Después de una
temporada intensa y llena de carreras, me enfrentaba al gran reto de la
temporada la Ehunmilak.
La Ehunmilak es una
carrera que discurre por el país vasco y surge de la idea de un corredor que
hizo la UTMB. Mientras se recuperaba de una lesión tuvo la idea de hacer el
mismo tipo de prueba que la francesa en el país vasco y así nació Ehunmilak. La
prueba consta de tres carreras: la prueba reina la Ehunmilak Ultra-trail de 168
km y 11000 metros de desnivel positivo, la Goirriko Haundiak de 88 km y 6500
metros de desnivel positivo, la Marimurumendi de 42 km y 2300 metros de
desnivel positivo.
Yo me enfrentaba a
la prueba reina la Ehunmilak de 168 km, lo hacia con respeto pero con seguridad
en mi mismo ya que tenia muchas ganas de correr esta carrera.
En esta aventura me
acompañarían mi mujer Cristina y Jordi un amigo. El jueves tarde lo dedicamos a
quedar con los compañeros del CEI Francisco y Xavi para cenar. El viernes
tocaba ir a buscar el dorsal y hacer tiempo para ir a la zona de salida. Al ir
a prepararme las bosas de vida me di cuenta que me había dejado una de las
bolsas que llevaba preparadas, ni más ni menos que la ropa que quería ponerme
para salir en la carrera. Me tocaba cambiar de estrategia y dejar la ropa para
cambiarme en Etzegarate, arriesgándome a que no podría cambiarme en Tolosa.
Después de recoger el dorsal nos fuimos a comer con los compañeros en el
palacio Igartza, lugar donde la organización había programado la pasta party.
Después de comer nos fuimos hacia el hotel donde se hospedaban Xavi y
Francisco, allí nos dejaron una sala para que pudiéramos tumbarnos a descansar
un rato. Estuvimos tumbados 1:30h pero yo no fui capaz de dormir, después nos
cambiamos y nos fuimos hacia la zona de salida para entregar las bolsas de vida
y la de ducha.
A las 17:00h
pasamos al corralito, antes de entrar en la zona donde estaban todos los
corredores había que pasar un control de material aleatorio. Nosotros al llevar
mochila grande ni nos pararon. Nos reunimos todos los compañeros del CEI y
estuvimos comentando la jugada hasta que empezaron los actos previos a la
salida.
Comentando lo que podíamos encontrarnos en carrera. |
Con los compañeros del CEI justo antes de empezar la batalla. |
Primero tocaron la Txalaparta que es un instrumento de percusión de
origen tradicional, después salieron varias personas cantando un himno a las
montañas en vasco y por último nos deleitaron con el Aurresku (danza vasca que
se baila a modo de reverencia).
Ya ubicados y tras
desearnos suerte para la carrera solo faltaba ponerse en marcha, tras ponernos
la música de Conquest of Paradise de Vangelis (la misma que ponen en UTMB)
estábamos con los vellos de punta.
Cuenta atrás en
vasco y ya estábamos en el lio, los primeros metros por las calles de Beasain
fueron un subidón de adrenalina brutal. Muchísima gente jaleándonos y dándonos
ánimos nos daba energía para afrontar la gran aventura, comenzamos trotando y
subíamos por carretera.
Momento espectacular con todo el pelotón. |
Primeros metros de la carrera. |
Después de casi 1 km corriendo sin parar y sin dejar de
subir, le tuve que decir a Xavi que aflojara un poco el ritmo. Nos habíamos
quedado Xavi, Francisco y yo dejando atrás a los demás compañeros del CEI. Tras
dejar la carretera nos metimos en un bonito camino sombreado, el calor era
considerable y sudábamos muchísimo. Nos pusimos de nuevo a trotar ya que el
camino era ancho y subía ligeramente, de repente encontramos un tapón en medio
del camino y tuvimos que parar en seco. El camino giraba y se metía por un
sendero que parecía una selva para salvar un tramo de pista, volvimos a la
pista la seguimos un rato y de nuevo a un tramo de sendero inclinado. En ese
sendero sufrimos muchísimo ya que la inclinación era considerable y el calor y
humedad bestiales, poco a poco íbamos ganando altura hasta que al final
llegamos a un tramo muy inclinado en el que a lo lejos se veía una enorme cruz.
