Todo empezó
en el 2011 cuando participé por primera vez en la Ultra Trail Sobrarbe. En
aquella ocasión me acompañaban Marcos y Xavi Torrijos y eran mis inicios en la
larga distancia. Han pasado 5 años desde aquella edición y solo me he perdido
una, porque me coincidía con otra carrera, pero me hacía mucha ilusión participar
este año porque iba a ser mi quinta edición.
El
Sobrarbe me transporta a mi niñez y a los veranos que pasaba con mis padres de
pequeño por estas tierras. El hecho de hacer carreras de larga distancia me
permite recorrer bellos parajes por los que solo caminando se puede pasar. Me hacía
ilusión conocer uno de los rincones más bellos del pirineo, el Ibón de Plan o
Basa de la Mora.
En esta
ocasión me acompañarían varios compañeros del CEI y un amigo al que estoy
iniciando en la larga distancia, Toni Santana. En principio éramos 7 los que íbamos a hacer la
Gran Trail o el Maratón y uno haría la Trail.
El viernes por la tarde todos
fuimos a Ainsa para recoger los dorsales y asistir a la charla técnica, una
charla donde nos informaron de las novedades de este año y los temidos cortes
horarios. Después nos dirigimos hacia el camping para cenar todos juntos y
a dormir que al día siguiente había que madrugar.
A las 4:15 h
suena el despertador. Llegó el gran día!!! Una mezcla de nervios y adrenalina corría
por nuestros cuerpos. Subidón de energía al llegar al imponente Castillo de
Ainsa y ver los dos arcos de salida preparados para recibirnos. Desayunamos
algo para no salir con el estómago vacío y nos esperamos a que dieran permiso
para pasar el control de entrada. Una vez fue la hora fuimos tomando posiciones
y casi sin querer, estábamos situados en la primera fila como si fuéramos unos
profesionales. Nos habíamos colocado Toni y yo, y enseguida llegó Ángel, aunque
le tuvimos que decir que debía pasar el control de salida ya que se metió por
un lateral. Saludé a varios conocidos y me despedí de mi mujer Cristina y de Eva, la
novia de Toni, que se iban a colocar en la muralla del castillo para vernos
salir.
En primera fila como los profesionales |
A las 6:00 h Empieza
la cuenta atrás y lanzan un cohete al aire, cuando explosionó fue como si una
fuerza desconocida se apoderara de mi y realicé un sprint colocándome el
segundo en carrera. Por suerte la emoción no me duro mucho, ya que ese no era
mi ritmo y debía regular. Cruzamos la majestuosa plaza mayor de Ainsa y bajamos
por la calle de al lado de la iglesia, bajar corriendo por aquellas calles era
emocionante y espectacular. Después salimos a la carretera y pusimos un ritmo
suave para dosificar esfuerzos. Bueno Toni y yo lo pusimos porque Ángel se había
emocionado mucho más que yo y ya no lo vimos. Corrimos durante unos 2 km por
carretera y enseguida nos metimos en un sendero, un tramo muy chulo con
pequeños sube y bajas por un sendero con diversas ondulaciones y un suelo de
piedra suelta.
Tramo muy chulo de subes y bajas. |
Seguimos trotando y tras un pequeño descenso, encaramos la
subida hacia el pueblo del Pueyo de Araguas. Impresionante la imagen de postal
que tienen desde la plaza que hay al lado de la iglesia con la Peña Montañesa
mostrando toda su grandeza. Tocaba apretar un poco el acelerador ya que venía
un tramo muy corrible por pista.
La Peña Montañesa desde el Pueyo de Araguas |
Le dije a Toni que tirara ya que yo debía atarme
los cordones de las bambas (por tercera vez) y hacer una pequeña parada técnica.
En ese momento me adelantó Manel, también del club. Cuando reemprendí la marcha
le comenté que siguiera con nosotros y así hizo. Ya éramos tres para devorar kilómetros
y disfrutar de lo que más nos gusta, tras pasar el tramo más corrible. Entramos
en una zona espectacular por un sendero que atravesaba un frondoso bosque, teníamos
tramos donde podíamos correr y otros en los que debíamos caminar porque la cosa
picaba hacia arriba. Cuando salimos de aquel tramo cogimos una pista en la que íbamos
disfrutando de una increíble vista del Monte Perdido y las Tres Marías, casi
sin darnos cuenta llegamos al pueblo de Araguas.
