jueves, 23 de mayo de 2019

EUSKAL HERRIA MENDI ERRONKA


Ya queda menos para que llegue uno de los grandes retos de la temporada, la Ehunmilak, las 100 millas vascas. Pensando en lo que me encontraré en las montañas del País Vasco, que mejor manera que entrenar que haciendo una carrera por esas tierras y por una zona muy próxima a la que transcurrirá la Ehunmilak.
Tenía que buscar una carrera que fuera larga y además exigente de cara a una buena preparación , la carrera escogida para tal fin fue la EH Mendi Erronka.
La Euskal Herria Mendi Erronka es una carrera que promueve los valores del montañismo vasco, las carreras por montaña así como la comarca del Plazaola. Esta carrera se celebra en Leitza, un bonito pueblo de casi 3.000 habitantes situado al norte de Navarra, cerca de la frontera con Gipuzkoa, y conocido entre otras cosas por ser la cuna de Iñaki Perurena y Mikel Nieve entre otros. Esta es la séptima edición de la carrera y va a servir además como campeonato de Euskal Herria de ultra trail, por lo que se espera que vengan todos los mejores corredores de Euskal Herria. En esta nueva aventura contaría de nuevo con la compañía de mi mujer Cristina. En principio si todo iba bien y el tiempo acompañaba me iría a ver a todos los puntos que pudiera. 

Viernes 17 de mayo ( el día de mi 44 cumpleaños)
Ya soy todo un veterano pues he cumplido 44 años, pero hay sigo disfrutando de lo que me gusta que es correr por la montaña. El día empezó almorzando con el padre y el hermano de Cristina, después de almorzar salimos en dirección a Leitza (Navarra), durante el camino nos llueve en abundancia hasta que llegamos a la zona de Lleida. Allí tímidamente el sol va apareciendo, pero no es hasta que entramos en Aragón que el cielo se despeja y viajamos con sol. Hacemos una parada para comer y continuamos nuestro camino, al entrar en la provincia de Navarra nos pasa igual que en la peli de ocho apellidos vascos, el cielo se nubla y comienza a llover con fuerza. Así hasta que llegamos a Leitza, nos alojamos en un hostal y nos vamos para la zona donde se entregan los dorsales. He de decir que a pesar de tener experiencia en este tipo de carreras, iba hacia la entrega de dorsales un poco acojonado. Al mediodía la organización había mandado un correo diciendo que dentro del material obligatorio, había que llevar mallas piratas. Mierda!!! No tengo mallas piratas y además no me gustan, Cristina me tranquiliza y me dice que pregunte y que me saquen de dudas. Después de recoger el dorsal me acerco a un miembro de la organización a preguntar, me comenta que son obligatorias sí, pero que no hace falta llevarlas puestas sino en la mochila. Ufff que alivio, por suerte sí que llevaba unos pantalones largos impermeables que también eran validos. Saludamos a un compañero de carrera y Youtuber de Barcelona Alberto Ahumada que también venia a la carrera, comentamos varios aspectos de la carrera y nos despedimos hasta el día siguiente. A las 19:15h pasaban un documental del Tor del Geants que hizo Silvia Trigueros, durante el documental Cristina se emocionó. Le pregunté por qué, y me dijo que era por el marido de Silvia con el que se sentía identificada. Salimos antes de que acabara el documental porque teníamos mucha calor y nos fuimos a cenar, después de cenar, al hostal a acabar de preparar las cosas y a dormir.

