el avituallamiento, había llegado con un margen de casi 1.30h con
respecto al cierre. Eso me daba algo de tranquilidad para poder descansar,
Cristina y Antonio me daban ánimos y me decían que ya lo tenía. Yo les dije que
aun quedaban muchos kilómetros y dos subidas que no iban a ser fáciles, tras
comer algo e hidratarme decidí continuar la marcha. Salí de Trient con 1 hora
de margen con el cierre, teniendo en cuenta que venía subida aquello me permitiría afrontarla con relativa
tranquilidad.
Cristina ayudandome a colocarme la mochila en Trient. |
saliendo de Trient con las energias renovadas. |
Empezaba a notarse calorcito, pero yo continuaba con la térmica
puesta. El inicio de la subida era por pista, pero rápidamente me desvié por un
sendero y empezó el zigzagueo continuo. El ritmo que llevaba de subida era
bastante cómodo, pero más o menos a la mitad de subida decidí aumentar un poco
el paso. La llegada hasta Catogne se hizo de rogar, llegue a un sitio donde
había una caseta que había unas banderas. Pensaba que ya había llegado, cuando
de repente vi que había un letrero que indicaba que Catogne estaba a 50
minutos. No podía ser, con lo bien que iba y podía ser que en aquel tramo iba a
perder mi margen. Con aquellos temores continúe y llegue hasta Catogne, yo
pensaba que estaría en una cima o en algún sitio identificativo. Pero estaba en
medio de una bajada, ahora tocaba afrontar 5 kilómetros hasta Vallorcine y
empezar a saborear la gloria. La bajada se me hizo eterna, el primer tramo lo
hice relativamente rápido pero después había muchas piedras y ramas y los pies
me molestaban bastante. La motivación para afrontar aquella bajada, era ver que
desde allí se veía La Flegere que era el último avituallamiento antes de
Chamonix. El pueblo se veía a lo lejos pero no llegaba nunca, hubo un momento
de la bajada que nuevamente me quede solo bajando. El último tramo de bajada
era un sendero muy inclinado, pero desde allí se veía el avituallamiento y pude
ver a Cristina y Antonio. También me lleve una gran alegría de ver a mi
compañero Esteve que subía corriendo a recibirme, me sentí como un profesional
entrando acompañado de Cristina y Esteve.
En el
avituallamiento me vi colmado de atenciones por parte de Esteve y de Cristina,
los dos me animaban a partes iguales y eso me daba un plus de energía. Después
de descansar unos minutos decidí volver a ponerme en marcha y afrontar los
últimos 20 kilómetros, llevaba 1 hora de margen sobre el cierre y podía subir
tranquilamente hacia la Tete Aux Vents. Esteve y Cristina me acompañaron en los
primeros metros del camino, mientras Esteve me iba describiendo lo que me iba a
encontrar Cristina me daba muchos ánimos y me decía que ya lo tenía y que me
esperaría en Chamonix.
Esteve explicandome lo que me iba a encontrar. |
Vistas espectaculares al llegar a la cima. |
Llegando al control de la Tete Aux vents |
En la Tete Aux Vents pedí si me podían dar
una botella de agua y me la bebí de un trago. Ya casi estaba seguro que
llegaría a Chamonix, pero entonces mire el reloj y vi que me quedaba 1:15 h
para que cerraran el control de La Flegere. Mierda aun se veía muy lejos y
dudaba si me daría tiempo, decidí que tenía que hacer un último esfuerzo y
apretar el culo todo lo que pudiera. Por lo menos para pasar con algo de tiempo
de margen. No dudaba que llegaría en hora, lo que dudaba era cuanto tiempo
llevaría de margen. Así con mis dudas y adelantando corredores fui avanzando
hacia La Flegere, el último tramo era por pista y subía hasta la estación de
esquí. Estaba tan animado y tenía tantas ganas de llegar con margen que me puse
a trotar, así sin darme cuenta ya estaba entrando en el control de La Flegere.
Me vinieron imágenes del año pasado cuando vi entrar a Esteve en este mismo
control, decidí que no pararía mucho así que cogí algo de comer y me puse en
marcha para afrontar los últimos 8 kilómetros antes de hacer realidad mi sueño.
Bajando hacia La Flegere con un paisaje idilico. |
A los
pocos metros de salir del avituallamiento, llame a Cristina para decirle que ya
había salido y que iba hacia Chamonix. Después llame a mi compañero Xavi Torrijos
para compartir con el aquel momento de alegría, el primer tramo de bajada era
por pista. Si no fuera porque llevaba ya mucho desgaste en las piernas, me
hubiera puesto a trotar. Decidí bajar disfrutando del momento, tras la pista
nos desviábamos a un sendero y empezaba la bajada directa hasta Chamonix.
