jueves, 3 de septiembre de 2015

ULTRA TRAIL DU MONTBLANC 2º PARTE ( DE COURMAYEUR A CHAMONIX)

Continuamos con el relato de la segunda parte de mi gran aventura en la UTMB, después de descansar en Courmayeur Salí de allí acompañado de mi equipo de apoyo. Cristina, Antonio y Jordi me daban ánimos para que saliera con fuerza para afrontar los kilómetros y horas que aun me quedaban por delante. Físicamente ya estaba un poco tocado, pero a medida que iba cruzando las calles de la bonita población de Courmayeur me iba animando a mí mismo. Me dije para mi mismo que en ese momento empezaba la ultra y que debía sacar fuerzas, mientras acababa de cruzar Courmayeur por unas calles bastante inclinadas y parándome en las fuentes a refrescarme ya que el calor era intenso. Al finalizar el asfalto llegue a un camino que dio paso a un sendero, tocaba apretar los dientes y subir. Me impuse un ritmo constante y para arriba, durante la subida fue una constante encontrarme corredores apostados a los lados del camino recuperando el aliento. La subida fue de menos a más, empezando por un primer tramo inicial que se subía bien y el último tramo que picaba un poco. Por suerte llevaba mi GPS y de vez en cuando miraba el altímetro para saber cuánto me quedaba, así entre mirar altímetro y mirar al suelo conseguí llegar al Refugio Bertone. Estaba agotado y muerto de calor, así que decidí que tenía que hidratarme y descansar un poco. Tome bastante liquido y una pastilla de sal y me senté en un banco junto a unos pocos corredores más.
El paisaje desde el Bertone era espectacular y eso fue como una chispa de energía más, proseguí mi camino y me dispuse a intentar ganar un poco de tiempo. En teoría debía afrontar un tramo de 7 kilómetros llanos hasta la Refugio Bonatti, sí que había bastante tramo llano pero también había pequeñas subidas y bajadas que mermaban nuestra condición física. Durante el trayecto empecé a ver a corredores durmiendo en los laterales del camino, la noche yo la había pasado bastante bien y no tenía nada de sueño. Pero por lo visto había gente que necesitaba dormir, mas tarde y durante la noche me daría cuenta que igual me hubiera ido bien hacer lo mismo. Los kilómetros transcurrían atravesando un sendero muy bonito con unas vistas a nuestro lado izquierdo espectaculares, también estaba un poco entretenido porque iba recibiendo los ánimos de los excursionistas. Tras una última subidita (porque todos los avituallamientos acaban en subida) llegue al Refugio Bonatti.  
Vistas desde el refugio Bertone.
Caminando hacia el refugio Bonatti.
Al llegar pude comprobar que había una gran cantidad de excursionistas ya que, el refugio está situado en la falda de la montaña y desde sus terrazas se puede disfrutar de unas vistas privilegiadas. Lástima que no iba muy bien de tiempo y debía continuar para no llegar tarde al corte, en teoría me tocaba bajada hasta Arnuva. Pensaba apretar el ritmo en este tramo, pero como ya iba siendo habitual el tema empezaba subiendo. Tras la subida empecé la larguísima bajada hasta Arnuva, eran solo 5,2 kilómetros pero a mí me parecieron el doble. Además para rematar el sufrimiento, podía ir viendo  a lo lejos donde estaba situado el avituallamiento y frente a mi podía ver cuál sería el siguiente desafío tras llegar allí. En lo alto de una cima se veía la tienda de campaña que sale en los videos promocionales de la ultra y una larga cola de corredores subiendo a ella, intente olvidarme de lo que venia después y centrarme en acabar aquella maldita bajada.
Bajando hacia Arnuva, con la imponente figura del Gran Col Ferret a mi derecha.
Por fin tras un buen rato sufriendo conseguí llegar hasta Arnuva, Cristina, Antonio y Jordi estaban allí para darme ánimos. Entre en la carpa para recuperar líquidos y comer algo, intente no parar mucho rato y Salí rápidamente. Pero a los pocos metros me tuve que sentar en una piedra, le dije a Cristina que lo estaba pasando muy mal y que estaba cansado. Yo veía que tenía que afrontar una de las subidas más duras de la ultra y físicamente estaba en mi peor momento, Cristina me animo a que siguiera y que me intentara recuperar poco a poco. Para rematar el mal momento que estaba pasando, además me estaba cagando y no podía hacerlo por temor a perder mucho tiempo. Me arme de valor y me puse de nuevo en marcha, antes de salir cristina me pregunto si estaba bien. Yo le dije que no, pero que intentaría subir a mi ritmo y recuperarme durante la bajada. Jordi también intento motivarme a su manera diciéndome ¡¡¡ no lo dejes, que te retiren!!
Cristina me dijo que iría hasta el siguiente punto que era en la Fouly a 14 kilómetros de allí, le dije que no fuera que descansara. Que si quería que fuera a Champex-Lac que yo intentaría como fuera llegar hasta allí, al salir no las tenía todas conmigo ni siquiera de llegar a la Fouly pero me puse en marcha. Poco a poco me dirigí hasta el inicio de la subida, el tramo inicial era muy vertical y tuve que subir muy pero que muy despacio. Después se suavizo un poco pero rápidamente empezó a inclinarse de nuevo, la imagen que me viene a la memoria son las caras de sufrimiento y la larga cola de corredores que veía delante mío. Sobre la mitad de la subida empecé a encontrarme algo mejor, así que aumente un poco el ritmo y fui adelantando corredores. Para llegar hasta la cima del  Gran Col Ferret no se cuantas curvas tuve que realizar, aquello era un constante zigzagueo pero yo decidí que subiría sin mirar hacia donde acababa sino que cogería mi ritmo y no pararía hasta llegar. Una vez en la cima fue una lástima no poderme parar un rato para disfrutar de las vistas, iba en manga corta y corría un aire bastante fresco. 
Subiendo hacia la cima disfrutando del paraje.
La gente descansando en la cima.
Empecé la bajada con la intención de caminar lo más rápido posible y trotar si me fuera posible, el primer tramo no era muy cómodo para trotar porque había bastante piedra. Aunque había mucha gente que bajaba corriendo, yo caminaba rápido para no gastar energías. Mas o menos a mitad de la bajada y tras 3,6 kilómetros llegamos a una especie de cabañas la Peule, allí había dos hombres que daban agua. Yo decidí no parar y aprovechar que parecía que el sendero era algo mejor para apretar el paso, muy a lo lejos se veían las luces de la Fouly. Durante aquel tramo que llaneaba bastante coincidí con un español con el que fui hablando un rato, como estaba anocheciendo bastante rápido decidí parar a ponerme el frontal. Continúe la bajada mirando constantemente el GPS para ver cuánto me quedaba, aquella bajada se me estaba haciendo muy larga. Pasado aquel tramo que llaneaba el sendero se metía en un frondoso bosque, en algunos tramos podía caminar a un ritmo muy alto pero había otros que estaba tan inclinado que se hacía difícil aguantar el equilibrio. En el tramo del bosque adelante a muchísima gente, pero giraba la cabeza y veía como se acercaba una larga fila de frontales que venían corriendo. Pasado el bosque acabo el sendero y comenzó una pista que transcurría paralela a un rio, aprovechando que me encontraba bastante bien y que tenía muchas ganas de llegar al avituallamiento. Puse un ritmo caminando de unos 7kh, así en pocos minutos ya entre en las calles de la Fouly. Más o menos a la mitad del pueblo estaba situado el avituallamiento. Al entrar fui mirando por todos lados para ver si veía a Cristina, no la vi y pensé que me había hecho caso y que iría a Champex. Hice una parada no muy larga y decidí que tenía que arrancar para intentar seguir ganando tiempo al corte. Justo antes de salir me llamo Cristina para preguntarme como iba, le dije que ya iba a salir y ella me dijo que estaba en el autocar y llegaba en 5 minutos. Yo le dije que si quería la esperaba, pero que quería salir para ganar tiempo aprovechando que venía un tramo de bajada.

