jueves, 30 de junio de 2016

GRAN TRAIL TERNUA SOBRARBE

Todo empezó en el 2011 cuando participé por primera vez en la Ultra Trail Sobrarbe. En aquella ocasión me acompañaban Marcos y Xavi Torrijos y eran mis inicios en la larga distancia. Han pasado 5 años desde aquella edición y solo me he perdido una, porque me coincidía con otra carrera, pero me hacía mucha ilusión participar este año porque iba a ser mi quinta edición.

El Sobrarbe me transporta a mi niñez y a los veranos que pasaba con mis padres de pequeño por estas tierras. El hecho de hacer carreras de larga distancia me permite recorrer bellos parajes por los que solo caminando se puede pasar. Me hacía ilusión conocer uno de los rincones más bellos del pirineo, el Ibón de Plan o Basa de la Mora.
En esta ocasión me acompañarían varios compañeros del CEI y un amigo al que estoy iniciando en la larga distancia, Toni Santana. En principio éramos 7 los que íbamos a hacer la Gran Trail o el Maratón y uno haría la Trail. 

El viernes por la tarde todos fuimos a Ainsa para recoger los dorsales y asistir a la charla técnica, una charla donde nos informaron de las novedades de este año y los temidos cortes horarios. Después nos dirigimos hacia el camping para cenar todos juntos y a dormir que al día siguiente había que madrugar.
A las 4:15 h suena el despertador. Llegó el gran día!!! Una mezcla de nervios y adrenalina corría por nuestros cuerpos. Subidón de energía al llegar al imponente Castillo de Ainsa y ver los dos arcos de salida preparados para recibirnos. Desayunamos algo para no salir con el estómago vacío y nos esperamos a que dieran permiso para pasar el control de entrada. Una vez fue la hora fuimos tomando posiciones y casi sin querer, estábamos situados en la primera fila como si fuéramos unos profesionales. Nos habíamos colocado Toni y yo, y enseguida llegó Ángel, aunque le tuvimos que decir que debía pasar el control de salida ya que se metió por un lateral. Saludé a varios conocidos y me despedí de mi mujer Cristina y de Eva, la novia de Toni, que se iban a colocar en la muralla del castillo para vernos salir.
En primera fila como los profesionales

A las 6:00 h Empieza la cuenta atrás y lanzan un cohete al aire, cuando explosionó fue como si una fuerza desconocida se apoderara de mi y realicé un sprint colocándome el segundo en carrera. Por suerte la emoción no me duro mucho, ya que ese no era mi ritmo y debía regular. Cruzamos la majestuosa plaza mayor de Ainsa y bajamos por la calle de al lado de la iglesia, bajar corriendo por aquellas calles era emocionante y espectacular. Después salimos a la carretera y pusimos un ritmo suave para dosificar esfuerzos. Bueno Toni y yo lo pusimos porque Ángel se había emocionado mucho más que yo y ya no lo vimos. Corrimos durante unos 2 km por carretera y enseguida nos metimos en un sendero, un tramo muy chulo con pequeños sube y bajas por un sendero con diversas ondulaciones y un suelo de piedra suelta. 
Tramo muy chulo de subes y bajas.

