viernes, 14 de septiembre de 2018

GRAND RAID DES PYRÉNÉES 1ª PARTE


A la tercera fue la vencida. Era la tercera prueba de 100 millas a la que me enfrentaba este año, las dos anteriores no conseguí hacer la distancia entera por culpa de las inclemencias meteorológicas.

En marzo participé en la Ultra Trail Sierra de los Bandoleros y recortaron la carrera a los 104 kilómetros debido a que las fuertes lluvias dejaron muchos caminos impracticables, en julio tocaba el segundo asalto y también mi segundo intento de acabar la Ehunmilak ( las 100 millas vascas) el año pasado me tuve que retirar por un principio de hipotermia. Este año cuando solo llevaba 42 kilómetros pararon la carrera por fuertes tormentas eléctricas, la mala suerte se volvió a cebar conmigo.

Y por fin llegó la definitiva, quizás la más dura de las tres carreras a las que me había apuntado este año y de momento la más dura que he hecho nunca. Esta vez el mal tiempo no pudo conmigo ni fue motivo de que me recortaran o neutralizaran la prueba, hubo momentos de todo tipo, soledad, lluvia, niebla, frio, calor, subidas interminables, bajadas interminables, lagos, saltos de roca en roca….
Hacía tiempo que me quería apuntar al Grand Rayd des Pyrénées, pero siempre coincidía que me apuntaba a la UTMB y no podía compaginar las dos carreras. Después de mi paso por la Ultra Bandoleros decidí que me apuntaría al Grand Rayd, así me ponía como reto hacer dos carreras de 100 millas en el espacio de 1 mes.
El Grand Rayd des Pyrénées es una prueba poco conocida a nivel internacional pero de una dureza extrema, donde se hace una incursión en la zona de Hautes- Pyrénées (Altos Pirineos) la prueba consta de 5 distancias diferentes.
  • Ultra Tour : 167 km et 10000 m de D+, la prueba en la que iba a participar.
  • Tour des Cirques : 123 km et 7000 m de D+,
  • Tour des Lacs : 82 km et 5000 m de D+,
  • Tour du Néouvielle : 43 km et 2500 m de D+,
  • Pyrénées Tour Trail (carrera en 3 días y 4 etapas) :  21 km el jueves 23 por la mañana, KV (Kilómetro vertical) el jueves por la noche, 32 km el viernes, 43 km el sábado
Jueves 23 de agosto
Mi mujer Cristina y yo salimos desde Boltaña donde habíamos pasado la noche hacia el pueblo de Sant Laury Soulan. A Sant Laury se llega tras atravesar el túnel de Bielsa. Una vez nos instalamos en el hotel nos fuimos hacia el pueblo de Ville Aure que estaba a 1 km de donde estábamos alojados para recoger el dorsal, al llegar aparcamos en una enorme esplanada habilitada para tal fin y desde allí fuimos hacia la enorme carpa donde se hacían entregas los dorsales. Al recoger la hoja de material obligatorio y la bandeja donde debíamos dejar dicho material, me di cuenta que me había dejado en el coche un botellin así que me tuve que comprar uno para pasar del paso. Me pasaron el control de material sin ningún problema ya que normalmente llevo incluso más de lo que te piden normalmente, me dirigí a una nueva mesa donde me entregarían el dorsal y la bolsa del corredor con las dos bolsas de vida de las que disponíamos en carrera. Una bolsa estaría en el km 74,3 y otra en el km 115,8, en estas bolsas dejaría ropa para cambiarme y algo de comida de sobras por si tenía que reponer. Tras recoger el dorsal y activarlo pasándolo por un escáner nos fuimos hacia el hotel para descansar un rato hasta la hora del Breafing y la Pasta Party, una vez descansado y con las bolsas de vida preparadas nos fuimos a entregar las bolsas y escuchar el Breafing.  
Pasando el control del material.

Recogiendo el dorsal.

El breafing se hizo interminable pues el chico que lo hacia se enrolló mucho hablando, a parte no me enteraba de nada porque era en Francés. Eso si solo se me quedo una frase de las que dijo, es posible que tengamos que neutralizar en algún momento. Antes de que acabara el Breafing y como Cristina y yo ya estábamos aburridos, nos fuimos hacia el Pasta Party. Cenamos y nos fuimos para el hotel para dormir y estar descansado de cara a la carrera.

