Entré al avituallamiento de Cormet de Roselend sin
haberme recuperado físicamente de la subida anterior y de los fuertes calores,
Cristina no podía entrar al avituallamiento así que no nos podíamos ver hasta
que saliéramos. Yo llegué y me tumbé en el suelo a descansar, le dije a Xavi
que no me entraba nada de comer y que necesitaba 5 minutos para descansar. Xavi
me dijo que debía comer, y me fue a buscar un bol de sopa mientras yo me
cambiaba de calcetines. Cogí mi bolsa de vida y me cambié los calcetines por
unos limpios, también cogí el Aquarius que tenía guardado y me rellené el camel
y bebí lo que pude para recuperar fuerzas. Xavi me dijo que Cristina y Antonio
estaban al final de la carpa de avituallamiento, yo seguía sin haber recuperado
la fuerza. Como pude me puse de pie y fui con Xavi hacia el final de la carpa.
El pie me dolía una barbaridad y cojeaba exageradamente, cuando Cristina me vio
me dio una bronca. Me dijo que donde iba así, que no fuera tonto y no me
hiciera daño. Le dije que no se preocupara, que simplemente me faltaba
descanso, pero que confiaba que sería capaz de pasar aquel bache. La sopa era
lo único que me entraba, así que me tome otro bol para salir con algo caliente
en el cuerpo. Nos pusimos ropa de abrigo para salir del avituallamiento y me despedí
de Cristina. Ella y Antonio se tenían que ir porque el autocar que los llevaba
de vuelta a Chamonix se iba. Antes de irse me hizo prometerle que si me pasaba
alguna cosa la llamara, le dije que tranquila que seguro que me iba a recuperar.
Salimos del avituallamiento con bastante frío,
tocaba subida y yo seguía sin fuerzas. Comenzamos la subida por un sendero
bastante bueno, pero poco a poco el sendero se iba volviendo más difícil de
andar con numerosas zonas de barro. La subida no se acababa nunca, pero por
suerte yo sí que iba recuperando mis fuerzas y ya no caminaba tan despacio como
en la anterior subida. Coronamos el Col de La Sauce y nos dispusimos a afrontar
la bajada hacia La Gitte, pensábamos que la bajada seria sencilla y que al llegar
a la Gitte encontraríamos avituallamiento. La bajada se nos hizo larguísima ya
que el sendero era de muy mal bajar por la cantidad de piedras que había,
además había que andar con ojo porque a los laterales del sendero se apreciaban
unos buenos acantilados. Este tramo de día hubiera sido espectacular hacerlo,
llevábamos un buen rato bajando y no veíamos ningún avituallamiento. Llegamos a
una zona donde había dos tíos marcando nuestro paso, les preguntamos que
quedaba para el avituallamiento. Nos dijeron que 1,5 kilómetros, decidí
comprobarlo con mi GPS y cuando llegamos al avituallamiento me marcaba 2,4
desde que vimos a los dos tíos. Digo llegamos al avituallamiento porque era una
casita con luces donde nos controlaban, yo esperaba encontrar algo sólido ya
que había recuperado mis ganas de comer. Solo había agua y a mí no me entraba
el agua sola, me tocaría dosificar el Aquarius de mi camel, salimos rápido de
allí y nos dispusimos a enfrentarnos a la subida hacia el Col Est de la Gitte.
Xavi se juntó con un chico mexicano que se llamaba Milton y empezaron a hablar,
poco a poco se iba distanciando. Yo le dije que iba subiendo a mi ritmo, el
primer tramo de la subida era un sendero que subía haciendo eses. Tras el tramo
de sendero continuamos subiendo por pista ya con más comodidad a pesar de que
la inclinación era importante, en un momento de la subida vimos a Bea y Julián
sentados en un lateral del camino. Los esperamos y continuamos los 4 juntos
hasta la cima del Col Est de la Gitte, en la cima Julián siguió hacia adelante
pero Bea nos dijo si podía seguir con nosotros. Habíamos pasado a ser un equipo
de 3, para llegar al Col du Jouly que era el siguiente punto de avituallamiento
sólido aún quedaban 8 kilómetros y unos 138 metros positivos. Antes de llegar
al avituallamiento aun tendríamos que pasar un sinuoso sendero de bajada, y
encarar una subida corta pero intensa atravesando una grieta. Después bajamos
por un sendero muy técnico y pasamos por una zona plagada de vacas dormidas,
atravesando un auténtico campo de minas (mierdas de vaca) bajamos a la pista y
por fin llegamos al avituallamiento de Col du Jouly.
Solo entrar al avituallamiento vimos como 2
voluntarios cargaban con una chica que estaba blanca y agarrotada, no dejamos
que aquello nos impactara y nos dirigimos a las mesas para poder comer algo.