Seguimos trotando y tras un pequeño descenso, encaramos la subida hacia el pueblo del Pueyo de Araguas. Impresionante la imagen de postal que tienen desde la plaza que hay al lado de la iglesia con la Peña Montañesa mostrando toda su grandeza. Tocaba apretar un poco el acelerador ya que venía un tramo muy corrible por pista. 
La Peña Montañesa desde el Pueyo de Araguas
Le dije a Toni que tirara ya que yo debía atarme los cordones de las bambas (por tercera vez) y hacer una pequeña parada técnica. En ese momento me adelantó Manel, también del club. Cuando reemprendí la marcha le comenté que siguiera con nosotros y así hizo. Ya éramos tres para devorar kilómetros y disfrutar de lo que más nos gusta, tras pasar el tramo más corrible. Entramos en una zona espectacular por un sendero que atravesaba un frondoso bosque, teníamos tramos donde podíamos correr y otros en los que debíamos caminar porque la cosa picaba hacia arriba. Cuando salimos de aquel tramo cogimos una pista en la que íbamos disfrutando de una increíble vista del Monte Perdido y las Tres Marías, casi sin darnos cuenta llegamos al pueblo de Araguas. 
Disfrutando del camino.
Habíamos llegado en 1:10 h y nos quedaban 4 km para el primer corte horario, Manel me iba preguntando si llevábamos un buen ritmo para pasar los cortes. Yo le mostré mi planificación horaria y lo bien que íbamos, proseguimos nuestro camino y tocaba volver a correr rápido. Estábamos en el tramo más fácil de la Ultra, 4 kilómetros por una pista muy cómoda de correr y que solo tenía una ligera subida antes de llegar a las calles de Laspuña.  Durante esos 4 kilómetros vimos al corredor globo, un corredor que había puesto la organización para ayudar a terminar la carrera a gente novata. El ritmo que llevaba ese corredor, para mí no era muy correcto, lo veía demasiado rápido por lo que nosotros decidimos seguir a nuestro ritmo. También vimos a Ramón Ferrer del blog Corriendo por la Sierra, pensaba que me lo encontraría más arriba así que decidí que lo saludaría mas tarde. A Las 7:48 h de la mañana ya habíamos llegado al primer cierre horario, estábamos haciéndolo muy bien y teníamos margen respecto al cierre.
Parada breve para beber y comer algo y de nuevo en marcha, salimos del pueblo y descendimos por la carretera para ir a buscar el camino que discurría por al lado del río. Justo antes de llegar al camino, pudimos ver a Baldiri que nos dio ánimos y nos dijo que íbamos muy bien. 
Nos despedimos de él  y proseguimos nuestro camino, Manel iba animado y trotaba más rápido que Toni y yo. Aunque nosotros nos íbamos entreteniendo haciendo fotos y pequeños vídeos, estábamos disfrutando a pesar de tener que apretar el acelerador. Un tramo espectacular por un sendero que discurría paralelo al río, nos mostraba todo el esplendor de la naturaleza y nos permitía correr a buen ritmo. 
Bonito tramo junto al río
Casi sin darnos cuenta estábamos encarando la última rampa hacia Badain, nuevamente nos encontramos con Baldiri y al poco fuimos recibidos como héroes por nuestras mujeres Eva, Leyre y Cristina, Sonia y Jordi unos amigos. También estaban Anna la mujer de Martí y Manolo y Pepi unos amigos suyos. El ser recibidos de aquella manera nos dio una energía extra. Íbamos muy bien de tiempo y tocaba afrontar la primera subida larga, subimos a buen ritmo sin correr pero sin aflojar el ritmo en exceso. Manel y Toni aguantaron muy bien mi ritmo de subida y los tres llegamos juntos al avituallamiento, después recorrimos unos 800 metros de pista y llegamos al Collado San Miguel. Unas vistas espectaculares del valle nos daban energías para encarar la bajada, bajamos a buen ritmo pero aun así nos adelantaron infinidad de corredores que bajaban corriendo. 
Vistas del valle.
Llegamos a Saravillo bajo un calor considerable, nuevo recibimiento de nuestras chicas esta vez más ruidoso haciendo sonar trompetas y aplaudiéndonos sin parar. Al contrario que en el anterior control, esta vez nos tomamos 5 min de descanso. Una vez descansados nos dispusimos a reemprender la marcha, tocaba subida larga y dura por el calor que empezaba a notarse.
El primer tramo de la subida era cómodo, se subía por un sendero muy agradable. Después comenzamos a encontrarnos una pista que fuimos cruzando varias veces siguiendo un sendero que la atajaba, que calor hacia y como picaba hacia arriba el camino. Por suerte a unos 3 kilómetros de Saravillo se nos aparecía un oasis en el camino, una pequeña piscina natural con agua fresca para refrescarnos mientras disfrutábamos del imponente paisaje que nos rodeaba. Toni comentó que era como si estuviéramos en Canadá por las montañas que nos rodeaban, al poco llegamos a una pista y pensábamos que el tramo final seria subir por allí y que podríamos descansar un poco.
Magnifico entorno, paisaje espectacular.
Toni y Manel aguantaban el ritmo, y yo me encontraba bastante bien. Por suerte el pie no me estaba molestando mucho y de fuerza física iba bastante bien, proseguimos por la pista y enseguida la dejamos. De repente el sendero que habíamos cogido tenía una inclinación considerable, vimos a algún compañero que lo estaba pasando mal. Solo podíamos darles ánimos y continuar subiendo a nuestro ritmo, al poco ya llegábamos al Refugio Labasar un nuevo punto de corte horario. Allí estaban Anna, Manolo y Pepi esperando que llegara Martí, los saludamos repusimos energías y continuamos nuestro camino en dirección al Ibón de Plan. Teníamos que hacer un tramo de 1 kilometro hacia el Ibón y los últimos 500 metros hicimos un tramo donde nos cruzábamos con los corredores que volvían del Ibón, mientras íbamos hacia allí nos encontramos que Ángel ya volvía para encarar la bajada hacia Plan. La llegada al Ibón es impresionante, de repente se abre un pequeño valle rodeado de imponentes montañas y te encuentras el lago al fondo incrustado en medio. Un lugar mágico y espectacular, allí la organización había montado un fotocol para inmortalizar nuestro paso por el Ibón. 
Contentos por llegar hasta el Ibón
El Pibón de Plan
Nos tomamos unos minutos para disfrutar del lugar antes de volver sobre nuestros pasos para encarar la bajada hacia Plan. Le preguntamos a Manel si se iba a animar a continuar con nosotros hasta Bielsa, nos dijo que no que ya pensaba en Plan y lo que tenia era ganas de llegar. Nos habían avisado varias veces y lo habíamos escuchado en la charla técnica, que la bajada hasta Plan era un suplicio para las piernas ya que bajaba 1000 metros en unos 6 kilómetros. Empezamos la bajada pensando que la cosa no era para tanto, pero a medida que íbamos bajando la cosa se iba complicando. Fue una bajada muy completita y donde encontramos diferentes superficies, bajamos atravesando tarteras, ríos, zonas herbosas, fuertes pendientes y zonas con muchas raíces hasta que al final llegamos a una pista. Allí un voluntario nos dijo que nos quedaban 2 kilómetros para llegar a Plan, por suerte era llano  y pudimos caminar a buen ritmo. Cuando llegamos a la zona del pabellón y piscina, me vino a la memoria momentos de la primera edición en la que participe y lo mal que llegué allí. Justo antes de llegar a la meta de la Maratón que acababa allí en Plan, nos encontramos con Jordi. Después vimos a nuestras mujeres que nos esperaban emocionadas y nos hicieron un pasillo. Manel estaba eufórico porque lo había logrado a pesar de sus dudas. La speaker quiso dar nuestros nombres a la llegada, pero en ese momento se le volaron los papeles jejeje. Nos paramos para coger un plato de macarrones para reponer fuerzas, Cristina me trajo bebida y me ayudó a cambiarme los calcetines. Como se agradece su ayuda en esos momentos. Cuando ya llevábamos unos 15 min descansando decidimos ponernos de nuevo en marcha.
Salíamos a las 15:00 h a pleno sol para encarar la subida más larga, el primer tramo hasta Gistain sufrimos muchísimo. El camino era muy inclinado y estábamos sudando muchísimo, por suerte subimos a un ritmo constante y sin parar y no tardamos mucho en llegar al pueblo. Mientras lo cruzábamos comentábamos entre nosotros que parecía que estaba abandonado, en esos momentos salió un señor que nos acompaño unos metros mientras nos explicaba que nos quedaba de subida. 
Unos metros más de subida y a llanear un buen rato mientras disfrutábamos de una vista espectacular de Plan, la llegada a Serveto se hizo eterna.
Plan desde las alturas.