Sábado 18 de mayo (llegó el gran día)
Las 6:30h suena el despertador, pero yo ya llevaba 15 minutos despierto. Dudo que ropa ponerme pero al final me decido por ponerme una camiseta técnica interior y encima la del club y en las piernas las mallas y las perneras Hoko, salimos del hostal y vamos a un bar que teníamos localizado del día de antes. El bar está lleno de corredores que participaran en la carrera, salimos del bar y nos dirigimos a la zona de salida. Me despido de Cristina y me meto en el corralito, no era mi intención colocarme en primera fila pero pienso que en una carrera que todo el mundo saldrá a tope lo mejor es estar delante y que ya me irían pasando. 10 minutos antes de salir se le hace un homenaje a Iker Karrera una leyenda del trail running vasco, mientras suena el Aurresku se pone a llover. Mierda!! Nos podía haber respetado al menos en la salida. Bueno me resigno y busco el impermeable para ponérmelo, no consigo abrir la cremallera del impermeable y me pongo un poco nervioso.
No puedo abrir la cremallera. 
Queda poco para que den la salida y yo sin poder abrir la cremallera, al final opto por ponérmelo por debajo y así no forzar la cremallera. Consigo abrir la cremallera y me vuelvo a quitar el impermeable para ponerlo por encima de la mochila, ya queda un minuto y estoy preparado. Veo que a mi lado se ha colocado Alberto Ahumada, nos deseamos suerte y nos preparamos para salir. 
Con Alberto Ahumada en primera linea.
Comienza la cuenta atrás en euskera y da inicio la carrera.
Salimos con un ambientazo total en la zona de salida, las vallas están repletas de espectadores y las calles del pueblo también a pesar de que en ese momento llovía con fuerza. Vi a Cristina entre el público pero no pude saludarla al ir con la cámara en una mano y los palos en la otra, salimos del pueblo por el polígono y enseguida comenzamos a subir por unas calles asfaltadas. 
Salgo cámara en mano preparado para la aventura.
 Había dejado de llover y al fondo del valle se veía el sol, comenzaba a tener calor así que no tardé mucho en pararme a quitarme el impermeable. Más o menos a los dos kilómetros salimos del asfalto y empieza el espectáculo, subida y bastante inclinada. Decido poner mi ritmo de subida y comienzo a pasar a corredores, subiendo me encuentro cómodo pero a la que llega un trozo de plano la gente se pone a correr como locos. Tras un primer tramo de ascenso fuerte, llegábamos a una zona de senderos por unos bosques de ensueño. Un par de subidas más y llego a una zona donde se divisa un valle espectacular, además el sol cubre medio valle y la imagen queda en la retina.
subiendo me encuentro cómodo.
 
Ya llevábamos 6 kilómetros y tocaba descender hacia el avituallamiento, me pongo de nuevo a trotar aprovechando un tramo bueno de bajada, y enseguida llegamos al primer avituallamiento situado en Pagozelai que estaba encima de la carretera y cerca del pueblo de Gorriti. Había hecho aquel tramo en 1:15h por lo que iba unos 5 minutos mejor de lo que me había calculado,  solo salir del avituallamiento se giraba y se iba por un camino paralelo a la carretera. Pasé por una zona repleta de gente animando y comencé a subir por una pista cimentada, a los pocos metros vi que allí estaba Cristina. Me alegré de que hubiera encontrado el primer punto y que hubiera podido venir, le di un beso y me despedí de ella. Me supo mal pasar tan rápido pero no era momento de entretenerse, unos metros más adelante se dejaba el camino cimentado y se comenzaba a subir hacia un bosque. El ambiente era impresionante, una gran cantidad de gente dándonos ánimos. Al poco de empezar a subir pasé junto al letrero del km 10, ya quedaba poco y además enseguida tenía que venir un tramo de bajada según el perfil. 
Ya quedaba menos.

Comencé a subir por un bosque y de repente vi que la gente se frenaba en seco, ¿qué estaba pasando? Nada grave había que saltar una valla y la gente hizo un poco de cola. Después se seguía subiendo y se volvía a saltar una nueva valla, desde allí vino un tramo bastante técnico donde se juntaban barro, piedras resbaladizas y un sendero muy estrecho de bajada. Pasado aquel tramo me puse a correr algo más rápido para ganarle tiempo al corte horario, el descenso de unos 3 kilómetros me llevó hasta el pueblo de Arribe. 
Disfrutando del momento.

Allí no me esperaba encontrar a Cristina pero sí que se acercó a ver como pasábamos por allí, me alegré de verla y me dio ánimos para continuar. Quedaban unos 5 kilómetros hasta Gaintza que era el punto donde había un corte horario, solo salir de Arribe se ascendía por una pista hasta una zona de campos. Allí y con unas vistas magnificas del valle nos íbamos acercando al pueblo que se veía a lo lejos, también se intuía hacia donde subiría el kilómetro vertical pero después pude comprobar que me equivocaba. Tras 2:20 horas de carrera me plantaba en el pueblo de Gaintza, llevaba unos 20 minutos menos de lo que había previsto y lo que es más importante casi una hora de margen al corte horario.