Por fin me entraba el sólido y también pude reponer líquidos con agua con gas,
descansamos unos 10 minutos y nos pusimos en marcha para dirigirnos a una nueva
base de vida en Les Contamines. Al inicio de la bajada pensábamos que sería un
descenso sencillo, ya que el primer tramo era una pista de buen bajar. Aquello
duró poco rato, porque íbamos bajando por pista pero también íbamos cogiendo
senderos de muy mal pisar por la cantidad de piedras que había. Xavi y Bea se
morían de sueño pero continuaban caminando a buen paso, yo ya me había
recuperado totalmente del cansancio físico. Por suerte para mí porque aquella
sucesión de senderos era interminable, después de un buen rato por senderos de
mal pisar llegamos a la pista de bajada hacia Notre Dame de la Gorge que se
hace en la UTMB de subida. Pasamos por Notre Dame la Gorge donde no había nadie
animando, todo lo contrario que cuando pasas con la UTMB donde está lleno de
gente animando. Tocaba afrontar el tramo más fácil de la carrera, un tramo
totalmente llano de 3,5 kilómetros hasta el avituallamiento de Les Contamines.
Al llegar me extraño no ver a Cristina, en aquel momento pensé que habría
perdido el autocar. En el avituallamiento estábamos muy animados porque ya
veíamos la llegada más cercana, nos esperaba una subida de 1160 metros de
desnivel positivo. Le preguntamos a un chico del avituallamiento como era la
subida y que podíamos tardar hasta el Col de Tricot, nos dijo que no era muy
complicada pero que tardaríamos 4 horas en llegar. Íbamos 1:45h por encima del
corte horario así que les dije a los compañeros que nos fuéramos, me sabía mal
porque no había podido ver a Cristina. Cuando salimos del avituallamiento me
fije en que llegaba un autocar, les dije a Xavi y Bea que esperaran un momento
haber si Cristina venía en aquel autocar. Efectivamente Cristina venía en el
autocar, al menos nos pudimos ver y pudo comprobar que me había recuperado. Nos
acompañó un poco y cuando ya empezábamos a subir nos despedimos de ella, le
dije que no valía la pena que fuera a Les Houches. Le dije que simplemente
mirar si habíamos pasado en hora, que si pasábamos en hora por allí llegaríamos
seguro. Tocaba afrontar la larga subida hacia el Col de Tricot, antes de
empezar a subir nos quitamos la ropa de abrigo porque ya empezaba a notarse el
calor. El primer tramo de subida a pesar de que era inclinada, no era nada
complicada porque se subía por pista. Así que el ritmo de subida podía ser más
rápido que por un sendero, así sin casi darnos cuenta llegamos a Chalets du
Truc. Un lugar impresionante por el paisaje espectacular que desde allí se
podía divisar, nos quedaban 700 metros positivos y la mayoría de desnivel
positivo de la carrera se habría acabado.
En Chalets du Truc. |
Hicimos un tramo de bajada bastante
técnico y durante la bajada veíamos a lo lejos la cima del Col de Tricot, se
veía una pared vertical que se subía por un serpenteante sendero. Una vez
bajamos al valle nos dispusimos a encarar la temible subida, digo temible
porque desde aquel punto era un auténtico muro vertical. Antes de empezar a
subir vimos un letrero que indicaba que habían 2 horas desde aquel punto a la
cima, yo calculé y pensé que si tardábamos aquel tiempo nos iría muy justo para
llegar a Chamonix. Me puse en cabeza y Xavi y Bea se pusieron a mi rueda,
llevaba un ritmo constante y sin parar. Al poco rato de estar subiendo Bea nos
pidió pòrfavor que nos fuéramos, nos dijo que no tenía fuerzas en la subida. Le
dije que no nos íbamos a ir y que aguantara el ritmo que la subida pronto
acabaría, baje un poco el ritmo pero no pare en ningún momento. Bea sacó fuerzas de donde no las tenía y consiguió aguantar toda la subida, cuando nos
quedaban unos 400 metros para llegar a la cima vimos como un helicóptero
evacuaba a un corredor. Al llegar a la cima la alegría era inmensa, habíamos
pasado un día anterior de mucho calor y lo habíamos superado con éxito. La
noche costó también de pasar pero también la superamos, lo habíamos dado todo
para llegar hasta allí y ya llevábamos la gran mayoría de desnivel positivo
hecho. Antes de encarar la bajada nos sentamos un momento a descansar, por allí
andaban unas ovejas que se pusieron a lamernos el barro de las piernas. Aproveche
la presencia de las ovejas para hacer algo divertido, así que me hice un selfie
con una de ellas.
Contentos por haber coronado el Col du Tricot. |
Momento selfie con la oveja. |
Tocaba bajada y un poco de subida hasta Bellevue, la
bajada no era excesivamente técnica pero el pie me empezaba a molestar y se me
hizo larguísima. Al llegar al final de la bajada llegamos a unos de los tramos más
espectaculares de la carrera, un puente colgante que atravesaba la lengua
terminal del Glaciar de Bionnassay. El puente se movía bastante, pero no era el
movimiento del puente lo que te daba la impresión sino la imponente cascada que
atravesábamos por encima.
