Ya queda menos para que llegue uno de los grandes retos
de la temporada, la Ehunmilak, las 100 millas vascas. Pensando en lo que me
encontraré en las montañas del País Vasco, que mejor manera que entrenar que
haciendo una carrera por esas tierras y por una zona muy próxima a la que
transcurrirá la Ehunmilak.
Tenía que buscar una carrera que fuera larga y además
exigente de cara a una buena preparación , la carrera escogida para tal fin fue
la EH Mendi Erronka.
La Euskal Herria Mendi Erronka es una carrera que
promueve los valores del montañismo vasco, las carreras por montaña así como la
comarca del Plazaola. Esta carrera se celebra en
Leitza, un bonito pueblo de casi 3.000 habitantes situado al norte de Navarra,
cerca de la frontera con Gipuzkoa, y conocido entre otras cosas por ser la cuna
de Iñaki Perurena y Mikel Nieve entre otros. Esta es la séptima edición de la
carrera y va a servir además como campeonato de Euskal Herria de ultra trail,
por lo que se espera que vengan todos los mejores corredores de Euskal Herria. En
esta nueva aventura contaría de nuevo con la compañía de mi mujer Cristina. En
principio si todo iba bien y el tiempo acompañaba me iría a ver a todos los
puntos que pudiera.
Viernes
17 de mayo ( el día de mi 44 cumpleaños)
Ya soy todo un veterano pues he cumplido 44 años, pero
hay sigo disfrutando de lo que me gusta que es correr por la montaña. El día
empezó almorzando con el padre y el hermano de Cristina, después de almorzar
salimos en dirección a Leitza (Navarra), durante el camino nos llueve en
abundancia hasta que llegamos a la zona de Lleida. Allí tímidamente el sol va
apareciendo, pero no es hasta que entramos en Aragón que el cielo se despeja y
viajamos con sol. Hacemos una parada para comer y continuamos nuestro camino,
al entrar en la provincia de Navarra nos pasa igual que en la peli de ocho
apellidos vascos, el cielo se nubla y comienza a llover con fuerza. Así hasta
que llegamos a Leitza, nos alojamos en un hostal y nos vamos para la zona donde
se entregan los dorsales. He de decir que a pesar de tener experiencia en este
tipo de carreras, iba hacia la entrega de dorsales un poco acojonado. Al
mediodía la organización había mandado un correo diciendo que dentro del
material obligatorio, había que llevar mallas piratas. Mierda!!! No tengo
mallas piratas y además no me gustan, Cristina me tranquiliza y me dice que
pregunte y que me saquen de dudas. Después de recoger el dorsal me acerco a un
miembro de la organización a preguntar, me comenta que son obligatorias sí,
pero que no hace falta llevarlas puestas sino en la mochila. Ufff que alivio,
por suerte sí que llevaba unos pantalones largos impermeables que también eran
validos. Saludamos a un compañero de carrera y Youtuber de Barcelona Alberto
Ahumada que también venia a la carrera, comentamos varios aspectos de la
carrera y nos despedimos hasta el día siguiente. A las 19:15h pasaban un
documental del Tor del Geants que hizo Silvia Trigueros, durante el documental
Cristina se emocionó. Le pregunté por qué, y me dijo que era por el marido de
Silvia con el que se sentía identificada. Salimos antes de que acabara el
documental porque teníamos mucha calor y nos fuimos a cenar, después de cenar,
al hostal a acabar de preparar las cosas y a dormir.
Sábado
18 de mayo (llegó el gran día)
Las 6:30h suena el despertador, pero yo ya llevaba 15
minutos despierto. Dudo que ropa ponerme pero al final me decido por ponerme
una camiseta técnica interior y encima la del club y en las piernas las mallas
y las perneras Hoko, salimos del hostal y vamos a un bar que teníamos
localizado del día de antes. El bar está lleno de corredores que participaran
en la carrera, salimos del bar y nos dirigimos a la zona de salida. Me despido
de Cristina y me meto en el corralito, no era mi intención colocarme en primera
fila pero pienso que en una carrera que todo el mundo saldrá a tope lo mejor es
estar delante y que ya me irían pasando. 10 minutos antes de salir se le hace
un homenaje a Iker Karrera una leyenda del trail running vasco, mientras suena
el Aurresku se pone a llover. Mierda!! Nos podía haber respetado al menos en la
salida. Bueno me resigno y busco el impermeable para ponérmelo, no consigo abrir
la cremallera del impermeable y me pongo un poco nervioso.