Durante este tramo iba pensando en maneras de entrar a meta y casi se me
saltaban las lagrimas, poco a poco iba bajando y coincidiendo con muchos
españoles. Al parecer nos habíamos quedado todos por el pelotón de cola, seguí
el camino y llegue hasta el chalet donde llegue en el 2013 a buscar a mi
compañero Esteve. Sabía que estaba cerca y que a partir de aquel punto el
camino era mucho más fácil, saque fuerzas de donde no las había y me puse a
trotar animado con el hecho de que ya estaba llegando. Cuando estaba a punto de
llegar a Chamonix, me encontré con Esteve, Roger y Esteve Jr. Me alegre mucho
de verlos, me di un abrazo con Esteve y salude a Roger y Esteve Jr. Al llegar
al asfalto me acompañaron durante mi trayecto triunfal por las calles de
Chamonix, antes de llegar al tramo del pabellón de deportes nos encontramos con
Jordi que se unió a la comitiva triunfal. A partir del paseo del rio que está
al lado del pabellón, es como ir flotando. Las piernas van solas, el
sufrimiento que hasta aquel momento había sufrido se me olvido de repente. La
gente me animaba, me nombraban por mi nombre y me llevaban en volandas hasta mi
objetivo. Último tramo ya cuando estaba a punto de dar el último giro para
hacer mi entrada triunfal en meta, llego el esperado reencuentro con Cristina.
Muy emocionados los dos nos fundimos en un sentido beso. Me paso la Estelada y
afronte los metros finales. Cuando estaba a punto de encarar la recta final, me
reencontré con Esteve que me había dejado disfrutar de los últimos metros en
solitario y con Ramonet. Nuevo abrazo y ahora si últimos metros hacia la
gloria, que momento el de entrar por el arco de llegada. La llegada estaba a
tope de gente y yo era como si no pudiera sentir el griterío que había, la
emoción y la alegría eran inmensas y en el momento de cruzar la línea de
llegada pegue un salto de alegría. Lo había conseguido, 2 años después podía
decir con la voz bien alta SOY FINISHER DE LA UTMB. Después pase por la family
zone para hacerme la foto de Finisher junto a Cristina y a comer algo,
Euforico tras lograr cruzar la linea de llegada. |
Con Cristina en la zona de familiares. |
Después
a dormir un rato al apartamento y por la tarde a la fiesta de despedida. Al día
siguiente antes de irme para casa, me pase a ver el arco por última vez.
170 kilómetros
10000
metros de desnivel positivo
10000
metros de desnivel negativo
20000
metros de desnivel total acumulado
45:09
horas
En
conclusión, ha sido una semana mágica donde ha habido tiempo para todo. Por fin
he visto cumplido un sueño, acabar mi primera carrera de 100 millas. La UTMB no
es la más larga ni la más dura de las ultras que hay en el mundo, pero sí que
es la más mediática y donde más se vuelca la gente. Durante estas 45 horas me
he sentido como un corredor famoso, pasaba por los pueblos y todo el mundo me
animaba. Las caritas de los niños cuando les chocaba las manos eran una imagen
inolvidable, me quedo con los paisajes que he visto y con la superación
personal que supone caminar solo. En el apartado de agradecimientos me quedaría
corto con todo lo que tendría que agradecer, pero lo intentare empezando por
todos los compañeros del CEI y todos mis conocidos que me dieron muchos ánimos
para afrontar este reto. A los que estuvieron en Chamonix, lástima que el
compañero Ramón no consiguiera su reto. No pasa nada porque él esta fuerte y
seguro que otro año lo conseguirá, a la familia Gaona le tengo que dar las
gracias por apoyarme. Mi compañero Esteve después de sufrir un palo teniendo
que retirarse de la PTL, se ha volcado en ayudarme y en aconsejarme para que
pudiera acabar mi sueño. A Betlem, Roger y Esteve Jr gracias por darme tantos ánimos.
A mi
equipo de apoyo, que decir sobre este equipazo que ha venido para hacerme
soporte durante la carrera. Darle las gracias a Jordi por todo el apoyo que me ha
dado y por avisar a Cristina cada vez que llegaba a los avituallamientos,
también por hacer sonar el cencerro y animar a todos los corredores uno a uno
por su nombre ( que paciencia jajaja)
A mi suegro Antonio, muchas gracias por
acompañarme en esta aventura. Por animarme y sobre todo por acompañar a su hija
en todo momento. Sé que en algunos momentos de la semana he sido cansino, pero
ha aguantado como un campeón y se ha alegrado como el que más de que llegara a
meta.
Y por
ultimo y el agradecimiento mas grande, a mi mujer Cristina. Mi alma gemela, mi
media naranja, mi amor, mi motivación principal para finalizar la ultra. Cristina
tú no has subido ni bajado montañas, no has recorrido grandes distancias a pie.
Tú has hecho algo mejor, has hecho el trabajo sucio ese que no se ve y que no
se reconoce. Has sacrificado horas de sueño, has pasado calor y frio. Has
temido por mi integridad física, pero siempre que nos encontrábamos tenías una
sonrisa y estabas allí para darme ánimos y empujarme a conseguir el sueño. Por
todo ello solo puedo decir TE QUIERO MUCHISIMO CRISTINA gracias por apoyarme en
lo que más me gusta hacer y estar a mi lado en la vida.
Pollito, sin palabras. Te quiero
ResponderEliminarBrutal, no tengo palabras.
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