Desde que terminé
la Marxa del Cap de Creus solo había hecho un entreno largo, así que tenía
ganas de hacer una prueba larga para probar mi estado de forma. Podía haberme
apuntado a la Ultra de Estels del Sud, pero como no sabía si este fin de semana
me tocaría trabajar no lo hice. Pensé en hacerla pirata, pero el hecho de que
fueran muchos kilómetros y no disponer de avituallamientos me hizo
repensármelo. Estuve buscando por internet alguna carrera tipo maratón o corta
con desnivel, pero no vi ninguna que me llamara la atención o que aun tuviera
inscripciones abiertas. Pero cuando ya casi había desistido, descubrí una Ultra
en Huesca que podía estar bien.
El problema es que
ya estaba apuntado la semana que viene a una carrera en Huesca, así que no sabía
si sería demasiado. Se lo comente a Cristina y me dijo que no le importaba tener
que ir dos veces a Huesca, así que no me lo pensé y me apunte a la carrera.
Como el pueblo desde donde salía no estaba muy cerca de los pueblos grandes,
decidí probar suerte y mirar si en el mismo pueblo había alojamiento. Tuve
suerte y pude reservar una habitación en una casa rural, todo esto a última
hora del jueves y el viernes por la tarde salimos hacia Huesca.
La Ultra las
Graderas del Valle de Vió salía desde el pequeño pueblo de Buerba. El pueblo
está situado en el recóndito Valle de Vió con pueblos situados por encima de los 1.000
m. de altitud en un espacio de alta montaña en la zona sur del Macizo de Monte
Perdido. Es el municipio que más territorio aporta al Parque Nacional de Ordesa
y Monte Perdido.
Solo llegar a Buerba nos alojamos en la casa rural y
después nos fuimos hacia el local donde repartían los dorsales y se realizaba
la charla técnica, bueno los dorsales los repartían allí, pero la charla
técnica era personalizada ya que el organizador nos explicó como era el
recorrido y algunas fotos de tramos comprometidos. Lo que me preocupo de las
explicaciones, fue que me dijo que era una carrera muy técnica y con un solo
corte horario pero era en 2:30h en el km 14. Pensé que tendría que apretar
hasta el corte y después regular, así que nos fuimos hacia la casa para cenar y
dormir.
Llegó el gran día, tras una noche lluviosa amaneció un día
espectacular. En la carrera había la distancia Ultra de 60 kilómetros y la media de 30 kilómetros, pero entre las
dos carreras éramos 47 corredores. En mi prueba solo éramos 15 así que sabía
que además de ser el último, iría solo durante toda la carrera o eso pensaba.
La salida fue un simple venga adelante jajaja, así que sin darme cuenta ya
estaba dándole a los pedales.
El primer tramo era en bajada así que el ritmo de la
gente era rápido, al no haber diferencia de colores en los dorsales no sabía si
estaría siguiendo el ritmo de uno que hiciera la Ultra o uno que hiciera la
media. Casi sin calentar llegó la primera subida, ese es mi territorio y
adelanté a algún corredor. Llegamos a una carretera y giramos hacia una pista
de tierra que seguimos durante 1 kilómetro, continuaba a buen ritmo y además
llevaba gente detrás y veía gente delante. Tras dejar la pista seguimos un largo
descenso por un espectacular sendero hasta el fondo de un valle, me sorprendió
lo bien que estaba bajando pues la bajada no es lo mío pero iba con la
mentalidad de apretar hasta el kilómetro 14. Al final de la bajada llegué a un
río que se cruzaba por un bonito puente medieval, desde allí una corta subida y
una bajada hasta el río. Cruzamos el río por unas pasarelas y encaramos la
subida hacia el avituallamiento de Gallisué, hasta ese momento iba con un grupo
de 3 chicas y 2 chicos pero en la subida me distancié de ellos.
Cruzando por las pasarelas. |
El primer tramo
de subida era por bosque en un camino zigzageante, después se subía cerca del
tendido eléctrico hasta llegar al avituallamiento, bueno por llamarlo así. Era
un chico con una mesa con alguna lata de Gatorade y agua.
Desde el avituallamiento se subía al pueblo abandonado de
Gallisué. Desde allí cogí el camino de la Sardinera que bordeaba un congosto
con unas vistas que me hacían quedarme maravillado del espectáculo visual.
Vistas impresionantes desde el camino de la Sardinera. |
El
sendero combinaba tramos de llaneo con pequeñas subidas y bajadas, en este
tramo iba solo, como me había imaginado, pero de repente en una bajada escuché
un ruido detrás mío y vi que se acercaba un chico, continuamos juntos hasta que
en una bajada me dejó atrás. Llevaba 2 horas de carrera y llegué al punto de
corte el pueblo de Vió (1211m), Me llevé una agradable sorpresa ya que allí estaba
Cristina. Por la mañana había hablado con los organizadores para echar una mano
ya que así estaría entretenida. La saludé y me ayudó a quitarme la ropa de
abrigo y darme algo para reponer fuerzas.