Disfrutando del camino. |
Habíamos llegado en 1:10 h y
nos quedaban 4 km para el primer corte horario, Manel me iba preguntando si llevábamos
un buen ritmo para pasar los cortes. Yo le mostré mi planificación horaria y lo
bien que íbamos, proseguimos nuestro camino y tocaba volver a correr rápido. Estábamos
en el tramo más fácil de la Ultra, 4 kilómetros por una pista muy cómoda de
correr y que solo tenía una ligera subida antes de llegar a las calles de
Laspuña. Durante esos 4 kilómetros vimos
al corredor globo, un corredor que había puesto la organización para ayudar a
terminar la carrera a gente novata. El ritmo que llevaba ese corredor, para mí
no era muy correcto, lo veía demasiado rápido por lo que nosotros decidimos
seguir a nuestro ritmo. También vimos a Ramón Ferrer del blog Corriendo por la Sierra, pensaba que me lo encontraría más arriba así que decidí que lo saludaría
mas tarde. A Las 7:48 h de la mañana ya habíamos llegado al primer cierre
horario, estábamos haciéndolo muy bien y teníamos margen respecto al cierre.
Parada
breve para beber y comer algo y de nuevo en marcha, salimos del pueblo y
descendimos por la carretera para ir a buscar el camino que discurría por al
lado del río. Justo antes de llegar al camino, pudimos ver a Baldiri que nos
dio ánimos y nos dijo que íbamos muy bien.
Nos despedimos de él y proseguimos nuestro camino, Manel iba
animado y trotaba más rápido que Toni y yo. Aunque nosotros nos íbamos entreteniendo
haciendo fotos y pequeños vídeos, estábamos disfrutando a pesar de tener que apretar
el acelerador. Un tramo espectacular por un sendero que discurría paralelo al
río, nos mostraba todo el esplendor de la naturaleza y nos permitía correr a
buen ritmo.
Bonito tramo junto al río |
Casi sin darnos cuenta estábamos encarando la última rampa hacia
Badain, nuevamente nos encontramos con Baldiri y al poco fuimos recibidos como héroes
por nuestras mujeres Eva, Leyre y Cristina, Sonia y Jordi unos amigos. También
estaban Anna la mujer de Martí y Manolo y Pepi unos amigos suyos. El ser
recibidos de aquella manera nos dio una energía extra. Íbamos muy bien de
tiempo y tocaba afrontar la primera subida larga, subimos a buen ritmo sin
correr pero sin aflojar el ritmo en exceso. Manel y Toni aguantaron muy bien mi
ritmo de subida y los tres llegamos juntos al avituallamiento, después
recorrimos unos 800 metros de pista y llegamos al Collado San Miguel. Unas vistas
espectaculares del valle nos daban energías para encarar la bajada, bajamos a
buen ritmo pero aun así nos adelantaron infinidad de corredores que bajaban
corriendo.
Vistas del valle. |
Llegamos a Saravillo bajo un calor considerable, nuevo recibimiento
de nuestras chicas esta vez más ruidoso haciendo sonar trompetas y aplaudiéndonos
sin parar. Al contrario que en el anterior control, esta vez nos tomamos 5 min
de descanso. Una vez descansados nos dispusimos a reemprender la marcha, tocaba
subida larga y dura por el calor que empezaba a notarse.
El primer
tramo de la subida era cómodo, se subía por un sendero muy agradable. Después comenzamos
a encontrarnos una pista que fuimos cruzando varias veces siguiendo un sendero
que la atajaba, que calor hacia y como picaba hacia arriba el camino. Por suerte
a unos 3 kilómetros de Saravillo se nos aparecía un oasis en el camino, una
pequeña piscina natural con agua fresca para refrescarnos mientras disfrutábamos
del imponente paisaje que nos rodeaba. Toni comentó que era como si estuviéramos
en Canadá por las montañas que nos rodeaban, al poco llegamos a una pista y pensábamos
que el tramo final seria subir por allí y que podríamos descansar un poco.
Magnifico entorno, paisaje espectacular. |
Toni
y Manel aguantaban el ritmo, y yo me encontraba bastante bien. Por suerte el
pie no me estaba molestando mucho y de fuerza física iba bastante bien,
proseguimos por la pista y enseguida la dejamos. De repente el sendero que habíamos
cogido tenía una inclinación considerable, vimos a algún compañero que lo
estaba pasando mal. Solo podíamos darles ánimos y continuar subiendo a nuestro
ritmo, al poco ya llegábamos al Refugio Labasar un nuevo punto de corte
horario. Allí estaban Anna, Manolo y Pepi esperando que llegara Martí, los
saludamos repusimos energías y continuamos nuestro camino en dirección al Ibón
de Plan. Teníamos que hacer un tramo de 1 kilometro hacia el Ibón y los últimos
500 metros hicimos un tramo donde nos cruzábamos con los corredores que volvían
del Ibón, mientras íbamos hacia allí nos encontramos que Ángel ya volvía para
encarar la bajada hacia Plan. La llegada al Ibón es impresionante, de repente
se abre un pequeño valle rodeado de imponentes montañas y te encuentras el lago
al fondo incrustado en medio. Un lugar mágico y espectacular, allí la organización
había montado un fotocol para inmortalizar nuestro paso por el Ibón.