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No puedo abrir la cremallera. |
Queda poco para que
den la salida y yo sin poder abrir la cremallera, al final opto por ponérmelo
por debajo y así no forzar la cremallera. Consigo abrir la cremallera y me
vuelvo a quitar el impermeable para ponerlo por encima de la mochila, ya queda
un minuto y estoy preparado. Veo que a mi lado se ha colocado Alberto Ahumada,
nos deseamos suerte y nos preparamos para salir.
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Con Alberto Ahumada en primera linea. |
Comienza la cuenta atrás en
euskera y da inicio la carrera.
Salimos con un ambientazo total en la zona de salida, las
vallas están repletas de espectadores y las calles del pueblo también a pesar
de que en ese momento llovía con fuerza. Vi a Cristina entre el público pero no
pude saludarla al ir con la cámara en una mano y los palos en la otra, salimos
del pueblo por el polígono y enseguida comenzamos a subir por unas calles
asfaltadas.
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Salgo cámara en mano preparado para la aventura. |
Había dejado de llover y al fondo del valle se veía el sol,
comenzaba a tener calor así que no tardé mucho en pararme a quitarme el impermeable.
Más o menos a los dos kilómetros salimos del asfalto y empieza el espectáculo,
subida y bastante inclinada. Decido poner mi ritmo de subida y comienzo a pasar
a corredores, subiendo me encuentro cómodo pero a la que llega un trozo de
plano la gente se pone a correr como locos. Tras un primer tramo de ascenso
fuerte, llegábamos a una zona de senderos por unos bosques de ensueño. Un par
de subidas más y llego a una zona donde se divisa un valle espectacular, además
el sol cubre medio valle y la imagen queda en la retina.
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subiendo me encuentro cómodo. |
Ya llevábamos 6 kilómetros y tocaba descender
hacia el avituallamiento, me pongo de nuevo a trotar aprovechando un tramo
bueno de bajada, y enseguida llegamos al primer avituallamiento situado en
Pagozelai que estaba encima de la carretera y cerca del pueblo de Gorriti.
Había hecho aquel tramo en 1:15h por lo que iba unos 5 minutos mejor de lo que
me había calculado, solo salir del
avituallamiento se giraba y se iba por un camino paralelo a la carretera. Pasé
por una zona repleta de gente animando y comencé a subir por una pista
cimentada, a los pocos metros vi que allí estaba Cristina. Me alegré de que
hubiera encontrado el primer punto y que hubiera podido venir, le di un beso y
me despedí de ella. Me supo mal pasar tan rápido pero no era momento de
entretenerse, unos metros más adelante se dejaba el camino cimentado y se
comenzaba a subir hacia un bosque. El ambiente era impresionante, una gran
cantidad de gente dándonos ánimos. Al poco de empezar a subir pasé junto al
letrero del km 10, ya quedaba poco y además enseguida tenía que venir un tramo
de bajada según el perfil.
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Ya quedaba menos. |
Comencé a subir por un bosque y de repente vi que la
gente se frenaba en seco, ¿qué estaba pasando? Nada grave había que saltar una
valla y la gente hizo un poco de cola. Después se seguía subiendo y se volvía a
saltar una nueva valla, desde allí vino un tramo bastante técnico donde se
juntaban barro, piedras resbaladizas y un sendero muy estrecho de bajada.
Pasado aquel tramo me puse a correr algo más rápido para ganarle tiempo al
corte horario, el descenso de unos 3 kilómetros me llevó hasta el pueblo de
Arribe.
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Disfrutando del momento. |
Allí no me esperaba encontrar a Cristina pero sí que se acercó a ver como
pasábamos por allí, me alegré de verla y me dio ánimos para continuar. Quedaban
unos 5 kilómetros hasta Gaintza que era el punto donde había un corte horario,
solo salir de Arribe se ascendía por una pista hasta una zona de campos. Allí y
con unas vistas magnificas del valle nos íbamos acercando al pueblo que se veía
a lo lejos, también se intuía hacia donde subiría el kilómetro vertical pero
después pude comprobar que me equivocaba. Tras 2:20 horas de carrera me
plantaba en el pueblo de Gaintza, llevaba unos 20 minutos menos de lo que había
previsto y lo que es más importante casi una hora de margen al corte horario.
Cristina estaba allí esperándome y me cogió los palos
para que pudiera comer tranquilo, lo primero que hice fue beberme dos vasos de
líquido. Después me comí tres plátanos y algunas chuches, sin pensármelo mucho
me puse de nuevo en marcha. Tocaba afrontar la subida más dura de la carrera,
desde Gaintza partía el kilómetro vertical que contaba como clasificación a
parte también. El más rápido en hacer el kilometro vertical tenia premio,
lógicamente y a pesar de que las subidas es lo mío, sabía que no tenía ninguna
opción. Me despedí de Cristina y quedamos en vernos en el kilómetro 33
Putzuzar, el primer kilómetro del vertical era por una pista asfaltada y
espoleado por los ánimos de una multitud de gente que se había desplazado hasta
allí para animar a los corredores.