Justo antes de llegar a la cruz nos recibieron entre aplausos y vítores
haciéndonos un pasillo, llegamos arriba y bajamos durante un pequeño tramo
hasta una especie de merendero.
Llegando al final de la primera subida. |
Desde allí iniciamos una subida corta, después
bajamos por un prado y seguimos llaneando para encarar una nueva subida a una
ermita. Cuando llegamos a la zona del avituallamiento pudimos comprobar el
ambiente de la Ehunmilak. Un pasillo formado por la gente vitoreaba la llegada
de los corredores, justo antes de entrar nos pasó un tio que venía lanzado de
la bajada y al que los de la organización tuvieron que frenar.
Con Xavi subiendo una nueva subida con energia. |
Ambiente espectacular en el primer avituallamiento. |
Íbamos dentro
del planning que yo tenía planificado, repusimos líquidos y nos pusimos de
nuevo en marcha. Descendimos llaneamos mientras el tiempo iba poco a poco
cambiando, iniciamos una subida por pista mientras la niebla se iba apoderando
de la montaña. Al llegar arriba veíamos a lo lejos una montaña coronada por una
cruz, aquel seria nuestro siguiente objetivo. Descendimos y comenzó la subida, una
subida que iba ganando en inclinación a cada paso, Xavi se adelantó y Francisco
y yo no podíamos seguirlo así que decidimos subir a nuestro ritmo. Las vistas
del valle engullido por las nubes era impresionante, seguimos nuestro camino y
preguntamos cuanto quedaba hasta Zumarraga.
La inclinación de la subida era considerabla. |
Llegando al final de la subida. |
Nos dijeron que en 30 minutos
llegábamos, pero no nos fiamos ni un pelo. Comenzamos el descenso y a los pocos
minutos de estar bajando tuvimos que parar, a Francisco se le subían los
gemelos del esfuerzo de la subida. Solucionado el problema seguimos trotando
suave para que Francisco se recuperara bien, por suerte el camino era bueno y
acabamos llegando hasta las calles de Zumarraga siguiendo una larga pista.
Llegando a Zumarraga con energias. |
Al
entrar en el pueblo dimos un pequeño rodeo antes de encarar la entrada al
avituallamiento, allí nos recibieron Cristina, Jordi, Betlem con Roger y Esteve
Jr. y Vanesa con María. Entramos al avituallamiento con la intención de hacer
una parada breve para no perder mucho tiempo, ya teníamos pasado el primer
corte horario con un buen margen. Comimos todo lo que pudimos y lo que nos entraba
y bebimos para recuperar líquidos, ya que habíamos sudado mucho. Una vez
repusimos energías y nos despedimos de nuestros suporters nos pusimos en
marcha, nos encontrábamos muy bien de energías y dispuestos a afrontar la
primera noche.
Justo antes de
meternos en la montaña de nuevo nos paramos a ponernos los frontales, solo
salir el camino picaba hacia arriba y atravesaba un frondoso bosque. Subíamos a
buen ritmo y aguantamos toda la subida sin ponernos los frontales, al llegar
arriba la niebla era muy espesa y caía una fina capa de lluvia.
Momentos previos al anochecer. |
Cuando
oscureció era muy complicado ver las señales, me puse al frente de mis
compañeros porque supuestamente yo era el que veía mejor. La verdad es que yo
tampoco era capaz de ver a pocos metros delante mio, además las luces de los
frontales se mezclaban unas con otras y hacían que mi sombra tapara mi visión.