Salí del avituallamiento con la intención de regular.
Solo salir seguí una pista y delante de mis ojos un paisaje brutal. Tenía
delante mío el Mondoto, que tendría que subir en breve y al fondo los tres
Sosores.
Al fondo el Mondoto y los tres Sosores. |
Seguí en ascenso por pista a buen ritmo hasta llegar a la bajada. Una
bajada por un sendero con mucha piedra suelta y después por un sendero más
estrecho y embarrado, eso hizo que bajara la velocidad. Justo cuando estaba en
el tramo más complicado llegó un chico a gran velocidad, me adelantó y al poco
llegué a una pista. Allí vi como estaba el chico hablando con Martin que era el
chico que me adelantó antes de llegar Vió, al parecer volvía porque dudaba si
iba bien. Seguí la pista en descenso siguiéndolos de cerca, seguimos la pista 2
kilómetros y giramos por un sendero para ir a cruzar por debajo del puente de
Mallarguero. Desde allí nos metimos por un sendero de muy mal pisar hasta
descender al barranco de Mallarguero, en el tramo complicado se me distanciaron
así que volvía a estar solo.
Bajando hacia el barranco de Mallarguero. |
Crucé el puente y la cueva de Espucialla. Allí se
seguía el camino dirección Sercué. Antes de llegar al pueblo había una pequeña
subida desde donde vi que en la bajada se habían acercado el grupo de chicas y
chicos de los primeros kilómetros. Llegué al avituallamiento de Sercué (1278m) bastante
acalorado, decidí sentarme un rato a descansar y comer y beber algo.
Tocaba afrontar la subida al Mondoto (1957m), unos 700
metros de desnivel positivo. El primer tramo atravesaba unos campos pero
rápidamente cogí un sendero que subía progresivamente. Un sendero de mal pisar
con zonas de rocas lisas y tramos de hierba irregular. Poco a poco iba ganando
altura y me encontraba muy bien físicamente así que llevaba un buen ritmo de
ascenso.
Subiendo hacia el Mondoto. |
A mitad de subida vi a lo lejos a Martín y al chico que me adelantó
bajando. Casi sin darme cuenta adelanté al chico y a otro corredor que estaban
descansando en una piedra. Tras un pequeño tramo de subida bastante inclinada
llegué al tramo donde se juntaban la subida y la bajada, allí vi a varios
corredores que descendían y a lo lejos a Martín. Enseguida llegué a su altura y
en un momento me adelanté debido a que iba más rápido. Pensaba que ya había
llegado a la cima cuando vi un montículo con una especie de bandera. Me
equivocaba porque aquel montículo estaba en la mitad de lo que quedaba para
llegar a la cima. Seguí subiendo a buen ritmo hasta que llegué a la cima. Tras
reponer líquido y comer algo, me pude deleitar por fin con la impresionante
vista panorámica que se veía desde allí. Primero la inmensidad del Cañón de
Añisclo y justo al frente el Macizo del Monte Perdido. Lástima que había una
nube justo enfrente del Perdido.
Contento de hacer cima. |
Lástima de la nube. |
Me puse en marcha para encarar la bajada, pero a los
pocos metros me tuve que parar a quitarme una piedra. Justo cuando me iba a poner
en marcha llegaba Martín, así que decidí que bajaría con él si podía seguir su
ritmo bajando. El primer tramo de la bajada se podía hacer rápido porque era
correr por prado, después seguimos por un sendero muy empedrado donde yo me
adelanté un poco. No sé porque pero me encontraba bien bajando y aunque no
bajara a gran velocidad, Martín no me seguía. La bajada desde la cima fueron
3,9 kilómetros larguísimos, pero justo antes de llegar al pueblo me salté un desvío
y me metí por un sendero que no era el correcto. Tuve que retroceder unos
metros hasta encontrar el camino correcto, en ese momento vi que delante estaba
Martin. Llegué al centro de Nerín (1281m) final de la distancia media y mitad de
mi carrera. Salí del avituallamiento dispuesto a enfrentarme en teoría a una
mitad de carrera más suave que la primera parte. Tocaba hacer una subida fuerte
hasta la Fueba (1730m) siguiendo el camino de Cuello Arenas, un sendero en el
que me volví a distanciar un poco de Martin. Al llegar al final del sendero se
llegaba a una pista que seguimos unos metros, para después desviarnos por el
camino de Cuello Arenas a Buisán. Los primeros metros del camino eran de muy
mal pisar con camino muy irregular, después iniciamos un descenso bestial y muy
técnico hasta Guampe (1200m). Desde allí se subía una corta pero inclinada
subida hasta llegar a Buisán (1281m).