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Inicio del kilómetro vertical. |
Subía a un ritmo bastante rápido pero sabía
que seguramente tendría que bajar el ritmo, salimos de la pista asfaltada y se
seguía por camino ancho siempre en fuerte subida. Poco a poco el camino ancho
daba paso a un sendero y comenzaba la verdadera inclinación, una zona donde
tuve que poner a prueba mis piernas y mi mente. Un sendero muy inclinado, a
parte embarrado y con zonas de hierba resbaladiza donde costaba dar un paso. Ya
con un ritmo más lento iba subiendo, a pesar de que pensaba que iba despacio
fui adelantando a muchos corredores/as. A medida que íbamos subiendo la niebla
iba cubriendo la montaña y la sensación de frío se hacía más evidente, por
suerte iba bien abrigado con la camiseta técnica debajo de la del club y los
manguitos y apenas notaba fresco. Hicimos un tramo que la niebla era muy
intensa y en el que comenzaba la zona de rocas que nos acompañaría hasta la
cima, el tramo final hasta la cima era por una zona de rocas que resbalaban
muchísimo debido a la lluvia caída. Además la niebla cubría toda la montaña y
no se veía lo que teníamos alrededor. Llegué a la cima y le pedí a los
voluntarios que había allí si me podían hacer una foto. Me hice la foto y me
puse en marcha, sabía que iba a pasarlo mal bajando porque yo no soy un buen
bajador.
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Zona de mucha inclinación. |
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En la cima con bastante frío y mucha niebla |
La bajada era bastante técnica y repleta de rocas resbaladizas, algunos
corredores/as me pasaban como cohetes pero yo prefería bajar con precaución.
Suerte que había cintas cada metro sino con aquella niebla era imposible ver el
camino, tras pasar el tramo complicado de rocas el sendero se suavizaba y se
bajaba por una zona herbosa hasta el avituallamiento. El avituallamiento estaba
repleto de corredores/as y costaba acercarse para coger algo, no soy de tomar
caldo en las carreras pero en ese momento me apetecía. Pregunté si tenían y me
dijeron que en aquel avituallamiento no había, pero en el siguiente sí. Bebí líquido
y cogí dos pastas de hojaldre que estaban buenísimas y me puse de nuevo en
marcha. Solo salir del avituallamiento se subía ligeramente, pero después venía
una zona de unos 3 kilómetros de falsos llanos y bajadas hasta un punto
intermedio antes de encarar la subida hacia Aralar.
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Tramo de bajada antes del avituallamiento. |
Llegué al punto intermedio
que era una carretera repleta de gente animando a banda y banda y con coches
subiendo y bajando, solo cruzar la carretera y cuando empezaba a subir oí que
me decían.. Vinga Blas!! Era Cristina que iba con el coche, que casualidad que
me hubiera visto allí. La subida hacia Aralar era bastante fuerte y por un
bosque precioso, algunas zonas costaba subir por el barro ya que te tiraba
hacia atrás. Yo fui subiendo a buen ritmo y adelantando a mucha gente, cuando
parecía que ya había llegado al final de la subida me encontré con una
sorpresa. Veía unas enormes antenas arriba a mi derecha pero pensaba que el
camino seguiría recto, pues no, nos hicieron subir hasta las antenas por una
zona muy parecida a un tramo que se hace en Ehunmilak. En la subida te
encontrabas gente animando y eso te daba alas para seguir subiendo, una vez
arriba tocaba descender hacia el avituallamiento que se veía abajo. Empezaba a
llover y a la vez en el valle hacia sol, el descenso era por un sendero
embarrado y bastante inclinado, la llegada al avituallamiento de Putzuzar era
impresionante ya que desde arriba veías la gran cantidad de gente que se
esperaba allí a la llegada de los corredores.
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Impresionante descenso. |
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Entre medio de todos los corredores/as bajando a Putzuzar. |
Cuando ya estaba a punto de llegar al avituallamiento vi
que allí estaba Cristina esperándome, le expliqué como lo había pasado en aquel
tramo y me fui hacia el avituallamiento. Llevaba 32,8 kilómetros y 1:30 horas
de margen al corte horario que allí era a las 15:00h así que iba muy bien de
tiempo, aprovechando que en aquel avituallamiento había dejado una mochila con
ropa de recambio me fui a cambiar. A pesar de que ponía que allí podían
ayudarme, a Cristina no la dejaron entrar por lo que tuve que apañármelas
solito. Me cambié la camiseta interior por una térmica y las del club por otra
igual, también me cambié de calcetines ya que los que llevaba estaban mojados.