Cristina estaba allí esperándome y me cogió los palos para que pudiera comer tranquilo, lo primero que hice fue beberme dos vasos de líquido. Después me comí tres plátanos y algunas chuches, sin pensármelo mucho me puse de nuevo en marcha. Tocaba afrontar la subida más dura de la carrera, desde Gaintza partía el kilómetro vertical que contaba como clasificación a parte también. El más rápido en hacer el kilometro vertical tenia premio, lógicamente y a pesar de que las subidas es lo mío, sabía que no tenía ninguna opción. Me despedí de Cristina y quedamos en vernos en el kilómetro 33 Putzuzar, el primer kilómetro del vertical era por una pista asfaltada y espoleado por los ánimos de una multitud de gente que se había desplazado hasta allí para animar a los corredores. 
Inicio del kilómetro vertical.
Subía a un ritmo bastante rápido pero sabía que seguramente tendría que bajar el ritmo, salimos de la pista asfaltada y se seguía por camino ancho siempre en fuerte subida. Poco a poco el camino ancho daba paso a un sendero y comenzaba la verdadera inclinación, una zona donde tuve que poner a prueba mis piernas y mi mente. Un sendero muy inclinado, a parte embarrado y con zonas de hierba resbaladiza donde costaba dar un paso. Ya con un ritmo más lento iba subiendo, a pesar de que pensaba que iba despacio fui adelantando a muchos corredores/as. A medida que íbamos subiendo la niebla iba cubriendo la montaña y la sensación de frío se hacía más evidente, por suerte iba bien abrigado con la camiseta técnica debajo de la del club y los manguitos y apenas notaba fresco. Hicimos un tramo que la niebla era muy intensa y en el que comenzaba la zona de rocas que nos acompañaría hasta la cima, el tramo final hasta la cima era por una zona de rocas que resbalaban muchísimo debido a la lluvia caída. Además la niebla cubría toda la montaña y no se veía lo que teníamos alrededor. Llegué a la cima y le pedí a los voluntarios que había allí si me podían hacer una foto. Me hice la foto y me puse en marcha, sabía que iba a pasarlo mal bajando porque yo no soy un buen bajador. 
Zona de mucha inclinación.

En la cima con bastante frío y mucha niebla

La bajada era bastante técnica y repleta de rocas resbaladizas, algunos corredores/as me pasaban como cohetes pero yo prefería bajar con precaución. Suerte que había cintas cada metro sino con aquella niebla era imposible ver el camino, tras pasar el tramo complicado de rocas el sendero se suavizaba y se bajaba por una zona herbosa hasta el avituallamiento. El avituallamiento estaba repleto de corredores/as y costaba acercarse para coger algo, no soy de tomar caldo en las carreras pero en ese momento me apetecía. Pregunté si tenían y me dijeron que en aquel avituallamiento no había, pero en el siguiente sí. Bebí líquido y cogí dos pastas de hojaldre que estaban buenísimas y me puse de nuevo en marcha. Solo salir del avituallamiento se subía ligeramente, pero después venía una zona de unos 3 kilómetros de falsos llanos y bajadas hasta un punto intermedio antes de encarar la subida hacia Aralar. 
Tramo de bajada antes del avituallamiento.
Llegué al punto intermedio que era una carretera repleta de gente animando a banda y banda y con coches subiendo y bajando, solo cruzar la carretera y cuando empezaba a subir oí que me decían.. Vinga Blas!! Era Cristina que iba con el coche, que casualidad que me hubiera visto allí. La subida hacia Aralar era bastante fuerte y por un bosque precioso, algunas zonas costaba subir por el barro ya que te tiraba hacia atrás. Yo fui subiendo a buen ritmo y adelantando a mucha gente, cuando parecía que ya había llegado al final de la subida me encontré con una sorpresa. Veía unas enormes antenas arriba a mi derecha pero pensaba que el camino seguiría recto, pues no, nos hicieron subir hasta las antenas por una zona muy parecida a un tramo que se hace en Ehunmilak. En la subida te encontrabas gente animando y eso te daba alas para seguir subiendo, una vez arriba tocaba descender hacia el avituallamiento que se veía abajo. Empezaba a llover y a la vez en el valle hacia sol, el descenso era por un sendero embarrado y bastante inclinado, la llegada al avituallamiento de Putzuzar era impresionante ya que desde arriba veías la gran cantidad de gente que se esperaba allí a la llegada de los corredores.
Impresionante descenso.

Entre medio de todos los corredores/as bajando a Putzuzar.