Buisán un pueblo donde no vi a nadie. |
Atravesé el pueblo y me paré a beber un
poco de agua en una fuente. Al salir del pueblo dudé un poco que camino había
que seguir, pero enseguida llegué a la pista que seguía el GR15 hacia Fanlo.
Tras 2 kilómetros por pista me desvié por un sendero hasta llegar al pueblo de
Fanlo (1342m). Atravesé todo el pueblo y ni rastro del avituallamiento hasta
que al final del pueblo me llevé la grata sorpresa de encontrarme a Cristina.
Me acompañó hasta el avituallamiento.
En el
avituallamiento repuse energías y me senté un momento en una piedra a
descansar. Me quedaban 21 kilómetros y en teoría una subida fuerte antes de
llegar. Me despedí de Cristina y me dirigí por una pista de servicios hasta la
cruz de Perúla (1427m). Allí cogí el antiguo camino de Fanlo a los Montes de
Blasco, un recorrido de 3,4 kilómetros por tramos de bosque espectaculares. Un
tramo rompe piernas con sube y bajas continuos y tramos técnicos hasta que
llegué al barranco de Cerceto (1250m). Desde allí se ascendía hasta la cima del
Comiello (1889m) por las costeras de Blasco. Una subida durísima con un primer
tramo de ascenso por bosque, después se subía más despejado pero con unas rampas
muy inclinadas. Llegué a la cima totalmente desfondado, pero tras reponer
energías en el avituallamiento y deleitarme con la maravillosa panorámica
proseguí con energías renovadas.
Vista de la Peña Montañesa desde el Comiello. |
Con el Macizo del Monte Perdido de fondo. |
Me quedaban 15 kilómetros y ya no tenía
fuerzas para trotar. Por suerte el tramo que seguía era reseguir el cortafuegos
de la Sierra del Comiello hasta la Collata Salas. Un tramo muy corrible pero no
tenía fuerzas, así que decidí caminar a ritmo muy rápido. Al llegar a la
Collata giramos hacia la izquierda siguiendo la pista de Ceresuela a Yeba,
bueno llamarle pista seria por lo ancho. Pero era una pista muy irregular y con
muchísima piedra suelta, al final de la pista llegamos a la altura de un depósito
de agua. Allí cogí un sendero antiguo en el cual costaba mucho encontrar las
señales, hasta que por fin llegué a una pista y la seguí hasta entrar al pueblo
de Yeba (1150m).
Llegando al pueblo de Yeba. |
Me paré en una fuente para beber un poco de agua y proseguí mi
camino, el GPS con el track se me había parado así que esperaba que el camino
siguiera estando bien señalizado hasta el final. Desde el Comiello las señales
eran algo escasas. Seguía solo desde Fanlo así que ya contaba que si hasta allí
no me habían pillado sin haber corrido, ya no me pillarían. Descendí hasta el
puente románico sobre el rio Yesa, y desde allí seguí un larguísimo sendero con
poquísimas marcas de la carrera. Tras un buen rato a un ritmo alto siguiendo el
sendero, llegué al cubo (915m) después se giraba a la izquierda y se pasaba junto a las ruinas del molino de Buerba (cerca de la
cueva Manutuero y Malapreciata). Tocaba afrontar la última rampa antes de
llegar a Buerba. Una rampa de 1 km. que no tendría más de 300 metros positivos
pero que se me hizo durísima. Así tras finalizar la dura subida ya veía Buerba
a lo lejos. Casi sin darme cuenta ya estaba encarando la única calle del
pueblo. Justo cuando ya veía el arco de meta, vi la calle cortada y tuve que
hacer un rodeo para cruzarlo. En la meta no había nadie de la organización
esperando a los corredores. Fui con Cristina hasta el local donde daban la
comida y allí me tomaron el tiempo, después una duchita comer algo y hacia el
camping de mis padres a descansar.
58 kilómetros
3586 metros de desnivel positivo
3586 metros de desnivel negativo
7172 metros de desnivel total
acumulado
En conclusión, al final creo que
acerté plenamente al apuntarme a esta carrera. Me ha permitido hacer un gran
entreno de calidad, he tenido desnivel, terreno técnico, también he entrenado
el aspecto psicológico al tener que hacer muchos kilómetros en solitario. En el
tema físico me he encontrado muy bien, las molestias en el pie que había tenido
en otras carreras apenas las he notado. La carrera en si ha sido espectacular.
Marcaje impecable aunque en los últimos kilómetros se echaran en falta más
señales. Los avituallamientos estaban bastante bien, aunque para los que son de
comer igual eran un poco escasos. Los voluntarios de 10, éramos pocos
corredores y habrán tenido que esperar muchísimo tiempo a que fuéramos pasando.
Los paisajes de la carrera eran espectaculares, si puedo el año que viene
repetiré. Agradecerle a Cristina que me permita semana tras semana disfrutar de
este deporte, y encima que me acompañe y me haga el seguimiento. Seguimos
sumando kilómetros, desnivel y experiencia en carreras.
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