Tercer año que iba a Chamonix para participar en una
de las carreras de la Ultra Trail del Montblanc, después de haber acabado con éxito
el UTMB el año pasado. Esta vez me iba a enfrentar a la carrera más alpina y más
dura de las que conforman el Ultra Trail del Montblanc la TDS, una carrera que
seguramente me pondría a prueba física y mentalmente pero después de mi
experiencia el año pasado estaba preparado.
Esta vez la carrera sería distinta al año pasado, ya
que al contrario del año pasado, este iba a ir acompañado por mi compañero de
fatigas Xavi Torrijos y como siempre tendría un seguimiento en los
avituallamientos por parte de mi mujer Cristina.
DIAS PREVIOS
No me gusta ir justo a las carreras, la carrera era
el miércoles y yo me fui hacia Chamonix el viernes. La noche del viernes la
pasamos en Grenoble y aprovechamos para visitar la Bastilla y yo y mi suegro
Antonio hicimos una pequeña ruta por una gruta, al día siguiente el día se
levanto frio y lluvioso. Llegamos a Chamonix al mediodía, hacia bastante frio y
empezaba a pensar que este año la carrera seria con frio, el día de la carrera
me daría cuenta de lo equivocado que estaba.
El domingo tocaba el primer día de visitas, primero
fuimos a la Mer de Glace, para deleitarnos con su maravilloso paisaje de postal
y pasear por su cueva de hielo. Al volver a Chamonix cogimos el autobús y
fuimos a coger un teleférico que nos subiera a la Flégère, que recuerdos del
año pasado cuando llegaba a este punto. En la misma zona se podía coger un
telesilla que te subía a la cota 2430m, mientras subíamos la sensación de frio
era intensa. Al llegar arriba las vistas eran espectaculares, además tuvimos la
suerte de poder ver cabras montesas. Aun quedaba tiempo para una visita más, así
que autobús y dirección al Glaciar de Bossons, nueva subida en telesilla hasta
un refugio. Allí se caminaba unos 500 metros y se llegaba a un mirador, las
vistas desde allí al Glaciar y de fondo l’Aigulle du Midi eran sorprendentes.
El lunes tocaba día de visita intensa, primero subiríamos
a l’Aigulle du Midi (3482m) mirador excepcional del Montblanc. Mientras esperábamos
el turno para subir, vimos como pasaban los corredores de la PTL la prueba más
larga de la UTMB. Los tres años que he ido a Chamonix he subido a l’Aigulle du
Midi, pero cada año que subo me sorprendo con sus espectaculares paisajes y su
maravillosa vista del Montblanc. Cuando acabamos la visita bajamos de nuevo a
Chamonix para ir a coger un telecabina que nos subiera a Brevent, desde allí es
donde se tiraban en parapente y un poco más arriba que también se llegaba en teleférico
se tiran los hombres pájaro.
Martes, después de dos días intensos de visitas en
lo que no me había dado tiempo de pensar en la carrera y en los que había aclimatado
bien, tocaba empezar a pensar en la carrera. Tocaba ir a buscar el dorsal y
presentar el material obligatorio, al contrario del año pasado este año no he
tenido que hacer cola ya que llegamos de los primeros. Como material
obligatorio me hicieron presentar la manta térmica, la comida extra y el móvil.
Ya estábamos listos para la carrera, ahora solo teníamos que descansar y dormir
bien de cara al día siguiente.
LA CARRERA
Las 3:45am Xavi y yo salimos de los apartamentos
para ir a buscar el autobús que nos llevaría hacia Courmayeur, para empezar
bien el dia tuvimos que hacer 1 km para llegar hasta el bus. A las 4:00am estábamos
montados en el autobús camino de Courmayeur, habíamos mirado la meteorología y
pintaba que íbamos a pasar mucho calor. Al llegar a Courmayeur una nueva
sorpresita, teníamos que andar otra vez, casi 1,5 km para llegar a la zona de
salida a dejar la bolsa del punto de vida. Una vez en la zona de salida, nos
encontramos con Xavi Rodríguez, Natalia y Quima y nos fuimos los cinco a tomar
un café antes de salir. Salimos del bar y nos dirigimos hacia la salida, yo les
dije a los compañeros que intentáramos colocarnos lo más adelante posible para
evitar atascos en la salida.
5:55am el ambiente era espectacular, la música ambiente
nos animaba y por megafonía nos daban instrucciones en varios idiomas.
8,7,6,5,4,3,2,1 siiiii. El espectáculo había empezado, al cruzar las calles de
Courmayeur la adrenalina nos subía por todo el cuerpo. Los primeros dos kilómetros
los hicimos al trote ya que eran prácticamente llanos y nos daban una vuelta
por todo Courmayeur, paramos de trotar y empezamos a subir por las pistas de esquí.
Xavi,Quima y yo íbamos en equipo, poco a poco íbamos ascendiendo y el día
empezaba a clarear dando paso a un paisaje magnifico.