Bajamos una zona muy inclinada y resbaladiza y después nos metimos en un bosque
muy oscuro, o al menos era esa la sensación. Algunos corredores se atrevían a
bajar trotando con esa niebla tan espesa que había, nosotros decidimos no
arriesgar y bajar andando a buen ritmo. Parecía que la bajada había terminado
pero fuimos haciendo pequeñas subidas y bajadas, en una de aquellas subidas
llevaba a un tio enganchado y no se me despegó hasta que no paramos nosotros
para dejarle un frontal a Xavi ya que el suyo no alumbraba. El tramo hasta
Madarixa se hizo eterno ya que era el más largo de la carrera, pero si además
le sumamos las condiciones que tuvimos se puede uno imaginar lo que se nos
atragantó. El avituallamiento estaba a oscuras por algún tipo de fallo
eléctrico, pero había muy buen ambiente. Aprovechamos que allí tenían caldo
caliente y nos bebimos un vasito, también comimos algo y nos pusimos de nuevo
en marcha.
Íbamos bastante
mejor de lo que yo tenía programado así que no hacía falta forzar, nos dijeron
que para llegar al siguiente avituallamiento había que subir un poco y después
descender hasta Azpeitia por una bajada muy técnica por una calzada romana. La
subida no tuvo mayor historia ya que nos encontrábamos cómodos y subíamos a
nuestro ritmo, la bajada ya fue otra cosa. Un sufrimiento constante mirando
donde poníamos el pie a cada paso, piedras resbaladizas, barro y alguna caída
sin importancia. Cuando llegamos a terreno firme dimos las gracias por que se
hubiera terminado aquel larguísimo suplicio. Una vez en Azpeitia llegamos a un
pueblo desértico en el que no vimos a nadie debido a las horas de la mañana que
eran, íbamos muy bien de ánimos pero ya no tan bien físicamente. Descansamos
unos minutos y nos pusimos de nuevo en marcha, salimos del avituallamiento y
atravesamos las calles de Azpeitia hasta llegar a una especie de paseo paralelo
al rio. Desde allí llegamos hasta las vías del tren que cruzamos e iniciamos la
subida, la subida hacia Zelatun a parte de larga era durísima. Algunos tramos
tenían una inclinación considerable y el terreno era herboso por lo que
resbalaba bastante, antes de acabar de subir ya amaneció y pudimos comprobar
que el día seguía muy tapado y continuaba cayéndonos el maldito Txirimiri que
nos había acompañado toda la noche.
El día amaneció nublado. |
Llegamos al avituallamiento de Zelatun con
ganas de llegar ya a Tolosa, yo empezaba a notar muchas molestias en la espalda
y tenía ganas de llegar para que me pusieran alguna cosa. Salimos del avituallamiento
y nos enfrentamos a un tramo que no era excesivamente duro, pero que a mí se me
atragantó bastante y los compañeros se me iban distanciando. Subíamos y
bajábamos continuamente con una humedad considerable, poco a poco el día iba
abriendo y la subida iba terminando. Iniciamos el descenso hacia Tolosa. El
primer tramo de la bajada era de mal pisar y con zonas muy resbaladizas, después
atravesamos un bonito sendero que discurría por un frondoso bosque. La bajada
acababa atravesando varios campos de cultivo para entrar en las calles de
Tolosa, para llegar al avituallamiento nos hicieron dar un rodeo impresionante.
El calor empezaba a apretar de lo lindo, yo hacía rato que quería quitarme ropa
pero no lo había hecho para no perder tiempo. Empecé a notar el desgaste del
calor y cada vez me iba costando más andar, tras un buen rato dando vueltas por
Tolosa llegamos al avituallamiento.
Habíamos llegado al
avituallamiento de la base de vida, llevábamos un buen tiempo y allí nos
esperaban nuestros acompañantes. Yo me fui directamente hacia la cruz roja a
ponerme algo en la espalda, cuando estaba esperando me dio un bajón y tuve que
vomitar. Me encontraba fundido físicamente, necesitaba un buen rato descansando
y seguro que me recuperaría. La medico de la cruz roja me dijo que no podían
ponerme nada en la espalda, pero finalmente me pusieron un buen apósito y me
dijeron que descansara un buen rato antes de salir de nuevo. Tuve que ir al
servicio para soltar algo de lastre y encontrarme mejor, llevaba parado más de
20 minutos y aún no había comido nada. Habían llegado Esteve, Martí y Vicenç y
estaban junto a Xavi y Francisco. Martí y Vicenç tuvieron la mala suerte que
por problemas médicos no los dejaron continuar, Martí con dolor en la rodilla y
Vicenç con una alergia en las piernas. Mientras descansaba, Cristina me cambió
los calcetines, luego intenté comer algo.