Al salir del avituallamiento continúe un poco por la carretera y después cruce el rio para ir por su otra orilla, algo raro estaba pasando en ese instante. Hasta allí había ido siempre acompañado y con un montón de gente delante y detrás, pero en ese momento estaba solo por primera vez en toda la ultra. No me inquiete por esa incidencia porque sabía que cuando la gente saliera del avituallamiento me adelantarían rápido, un primer tramo de pista fácil me permitió avanzar a buen ritmo. Pero después el camino se estrecho y se convirtió en un sendero, describir como fue el tramo desde allí hasta llegar a Praz de Fort es describirlo como el tramo fantasma. El sueño estaba haciendo acto de presencia, el ir solo y solo pendiente de la luz del frontal  hizo que me entrara muchísimo sueño. Iba caminando por inercia y de vez en cuando sufría algún tropezón sin mayores consecuencias, solo recuerdo de aquel tramo que coincidí con un grupo de españoles. Yo creo que eran del sur por su acento, y de que pase por dos pasos que tenían un barranco considerable. Al llegar al pueblo de Praz de Fort pensaba que me encontraría un avituallamiento, pero allí no había nadie. Ni animales por las calles, al pasar por una fuente me lave un poco la cara haber si con el frio me conseguía despejar un poco. Desde allí a Champex quedaban 5,6 kilómetros, Xavi Torrijos y Esteve ya me habían avisado que la subida era durilla así que ya iba mentalizado. Pero aunque me hubieran avisado la subida se me hizo larguísima, a la dureza de ir subiendo y de no ver Champex hasta que no llegabas allí. Se unía el sueño que tenia, intentaba buscar formulas para no dormirme como ir auto hablandome, cantar, mojarme los parpados con saliva. Nada de eso funcionaba y cada vez tenia mas sueño, mi idea era llegar a Champex y si tenía un margen bueno de tiempo tumbarme 10 minutos a dormir. Al salir del bosque cerrado que habíamos hecho hasta allí, llegue a un cartel que me daba la bienvenida a Champex-Lac. Pero aquello no quería decir que ya estuviera en el avituallamiento, todavía tuve que subir una subida considerable para llegar. Justo cuando iba a llegar al avituallamiento, el cual me acordaba porque en el 2013 había venido a recibir a Xavi Torrijos y Esteve. Vi que Jordi estaba esperando que llegara y no me vio hasta que yo le avise, a los pocos metros estaban Antonio y Cristina. Cristina entro conmigo en el avituallamiento, le dije que tenía muchísimo sueño y que estaba pensando en echarme un rato. Me animo a que lo hiciera, pero yo le dije que primero comería y bebería un poco y después vería que hacía. También aproveche y me puse unos compeds en los dedos de los pies porque me notaba como se estaba formando una ampolla, y me cambie los calcetines. Finalmente no me eche a dormir y decidí continuar mi camino, pensé que no quedaban muchas horas para que amaneciera y ya con sol se me quitaría el sueño. Me despedí de Cristina, Antonio y Jordi y me puse de nuevo en marcha.