Viernes 24 de agosto
Las 3:45 horas y suena el despertador, la salida era a las 5:00h y estábamos bastante cerca pero quería ir pronto por si encontrábamos algún sitio donde tomar algo y colocarme lo más adelante posible para no pillar atasco y que me penalizara en el cierre horario. Llegamos a la zona de salida a las 4:15h y nos metimos en un bar a tomar algo caliente, después salimos del bar y yo entré en el corralito y me coloqué justo en primera línea de salida. 
Cogiendo posiciones para la salida.
Momentos previos a la salida.
Mi intención no era la de hacer postureo y salir en la foto, había leído y había visto algún video de que al inicio se formaba un poco de tapón y quería evitarlo. Poco a poco el ambiente se iba animando con la música que ponía la organización y con la llegada de los corredores, el speaker también se dedicaba a animar a los corredores haciéndonos levantar los brazos y aplaudir. Llegó el gran momento comienza la cuenta atrás 10,9,8,7,6,5,4,3,2,1 vamooos.

Vielle Aure – Restaurant Merlans 15,8 km 1509+ 262-
Tiempo límite: 3:30 horas tiempo invertido: 2:48 horas


Como toda carrera ya sea de 10 km o de 168 km el pelotón arranca al sprint, yo me pongo a un lado y cojo un ritmo cómodo de trote aprovechando que los 2 primeros kilómetros son llanos y atraviesan las calles de Vielle Aure y Vignec. 
Empieza la aventura.
Me pasan corredores por todos lados, pero no me preocupa sé que la carrera es muy larga y tengo que regularme. A la salida de Vignec el camino empieza a picar hacia arriba, seguimos una carretera que va subiendo. Al ser buen terreno puedo avanzar a buen ritmo con ayuda de los palos. Unos km más arriba abandonamos la carretera y cogemos un camino de tierra también muy cómodo para avanzar subiendo. Así casi sin darme cuenta llego al primer punto que me había marcado como referencia en carrera Pla d’Adet, ya llevábamos 8,5 km y 800 metros de ascenso. A pesar de que aun era bastante temprano había bastante gente animándonos a nuestro paso, iba muy bien con respecto a lo que tenía planificado así que tocaba seguir así. Salimos de Pla d’Adet y encaramos un camino de pista de esquí mientras iba amaneciendo, al llegar arriba se iniciaba un descenso de unos dos kilómetros por pista ancha. Decidí no forzar y bajar a un ritmo suave a pesar de que el camino invitaba a correr rápido, al final de la bajada me paré a un lado para quitarme el frontal y colocarme los manguitos ya que la temperatura había descendido un poco. Proseguí mi camino dispuesto a afrontar el ascenso hacia el Coll de Portet, primero por pista ancha y luego por un sendero muy inclinado que cruzaba la carretera por encima. Me encontraba cómodo subiendo y eso me permitió avanzar con rapidez y llegar con energías al final de la subida, una vez arriba más gente animando.
Primeras rampas duras.

Gente animando al final de la subida.

Desde el Coll ya solo quedaba descender hacia el Restaurant Merlans siguiendo una pista de esquí muy cómoda de bajar, había llegado al primer corte horario y uno de los más exigentes en 2:48 horas así que tenia margen de tiempo para descansar.
Restaurant Merlans.
Restaurant Merlans – La Mongie 16,5 km 976+ 1296-
Tiempo límite: 8:30 horas Tiempo invertido: 7:00 horas


Una vez recuperadas las energías tocaba afrontar un tramo de la carrera más técnico y complicado, saliendo del restaurante se subía un pequeño repecho y se llegaba a un sendero desde el que se apreciaba un enorme lago al fondo. A partir de ese punto venia un tramo de sendero llano donde me puse a trotar, no por ganar tiempo sino porque coincidimos con una prueba de las que hacían por etapas y los corredores venían a tope.
Bonito tramo hacia el Col de Bastanet.


A medida que iba avanzando el terreno iba endureciéndose y hacían acto de presencia los bloques de piedra, tras pasar el lago de Bastan se iniciaba la subida hacia el Col de Bastanet. Me encontraba fuerte y avanzaba bastante rápido a pesar de que constantemente había que ir saltando de una piedra a otra, tras una dura rampa final en la que adelanté a bastantes corredores llegué a la cima del Col. Las vistas desde la cima eran espectaculares, ante mí se abría un valle donde se podía apreciar el Lac de Houquette al fondo y un mar de nubes que tapaba las montañas.
Vistas desde la cima.