Paisaje espectacular al amanecer. |
A medida que íbamos subiendo,
Quima se iba quedando cada vez más atrás. Hasta que hubo un momento que nos
dijo que fuéramos hacia delante y no hipotecáramos nuestra carrera, nos supo
mal dejarla sola pero íbamos más fuertes y no queríamos que ella pagara el
seguir nuestro ritmo. Casi sin darnos cuenta llegamos al primer avituallamiento
el Col Checrouit, intentamos coger algo del avituallamiento pero el
embotellamiento era considerable. Continuamos nuestro camino para dirigirnos a l’Aréte
du Mont-Favre, solo salir del Col Checrouit la gente se paró en seco porque
pasaba un dron. El camino hacia Aréte du Mont-Favre era un sendero bastante
estrecho en el que se formo un buen tapón debido a la cantidad de corredores
que había. A medida que avanzábamos las vistas sobre el valle y las montañas
cercanas eran espectaculares, y pudimos ver como el helicóptero de la organización
sobrevolaba sobre nosotros. Llegamos a l’Arete du Mont-Favre en el tiempo
previsto que tenia calculado, ya teníamos la primera subida seria superada.
subiendo hacia l'Aréte du Mont-Favre. |
Con Xavi en la cima de l'Aréte du Mont-Favre |
Ahora tocaba bajar hacia Lac Combal, recordaba aquel sendero del año pasado que
lo hice en sentido inverso. El año pasado sufrí muchísimo en ese tramo, nos
pusimos Xavi y yo a trotar suavemente para poder afrontar la bajada un poco más
rápido que caminando. Al llegar abajo seguimos una larga pista que pasaba junto
a pequeños lagos, en los cuales se podía ver reflejados el paso de los
corredores y las montañas. Al fin llegamos al Lac Combal, primer corte horario
de la carrera y habíamos llegado con 45 minutos de margen. Pudimos avituallarnos
bien para poder afrontar la siguiente subida.
Salimos con paso rápido y afrontamos una pequeña
subida que llevaba a un bonito valle, lo atravesamos y nos dispusimos a
afrontar la subida al Col Chavannes. Mirabas hacia arriba y podías ver una
serpenteante cola de corredores subiendo, la subida no era excesivamente dura y
se subía haciendo zig zageos. Una vez arriba las vistas eran espectaculares y
nuestra alegría por haber coronado la segunda subida inmensa, después de un
breve descanso tocaba bajada.
La silueta de los corredores reflejada en el agua. |
Subiendo hacia Col Chavannes. |
Contentos de acabar la segunda subida. |
Un Largo descenso por pista atraves de la Vallon
de Chavannes, realizamos la mitad de la bajada trotando y la otra mitad la
hicimos a ritmo rápido ya que le dije a Xavi que si corríamos mucho me molestaba
la rodilla y no quería forzar. El calor empezaba a notarse, la gente se paraba
en los abrevaderos a refrescarse. Dejamos la pista y descendimos por un sendero
hasta una pasarela que cruzaba un rio, después cruzamos unos campos atravesando
las pasarelas de Alpetta. Empezamos una subida primero por pista y después
remontando el Vallon de la Doire de Verney, en esta zona me empecé a quedar sin
energías y Xavi se alejaba. Le dije que fuera subiendo que yo lo haría a mi
ritmo ya que no me quería quemar, llegamos a un abrevadero con fuente y pude
reponer líquidos y mojarme la cabeza para recuperarme un poco. Llegamos al
final de la subida y bordeamos el lago de Verney para acabar llegando al
avituallamiento del Col de Petit Saint-Bernard tras una subida inclinada por
pastizales.
Larguisimo descenso hacia Alpetta. |
Lago de Verney. |
El ambiente al final de la subida era espectacular con muchísima gente
animando, justo antes de llegar al avituallamiento vimos a Antonio y Cristina
que habían venido a vernos pasar. Les comente que tenia molestias en la rodilla
pero que de momento iba bien, una parada bastante larga en el avituallamiento
ya que hacia 20 kilómetros que no habíamos visto ningún otro y nos pusimos de
nuevo en marcha. Nos despedimos de Antonio y Cristina y nos pusimos
en marcha, en pocos metros pasamos de Italia a Francia. Tocaba bajada larga
hasta el Bourg Saint-Maurice, empezábamos a caminar por la Alta Tarantaise y
seguimos el descenso a lo largo de una antigua vía romana. El descenso se nos
hizo muy largo ya que el calor se hacía muy intenso, pasamos por el pequeño
pueblo de Saint-Germain y seguimos descendiendo pasando por Séez. En Séez nos
pusieron un aspersor para remojarnos y coincidimos con el tío que gano el
concurso de video de la Ultra del Sobrarbe, y antes de salir del pueblo nos
ofrecieron un Red Bull que debido al calor que hacía no rechazamos. Desde Séez
hasta el Bourg Saint-Maurice fue bastante sencillo, pero se nos hizo bastante
largo.