A pesar de caminar a un ritmo vivo, parecía que no avanzábamos mientras íbamos rodeando una montaña y nos adentrábamos hacia el valle que llevaba hacia la última subida. Tras casi 1 hora desde que habíamos salido de Gistain llegábamos a Serveto, desde Plan no habíamos visto a nadie ni delante ni detrás y cuando llegamos al avituallamiento vimos a dos corredores. Tocaba apretar los dientes para encarar la última subida, serian 7 kilómetros y unos 800 m. de desnivel positivo. A medida que íbamos subiendo el cielo se iba nublando y comenzaba a retumbar potentes truenos. Comenzó a llover de una manera suave, cruzamos el pueblo abandonado de Señes. Una vez pasado el pueblo comenzó a apretar la lluvia, nos resistíamos a parar porque el camino era bastante bueno y podíamos avanzar a buen ritmo debido al frescor de la lluvia. Poco a poco llovía más fuerte y a tramos parecía que nos tiraban cubos de agua encima, la situación ya no podía esperar más así que tuvimos que parar a ponernos los chubasqueros. La subida comenzaba a acentuarse y al desnivel debíamos sumarle el calor que nos daba el llevar el chubasquero puesto,  tras pasar dos pequeñas cabañas de pastores llegamos a un pequeño avituallamiento de agua. A partir de aquel punto el camino pasaba a ser más abierto y por zonas de humedales en los que los pies se nos hundían, había zonas donde había grandes acumulaciones de agua. El camino subía y subía y a lo lejos podíamos ver como subían los compañeros, tras pasar una zona muy inclinada y dar un pequeño giro. Ya podíamos ver a lo lejos la cima del Collado, llegar a la cima no resulto fácil. Justo en el tramo más inclinado de la subida, comenzó a caernos una granizada tremenda. Por suerte no hizo que nos desanimáramos y nos dio fuerzas para encarar esos metros finales, cuando ya estábamos llegando escuchamos que las chicas que había allí tenían un cachondeo terrible. Nos recibieron con vítores y ánimos y cantando canciones, al llegar les agradecimos los ánimos y nos dispusimos a disfrutar del momento. Habíamos llegado al Collado de la Cruz de Guardia, me vino a la memoria las dos veces que había hecho cima allí y como había llegado en aquella ocasión. Me dio mucha energía pensar que había llegado bien y sin apenas notar cansancio, disfrute del momento y de las espectaculares vistas que habían desde allí.
En el Collado de la Cruz de Guardia
Nos dispusimos a encarar la larga bajada hacia Bielsa, más que larga podríamos decir que se nos hizo eterna. El primer tramo es un terreno bastante técnico y abierto rodeado de imponentes paredes, el segundo tramo es un sendero que discurre por un bosque espectacular y atraviesa pequeños riachuelos y zonas con saltos de agua espectaculares. Bajamos a un ritmo bastante rápido, pese a ello hubo un momento en que Toni me dijo que quería trotar porque se le estaba haciendo muy larga la bajada. Llegamos a una zona donde nos obligaban a girar a la izquierda, los voluntarios de la organización nos dijeron que nos quedaban unos 3 kilómetros y que si no queríamos entrar fuera de tiempo teníamos que apretar el culo.