Cuando ya estaba a punto de llegar al avituallamiento vi que allí estaba Cristina esperándome, le expliqué como lo había pasado en aquel tramo y me fui hacia el avituallamiento. Llevaba 32,8 kilómetros y 1:30 horas de margen al corte horario que allí era a las 15:00h así que iba muy bien de tiempo, aprovechando que en aquel avituallamiento había dejado una mochila con ropa de recambio me fui a cambiar. A pesar de que ponía que allí podían ayudarme, a Cristina no la dejaron entrar por lo que tuve que apañármelas solito. Me cambié la camiseta interior por una térmica y las del club por otra igual, también me cambié de calcetines ya que los que llevaba estaban mojados. Las mallas y las bambas decidí no ponérmelas. Seguía lloviendo y esta vez con más fuerza así que me puse el impermeable. Salí de la carpa donde me había cambiado y me fui hacia Cristina para despedirme de ella, estaba muerta de frío la pobre. Me puse en marcha dispuesto a afrontar un tramo bastante largo, tenía que hacer 13 kilómetros y te daban 1:30 h para hacerlos. Por suerte llevaba margen suficiente, en teoría era un tramo prácticamente todo bajada. Pero más bien eran falsos llanos y eso si muchos tramos de bajada, en algunas zonas te encontrabas caminos anchos con auténticos barrizales y otras senderos más estrechos pero igualmente embarrados. Avanzar por aquellas zonas se hacía muy costoso y además la lluvia no dejaba de caer, el día se había cerrado definitivamente y la pequeña tregua que nos había dado había acabado. Después de bajar un buen rato por un bonito bosque me encontré de repente con una bajada espectacular, una zona súper embarrada y donde habían colocado una cuerda para ayudar a bajar. Allí tenía dos corredores delante mío, uno de ellos pegó un culetazo en el suelo espectacular y el otro no dejaba de resbalar. Yo como medida de precaución me fui por la zona de hierba aunque tardara un poco más en bajar. 
Barro,barro y más barro.
No me esperaba encontrar ningún avituallamiento antes de llegar al km 45,5 pero en el 39 había un avituallamiento, en una carpa en medio de un camino. Allí bebí algo de líquido y me comí un par de barritas y me puse de nuevo en marcha. Desde allí a Lekunberri el camino mejoraba un poco, pero aun me encontré bastantes zonas de barro que me dificultaban el avance. Los últimos dos kilómetros antes del avituallamiento ya eran por una pista más fácil, el avituallamiento estaba en el camping Aralar.
Al llegar al avituallamiento me esperaba nuevamente Cristina, me volvió a coger los palos y me dijo que me podía sentar a cubierto para no mojarme. Me cogí el plato de macarrones y me senté debajo de un techado, estuve unos 10 minutos no más porque no quería coger frio. Me despedí de Cristina y ya quedamos en vernos en meta, desde allí no había ningún punto más donde me pudiera venir a ver. Cristina me acompañó unos metros ya que tenía el coche aparcado cerca del avituallamiento, seguí mi camino siguiendo el trazado de una vía verde muy chulo. Acabado aquel tramo que era bastante cómodo y llano tocaba subir, la subida no era excesivamente dura pero el hecho de que no dejara de llover y además el terreno fuera muy embarrado te hacia exprimirte al máximo. Aquel tramo de subida hasta el siguiente avituallamiento se me hizo bastante pesado, el barro me estaba haciendo mella psicológicamente pero seguía con ganas. Tras un buen rato de subir vino un tramo de bajada con la imagen de unos campos delante de mí, al final de la bajada nos desviaban y en fuerte subida se llegaba al avituallamiento. En este avituallamiento bebí algo de líquido y me comí media barrita. Salí del avituallamiento dispuesto a afrontar el último tramo de subida. En teoría eran pocos metros pero se hicieron durísimos, el primer tramo de la subida era muy parecido al del kilómetro vertical. Se subía por una pista cimentada y se podía avanzar rápido, después se caminaba junto a un cercado por un sendero brutal. Al final del sendero empezaba el cachondeo, el terreno empezaba a picar hacia arriba y cada vez más inclinado. Pero si no era suficiente con aquello, además de la inclinación del terreno se le añadía que estaba muy embarrado y además un barro resbaladizo. Subía clavando los palos con fuerza para ayudarme, el tramo final de la subida era espectacular. La inclinación era brutal, el terreno entre embarrado, muy embarrado y además la niebla y la lluvia se asociaban para dificultarnos el avance. Entre las piedras y donde yo pensaba que ya era la cima había un voluntario, al llegar a él me di cuenta que nos hacían girar hacia una cresta de roca viva para seguir ascendiendo hacia la cima. En la cima no me entretuve mucho, ya que soplaba un viento helado que no invitaba a quedarse allí precisamente. Los guantes que me había puesto solo salir de Lekunberri los llevaba empapados, Cristina me había comentado de llevarme los otros en la mochila y no lo hice. Me hubieran venido muy bien aquel par de guantes secos en aquel momento, tenía mucho frio en las manos y la cara pero la temperatura corporal la tenía bien. Mentalmente me repetía la frase de que si descendía de cota el frio iría a menos, eso fue mi consigna mental durante el descenso hacia el avituallamiento de Idiazábal. En el avituallamiento había una fogata que invitaba a ponerse al lado para calentarse un poco, yo decidí no acercarme ya que sino igual no hubiera arrancado. Seguí la misma dinámica de los avituallamientos anteriores, comer alguna cosa la que me entrara por el ojo en aquel momento y beber dos vasos de líquido. Salí del avituallamiento dispuesto afrontar los últimos kilómetros de la carrera, solo salir vi el letrero del kilómetro 60 y a mí el GPS me ponía 59,3. Bueno entraba dentro de lo normal, en toda la carrera me había ido pasando al encontrarme puntos kilométricos que a veces me cuadraban y a veces no. Iba avanzando a buen ritmo pero caminando rápido ya que el terreno era irregular, se tenía que caminar por la hierba pisando de lado ya que el sendero era un rió. Se sucedían las pequeñas rampas de subidas y las bajadas, hasta que por fin y tras una buena subidita con la compañía de unos molinos eólicos se acababa el desnivel positivo de la carrera. Quedaban 4 kilómetros a meta y ya todo seria bajada, llovía con fuerza y además comenzaba a notar la ingle irritada al llevar las mallas mojadas.
Momentos de la carrera.
Nuevamente había que volver a tirar de cabeza para afrontar aquellos kilómetros, descendí primero un prado de hierba y después un sendero que me llevó a un avituallamiento. En este avituallamiento ni siquiera me paré, tenía ganas de acabar. Al igual que yo varios corredores que vi tampoco pararon, justo pasar el avituallamiento me veo el letrero de km 64, ¿aún quedaban 3 kilómetros? Pero si mi GPS marcaba ya 65. Bueno no pasaba nada por 1 kilómetro más no me iba a dar algo, el descenso era por un sendero repleto de agua así que no mojarse los pies era tarea imposible así que ya solo podía correr y no pensar en que me estaba mojando. Por fin después de un buen rato por aquel rio/sendero veía el pueblo de Leitza, unos metros más y ya estaba en el asfalto. Le llegada a meta se hacía subiendo la misma calle que habíamos bajado en la salida, saqué las ultimas fuerzas y para arriba. Recta final cruzo la meta con un gesto de rabia, lo había conseguido pese al tremendo esfuerzo físico y mental. Me agaché un poco para tomar aire, Cristina se asustó pensando que estaba mal. Pero rápidamente me incorporé para que viera que solo era para coger aire. Un buen plato de paella y para el hostal a descansar.
Unos segundos para coger aire.