Me tomé un momento de respiro y me puse de nuevo en marcha, se descendía hasta el lago y se bordeaba para encarar una nueva subida. Esta vez había que subir a una pequeña cima para llegar a otro col, desde allí una nueva maravilla para los ojos otro inmenso valle con un par de enormes lagos. El inicio de la bajada era algo técnico, pero después se convertía en un sendero muy bueno para trotar. Había que bordear el inmenso lago de Port Bielh, iba siguiendo a un grupo de corredores sin prestar atención a las marcas, cuando me di cuenta que habían ido por donde habían querido y nos habíamos alejado un poco de las marcas. Estábamos metidos en una zona de piedras y plantas bajas que era muy incómoda y peligrosa para los tobillos, decidí dejar de seguirles e ir en busca de las marcas. Una vez recuperado el camino me puse a caminar rápido para recuperar el tiempo perdido, tras bordear el lago tocaba subir. Una subida corta pero bastante inclinada para llegar al Houquette Nére, había que descender a otro valle. 
Pujada corta pero dura.


El inicio de la bajada era bastante técnico y con alguna roca resbaladiza, pero lo bajé sin problemas. Tras llanear un buen rato trotando y caminando rápido cambié de dirección para encarar la subida hacia el Pas de la Crabe, primero se subía por hierba y luego daba paso a un terreno más abrupto. La subida era dura de verdad, con tramos de piedras sueltas y continuos resaltes a superar, cuando estaba a pocos metros de la cima escuché como si hubiera gente animando con cencerros y vítores. Al llegar arriba pude comprobar que habían unas cuantas personas dando ánimos a los corredores, tras unos minutos deleitándome con las impresionantes vistas me dispuse a encarar la bajada.
Al fondo el Pic du Midi y al frente la bajada.

 En el breifing nos advirtieron que esta bajada era muy técnica, la verdad es que no se quedaron cortos describiendo la bajada. Un descenso muy técnico con constantes saltos, raíces y muchísimos bloques de piedra, tras pasar un par de repechos que no salían en el perfil llegué a las pistas de esquí. Por fin un camino cómodo, pues no, el primer tramo de pista estaba repleto de rocas que hacían incómodo el avanzar. Tras pasar aquel tramo ya me pude poner a trotar un poco, siempre controlando de no pasarme demasiado ya que después vendría la subida y no lo quería pagar. Tras descender atravesando las pistas de esquí y llanear un tramo paralelo a un pequeño riachuelo, llegué al control de La Mongie. Pensaba que al llegar me encontraría con Cristina pero no la veía por ningún lado, antes de ir a comer algo la llamé para ver si es que aun no había llegado. Me dijo que el sistema de seguimiento no funcionaba y que pensaba que había pasado por allí hacia 2 horas, ella estaba en el Pic du Midi esperándome. Le dije que yo tenía que parar un momento en el avituallamiento y que desde allí al menos me quedaban 3 horas para llegar, me dijo que no me preocupara, que ella me esperaría allí.

La Mongie – Col de Sencours 12,3 km 1248+ 590-
         Tiempo límite: 12 horas Tiempo invertido: 10:39 horas


Solo salir del control de La Mongie se seguía un tramo de asfalto ascendente, enseguida se salía del asfalto y se subía por un sendero muy inclinado. Decidí poner un ritmo algo más suave de subida para guardar fuerzas de cara a subir a Pic du Midi, a medida que íbamos subiendo la niebla iba invadiendo las montañas. El ambiente era fresco pero se podía soportar, de vez en cuando iba mirando los dorsales de los corredores para ver si encontraba algún español con el que hablar un rato (hasta ese momento no había encontrado ninguno) de repente vi un dorsal con la bandera de España. Francisco se llamaba el corredor y era de Barcelona, estuvimos hablando un rato mientras ascendíamos por una larga pista. Me comentó que había venido a entrenar aquel tramo y me explicó lo que encontraríamos, dejamos la pista y ascendimos por una ladera muy inclinada hasta un telesilla. Aprovechando que allí había unas mesas me paré a ponerme los manguitos y un chaleco para el frio, Francisco tiró para delante y me volví a encontrar solo ante el peligro. Pasé un tramo aéreo donde habían unos colaboradores vigilando que ningún corredor tuviera problemas, pasado aquel tramo se descendía por un sendero empedrado y se ascendía nuevamente hacia el Coume de Sencours. Desde allí ya se bajaba hacia el Coll de Sencours observando la imponente figura del Pic Du Midi cuando la niebla nos dejaba, finalmente llegué al avituallamiento. Por allí tenía que pasar a la vuelta ya que debía ascender y descender a la cima, por suerte la subida era en gran parte por una pista ancha, esto me permitió mantener un ritmo alto de ascenso. Solo el tramo final que era más o menos de 1,7 km era por un sendero muy inclinado en el que incluso tenias que agacharte para pasar por debajo de una tubería. 
Tramo final de ascenso al Pic Du Midi.