Siguiendo la via romana hacia el Bourg Saint-Maurice. |
Al llegar al avituallamiento pudimos comprobar que íbamos muy bien de
tiempo y nos podíamos permitir el lujo de parar un buen rato, además Cristina podía
entrar y ayudarnos en lo que necesitáramos. Tras un descanso de 20 minutos y
haber recargado el camel y las reservas de agua para afrontar el siguiente
tramo, nos pusimos de nuevo en marcha. Antes de salir del avituallamiento nos
hicieron un control de material obligatorio, tuvimos que enseñar los frontales,
la manta térmica y el móvil. Salimos del avituallamiento y Cristina y Antonio
nos acompañaron hasta la salida del pueblo, nos disponíamos a afrontar un largo
tramo antes de volver a verlos y esta vez venia el desnivel positivo más largo
de toda la carrera.
Solo empezar a subir ya empezamos a ver gente que descendía
hacia el avituallamiento para retirarse, el calor era insoportable ya que estábamos
a 36 grados. Íbamos subiendo poco a poco haciendo eses, a medida que íbamos subiendo
veíamos gente que volvía y a cada curva del camino encontrábamos gente tumbada
en la sombra o vomitando. El panorama era dantesco, ya que a la dureza de la
subida había que sumarle el aspecto psicológico de ir viendo como a cada paso
que dábamos había más gente tirada en las cunetas. Así íbamos subiendo poco a
poco hasta que en una curva del camino vimos que por detrás nuestro venia Bea, hacía
mucho tiempo que no coincidíamos y nos hizo mucha ilusión poder saludarla. Fuimos
subiendo Xavi, Bea, otro chico catalán y yo los cuatro juntos. Poco a poco íbamos
alejándonos de ellos y acabamos otra vez solos, Xavi estaba más fuerte que yo
en ese momento y a mí me empezaba a hacer efecto el calor. Poco a poco se fue
distanciando, pasamos por al lado del Fort du Truc y la distancia entre los dos
era bastante grande. Yo iba a mi ritmo para no desfallecer y subí paso a paso y sin detenerme hasta llegar al
Fort de la Platte, llegue arriba totalmente desfondado y entre al fuerte tambaleándome
hasta sentarme en una silla. Le dije a Xavi si por favor me podía traer algo de
beber, mi sorpresa y la de él fue cuando nos dijeron que había que pagar para
poder tomar coca cola o agua con gas.
La Alta Tarantaise en su esplendor. |
Llegando al Fort de la Platte. |
Necesitaba unos 10 minutos para descansar
y recuperarme, pero a los 5 minutos de estar allí ya habían llegado Bea y el
otro chico y Xavi dijo que saliéramos con ellos que ya descansaríamos en la
base de vida. Yo no estaba del todo recuperado y me costaba mucho seguirles el
ritmo, poco a poco seguíamos subiendo hacia el Col de la Forclaz los compañeros
se distanciaban cada vez mas. Hasta que hubo un momento que llame a Xavi para
que por favor me esperara, cuando llegue a su altura le explique que seguía desfondado
y necesitaba descanso. El me dijo que aflojaría el ritmo, aun así yo aun no
estaba del todo bien y el terreno no era precisamente sencillo para
recuperarse. Recorrimos la zona de los 5 lagos y bordeamos el lago Esola un paraje
espectacular, tras un descenso bastante técnico comenzaba la dura subida hacia
el Passeur de Pralognan. Xavi estaba lejos pero no me preocupaba, sabía que me esperaría
arriba, la subida era dura y muy inclinada y decidí tomármela con calma y
mentalizarme a que sería como la que realice el año pasado al Gran col Ferret.
Iba controlando el GPS para ver cuantos metros de ascenso me quedaban, al
llegar a la cumbre no pude reprimirme y soltar un grito de alegría por haberlo
logrado. Xavi no me había esperado así que tocaba afrontar el descenso en
solitario, una bajada muy técnica por una zona muy empedrada y equipada con
cuerdas.
Subiendo hacia el Col de la Forclaz. |
Yo quería alcanzar a Xavi así que baje lo más rápido posible incluso
sin utilizar las cuerdas y apoyándome en los palos, cuando pase el tramo más
complicado me pare en unas piedras a colocarme el frontal ya que prácticamente ya
no se veía nada. A los pocos metros se escuchaban voces y reconocí la de Bea, apreté
un poco el ritmo y pude dar alcance a los compañeros. Del esfuerzo que había realizado
en la subida tuve una reacción de rabia, le di una bronca a Xavi por haberme
abandonado (después me supo muy mal) ya estábamos de nuevo todos juntos. Proseguimos
el descenso por un sendero sinuoso, después atravesamos una zona muy chula de
pasarelas (lastima hacerla de noche) después un tramito algo más técnico y
llegamos a una pista. Que ganas teníamos de pisar terreno bueno, la pista se
nos hizo bastante larga ya que no acababa nunca. A lo lejos veíamos como ascendía
una hilera de frontales por la montaña, pero del avituallamiento ni rastro. Seguimos
andando un buen rato hasta que tras dar una curva, ya veíamos gente y sabíamos que
el avituallamiento estaba cerca. Justo antes de llegar volvimos a ver a Antonio
y Cristina, fue una alegría verlos ya que hacía tiempo que no los veíamos.
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