Xavi dijo que si salíamos ya y yo le pedí un poco de tiempo. No quería
hipotecar la carrera de los compañeros así que salí con ellos sabiendo que lo
pasaría mal durante un rato, a los pocos metros los compañeros se iban
alejando. Salimos de Tolosa atravesando un polígono y entramos en un sendero de
subida, allí definitivamente los compañeros se alejaron. Tocaba tirar de coco y
superar aquel mal momento, después de descender por una carretera y justo
cuando venia un tramo de subida me tuve que parar a descansar 10 minutos.
Pasado ese tiempo me tomé un gel y me puse de nuevo en marcha, parecía que había
recuperado un poco las fuerzas y subía bastante bien. Acabada la carretera
coincidí con una chica (Arancha) estuvimos hablando de que si llegaba la noche
y no nos juntábamos con nadie ir juntos. En carreras largas si te quedas solo y
más de noche, te rayas mucho y el coco te hace abandonar. Como me encontraba
bien porque me había recuperado bastante, subí a buen ritmo ya que el camino
apenas tenía pendiente. Después llegué al tramo de bajada que llevaba hacia el
siguiente avituallamiento, un tramo que se me hizo larguísimo. Cuando llegué al
avituallamiento les comenté que mi GPS marcaba unos 4 kilómetros más de lo que
daba la organización, me comentaron que a todo el mundo le pasaba lo mismo y a
todos les marcaba la misma distancia. Quedaban unos 9 kilómetros hasta
Amezqueta, un nuevo punto donde podría ver a Cristina y Jordi. No estaba en
condiciones de correr, pero si de caminar lo más rápido que podía así que así
lo hice y poco a poco fui avanzando. Justo antes de llegar al asfalto me pilló
Arancha a la cual había dejado atrás en la subida, ella había bajado trotando y
me había ganado tiempo. Justo cuando llegué al asfalto me encontré a Jordi que
había subido hasta allí a esperarme, le comenté que había pasado un mal momento
pero ya estaba recuperado y con energía para afrontar lo que me quedaba.
Continuamos bajando hacia el pueblo junto a Arancha. Cristina me esperaba a la
entrada del pueblo. Justo cuando iba a llegar al avituallamiento vi que salían
los compañeros, ellos ya habían parado y habían repuesto energía. Yo estaba
recuperado pero tenía que comer algo para recargar más energías, comí todo lo
que pude y me puse en marcha dispuesto a intentar atrapar a los compañeros.
Cuando salí me despedí de Arancha y le dije que nos encontraríamos más adelante.
Inicié la subida hacia el Txindoki con ganas, cuando ya hacia un ratito que
había salido de Amezqueta me encontré con la agradable sorpresa de ver a Jordi
y Cristina en un merendero. Me dijeron que los compañeros no hacía mucho que
habían marchado de allí, me despedí de ellos y encaré las primeras rampas. El
primer tramo de la subida era una pista por lo que podía caminar rápido, desde
que salí de Amezqueta iba totalmente solo y no tenia nadie ni delante ni
detrás. La pista fueron unos 2 km y me desvié hacia la izquierda por un sendero
que subía bastante empedrado, llevaba un buen ritmo de subida y poco a poco iba
avanzando. A medida que subía la pendiente se inclinaba más y más, decidí bajar
el ritmo y subir algo más despacio. Hasta ese momento había hecho buen tiempo y
pensaba que subiría el Txindoki sin problemas, pero me equivocaba. A medida que
iba ganando altura la niebla se iba apoderando de la montaña. Veía
excursionistas descendiendo, pero no veía a nadie subiendo. Justo cuando iba
por un poco más de la mitad de la subida, escuché a Xavi animando a los demás
compañeros. No sé porque no me dio por pegarles un grito para que me esperaran,
pensaba que los tenía muy cerca y los pillaría. Llegué a un cambio de sentido
en el camino y le pregunté a una pareja que quedaba a la cima, me dijeron que
unos 30 minutos con un tramo muy inclinado y después algo más suave. Seguí
subiendo y después de pasar un cercado sorteando alguna vaca que otra comenzó
una subida muy inclinada, bajé un poco más mi ritmo y fui subiendo poco a poco.