A pocos metros de la cima ya pude ver a Cristina, la pobre llevaba allí unas horas esperándome. Me acompañó hasta una terraza que estaba pasado el control, allí me estuve 10 minutos hablando con Cristina y ella me ayudó a rellenar los bidones y me dio algo de comida que llevaba. Nos despedimos sin saber cuando volveríamos a vernos, en principio por el tiempo que llevaba ella podía ir hasta el control de Hautacam o incluso a la base de vida, todo dependería del tiempo que hiciera. Abandoné el Pic Du Midi por el mismo sitio que había llegado, esta vez el sendero por donde había subido estaba repleto de corredores, unos que subían y otros que bajábamos y la imagen era espectacular. 
Paisaje de ensueño con el camino que debiamos seguir.
Una vez en la pista me puse a veces a caminar rápido y otras a trotar hasta llegar de nuevo al avituallamiento de Sencours, esta vez el avituallamiento aunque estuviera uno al lado del otro estaban en diferentes sitios.

Col de Sencours – Hautacam 18,4 km 756+ 1623-
Tiempo límite: 17 horas  tiempo invertido: 15:05 horas

Solo salir del avituallamiento se seguía una pista, pero enseguida había que desviarse para pasar junto al Lac d’Oncet. La niebla iba y venía a medida que avanzaba por los senderos, tras ascender un pequeño repecho se descendía por un sendero empedrado hasta un nuevo lago el Lac d’Aouda. Tras atravesar un pequeño nevero tocaba apretar los dientes para afrontar la dura subida hasta el Col d’Aoube, una subida que me tomé con mucha calma para reservar fuerzas de cara a la segunda mitad de carrera. Una vez en la cima tocaba llanear durante un buen rato por un bonito sendero en el que mi compañía eran las ovejas que allí pastaban, descendí unos metros por un sendero un poco resbaladizo de arena  blanda y llegué a una especie de pasaje entre las rocas. La niebla había dado paso a unos feos nubarrones y empezó a llover, tras pasar aquel pasaje observé que había una cabaña. Aproveché para meterme dentro y ponerme el chubasquero, reemprendí y me puse a ascender hacia el Coll de Bareilles tras un inicio de subida bordeando el lac Bleu se ascendía por un sendero zigzagueante muy inclinado. Cada vez llovía con más fuerza y tuve que aflojar mi ritmo, una vez arriba comenzaba un largo descenso hacia el lac d’Ourrec. 
El primer tramo del descenso era bastante técnico con muchas raíces y piedras pero después de afrontar ese primer tramo con calma. Llegó el segundo tramo de la bajada, allí me dejé ir y bajé bastante rápido aprovechando que el sendero no presentaba mucha dificultad. Al final de la bajada atravesé una especie de valle por el que discurría un pequeño arrollo, tras descender un poco por el valle ya divisé el espectacular Lac d’Ourrec. Allí antes de bordear el lago había una cabaña donde había dos voluntarios dando agua, rellené los bidones y me dispuse a continuar. Tras bordear el lago y llanear un buen rato encaré una nueva subida. La lluvia volvía a hacer acto de presencia, por suerte durante el descenso no me cayó ni una gota. Esta nueva subida no era tan inclinada como la anterior y casi sin darme cuenta ya estaba arriba, lo que iba a ser un tramo de apenas 2 kilómetros hasta el avituallamiento de Hautacam resultó ser mucho más largo. El sendero llaneaba por la ladera de la montaña, pero la lluvia era más intensa y ya no caminaba sobre tierra sino sobre un palmo de agua acumulado en el sendero. Tras este largo tramo de sendero se llegaba a una pista, allí por un momento perdí las señales de vista debido a la fuerte niebla que no me dejaba ver a más de 2 metros de distancia. Una vez en el camino bueno descendí unos metros por la ladera de la montaña y llegué al avituallamiento de Hautacam, cuando entrabas dentro del recinto donde estaba el avituallamiento si no eras fuerte mentalmente te podía dar la tentación de dejarlo allí. Fuera hacia frio y hacia un día de perros, allí se estaba muy calentito y además había comida, bebida y unas camillas para tumbarse. Las camillas estaban repletas de corredores, algunos de ellos bastante jodidos. Aprovechando el momento decidí no arriesgar más y cambiarme los calcetines, llevaba los pies muy húmedos y corría riesgo de que me saliera una ampolla.