Las mallas y las bambas decidí no ponérmelas. Seguía lloviendo y esta vez con
más fuerza así que me puse el impermeable. Salí de la carpa donde me había
cambiado y me fui hacia Cristina para despedirme de ella, estaba muerta de frío
la pobre. Me puse en marcha dispuesto a afrontar un tramo bastante largo, tenía
que hacer 13 kilómetros y te daban 1:30 h para hacerlos. Por suerte llevaba
margen suficiente, en teoría era un tramo prácticamente todo bajada. Pero más
bien eran falsos llanos y eso si muchos tramos de bajada, en algunas zonas te
encontrabas caminos anchos con auténticos barrizales y otras senderos más
estrechos pero igualmente embarrados. Avanzar por aquellas zonas se hacía muy
costoso y además la lluvia no dejaba de caer, el día se había cerrado
definitivamente y la pequeña tregua que nos había dado había acabado. Después
de bajar un buen rato por un bonito bosque me encontré de repente con una
bajada espectacular, una zona súper embarrada y donde habían colocado una
cuerda para ayudar a bajar. Allí tenía dos corredores delante mío, uno de ellos
pegó un culetazo en el suelo espectacular y el otro no dejaba de resbalar. Yo
como medida de precaución me fui por la zona de hierba aunque tardara un poco más
en bajar.
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Barro,barro y más barro. |
No me esperaba encontrar ningún avituallamiento antes de llegar al km
45,5 pero en el 39 había un avituallamiento, en una carpa en medio de un
camino. Allí bebí algo de líquido y me comí un par de barritas y me puse de
nuevo en marcha. Desde allí a Lekunberri el camino mejoraba un poco, pero aun
me encontré bastantes zonas de barro que me dificultaban el avance. Los últimos
dos kilómetros antes del avituallamiento ya eran por una pista más fácil, el
avituallamiento estaba en el camping Aralar.
Al llegar al avituallamiento me esperaba nuevamente
Cristina, me volvió a coger los palos y me dijo que me podía sentar a cubierto
para no mojarme. Me cogí el plato de macarrones y me senté debajo de un
techado, estuve unos 10 minutos no más porque no quería coger frio. Me despedí
de Cristina y ya quedamos en vernos en meta, desde allí no había ningún punto
más donde me pudiera venir a ver. Cristina me acompañó unos metros ya que tenía
el coche aparcado cerca del avituallamiento, seguí mi camino siguiendo el
trazado de una vía verde muy chulo. Acabado aquel tramo que era bastante cómodo
y llano tocaba subir, la subida no era excesivamente dura pero el hecho de que
no dejara de llover y además el terreno fuera muy embarrado te hacia exprimirte
al máximo. Aquel tramo de subida hasta el siguiente avituallamiento se me hizo
bastante pesado, el barro me estaba haciendo mella psicológicamente pero seguía
con ganas. Tras un buen rato de subir vino un tramo de bajada con la imagen de
unos campos delante de mí, al final de la bajada nos desviaban y en fuerte
subida se llegaba al avituallamiento. En este avituallamiento bebí algo de líquido
y me comí media barrita. Salí del avituallamiento dispuesto a afrontar el último
tramo de subida. En teoría eran pocos metros pero se hicieron durísimos, el
primer tramo de la subida era muy parecido al del kilómetro vertical. Se subía
por una pista cimentada y se podía avanzar rápido, después se caminaba junto a
un cercado por un sendero brutal. Al final del sendero empezaba el cachondeo,
el terreno empezaba a picar hacia arriba y cada vez más inclinado. Pero si no
era suficiente con aquello, además de la inclinación del terreno se le añadía
que estaba muy embarrado y además un barro resbaladizo. Subía clavando los
palos con fuerza para ayudarme, el tramo final de la subida era espectacular.