En este punto acababa de superar mi record de kilómetros seguidos caminando, estaba muy motivado y pensando que quizás fuera posible realizar mi sueño. Sabía que me tocaba hacer un tramo duro ya que eran 11,6 kilómetros de subida continuada, Xavi Torrijos ya me dijo en su día que él había sufrido mucho en este tramo. El primer tramo de la subida era si se puede llamar cómodo, relativamente cómodo porque iba subiendo por pista poco a poco. El sueño seguía siendo mi enemigo más fiero, físicamente estaba muy recuperado y me encontraba genial (parece mentira lo de lo que es capaz el cuerpo) durante la subida iba buscando motivaciones para avanzar. Mi siguiente objetivo era batir mi record de horas consecutivas andando, de repente se acabo el camino cómodo y la cosa se estrecho y empeoro. El sendero subía y subía cada vez más inclinado, atravesando zonas empedradas y tramos donde había que levantar bien la pierna. En una de estas zonas empedradas me di un golpe tremendo en un dedo del pie derecho, aquel golpe fue como una chispa que me despertó al instante. Ya no tenía sueño y me vino un subidon de energía, el tramo hasta la cima era largo y no llegaba nunca pero lo hice a una velocidad considerable. Adelante a muchos corredores en aquel tramo, al llegar arriba el camino se suavizaba y llaneaba bastante. Aproveche aquel tramo para apretar el ritmo y caminar rápido, llegue a una especie de granja donde vi una gran cantidad de corredores echados en el suelo durmiendo. Yo pensaba que ya había llegado a la Giete, pero aun me quedaba subir un poco y bajar unos metros. En el avituallamiento decidí no tomar nada y salir rápido en dirección a Trient, justo cuando iba a salir escuche que una chica del avituallamiento le dijo a un chico que era español que allí se podía echar a dormir 10 minutos. Por unos instantes estuve tentado de tumbarme esos 10 minutos, pero decidí no hacerlo para no coger frio.

