domingo, 11 de marzo de 2018

ULTRA TRAIL SIERRAS DEL BANDOLERO 2018 PARTE 1


Primeros de marzo y ya tocaba enfrentarse a la primera Ultra de la temporada, esta vez formaría equipo con mis amigos del CEI, Esteve, Francisco y Xavi Torrijos y nos llamaríamos The Serrallongues. Nos íbamos a enfrentar a las 100 Millas Sierras del Bandolero, una carrera que se celebra en las provincias andaluzas de Cádiz y Málaga, recorriendo los caminos y senderos por donde transitaban los bandoleros.

Una semana antes de la carrera íbamos controlando el tiempo, ya que según los hombres del tiempo y cualquier página de internet que consultases, se aproximaba una gran borrasca que iba a azotar con violencia las zonas por donde discurría la carrera.

Durante la semana desde la organización nos hacían llegar información a través de las redes sociales, donde nos informaban de las decisiones que iban tomando. Primero recibimos un mail donde nos recortaban la carrera de 166 km. a 160 km. A medida que se aproximaba la fecha de viajar hacia Cádiz el tema meteorológico no tenía pinta de mejorar. Justo la noche antes de coger el avión recibo un mail, habían recortado la carrera de 160 km. a 136 km. debido a inundaciones en las cercanías de Ronda. Por lo tanto solo iríamos hasta Montejaque y volveríamos por el mismo sitio hasta Villaluenga y de allí hasta Prado del Rey, este cambio me obligó a levantarme muy pronto y descargarme el nuevo track por si acaso (siempre me gusta llevarlo aunque la carrera esté impecablemente marcada).
Primera modificación del recorrido

Segunda modificación del recorrido, finalmente hubo una tercera.

Viernes, día de la salida de la carrera. Nos levantamos pronto y vamos hacia el aeropuerto donde nos encontramos con Xavi y Francisco ya que Esteve había ido en coche el día anterior. Nuevamente y ya son muchas carreras, me acompañan mi mujer Cristina y mi amigo Jordi. En el aeropuerto dudábamos si nos dejarían pasar los geles para la carrera (después no nos tomamos ninguno) finalmente pudimos pasar los controles sin problemas. A las 9:00h llegamos al aeropuerto de Málaga y desde allí fuimos en coche hasta Prado del Rey, llegamos a Prado a las 12:30 h. porque nos habíamos parado a almorzar.

Al llegar a Prado del Rey nos recibió la lluvia, mal presagio de cara a la carrera ya que no tenía pinta de que el tiempo fuera a cambiar. Recogimos los dorsales y las etiquetas para colocar en las mochilas de las bases de vida y nos quedamos esperando para ver si llegaba Esteve con su familia, cuando Esteve recogió el dorsal nos fuimos todos a un bar cercano. Mientras esperábamos que nos sirvieran la comida, apareció un tío que llevaba un chaleco del club organizador y nos preguntó si la carrera se iba a disputar. Le dijimos que en principio nadie nos había avisado de que fueran a suspender la prueba, entonces el tío nos dijo que él era guía de la zona y que estábamos en alerta naranja y era una temeridad adentrarse en la sierra con ese tiempo, nos dijo incluso que en los últimos días habían muerto dos personas por rayos. No le prestamos mucha atención, pero lo que nos dijo nos dejó un poco acojonados.

Después de comer nos fuimos todos a la casa que tenía alquilada la familia de Esteve, allí intentamos organizar las mochilas de las bases de vida y la que íbamos a llevar puesta en carrera. 
4 amigos dispuestos a disfrutar en la montaña.

La carrera salía a las 18:00 h. así que a las 17:00 h. nos fuimos para la zona de salida, la lluvia era muy fuerte y nos tuvimos que resguardar dentro de la iglesia ya que la carpa que había junto a la meta aún no estaba montada del todo. Nos dieron permiso y nos metimos en la carpa esperando para tomar la salida y meternos en el fregao, cuando quedaban 25 min. para salir apareció Chito, el speaker. 
Esperando a que llegara la hora de la salida.