Tranquilizando a Cristina.

67 Kilómetros

3600 Metros de desnivel positivo

3600 Metros de desnivel negativo

7200 Metros de desnivel total acumulado

11:46 Horas

En conclusión, la Euskal Herria Mendi Erronka me ha parecido una carrera brutal. El ambiente era espectacular, a pesar del mal tiempo te podías encontrar muchísima gente animando. El recorrido era una pasada, bosques de ensueño y paisajes de película. El marcaje de la carrera era una pasada, en las zonas de niebla te encontrabas una marca cada metro y donde no había niebla los cruces perfectamente señalizados. Los avituallamientos estaban pensados para gente corredora y que para poco, bebida había en grandes cantidades pero encontré a faltar algo más de solido. Mi elección de esta carrera como entreno de cara a Ehunmilak ha sido muy acertado, muchas situaciones que se dieron durante la carrera me pueden ayudar en las 100 millas. Físicamente me he encontrado a tope, apenas he notado molestias. El tener a Cristina en muchos puntos del recorrido me ha ayudado mucho en el plano psicológico, y el poder verla en muchos puntos fue muy importante. En Ehunmilak su compañía será un punto más para poder acabar el gran reto del año, ha sido un placer poder saludar y compartir algún kilometro con Alberto Ahumada. Alberto también vendrá a Ehunmilak así que nos volveremos a ver, ahora solo queda seguir entrenando y sumando kilómetros y experiencia.


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