Proseguí mi camino pero a los pocos metros del avituallamiento, me tuve que parar porque la barriga me dolía muchísimo. Por suerte esa sensación paso rápido y me puse de nuevo en marcha, la bajada era incomoda y con bastantes ramas. El sueño volvió a hacer acto de presencia y para postre las pilas del frontal se me estaban gastando y apenas podía ver, decidí pararme y coger el otro frontal para no haber de cambiarle las pilas al que llevaba. A los pocos minutos de haber cambiado de frontal, me empezó a fallar el que llevaba, no podía ser que tuviera tan mala suerte. Como ya quedaba muy poco para que amaneciera, decidí continuar con aquella luz y aprovechar la de los corredores que me adelantaban. Aquel hecho de tener que ir más concentrado me quito un poco el sueño, tras pasar aquel momento de apuro llegue a una carretera donde me dijeron que me quedaban 2 kilómetros para Trient. Que 2 kilómetros más largos, por suerte por fin llegue a Trient y pregunte a uno de la organización donde estaban los lavabos. Mientras iba a los lavabos vi que venían de cara Cristina y Antonio, les dije que tenía que ir al baño urgentemente. Una vez aliviado me diriji hacia el avituallamiento, había llegado con un margen de casi 1.30h con respecto al cierre. Eso me daba algo de tranquilidad para poder descansar, Cristina y Antonio me daban ánimos y me decían que ya lo tenía. Yo les dije que aun quedaban muchos kilómetros y dos subidas que no iban a ser fáciles, tras comer algo e hidratarme decidí continuar la marcha. Salí de Trient con 1 hora de margen con el cierre, teniendo en cuenta que venía subida  aquello me permitiría afrontarla con relativa tranquilidad. 
Cristina ayudandome a colocarme la mochila en Trient.
saliendo de Trient con las energias renovadas.
Empezaba a notarse calorcito, pero yo continuaba con la térmica puesta. El inicio de la subida era por pista, pero rápidamente me desvié por un sendero y empezó el zigzagueo continuo. El ritmo que llevaba de subida era bastante cómodo, pero más o menos a la mitad de subida decidí aumentar un poco el paso. La llegada hasta Catogne se hizo de rogar, llegue a un sitio donde había una caseta que había unas banderas. Pensaba que ya había llegado, cuando de repente vi que había un letrero que indicaba que Catogne estaba a 50 minutos. No podía ser, con lo bien que iba y podía ser que en aquel tramo iba a perder mi margen. Con aquellos temores continúe y llegue hasta Catogne, yo pensaba que estaría en una cima o en algún sitio identificativo. Pero estaba en medio de una bajada, ahora tocaba afrontar 5 kilómetros hasta Vallorcine y empezar a saborear la gloria. La bajada se me hizo eterna, el primer tramo lo hice relativamente rápido pero después había muchas piedras y ramas y los pies me molestaban bastante. La motivación para afrontar aquella bajada, era ver que desde allí se veía La Flegere que era el último avituallamiento antes de Chamonix. El pueblo se veía a lo lejos pero no llegaba nunca, hubo un momento de la bajada que nuevamente me quede solo bajando. El último tramo de bajada era un sendero muy inclinado, pero desde allí se veía el avituallamiento y pude ver a Cristina y Antonio. También me lleve una gran alegría de ver a mi compañero Esteve que subía corriendo a recibirme, me sentí como un profesional entrando acompañado de Cristina y Esteve.
En el avituallamiento me vi colmado de atenciones por parte de Esteve y de Cristina, los dos me animaban a partes iguales y eso me daba un plus de energía. Después de descansar unos minutos decidí volver a ponerme en marcha y afrontar los últimos 20 kilómetros, llevaba 1 hora de margen sobre el cierre y podía subir tranquilamente hacia la Tete Aux Vents. Esteve y Cristina me acompañaron en los primeros metros del camino, mientras Esteve me iba describiendo lo que me iba a encontrar Cristina me daba muchos ánimos y me decía que ya lo tenía y que me esperaría en Chamonix. 
Esteve explicandome lo que me iba a encontrar.