Nos pidió un poco de silencio y nos dijo, que después de estar reunidos durante un buen rato habían decidido posponer la salida al sábado a las 10.00 h. el motivo era que nos encontrábamos en alerta naranja y era totalmente desaconsejado salir a la montaña en esas condiciones, a nosotros la decisión nos pareció de lo más sensata, aunque nos hipotecaba un poco la carrera ya que el domingo teníamos que coger un avión y saliendo el sábado a las 10.00 h. tendríamos que intentar acabar en 28 horas para tener tiempo para comer y trasladarnos a Málaga a coger el avión. Aprovechando la suspensión, nos relajamos y nos fuimos a tomar unas cervezas a un pub (yo una coca cola que no bebo) 
Relajados después del aplazamiento de la prueba.
Tras un buen rato de charla Cristina, Jordi y yo nos fuimos hacia el Bosque que estaba a unos 7 km. y era el pueblo donde Cristina y Jordi tenían el alojamiento. Francisco y Xavi se fueron a dormir a la casa de Esteve. Al llegar al Bosque le preguntamos a José el dueño del hostal, si podría colocarnos una cama en la habitación para que yo pudiera dormir. Como había pasado lo que había pasado con la carrera, no nos puso ningún problema y se portó muy bien con nosotros. Tras cenar nos fuimos a dormir ya que había que aprovechar que podríamos descansar bastante rato de cara a la carrera.
Sábado, llegó el gran día. Me levanté con ganas de vivir la aventura y al contrario de muchas carreras en las que he participado, con cero nervios y seguro de mi mismo. Tras almorzar junto a otros corredores alojados en el hostal, fuimos hacia la casa de Esteve para recoger a Xavi y Francisco. Ya todos juntos nos fuimos hacia la salida. El día se había levantado sin muchas nubes y al menos en la salida parecía que la lluvia nos iba a respetar.
Después de hacernos la foto de rigor y despedirnos de nuestro equipo de apoyo, nos dirigimos hacia el corralito. 
Momentos previos antes de entrar al corralito.

Como material obligatorio nos pidieron que mostráramos la manta térmica, también nos recomendaron que lleváramos todo lo que habían pedido de material obligatorio. Nosotros no teníamos problemas ya que siempre llevamos material de sobras. Al haber amanecido un buen día decidimos salir los 4 con la camiseta del club y con manguitos. Cuando quedaban 10 minutos para empezar la carrera escuchamos el juramento Bandolero,  una serie de juramentos en las que un bandolero nos hacia levantar el puño y gritar “si lo juro” 
en cada uno de ellos, una vez finalizado el juramento y ya sintiéndonos unos auténticos bandoleros escuchamos la música épica de la megafonía y como Chito nos alentaba con lo que íbamos a encontrarnos.

Por fin llegó la hora, salimos puntuales con la música de Curro Jiménez de fondo y las calles de Prado del Rey repletas de gente. Al salir del pueblo ya estábamos plenamente metidos en la carrera, los primeros tramos nos animaban a correr ya que el camino era siguiendo caminos anchos en los que habían algunos charcos pero que se pasaban bien. Trotábamos en los tramos de bajada y caminábamos en los llanos y las subidas, tras pasar unas salinas llegamos a la primera dificultad de la carrera, una zona del camino estaba repleta de barro y parecía que andábamos borrachos. 
Primeros tramos embarrados.

El tiempo se mantenía estable y la temperatura era muy agradable, casi sin darnos cuenta llegamos al Bosque donde nos esperaba nuestro equipo de apoyo. A la entrada del pueblo nos encontramos con Betlem, Roger y Esteve Jr, y casi llegando al avituallamiento nos esperaban Cristina y Jordi. 
Llegando al Bosque km 12,9

Saliendo del avituallamiento.

Tras avituallarnos bien nos dispusimos a afrontar la primera subida de la Ultra, salimos del Bosque y cogimos un sendero ascendente. Allí había un chico que nos animaba y nos animaba a disfrutar de la sierra, mientras subíamos tuvimos que pasar a algunos corredores que iban bastante despacio. Poco a poco fuimos ganando metros de desnivel positivo mientras recorrimos una zona muy parecida al país vasco, mientras íbamos subiendo nos pasaron los primeros corredores de la Bandolerita (la carrera de 87km, que salía 1 h más tarde que la nuestra).
Momentos antes de que nos adelantaran los de la Bandolerita.

Una vez coronamos la parte más alta, iniciamos una larga bajada por pista. Llegamos a un avituallamiento que había colocado la organización para que no se nos hiciera muy largo el tramo hasta los Llanos de Campo, tras salir del avituallamiento venía una subida bastante fuerte por una zona pedregosa. Mientras íbamos subiendo Esteve nos pidió que aflojáramos un poco el ritmo ya que le costaba seguirnos, al llegar al final de la subida llegamos a un espectacular valle donde encontramos algunas vacas pastando. 
Con Xavi antes de bajara a Llanos de Campo.