Hautacam – Pierrefitte 1ª Base de vida 11,6 km 40+ 1074-
Tiempo limite: 19:15 horas tiempo invertido: 17:36 horas

Tras descansar unos minutos y equipado contra el frio me dispuse a continuar, ya quedaba menos para la base de vida y allí a lo mejor me esperaba Cristina. En Hautacam no estaba así que o me esperaba allí o no nos veríamos hasta el día siguiente, tras un primer tramo de descenso por un sendero bastante resbaladizo se llegaba al asfalto. Normalmente no me gusta correr por asfalto, pero agradecí ese kilómetro que se descendía por él. Tras abandonar el asfalto se entraba en una pista ancha donde se podía correr bien. 
Me empezaron a pasar bastantes corredores que bajaban corriendo a buen ritmo, yo seguía regulando mis fuerzas así que opté por la misma táctica que había hecho en la bajada del Pic Du Midi. Alternando el caminar rápido con trotar fui descendiendo, había dejado de llover y el cielo parecía que se abría. Me paré en un lado del camino y me quité capas de ropa y me puse el frontal pues ya estaba oscureciendo, tras descender un buen rato por la pista me desvié por un sendero donde marcaba que quedaban 4 kilómetros para el pueblo de Villalongue. El sendero era muy oscuro y tuve que poner la luz del frontal a máxima potencia, de día seguro que habría disfrutado de aquel sendero que tenía pinta de atravesar un bosque muy chulo. De noche solo parecía que estaba descendiendo por un oscuro tubo que no tenia final, después de un buen rato descendiendo llegué al pueblo de Villalongue. Desde allí a la base de vida teóricamente solo quedaban 2,1 kilómetros, digo teóricamente porque nos hicieron dar un rodeo bestial. Mientras recorría las calles del pueblo le comenté en Frances chapurreao a un corredor “que largo se estaba haciendo aquel tramo”, me sorprendió porque me contestó en español. Era un corredor vasco-Francés y estuvimos hablando mientras llegábamos a la entrada del pueblo de Pierrefitte, vimos una sirena y pensamos que estábamos llegando al avituallamiento. Cuando llegamos nos dimos cuenta que eran dos de protección civil que nos desviaban hacia un sendero, el sendero subía muy poco tramo pero con una pendiente brutal. Dejé atrás al compañero y a unos cuantos corredores para subir bastante fuerte, una vez arriba se descendía por una calle asfaltada hasta las calles de Pierrefitte. Aun no había llegado al avituallamiento y ya llevaba 2 kilómetros más de los que habían puesto en el rutómetro, tras pasar una rotonda llegué a la base de vida de Pierrefitte. Tras entrar en el recinto me fui a por la bolsa donde tenía la ropa seca y comida de reserva, me fui a los lavabos para cambiarme. 

Aprovechando los lavabos también tuve que hacer una técnica larga, después me cambié de ropa entero y me fui hacia donde estaban las mesas. Le pregunté a una chica que hablaba español si había pasta y me dijo que si, fue muy amable y me la trajo a la mesa. Mientras comía aproveché para poner a cargar el reloj y organizarme un poco la mochila antes de salir, me comí dos platos de pasta y bebí bastante agua con gas que era lo que mejor me sentaba. Había sopa, pero la descarté tras ver el color que tenia, si no me entraba visualmente tenía muchos números de que no me sentara bien. Tras unos 30 minutos parado volví a dejar la bolsa en su sitio y me dispuse a encarar la segunda parte de la carrera, tocaba afrontar la primera noche.



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