Los 3,7 kilómetros que me separaban de Col des Montes eran por un terreno muy cómodo, en ligera subida pero que permitía caminar rápido. Conseguí hacer aquel tramo en 45 minutos. Había conseguido uno de mis objetivos, empezar la última subida con un buen margen de tiempo. Durante la subida volvía haber un gran ambiente ya que había bastante gente, empezaba a hacer muchísima calor y yo no paraba de beber liquido. La subida no es excesivamente dura, pero al llevar los kilómetros que llevas encima se hace muy larga. No sé cuantas curvas llegue a realizar, pero gracias a la precisa descripción de Esteve llegue a la cima sin desgaste. Pensaba que había llegado a la cima, pero estaba equivocado ya que aun quedaba pasar un tramo molesta de rocas y subir un poco más. Valió la pena realizar aquel trayecto ya que las vistas del macizo del Montblanc eran espectaculares,
Vistas espectaculares al llegar a la cima.
Llegando al control de la Tete Aux vents
En la Tete Aux Vents pedí si me podían dar una botella de agua y me la bebí de un trago. Ya casi estaba seguro que llegaría a Chamonix, pero entonces mire el reloj y vi que me quedaba 1:15 h para que cerraran el control de La Flegere. Mierda aun se veía muy lejos y dudaba si me daría tiempo, decidí que tenía que hacer un último esfuerzo y apretar el culo todo lo que pudiera. Por lo menos para pasar con algo de tiempo de margen. No dudaba que llegaría en hora, lo que dudaba era cuanto tiempo llevaría de margen. Así con mis dudas y adelantando corredores fui avanzando hacia La Flegere, el último tramo era por pista y subía hasta la estación de esquí. Estaba tan animado y tenía tantas ganas de llegar con margen que me puse a trotar, así sin darme cuenta ya estaba entrando en el control de La Flegere. Me vinieron imágenes del año pasado cuando vi entrar a Esteve en este mismo control, decidí que no pararía mucho así que cogí algo de comer y me puse en marcha para afrontar los últimos 8 kilómetros antes de hacer realidad mi sueño.
Bajando hacia La Flegere con un paisaje idilico.
A los pocos metros de salir del avituallamiento, llame a Cristina para decirle que ya había salido y que iba hacia Chamonix. Después llame a mi compañero Xavi Torrijos para compartir con el aquel momento de alegría, el primer tramo de bajada era por pista. Si no fuera porque llevaba ya mucho desgaste en las piernas, me hubiera puesto a trotar. Decidí bajar disfrutando del momento, tras la pista nos desviábamos a un sendero y empezaba la bajada directa hasta Chamonix. Durante este tramo iba pensando en maneras de entrar a meta y casi se me saltaban las lagrimas, poco a poco iba bajando y coincidiendo con muchos españoles. Al parecer nos habíamos quedado todos por el pelotón de cola, seguí el camino y llegue hasta el chalet donde llegue en el 2013 a buscar a mi compañero Esteve. Sabía que estaba cerca y que a partir de aquel punto el camino era mucho más fácil, saque fuerzas de donde no las había y me puse a trotar animado con el hecho de que ya estaba llegando. Cuando estaba a punto de llegar a Chamonix, me encontré con Esteve, Roger y Esteve Jr. Me alegre mucho de verlos, me di un abrazo con Esteve y salude a Roger y Esteve Jr. Al llegar al asfalto me acompañaron durante mi trayecto triunfal por las calles de Chamonix, antes de llegar al tramo del pabellón de deportes nos encontramos con Jordi que se unió a la comitiva triunfal. A partir del paseo del rio que está al lado del pabellón, es como ir flotando. Las piernas van solas, el sufrimiento que hasta aquel momento había sufrido se me olvido de repente. La gente me animaba, me nombraban por mi nombre y me llevaban en volandas hasta mi objetivo. Último tramo ya cuando estaba a punto de dar el último giro para hacer mi entrada triunfal en meta, llego el esperado reencuentro con Cristina. Muy emocionados los dos nos fundimos en un sentido beso. Me paso la Estelada y afronte los metros finales. Cuando estaba a punto de encarar la recta final, me reencontré con Esteve que me había dejado disfrutar de los últimos metros en solitario y con Ramonet. Nuevo abrazo y ahora si últimos metros hacia la gloria, que momento el de entrar por el arco de llegada. La llegada estaba a tope de gente y yo era como si no pudiera sentir el griterío que había, la emoción y la alegría eran inmensas y en el momento de cruzar la línea de llegada pegue un salto de alegría. Lo había conseguido, 2 años después podía decir con la voz bien alta SOY FINISHER DE LA UTMB. Después pase por la family zone para hacerme la foto de Finisher junto a Cristina y a comer algo,
Euforico tras lograr cruzar la linea de llegada.
Con Cristina en la zona de familiares.
Después a dormir un rato al apartamento y por la tarde a la fiesta de despedida. Al día siguiente antes de irme para casa, me pase a ver el arco por última vez.