Descendimos atravesando bonitos senderos hasta llegar a la carretera, allí nos encontramos nuevamente con nuestro equipo de apoyo. Nos animaron a nuestro paso y nos dijeron que nos encontraríamos un poco más arriba en el avituallamiento, seguimos un camino paralelo a la carretera hasta que llegamos a Llanos de Campo que era donde estaba situado el avituallamiento. Estaba situado en una especie de porche donde había muchísima gente entre corredores y acompañantes. Esperábamos encontrar algo sólido para reponer energías pero en el avituallamiento solo había fruta y chucherías. Suerte que Cristina nos dio unos donuts para que nos los comiéramos. 
Llegando a Llanos de Campo.

Dispuestos a continuar tras avituallárnos bien.

Una vez bien avituallados nos pusimos de nuevo en marcha. Estábamos en el km. 22,4 y llevábamos un buen ritmo, pero ya no veríamos a nuestro equipo de apoyo hasta el km. 42 en la base de vida de Villaluenga.
Llevábamos unos 500 metros desde que habíamos salido del avituallamiento y se puso a llover, en principio decidimos aguantar sin ponernos el chubasquero pero a los pocos minutos tuvimos que parar debajo de un árbol a equiparnos ya que empezaba a llover con ganas. Seguimos subiendo hacia el Puerto del Boyar, pasamos la carretera que lleva al puerto y caminamos por un sendero paralelo. El sendero serpenteaba por el interior de un bosque en pequeños sube y baja, la decisión de la organización de haber retrasado la salida al sábado nos estaba permitiendo disfrutar de un paisaje que de noche no hubiéramos podido admirar. Hubo un momento en el que la lluvia cesó durante unos minutos y pudimos admirar el bonito valle que se apreciaba mientras ascendíamos al Puerto del Boyar, seguimos subiendo acercándonos de nuevo a la carretera.
El tiempo nos permitió disfrutar del paisaje por un momento.

Volvimos a caminar un rato al lado de la carretera hasta que llegamos a la cima del puerto, allí saludamos a Chito antes de meternos en el avituallamiento. Por fin encontramos algo sólido, bocadillos de pan de molde. Tras recuperar fuerzas nos dispusimos a afrontar la subida al Simancon, antes de iniciar la subida Chito nos dijo “señores se van ustedes al infierno” unas palabras que más tarde entenderíamos.
Por suerte no llovía y la subida no pintaba tan dura como pensábamos, poco a poco fuimos ascendiendo y disfrutando de un paisaje magnifico. Nos encontrábamos bien y con ganas de seguir disfrutando la carrera, pasamos la  zona de los Lapiaces, un autentico laberinto de rocas que tenía un parecido con la zona del Aizkorri en el país vasco. 
Disfrutando de la carrera como niños.

Llaneando por los Lapiaces.

Tras llanear un rato por el laberinto de piedras iniciamos una bajada por piedra resbaladiza, nosotros pensábamos que era la bajada hasta Villaluenga que todo el mundo había avisado que era muy complicada. A medida que íbamos bajando comenzó a llover con fuerza nuevamente tras 30 minutos de tregua, seguimos bajando y después comenzamos a subir de nuevo. Al llegar a la cima a la lluvia se le unió un fuerte viento que nos golpeó con fuerza haciéndonos coger bastante frio, por suerte a medida que descendíamos la sensación de frio iba desapareciendo. Cuando habíamos descendido un poco nos encontramos a un tío que nos dijo que venía una bajada muy resbaladiza y donde estaban resbalando muchos corredores. Por suerte nosotros pasamos sin ningún problema, seguimos subiendo una pequeña cima e iniciamos la bajada hacia Villaluenga. Bajo una insistente lluvia comenzamos a descender por un sendero vertical con barro y rocas resbaladizas, esa bajada nos estaba dejando tocados psicológicamente. 
Descenso vertical, al fondo Villaluenga del Rosario.

Por suerte al llegar a Villaluenga del Rosario nos recibieron los miembros de nuestro equipo de apoyo, eso nos dio muchos ánimos. Entramos al avituallamiento y nos dijeron que las mochilas donde teníamos la ropa seca las teníamos en el edificio de enfrente, con las bolsas de vida en nuestro poder procedimos a cambiarnos de ropa y ponernos ropa seca. 
Cambiándonos de ropa para afrontar la noche.

Fuimos al avituallamiento y repusimos fuerzas antes de afrontar el tramo hasta Montejaque que haríamos de ida y vuelta, nos despedimos de nuestros acompañantes ya que no los volveríamos a ver hasta la mañana siguiente.

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