Pasarela impresionante para atravesar la lengua del Glaciar. |
Pasado el puente encaramos un pequeño tramo de subida
por roca, Bea se quedó un poco atrás en este tramo pero por suerte fue corto.
La llegada a Bellevue era por un sendero larguísimo que atravesaba un bonito
bosque, era un tramo de pequeños sube bajas. Después de una subida muy corta
pero muy inclinada, llegamos a las vías del Tranvía y tras atravesarlas
llegamos al avituallamiento de Bellevue. Allí había una gran cantidad de
excursionistas que nos animaban, la parada allí fue bastante breve ya que
teníamos muchas ganas de llegar a Les Houches. El primer tramo de bajada era
por pista de esquí, después nos metimos en el bosque y atravesamos un largo
sendero hasta llegar al asfalto.
Caminando sobre asfalto y Chamonix al fondo del valle. |
Una vez en el asfalto Xavi se emocionó con la
inminente llegada a Les Houches y aceleró el ritmo. Bea estaba baja de azúcar y
no podía seguirle el ritmo, yo tenía el pie dolorido y tampoco era capaz de
seguirlo. Por suerte hasta llegar al avituallamiento era asfalto y se bajaba
bien, una vez en el avituallamiento comprobé que íbamos en el tiempo que yo
había calculado. Bea tuvo que pararse con los sanitarios para que comprobaran
como se encontraba, cogimos algo de comer y nos pusimos en marcha para afrontar
los últimos 7,5 kilómetros hasta la gloria. El tramo de Les Houches a Chamonix
es una pista ancha con pequeñas subidas y bajadas y bastantes tramos llanos, a
mitad del recorrido Bea nos dijo que ya no era capaz de seguir nuestro ritmo y
que nos fuéramos. Nos negamos a dejarla sola, pero nos insistió y nos dijo que
no pasaba nada y que nos veríamos en meta. Fue dejar a Bea y que Xavi subiera
el ritmo. Por suerte podía seguirlo bastante bien pero el ritmo era muy alto,
tanto que incluso adelantamos a muchos corredores que anteriormente nos habían
adelantado. Una vez pasamos la zona de escalada de Chamonix, nos metimos en una
calle larguísima bajo un calor sofocante. Xavi iba loco por empezar a trotar,
pero le dije que aquella calle era muy larga y había que esperar un poco para
empezar a trotar. Llegamos por fin a la rotonda que da acceso a la calle
peatonal que llevaba hasta la meta, allí nos salieron a recibir mi mujer
Cristina, y la mujer e hija de Xavi Susana y Nuria. Fue una gran alegría
poderlas ver después de lo que habíamos sufrido, nos pidieron que por favor no
corriéramos para poder ir grabándonos. El tramo final de la calle peatonal fue
apoteósico, Chamonix estaba a tope de gente y entramos como verdaderos héroes.
Cristina me dio una Estelada y Xavi sacó la bandera del CEI para entrar juntos
con ella. La última recta hasta llegar a meta fue como entrar flotando, lástima
que no dejaron entran con nosotros a Cristina y Susana (por lo visto estaba a
punto de llegar el primero de la OCC). Entrada triunfal a meta saludando a los
cientos de personas que se habían reunido en la zona de llegada. Recogimos
nuestro merecido chaleco de Finishers y nos fuimos a hacer la foto como
Finishers, al poco rato llegó Bea y nos hicimos la foto los tres juntos. Lo
habíamos logrado, además había clavado el tiempo que había calculado jejeje.
La línea de llegada a tope de gente. |
Foto de Finisher con Xavi. |
Xavi, Bea y yo Finishers. |
7250 Metros de desnivel positivo
7160 Metros de desnivel negativo
14410 Metros de desnivel acumulado
En conclusión, el reto de la temporada conseguido.
Ha sido sin duda una de las Ultras más duras de las que he hecho, no solo por
los kilómetros, el desnivel, el terreno. También he tenido que luchar con los
dolores musculares y sobre todo con un calor fuera de lo normal que ha hecho
mella, la gran cantidad de abandonos de la carrera dan fe de cómo afectó a los
corredores. En total entre las 3 carreras de la UTMB se han retirado 2000
corredores, una vez más he llevado a mi cuerpo al límite y lo he superado con
éxito. La carrera ha sido muy diferente al año pasado, este año he podido
compartir mi aventura de principio a fin con mi amigo Xavi Torrijos y la parte
final con la gran Bea García. Agradecerle una vez más a Cristina que me haya
estado dando su apoyo y me haya hecho el seguimiento junto a su padre Antonio,
esta vez no era tan sencillo como el año pasado en la UTMB en el que había mas
transportes y había más puntos donde seguirme. Este año ha tenido que madrugar
y pasarse muchas horas en un autocar para llegar de un punto a otro, sin ti no
lo habría conseguido CRISTINA TE QUIERO MUCHO, MUCHAS GRACIAS.
Objetivo conseguido. |
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