170 kilómetros

10000 metros de desnivel positivo

10000 metros de desnivel negativo

20000 metros de desnivel total acumulado

45:09 horas

En conclusión, ha sido una semana mágica donde ha habido tiempo para todo. Por fin he visto cumplido un sueño, acabar mi primera carrera de 100 millas. La UTMB no es la más larga ni la más dura de las ultras que hay en el mundo, pero sí que es la más mediática y donde más se vuelca la gente. Durante estas 45 horas me he sentido como un corredor famoso, pasaba por los pueblos y todo el mundo me animaba. Las caritas de los niños cuando les chocaba las manos eran una imagen inolvidable, me quedo con los paisajes que he visto y con la superación personal que supone caminar solo. En el apartado de agradecimientos me quedaría corto con todo lo que tendría que agradecer, pero lo intentare empezando por todos los compañeros del CEI y todos mis conocidos que me dieron muchos ánimos para afrontar este reto. A los que estuvieron en Chamonix, lástima que el compañero Ramón no consiguiera su reto. No pasa nada porque él esta fuerte y seguro que otro año lo conseguirá, a la familia Gaona le tengo que dar las gracias por apoyarme. Mi compañero Esteve después de sufrir un palo teniendo que retirarse de la PTL, se ha volcado en ayudarme y en aconsejarme para que pudiera acabar mi sueño. A Betlem, Roger y Esteve Jr gracias por darme tantos ánimos.
A mi equipo de apoyo, que decir sobre este equipazo que ha venido para hacerme soporte durante la carrera. Darle las gracias a Jordi por todo el apoyo que me ha dado y por avisar a Cristina cada vez que llegaba a los avituallamientos, también por hacer sonar el cencerro y animar a todos los corredores uno a uno por su nombre ( que paciencia jajaja)
A  mi suegro Antonio, muchas gracias por acompañarme en esta aventura. Por animarme y sobre todo por acompañar a su hija en todo momento. Sé que en algunos momentos de la semana he sido cansino, pero ha aguantado como un campeón y se ha alegrado como el que más de que llegara a meta.
Y por ultimo y el agradecimiento mas grande, a mi mujer Cristina. Mi alma gemela, mi media naranja, mi amor, mi motivación principal para finalizar la ultra. Cristina tú no has subido ni bajado montañas, no has recorrido grandes distancias a pie. Tú has hecho algo mejor, has hecho el trabajo sucio ese que no se ve y que no se reconoce. Has sacrificado horas de sueño, has pasado calor y frio. Has temido por mi integridad física, pero siempre que nos encontrábamos tenías una sonrisa y estabas allí para darme ánimos y empujarme a conseguir el sueño. Por todo ello solo puedo decir TE QUIERO MUCHISIMO CRISTINA gracias por apoyarme en lo que más me gusta hacer y estar a mi lado en la vida.





miércoles, 2 de septiembre de 2015

ULTRA TRAIL DU MONTBLANC 1ª PARTE DE CHAMONIX A COURMAYEUR

Escribo esta crónica esperando poder reflejar todas mis sensaciones, han sido 2 días consecutivos de disfrutar de la montaña y de unos paisajes de ensueño. Cansancio, soledad, calor, dudas y al final una explosión de alegría al cruzar la línea de llegada en Chamonix acompañado de mi gran amor Cristina y ondeando la estelada.
Los meses de junio y julio no me encontraba en un estado optimo, tenía muchas molestias en las plantas de los pies e incluso tuve que ir al medico para descartar una lesión que tirara por tierra todo mi sueño. Durante las vacaciones he intentado disfrutar al máximo de mi mujer e intentar no pensar en ese reto que tenía a finales de mes, leer y visitar lugares donde no habíamos estado fue mi vía de escape.
Durante este mes de agosto no he descuidado mis entrenamientos y he realizado salidas para no perder la forma, el primer fin de semana hice una salida a los pirineos franceses con la intención de realizar un entreno de calidad en altura. El primer fin de semana de agosto participe en el Trail del Vall D’Aran entrenando en lluvia, estando fuera también he salido a entrenar ya que estuve en Madeira y mi mujer me dejaba salir 2 horitas diarias para correr. Una semana antes de salir hacia Chamonix, hice el último entrenamiento de calidad una doble subida a Sant Jeroni en Montserrat para entrenar la subida.
Llego la semana del sueño, iba con la ilusión y la motivación a tope. Sabía que este año estaba en forma, y además conmigo llevaba un equipo de apoyo como si fuera una estrella del deporte. El viaje hasta Chamonix lo hice en dos días para que no fueran tantas horas conduciendo, llegamos a Chamonix el lunes al mediodía. Mi equipo de apoyo estaba formado por Cristina mi mujer, Jordi un amigo y gran conocedor del deporte y Antonio mi suegro.