La inclinación era brutal, el terreno entre embarrado, muy embarrado y además
la niebla y la lluvia se asociaban para dificultarnos el avance. Entre las
piedras y donde yo pensaba que ya era la cima había un voluntario, al llegar a él
me di cuenta que nos hacían girar hacia una cresta de roca viva para seguir
ascendiendo hacia la cima. En la cima no me entretuve mucho, ya que soplaba un
viento helado que no invitaba a quedarse allí precisamente. Los guantes que me
había puesto solo salir de Lekunberri los llevaba empapados, Cristina me había
comentado de llevarme los otros en la mochila y no lo hice. Me hubieran venido
muy bien aquel par de guantes secos en aquel momento, tenía mucho frio en las
manos y la cara pero la temperatura corporal la tenía bien. Mentalmente me repetía
la frase de que si descendía de cota el frio iría a menos, eso fue mi consigna
mental durante el descenso hacia el avituallamiento de Idiazábal. En el
avituallamiento había una fogata que invitaba a ponerse al lado para calentarse
un poco, yo decidí no acercarme ya que sino igual no hubiera arrancado. Seguí
la misma dinámica de los avituallamientos anteriores, comer alguna cosa la que
me entrara por el ojo en aquel momento y beber dos vasos de líquido. Salí del
avituallamiento dispuesto afrontar los últimos kilómetros de la carrera, solo
salir vi el letrero del kilómetro 60 y a mí el GPS me ponía 59,3. Bueno entraba
dentro de lo normal, en toda la carrera me había ido pasando al encontrarme
puntos kilométricos que a veces me cuadraban y a veces no. Iba avanzando a buen
ritmo pero caminando rápido ya que el terreno era irregular, se tenía que
caminar por la hierba pisando de lado ya que el sendero era un rió. Se sucedían
las pequeñas rampas de subidas y las bajadas, hasta que por fin y tras una
buena subidita con la compañía de unos molinos eólicos se acababa el desnivel
positivo de la carrera. Quedaban 4 kilómetros a meta y ya todo seria bajada, llovía
con fuerza y además comenzaba a notar la ingle irritada al llevar las mallas
mojadas.
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Momentos de la carrera. |
Nuevamente había que volver a tirar de cabeza para afrontar aquellos
kilómetros, descendí primero un prado de hierba y después un sendero que me
llevó a un avituallamiento. En este avituallamiento ni siquiera me paré, tenía
ganas de acabar. Al igual que yo varios corredores que vi tampoco pararon,
justo pasar el avituallamiento me veo el letrero de km 64, ¿aún quedaban 3 kilómetros?
Pero si mi GPS marcaba ya 65. Bueno no pasaba nada por 1 kilómetro más no me
iba a dar algo, el descenso era por un sendero repleto de agua así que no
mojarse los pies era tarea imposible así que ya solo podía correr y no pensar
en que me estaba mojando. Por fin después de un buen rato por aquel rio/sendero
veía el pueblo de Leitza, unos metros más y ya estaba en el asfalto. Le llegada
a meta se hacía subiendo la misma calle que habíamos bajado en la salida, saqué
las ultimas fuerzas y para arriba. Recta final cruzo la meta con un gesto de
rabia, lo había conseguido pese al tremendo esfuerzo físico y mental. Me agaché
un poco para tomar aire, Cristina se asustó pensando que estaba mal. Pero
rápidamente me incorporé para que viera que solo era para coger aire. Un buen
plato de paella y para el hostal a descansar.
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Unos segundos para coger aire. |
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Tranquilizando a Cristina. |
67 Kilómetros
3600 Metros de desnivel positivo
3600 Metros de desnivel negativo
7200 Metros de desnivel total acumulado
11:46 Horas
En conclusión, la Euskal Herria Mendi Erronka me ha
parecido una carrera brutal. El ambiente era espectacular, a pesar del mal
tiempo te podías encontrar muchísima gente animando. El recorrido era una
pasada, bosques de ensueño y paisajes de película. El marcaje de la carrera era
una pasada, en las zonas de niebla te encontrabas una marca cada metro y donde
no había niebla los cruces perfectamente señalizados. Los avituallamientos
estaban pensados para gente corredora y que para poco, bebida había en grandes
cantidades pero encontré a faltar algo más de solido. Mi elección de esta
carrera como entreno de cara a Ehunmilak ha sido muy acertado, muchas
situaciones que se dieron durante la carrera me pueden ayudar en las 100
millas. Físicamente me he encontrado a tope, apenas he notado molestias. El
tener a Cristina en muchos puntos del recorrido me ha ayudado mucho en el plano
psicológico, y el poder verla en muchos puntos fue muy importante. En Ehunmilak
su compañía será un punto más para poder acabar el gran reto del año, ha sido
un placer poder saludar y compartir algún kilometro con Alberto Ahumada.
Alberto también vendrá a Ehunmilak así que nos volveremos a ver, ahora solo
queda seguir entrenando y sumando kilómetros y experiencia.
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