Contentos por llegar hasta el Ibón |
El Pibón de Plan |
Nos
tomamos unos minutos para disfrutar del lugar antes de volver sobre nuestros
pasos para encarar la bajada hacia Plan. Le preguntamos a Manel si se iba a
animar a continuar con nosotros hasta Bielsa, nos dijo que no que ya pensaba en
Plan y lo que tenia era ganas de llegar. Nos habían avisado varias veces y lo habíamos
escuchado en la charla técnica, que la bajada hasta Plan era un suplicio para
las piernas ya que bajaba 1000 metros en unos 6 kilómetros. Empezamos la bajada
pensando que la cosa no era para tanto, pero a medida que íbamos bajando la
cosa se iba complicando. Fue una bajada muy completita y donde encontramos
diferentes superficies, bajamos atravesando tarteras, ríos, zonas herbosas,
fuertes pendientes y zonas con muchas raíces hasta que al final llegamos a una
pista. Allí un voluntario nos dijo que nos quedaban 2 kilómetros para llegar a
Plan, por suerte era llano y pudimos
caminar a buen ritmo. Cuando llegamos a la zona del pabellón y piscina, me vino
a la memoria momentos de la primera edición en la que participe y lo mal que
llegué allí. Justo antes de llegar a la meta de la Maratón que acababa allí en
Plan, nos encontramos con Jordi. Después vimos a nuestras mujeres que nos
esperaban emocionadas y nos hicieron un pasillo. Manel estaba eufórico porque lo había logrado a pesar de
sus dudas. La speaker quiso dar nuestros nombres a la llegada, pero en ese
momento se le volaron los papeles jejeje. Nos paramos para coger un plato de
macarrones para reponer fuerzas, Cristina me trajo bebida y me ayudó a
cambiarme los calcetines. Como se agradece su ayuda en esos momentos. Cuando ya
llevábamos unos 15 min descansando decidimos ponernos de nuevo en marcha.
Salíamos
a las 15:00 h a pleno sol para encarar la subida más larga, el primer tramo
hasta Gistain sufrimos muchísimo. El camino era muy inclinado y estábamos sudando
muchísimo, por suerte subimos a un ritmo constante y sin parar y no tardamos
mucho en llegar al pueblo. Mientras lo cruzábamos comentábamos entre nosotros
que parecía que estaba abandonado, en esos momentos salió un señor que nos
acompaño unos metros mientras nos explicaba que nos quedaba de subida.
Unos metros
más de subida y a llanear un buen rato mientras disfrutábamos de una vista
espectacular de Plan, la llegada a Serveto se hizo eterna.
Plan desde las alturas. |
A pesar de caminar a
un ritmo vivo, parecía que no avanzábamos mientras íbamos rodeando una montaña
y nos adentrábamos hacia el valle que llevaba hacia la última subida. Tras casi
1 hora desde que habíamos salido de Gistain llegábamos a Serveto, desde Plan no
habíamos visto a nadie ni delante ni detrás y cuando llegamos al
avituallamiento vimos a dos corredores. Tocaba apretar los dientes para encarar
la última subida, serian 7 kilómetros y unos 800 m. de desnivel positivo. A medida
que íbamos subiendo el cielo se iba nublando y comenzaba a retumbar potentes
truenos. Comenzó a llover de una manera suave, cruzamos el pueblo abandonado de
Señes. Una vez pasado el pueblo comenzó a apretar la lluvia, nos resistíamos a
parar porque el camino era bastante bueno y podíamos avanzar a buen ritmo
debido al frescor de la lluvia. Poco a poco llovía más fuerte y a tramos parecía
que nos tiraban cubos de agua encima, la situación ya no podía esperar más así
que tuvimos que parar a ponernos los chubasqueros. La subida comenzaba a
acentuarse y al desnivel debíamos sumarle el calor que nos daba el llevar el
chubasquero puesto, tras pasar dos
pequeñas cabañas de pastores llegamos a un pequeño avituallamiento de agua. A partir
de aquel punto el camino pasaba a ser más abierto y por zonas de humedales en
los que los pies se nos hundían, había zonas donde había grandes acumulaciones
de agua. El camino subía y subía y a lo lejos podíamos ver como subían los
compañeros, tras pasar una zona muy inclinada y dar un pequeño giro. Ya podíamos
ver a lo lejos la cima del Collado, llegar a la cima no resulto fácil. Justo en
el tramo más inclinado de la subida, comenzó a caernos una granizada tremenda. Por
suerte no hizo que nos desanimáramos y nos dio fuerzas para encarar esos metros
finales, cuando ya estábamos llegando escuchamos que las chicas que había allí tenían
un cachondeo terrible. Nos recibieron con vítores y ánimos y cantando
canciones, al llegar les agradecimos los ánimos y nos dispusimos a disfrutar
del momento. Habíamos llegado al Collado de la Cruz de Guardia, me vino a la
memoria las dos veces que había hecho cima allí y como había llegado en aquella
ocasión. Me dio mucha energía pensar que había llegado bien y sin apenas notar
cansancio, disfrute del momento y de las espectaculares vistas que habían desde
allí.