La llegada a Chamonix no había sido el mejor presagio para la carrera, ya que cuando llegamos estaba lloviendo a mares y hacia un frio considerable. Después de instalarnos y descansar un rato del viaje nos dispusimos a comenzar a introducirnos en el ambiente de la Ultra Trail du Montblanc. Nos dirigimos hacia el arco de salida para ver salir a los compañeros Esteve, Roque y Bea que formaban equipo para participar en la PTL la prueba más larga de las que conforman el Ultra Trail. Estaba lloviendo intensamente, pero eso no impidió que a la hora de la salida las calles de Chamonix se llenaran de gente animando a los valientes que salían a afrontar 300 kilómetros.Al ver pasar a mi compañero Esteve me fusione en un sentido abrazo y le desee mucha suerte, salude a Roque pero no pude decirle nada a Bea.
Los valientes de la PTL esperando su momento.
Con las emociones a flor de piel solo quedaba esperar que llegara el gran día y pudiera disfrutar de una carrera espectacular, el martes fuimos a montarnos en un tren cremallera que hace un recorrido rodeando el Montblanc. Después bajamos en telecabina a las Houches y volvimos a Chamonix a descansar, al llegar al apartamento me di cuenta que me había picado algún bicho ya que tenía varias picadas que se estaban inflamando. NOOO no podía ser que tuviera tan mala suerte, a solo 3 días para la salida y yo con aquellos picores y con molestias en la pierna izquierda.
Llego el miércoles, salida de la TDS desde Courmayeur. Allí participaban dos compañeros del CEI y mi idea era al día siguiente ir a verlos a la llegada, mi grupo de apoyo y yo decidimos aprovechar el día espatarrante que hacía para ir a l’Aigulle du Midi y la Mer de Glace. La inmensidad de las montañas desde allí arriba fue como una recarga de energía extra, después de un día intenso tocaba volver al arco de llegada de Chamonix.  Como llegamos bien de hora aprovechamos para ir a buscar el dorsal y pasar el control de material obligatorio.
Pasando el control de material obligatorio.
después nos acercamos al arco de salida para ver llegar al primero de la TDS que era un catalán. Pau Bartolo llego el primero de la TDS,  con un ambiente espectacular y ovacionado por el público.
Llego el jueves, el ambiente en Chamonix era el de las grandes ocasiones ya que durante toda la mañana iban llegando corredores de la TDS. Yo le dije a Cristina que me gustaría ver como llegaban los compañeros del CEI, como vio que me hacía ilusión me dijo que fuera a buscarlos. Recorrí una distancia de 1,5 kilómetros dando ánimos a los corredores que iban llegando hasta que me encontré con Txuse y Merce, los acompañe hasta metros antes de la meta y después nos hicimos una foto de recuerdo. 
Con Txuse,Merce compañeros del CEI y Juanjo un amigo de las marchas.
Después fui a dar una vuelta por la feria de la ultra, allí tuve la inmensa suerte de fotografiarme con grandes del Trail Running como Nuria Picas, Miguel Heras, Scott Jureck, Tofol Castanyer, Dawa Sherpa, Yeray Duran Y Gerard Morales. Llego el gran día, intente no pensar para ponerme nervioso y salí a dar una vuelta. Aprovechando para ir a comprar unas pastillas de sal, al entrar en la farmacia coincidí con Miguel Heras que estaba buscando un botellín. Le pedí por favor si me podía pedir las pastillas y me las pidió, esta gente son ídolos pero gente humilde bravo por ellos. Cuando quedaba 1:30 horas para la salida me fui a llevar la bolsa de vida que estaría en Courmayeur, después me despedí de Cristina, Jordi y Antonio y me fui hacia la zona de salida. 
Extrañamente no estaba nada nervioso, quería vivir el ambiente y disfrutar del momento. Durante el pequeño Briefing que hicieron, comentaron que la climatología iba a ser perfecta. Pero que tuviéramos precaución por el fuerte calor que haría en las horas diurnas y nos hidratáramos muy bien.
Quedaban 5 min y la adrenalina empezaba a dispararse, música de ambiente y animación con gritos de todos los corredores. Cuando de repente empieza a sonar la música de la Conquista del Paraíso y te das cuenta que estas a punto de empezar un sueño, un reto que me llevaría a recorrer 170 kilómetros y cruzar 3 países.
Momentos previos a la salida.
Comenzó la cuenta atrás y al llegar al 0, un grito de júbilo de todos los corredores. La marea humana salimos  de Chamonix atravesando la avda principal la cual estaba repleta de gente animando, poco a poco iba avanzando pero me encontraba que había mucho tapón para empezar a correr. Justo en el mismo sitio que se puso el anterior año que había acudido me encontré con Cristina le di un beso y continúe mi camino, no pude empezar a correr hasta que no Salí de Chamonix. Hasta las Houches que era el primer avituallamiento, era un camino bastante fácil que tenia pequeñas subidas y bajadas pero tendía mucho a llanear. Me intente controlar el ritmo y no forzar más de lo necesario, así que llegue a las Houches dentro de mi planificación. 
Comenzaba la primera subida de la ultra, subimos por las pistas de esquí hasta Delevret. Durante la subida hubo varios tapones los cuales me hacían preocuparme por no llegar en hora al corte de Saint- Gervais, a mitad de subida me adelanto Jordi ( Yak de les Muntanyes) y unos metros más adelante adelante al Ramonet que parecía que iba cojeando. Las vistas durante la subida eran espectaculares y el paisaje del anochecer sobre el Montblanc indescriptible.
Subiendo hacia Delevret siguiendo una estela de corredores.
Vistas espectaculares al llegar a la cima.
al iniciar la bajada camine a ritmo rápido para no forzar la máquina. Poco después empezó la bajada que yo temía, una bajada por al lado de los palos de los telesillas que por suerte no estaba mojada y pude bajar con relativa comodidad. Esperaba poder llegar a Saint -Gervais sin frontal ya que estaba bajando al trote y avanzaba bastante rápido, no pudo ser y me tuve que parar a ponerme el frontal para no sufrir una torcedura que mandase a la mierda la aventura. Al entrar a las calles de Saint Gervais me lleve una sorpresa, porque allí estaba Cristina esperándome. Me dio mucha alegría verla, además también estaban Esteve, Roger, Esteve Jr, Roque, Jordi y Antonio, me sentía como un profesional rodeado de un gran equipo. En el avituallamiento comí y bebí todo lo que pude, pero no me pare mucho rato ya que mi intención era llegar al siguiente corte horario con un margen suficiente.
Salir de Saint-Gervais es mágico, el pueblo se vuelca en la carrera y hay multitud de gente animando por las calles. Yo siempre me llevare para el recuerdo la carita de felicidad de los niños al chocarles las manos, el tramo hasta las Contamines lo recordaba muy duro porque la anterior vez estaba físicamente roto. Esta vez pude disfrutar del recorrido viendo que no era tan duro como lo recordaba, había mucho tramo para trotar en el que yo decidí caminar rápido. Durante el recorrido pude ver a varios corredores apostados a un lado del camino vomitando, eso me recordó lo mal que lo había pasado yo dos años antes y lo bien que me encontraba en ese momento. Después de los tramos de llaneo vinieron tres o cuatro subidas bastante durillas pero que hice con relativa facilidad,  por fin después de una de estas subidas llegue a la carretera que llevaba a les Contamines. Que diferente la forma de llegar de este año a la de hace dos, aquel año me costó un mundo subir la pequeña rampa que llevaba hasta el avituallamiento y este año he subido a buen ritmo. Al llegar allí estaba Cristina, me sujeto los palos y me relleno el camel con Aquarius. Estuve 10 minutos con ella y me puse de nuevo en marcha.
En les Contamines con las energias a tope.