Comenzaba a hacer frio pero no quería parar a abrigarme hasta llegar a la cima,
cometí un error porque empecé a sentir frio y no llegaba nunca a la cima. Subía
lento y apenas veía lo que tenía delante debido a la niebla, me pasaron dos
corredores que me dejaron atrás enseguida. A duras penas llegué al control de
paso, pensaba que estaría en algún sitio resguardado del frio. Pero me equivoqué
ya que solo había una pequeña tienda, me senté dentro y me puse el chubasquero
ya que se había puesto a llover. Pasé el control justo a la hora que tenía
prevista pasar, así que pensé que a pesar de haber pasado un mal momento iba
bien. Tocaba seguir subiendo, la niebla era muy espesa y la lluvia cada vez
caía con más fuerza. A parte de eso soplaba bastante aire, llaneé un buen rato
y pensé que al menos no había mucha subida. Me equivoqué nuevamente, empecé a
subir por una ladera que debido a la niebla se me hizo interminable. Acababa la
ladera, llaneaba y de nuevo otra ladera. Así estuve un buen rato, este tramo me
estaba desgastando psíquicamente. Tras un tramo bastante largo de llaneo
descendí por un campo repleto de piedras, de vez en cuando veía alguna tienda
de campaña entre medio de la niebla. Seguí caminando y tras unas dos o tres
rampas más llegué a lo que parecía el pico, nueva equivocación. Aquel tramo era
corto si lo hubiera hecho con sol y buen tiempo, pero con aquellas condiciones
se hizo larguísimo. Parecía que empezaba a descender pero nuevamente volvías a
ascender, el frio me había entrado en el cuerpo y me estaba asustando. Llegué a
un punto donde habían dos tios de la organización, les pregunté si quedaba
mucho para el avituallamiento porque quería que me miraran los de la cruz roja.
Me dijeron que si que aun quedaba un buen trozo, pero que en 3 kilómetros había
un puesto de la cruz roja. Inicié el descenso extremando las precauciones ya que
las piedras resbalaban un pelín, el descenso era por un valle que tenía aspecto
tétrico debido a la niebla pero que en un buen día tenía que ser espectacular.
Un valle con infinidad de rocas y repleto de ovejas, intenté apretar el ritmo
en una zona donde parecía que no había tantas piedras. Miré hacia atrás y vi
que se acercaban 3 corredores, como bajo lento me habían casi pillado. Las
malas sensaciones por el frio poco a poco iban desapareciendo, pero necesitaba
la opinión de los de la cruz roja. Así que cuando llegué al puesto me metí
dentro y les comenté lo que me pasaba, me pusieron una manta térmica y me
hicieron varias pruebas. El médico me preguntó que si iba a continuar o no.
Pero me comentó que quizás si continuaba lo mismo me recuperaba del todo o no
llegaba a hacer 10 kilómetros. Esas palabras me hicieron recapacitar y decidí
dejarlo allí, no era cuestión de jugarse la salud. La carrera el año que viene
también se hará y podría volver a acabar lo que había empezado, en esas llegó
Arancha a cambiarse de ropa porque tenía mucho frio. Cuando se iba le comenté
que no era capaz de ponerme en contacto con mi mujer, que si era tan amable de
informarle que había tenido que dejarlo allí.