Dicho y hecho, nos pusimos a trotar lo más rápido que podíamos por un sendero que no se prestaba mucho en nuestras condiciones físicas. Acabado el sendero tocaba pista, aprovechamos para apretar un poco el ritmo y avanzamos bastante rápido. Tras pasar el camping de Bielsa ya vimos a Jordi que había bajado a recibirnos. Nos acompañó un rato pero se adelantó para avisar a nuestras mujeres y a mis padres que también estaban en Bielsa. Cuando nos vieron Eva, Cristina y mi madre se fundieron en un abrazo y rompieron a llorar de emoción. Se adelantaron y se fueron para meta para hacernos el recibimiento triunfal, entramos en el pueblo recorrimos unos 500 metros y encaramos los últimos metros para entrar a meta bajo una gran ovación de nuestras mujeres y un buen recibimiento por parte de la organización. Toni al llegar se arrodilló y beso el suelo, este gesto hizo que el speaker lo entrevistara. 


Entrando a meta

Con Toni Santana luciendo las medallas de allegadores
Después de una duchita con agua templadita, nos fuimos hacia el camping a cenar y a descansar. El domingo subida matutina al castillo de Boltaña y almuerzo comida con los compañeros para rematar un fin de semana perfecto.

71 Kilómetros
4077 metros de desnivel positivo
3632 metros de desnivel negativo
7709 metros de desnivel total acumulado

En conclusión, muy contento de haber finalizado por segunda vez la Ultra del Sobrarbe. A pesar de que este año no acudía al 100% físicamente, ya que llevo mucho tiempo arrastrando una fascitis plantar. Por suerte parece que Toni Portillo ( masajista) está consiguiendo que me vaya desapareciendo poco a poco, tuve molestias en distintos momentos de la carrera. Sobre todo en tramos de bajadas con muchas piedras. La carrera la hemos controlado perfectamente Toni, Manel y yo hasta Plan y después Toni y yo que hemos formado un buen equipo para encarar los últimos kilómetros. 

Ha sido un fin de semana donde he podido disfrutar del Sobrarbe y de la compañía de mi familia y los compañeros del CEI, cerrado con una barbacoa en la que pudimos contarnos nuestras batallitas de lo sucedido en carrera. 

No puedo acabar la crónica sin agradecerle a Cristina este fin de semana, no solo me ha dejado disfrutar de la carrera, sino que me ha hecho un seguimiento total, me ha dado una energía brutal verla en cada pueblo y que se desviviera por mí en Plan para que no me faltara de nada. Muchas Gracias Cris TE QUIERO MUCHO. Dar las gracias también a todo el equipo de apoyo, Eva, Jordi, Sonia y Leyre. Y también a Baldiri, que iba de pueblo en pueblo y en algunos tramos para darnos ánimos y hacernos unas fotos magnificas. El año que viene volveremos a por la tercera edición acabada, espero que alguno de los compañeros repita experiencia.


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