En el Collado de la Cruz de Guardia |
Nos dispusimos
a encarar la larga bajada hacia Bielsa, más que larga podríamos decir que se
nos hizo eterna. El primer tramo es un terreno bastante técnico y abierto
rodeado de imponentes paredes, el segundo tramo es un sendero que discurre por
un bosque espectacular y atraviesa pequeños riachuelos y zonas con saltos de
agua espectaculares. Bajamos a un ritmo bastante rápido, pese a ello hubo un
momento en que Toni me dijo que quería trotar porque se le estaba haciendo muy
larga la bajada. Llegamos a una zona donde nos obligaban a girar a la
izquierda, los voluntarios de la organización nos dijeron que nos quedaban unos
3 kilómetros y que si no queríamos entrar fuera de tiempo teníamos que apretar
el culo.
Dicho y
hecho, nos pusimos a trotar lo más rápido que podíamos por un sendero que no se
prestaba mucho en nuestras condiciones físicas. Acabado el sendero tocaba
pista, aprovechamos para apretar un poco el ritmo y avanzamos bastante rápido. Tras
pasar el camping de Bielsa ya vimos a Jordi que había bajado a recibirnos. Nos
acompañó un rato pero se adelantó para avisar a nuestras mujeres y a mis padres
que también estaban en Bielsa. Cuando nos vieron Eva, Cristina y mi madre se
fundieron en un abrazo y rompieron a llorar de emoción. Se adelantaron y se
fueron para meta para hacernos el recibimiento triunfal, entramos en el pueblo
recorrimos unos 500 metros y encaramos los últimos metros para entrar a meta
bajo una gran ovación de nuestras mujeres y un buen recibimiento por parte de
la organización. Toni al llegar se arrodilló y beso el suelo, este gesto hizo
que el speaker lo entrevistara.
Entrando a meta |
Con Toni Santana luciendo las medallas de allegadores |
Después de una duchita con agua templadita, nos
fuimos hacia el camping a cenar y a descansar. El domingo subida matutina al
castillo de Boltaña y almuerzo comida con los compañeros para rematar un fin de
semana perfecto.
71 Kilómetros
4077
metros de desnivel positivo
3632
metros de desnivel negativo
7709
metros de desnivel total acumulado
En conclusión,
muy contento de haber finalizado por segunda vez la Ultra del Sobrarbe. A pesar
de que este año no acudía al 100% físicamente, ya que llevo mucho tiempo
arrastrando una fascitis plantar. Por suerte parece que Toni Portillo ( masajista) está
consiguiendo que me vaya desapareciendo poco a poco, tuve molestias en
distintos momentos de la carrera. Sobre todo en tramos de bajadas con muchas
piedras. La carrera la hemos controlado perfectamente Toni, Manel y yo hasta
Plan y después Toni y yo que hemos formado un buen equipo para encarar los últimos
kilómetros.
Ha sido un fin de semana donde he podido disfrutar del Sobrarbe y
de la compañía de mi familia y los compañeros del CEI, cerrado con una barbacoa
en la que pudimos contarnos nuestras batallitas de lo sucedido en carrera.
No puedo
acabar la crónica sin agradecerle a Cristina este fin de semana, no solo me ha
dejado disfrutar de la carrera, sino que me ha hecho un seguimiento total, me
ha dado una energía brutal verla en cada pueblo y que se desviviera por mí en
Plan para que no me faltara de nada. Muchas Gracias Cris TE QUIERO MUCHO. Dar
las gracias también a todo el equipo de apoyo, Eva, Jordi, Sonia y Leyre. Y también
a Baldiri, que iba de pueblo en pueblo y en algunos tramos para darnos ánimos y
hacernos unas fotos magnificas. El año que viene volveremos a por la tercera edición
acabada, espero que alguno de los compañeros repita experiencia.
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