Realmente en ese momento empezaba la Ultra, no conocía el terreno al que me iba a enfrentar y me daba un poco de respeto. Pero como me encontraba físicamente perfecto no le tuve miedo al reto. Casi sin darme cuenta me plante en Notre dame de la Gorge, un lugar mágico ya que estaba todo el camino iluminado con velas y con una luz que daba sensación de estar en una película fantástica. Comenzaba la dureza de la UTMB, me esperaba una larguísima subida hacia el Coll de Bonhomme. El primer tramo era por pista así que decidí poner un ritmo un poco más alto, iba subiendo tranquilamente cuando de repente un corredor delante de mí exclamo ¡¡ que ha pasado Nuria!!! Era Nuria Picas que bajaba, se paro y estuvo hablando un rato con nosotros comentándonos que se había tenido que retirar, al preguntarle que le había pasado. Nos dijo que subiendo iba bien y a solo  min de los de delante, pero que de repente le había dado una punzada en el pecho y se había asustado. Le dimos ánimos y ella nos deseo suerte y proseguimos el camino, después del shock del momento decidí sacarle el lado positivo a lo ocurrido y auto animarme de que yo aun seguía en carrera.  A la media hora de lo ocurrido llegue al control de la Balme, aun mantenía los 40 minutos de margen con respecto al corte horario así que decidí parar unos minutos a descansar y reponer fuerzas. Me senté en un banco y me puse a hablar con un chico de Bilbao, cuando ya repuse fuerzas me despedí del chico y me puse el mp3 para entretenerme durante la subida.
Fue una pena que fuera de noche, ya que el paisaje debía de ser espectacular. Pero a pesar de ello la estampa era espectacular, cuando miraba al frente podía ver la imponente luna y si miraba a mi espalda veía la interminable serpiente de frontales. La subida no acababa en el Col de Bonhomme, había que seguir unos dos kilómetros que no eran nada fáciles hasta la Croix de Bonhomme.  Después de la subida tocaba bajar, yo pensaba recuperar en ese tramo pero no me esperaba un primer tramo de bajada brutal. Muy inclinada y de mal pisar en la cual había que estar constantemente apartándose para dejar pasar a la gente que bajaba corriendo, por suerte lo malo acabo y el tramo final era por pista con lo cual pude recuperarme un poco. El avituallamiento de Les Chapieux estaba situado en la nada, no sé si aquello era un pueblo o un camping pero hasta que no llegabas no sabías que estabas en el avituallamiento. Allí me hidrate y comí todo lo que pude para recargar energía de cara a la subida que se avecinaba, la subida más larga de toda la UTMB 10,3 km. Por suerte los primeros 6 kilómetros discurrían por una carretera por donde se subía muy cómodamente, además iba hablando con un chico de Zaragoza de carreras y entrenamientos que habíamos hecho los dos. El siguiente tramo de subida fue un autentico calvario, un constante zigzagueo que a cada paso se volvía mas vertical. Por suerte el día ya iba clareando y podía evadirme del cansancio mirando el paisaje, al llegar a la cima del Col de la Seigne me pare a recrear la vista con aquel paisaje.
Paisaje de ensueño desde el Col de la Seigne.
Reemprendí la marcha y tras un primer tramo de bajada me disponía a afrontar la novedad del UTMB 2015, en vez de bajar directamente hacia Lac Combal. Nos hicieron subir al Col des Pyramides Calcaires, una subida que se me atraganto al más no poder. Durante la subida vi a una chica que estaba sentada en una piedra llorando del esfuerzo, yo intentaba que aquello no me afectara y subí hasta la cima con un ritmo lento pero sin pausa. Una vez arriba tome aire y me dispuse a bajar, yo pensaba que bajaría plácidamente hasta el Lac Combal. Que equivocado estaba, la bajada era por una tartera que puso a prueba mis maltrechas piernas. Miraba el reloj y veía que no avanzaba y la hora se me echaba encima, me puse a caminar rápido ya que no me veía capaz de trotar ni quería gastar energía tontamente. 
Bajando del Col des Pyramides Calcaires.
Cuando llegue al avituallamiento hice una parada muy breve, pero al salir vi que había unos lavabos portátiles y yo hacía rato que necesitaba soltar lastre. Después de evacuar sentado cómodamente, busque una piedra y me quite la camiseta térmica y los manguitos ya que el calor empezaba a ser considerable. Proseguí mi camino y aproveche el tramo que llaneaba para apretar el paso un poco, pero de repente nos desviamos hacia un sendero y comenzamos a subir. Quedaban pocos kilómetros hasta Courmayeur y sabia que solo quedaba esa subida hasta allí, no puedo describir con palabras lo que sufrí subiendo hasta Arete de Mount-Favre. Conseguí llegar a un ritmo muy lento pero sin paradas, justo antes de llegar a la cima vi que un helicóptero había aterrizado muy cerca de la cima y había dos sanitarios atendiendo a un corredor que estaba vomitando. Estaba en mis peores momentos de la ultra pero decidí auto animarme y realizar alguna actividad que me devolviera la energía, me hice una foto con el espectacular paisaje y me senté a observarlo. 
Subiendo hacia Arete du Mount -Favre.
Intentando superar el bajon fisico disfrutando de la cima.
No hacia ni cinco minutos que había salido de la cima, cuando me adelanto Ramonet que bajaba corriendo. Yo le dije que no me encontraba bien y que prefería bajar a mi ritmo, hasta Col Checrouit el terreno no era muy complicado y llaneaba y bajaba. El tramo se me hizo bastante largo, pero como iban viniendo excursionistas que nos iban animando se hizo algo más ameno. Por fin llegue al avituallamiento, decidí no parar mucho y aprovechar para ganar algo de tiempo. Ya tendría tiempo de parar un poco más en Courmayeur, ya me quedaban menos de 100 kilómetros y estaba llegando a la base de vida. La bajada era muy técnica, un sendero con continuos tramos de escalones y ramas de árboles hacían imposible poner un ritmo alto de bajada. Sabía que llegaba antes de la hora del cierre a Courmayeur pero quería llegar con algo de tiempo para poder parar a descansar. Se me hizo muy larga aquella bajada y empezaba a temer que no llegara al corte, justo cuando Salí del sendero me encontré con Jordi y me comento que iba muy bien. Yo le dije que me siguiera que iba a correr durante el kilometro que me quedaba para ganar un poco de tiempo de cara al cierre.
Llegando a Courmayeur.
A un ritmo bastante rápido llegue hasta donde me estaba esperando Cristina, me volvió a dar un subidon de adrenalina verla y llegar a Courmayeur uno de los puntos claves para acabar la ultra. Esteve estaba dentro con Ramonet dándole su apoyo, pero yo tenía a Cristina que me obligo a descansar ya que yo quería hacer una parada breve y salir ya que iba muy justo de tiempo. Me cogí comida y bebida y me senté en una mesa, Cristina me paso unos calcetines y me repuso el isotónico del camel. Cuando dieron el aviso de que había que salir de allí antes de 10 minutos decidí ponerme en marcha de nuevo.