Estuve un buen rato
a que me trasladaran a Beasain, cuando llegamos a Beasain me tumbaron en la
camilla y me hicieron descansar allí. Al principio en el puesto de la cruz roja
y en el trayecto del coche había tenido mucho frio, pero allí ya me encontraba
mejor. Tras un buen rato sin localizar a Cristina por fin pude hablar con ella,
me vino a buscar y nos fuimos al hotel a descansar.
A la mañana
siguiente me encontraba perfectamente, dolido en mi orgullo pero físicamente
perfecto. Le dije a Cristina si me dejaría hacer los últimos kilómetros
siguiendo a los compañeros, me dijo que si así que nos fuimos hacia Mutiloa el
último avituallamiento antes de llegar a Beasain. Después de almorzar con
Cristina y Jordi, nos fuimos Jordi y yo a ver si veíamos a los compañeros por
el camino. Retrocedimos 4 kilómetros hasta encontrarnos con ellos, les
saludamos y nos pusimos a caminar unos metros más atrás que ellos. No podíamos
caminar a su lado ya que corrían el riesgo de que les descalificaran. Llegamos
a Mutiloa y los compañeros avituallaron y salieron, yo esperé unos 5 minutos y
me fui detrás de ellos. Quería hacer los últimos kilómetros de la carrera para
quitarme un poco el mal sabor de boca, el tramo desde Mutiloa hasta Beasain era
bastante fácil y casi todo por pista. Al llegar a las calles de Beasain yo me
adelanté a los compañeros y fui avisando a todos los demás que ya llegaban. Al
poco hicieron su entrada triunfal Francisco ,Xavi y Esteve FINISHERS.
Mi aventura:
113 kilometros
6762 Metros de
desnivel positivo
6027 Metros de desnivel
negativo
12789 Metros de
desnivel acumulado
27:24 Horas
En conclusión,
llegaba en muy buena forma pero eso no es garantía de victoria. En esta ultra
he aprendido varias cosas a utilizar en próximos retos, en carrera he de
intentar comer aunque no tenga hambre, el tema de la hidratación creo que lo
llevé bastante bien pero me faltó gasolina para el cuerpo. Quizás debería tomar
algún gel de vez en cuando para meterle energía al cuerpo, pero siempre intento
no tomar ninguno. En el tema de planificación fue súper controlado, pero lo que
no pude controlar fue el tiempo. Me alegro mucho que los compañeros pudieran
llegar a meta, y como siempre fue un placer poder hacer tantos kilómetros
juntos. Una lástima no haber pegado un grito cuando los escuché subiendo al
Txindoki, quizás tendría que haberme abrigado antes? Quizás si en el puesto de
la cruz roja me hubiera cambiado y hubiera descansado me habría recuperado? Son
preguntas o suposiciones que no sirven una vez ha pasado todo, lo que tengo
claro es que volveré a terminar lo que he empezado. Dar las gracias una vez más
a Cristina por estar ahí en todo momento y a Jordi por hacerle compañía y
darnos ánimos. En el tema de la carrera, el marcaje era perfecto, imposible
perderse incluso habiendo niebla, los avituallamientos
eran muy completos, quizás hubiera puesto algo más en alguno, los voluntarios
de 10, siempre atentos al corredor, el recorrido me gustó muchísimo (al menos
el tramo que yo hice). Agradecer también el trato a los miembros de la cruz
roja su trato tanto en Tolosa donde me hicieron la cura de la herida de la
espalda, en el puesto de control donde me retiré porque me trataron muy bien y
en Beasain donde siguieron estando por mi hasta que llegó Cristina. Por poner
un pero a la organización, sería el puesto de avituallamiento de Lizarrausti.
Un puesto donde no había ninguna manera de comunicar con ellos, allí estaba mi
mujer Cristina y me fue imposible contactar con ella, tampoco pudieron informar
a los del puesto de los abandonos en el tramo del Txindoki un tramo bastante
propenso a haber abandonos. Agradecer a Arancha que avisara a mi mujer y la
tranquilizara.
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